Capítulo 34.
Un tiempo después...
La mañana comenzó con una ligera brisa que se colaba por las rendijas de las ventanas abiertas de la casa. Aunque el sol aún no estaba completamente alto, ya se podía sentir el cambio en el aire, como si todo estuviera despertando con la familia. La mudanza aún estaba en su etapa inicial, y aunque había cajas apiladas en cada esquina, Taehyung no podía evitar sonreír al ver cada rincón de la nueva casa.
Era un lugar que había soñado en silencio durante mucho tiempo, pero ahora, con Jungkook a su lado, esos sueños se sentían más reales que nunca.
—Kookie, ¿Dónde guardamos estos?—Preguntó el pelinegro, mirando un par de fotos enmarcadas que habían estado en su antigua casa.
Jungkook, que estaba en la cocina preparando algo rápido para el desayuno, levantó la cabeza por un instante.
—Creo que en la repisa de la sala, sobre la chimenea. Después podemos ver si tenemos espacio para ellos en las paredes.—Respondió, concentrado en voltear unos panqueques.
Taehyung asintió y dejó las fotos sobre la repisa, mirando alrededor mientras observaba cómo Jiyoung jugaba en el suelo con unos bloques de madera que Jungkook había traído de la tienda. El niño, que ya estaba en sus dos años, había crecido rápido, y ahora caminaba con más seguridad, y sus pequeños balbuceos comenzaban a transformarse en palabras reconocibles.
Jungkook se acercó con una sonrisa cuando vio a Jiyoung intentar formar algo con los bloques.
—¿Estás construyendo una torre, cielo?—Preguntó, observando con cariño cómo Jiyoung miraba atentamente sus manos.
Jiyoung le dio un vistazo fugaz antes de girarse hacia él y decir, con su voz suave pero clara:—¡Taaata!
Taehyung, que estaba cerca, se detuvo al escuchar su nombre y se agachó para acercarse al pequeño, sorprendido de lo que escuchó.
—¿Dijiste "Tata"?—Preguntó, sus ojos brillando con emoción mientras extendía los brazos hacia él.
Jiyoung reía mientras avanzaba hacia Taehyung, dando un par de pasos con una pequeña risa que llenaba la habitación. Jungkook los observó desde un costado con una sonrisa orgullosa, sintiendo ese nudo de emoción en el pecho que tanto amaba.
—Es tan increíble, ¿Verdad?—Dijo Jungkook, mirándolos con ternura.
—Lo es, aún sigo acostumbrándome a escucharlo a hablar de esa manera.—Respondió Taehyung, abrazando a Jiyoung mientras lo levantaba en sus brazos—. Cada día es un regalo, Jungkook.
El azabache terminó de preparar los panqueques y sirvió el desayuno. Aunque la casa estaba en medio de un proceso de mudanza, había algo reconfortante en ver cómo, a pesar del desorden, había un lugar donde la familia se reunía.
Se sentaron a la mesa, compartiendo una comida tranquila, aunque interrumpida varias veces por la curiosidad de Jiyoung, que comenzaba a experimentar su independencia y exploraba cada rincón.
—¿Y cómo va todo en la universidad?—Indagó Taehyung, mientras cortaba un trozo de panqueque para Jiyoung.
—Bien.—Respondió el azabache, tomando un sorbo de café.—Me están dando más responsabilidades, pero todo está bien. Es emocionante, porque realmente siento que estoy haciendo una diferencia, ayudando a los niños en los programas de desarrollo.
—Sabía que te iría bien.—Dijo Taehyung con una sonrisa cálida.—Siempre he creído en ti.
Jungkook se sonrojó ligeramente, agradecido por las palabras de Taehyung. El apoyo que siempre le había brindado le daba fuerzas para enfrentar cualquier reto.
—Aunque debo de confesar que en ocasiones extraño la guardería, me encariñé con todos ahí. De vez en cuando hyung me manda fotos de todos, de cómo le está yendo y de casos particulares que asisten. Sé que ahí limitaba mis responsabilidades, pero fue una etapa importante para mí, me gustaría dar una vuelta después.—Confesó, tomando un sorbo de su bebida.
—Está bien visitarlo si eso crees correcto, también ver a tus antiguos compañeros nunca está mal, también deben de extrañarte como tú los extrañas.
Asintiendo, aclaró su garganta.—¿Cómo vas en la editorial? No he podido preguntarte adecuadamente cómo te va.
—Todo está bien, un tanto cansado porque las responsabilidades de ser gerente editorial es más cargado que estar a la par de los escritores y enfocarte en tus propios trabajos, pero estoy disfrutando de esta oportunidad. Alinear todas las actividades en un solo cronograma puede hacerme quebrar la cabeza, pero cuando veo el manuscrito impreso y anunciado al público en general, hace que todo valga la pena.
—Pero eres bueno dirigiendo, aunque sean retos que puedan parecer difíciles, siempre puedes terminar resolviéndolos.—Alentó, apretando su mano sobre la mesa.
Después del desayuno, decidieron pasar el día organizando. Taehyung revisaba papeles de trabajo para la editorial, mientras Jungkook ayudaba con la mudanza de algunas cajas que aún faltaban por colocar. Aunque ambos estaban muy ocupados, nunca dejaban de comunicarse, de compartir sus pensamientos, incluso si era solo por unos minutos entre tarea y tarea.
Por la tarde, decidieron tomar un descanso y salir al parque cercano con Jiyoung. El día estaba soleado, perfecto para un paseo. Taehyung observaba a Jungkook cargar a Jiyoung mientras caminaban por el sendero, disfrutando del aire fresco.
—A veces me pregunto cómo llegamos aquí.—Comentó Taehyung, mirando a su familia con una sonrisa.
Jungkook lo miró, sus ojos suaves pero llenos de determinación.
—Lo conseguimos porque decidimos hacerlo juntos.—Respondió con determinación.—Todo lo que hemos logrado ha sido gracias a que nunca hemos dejado de apoyarnos.
Taehyung asintió, y mientras cruzaban el parque, se detuvieron a mirar a Jiyoung corretear por la hierba, soltando pequeñas risas mientras exploraba el mundo.
—Es fascinante, ¿No?—Murmuró el pelinegro.—Lo que está aprendiendo, cómo va creciendo. Me emociona pensar en todo lo que va a descubrir en el futuro.
—Lo sé.—Respondió Jungkook, con una sonrisa.—Este lugar, nuestra vida aquí, es para él. Para que tenga todo lo que necesita, y más.
Cuando regresaron a la casa, Jiyoung ya estaba agotado, así que lo pusieron a dormir. Con el pequeño descansado en su habitación, Taehyung y Jungkook se acomodaron en el sofá. La casa, aunque aún estaba en proceso de ser completamente organizada, tenía esa sensación de hogar que tanto anhelaban. La luz suave del atardecer entraba por la ventana, y Taehyung dejó escapar un suspiro de satisfacción mientras recostaba su cabeza en el hombro de Jungkook.
—¿Te imaginas todo lo que hemos vivido hasta ahora?—Preguntó el pelinegro en voz baja.
Jungkook cerró los ojos por un momento, recordando lo lejos que habían llegado.
—Lo recuerdo perfectamente.—Dijo, sonriendo ante ello.—Recuerdo cuando todo parecía incierto, cuando pensaba que no habría una salida. Pero mira todo lo que tenemos ahora. Hemos construido algo increíble.
—Y lo seguiremos construyendo.—Respondió el contrario con cierta confianza, acariciando suavemente la mano del azabache.—Siempre juntos.
Ambos se quedaron allí, disfrutando del silencio y la paz que la casa les ofrecía, sabiendo que el futuro, con todos sus retos y alegrías, era suyo para seguir construyendo. La mudanza era solo el comienzo de un capítulo nuevo, uno lleno de nuevas memorias, nuevos sueños y, por supuesto, un amor que nunca dejaría de crecer.
Fin.
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