Capítulo 30.
El hospital estaba en calma, con el murmullo ocasional de pasos apurados de médicos y enfermeras que se movían de un lado a otro. La luz fluorescente hacía que todo pareciera más frío, más distante, algo que no ayudaba a calmar el torbellino de emociones dentro de Taehyung. Al llegar, pidió información en la recepción, tratando de mantener su voz estable mientras preguntaba por ChaeWon. Una enfermera joven, con una expresión de profesionalismo y empatía, lo guió hacia la habitación una vez que tomó sus datos.
—Señor Kim, debo informarle que la condición de la señorita ChaeWon es grave.—Comenzó la enfermera mientras caminaban por el pasillo.—Ha estado lidiando con una enfermedad avanzada durante un tiempo considerable. Según lo que hemos podido revisar, no se sometió a ningún tratamiento formal, lo que ha complicado aún más la situación. Tuvo una recaída y la tuvimos que ingresar de manera inmediata, su médico asignado le proporcionará mayores detalles.
Taehyung sintió que un peso se asentaba sobre sus hombros con cada palabra.—¿Qué tipo de enfermedad?—Preguntó, su voz apenas un susurro.
—Cáncer.—Respondió la enfermera con cautela.—En una etapa terminal. Su estado es delicado, y según el médico a cargo, ya no hay mucho que se pueda hacer más allá de proporcionarle comodidad en este punto.
El aire se sintió denso, casi irrespirable. Taehyung asintió con rigidez, incapaz de decir algo más mientras continuaban el trayecto. Al llegar a la puerta de la habitación, el médico salía, revisando algunos papeles en su tabla.
—Señor Kim.—Lo saludó, su mirada no expresaba emoción alguna.—Soy el doctor Lee, soy quien está atendiendo a su amiga esta noche. Debo ser honesto con usted: ChaeWon nos explicó que no quería que nadie supiera sobre su condición. No entiendo por qué decidió no someterse a ningún tratamiento cuando aún tenía opciones. Ahora, lamentablemente, es demasiado tarde. Lo único que podemos hacer es manejar el dolor y esperar. Debido a su condición, preferí que se contactaran con sus familiares, pero ninguno contestó y usted estaba como contacto de emergencia, todos creemos que es mejor que esté acompañada en estos momentos.
—Ellos suelen viajar mucho, no están siempre disponibles.—Jamás están disponibles para su hija, sin embargo aquella información no debería de importarle al médico.
El médico colocó una mano breve en su hombro antes de retirarse.—Ella está consciente ahora. Puede pasar a verla.
Con un nudo en la garganta, Taehyung abrió la puerta de la habitación. El sonido de los monitores y el suave zumbido de las máquinas llenaban el espacio. ChaeWon, pálida y visiblemente más delgada, estaba acostada en la cama, con los ojos apenas abiertos. Al notar su presencia, una débil sonrisa apareció en su rostro.
—Hey, Taehyung...—Murmuró con voz ronca.
El pelinegro se acercó lentamente, sin saber exactamente cómo comenzar.—ChaeWon, ¿Por qué...? ¿Por qué no me lo dijiste? ¿Por qué no buscaste ayuda?—Preguntó de manera directa, su voz quebrándose al final.—Podrías haberte tratado. Podrías haber luchado, tenías oportunidades de tratamiento y el tiempo...
Ella cerró los ojos un momento, como si reunir fuerzas para responder fuera un esfuerzo monumental.—No quería que me vieras desmoronarme.—Respondió finalmente.—No quería que nadie me viera así. Especialmente tú, Taehyung. Ni siquiera yo estaba preparada para verme en este estado, ¿Qué una enfermedad me limitara a la libertad que siempre anhelé? No me había esforzado por estar donde estaba para acabar en tratamientos costosos y mi vida deteriorándose solo con la mínima esperanza de curarme, para vivir el resto de mi vida dependiendo de chequeos para prevenir que regresara.
—¿Y Jiyoung?—Preguntó Taehyung, sintiendo que las lágrimas amenazaban con caer.—¿Por qué desaparecer, dejarme sin explicaciones? Esa clase de decisiones deben ser pensadas en ti y en las personas que dependen de ti.
ChaeWon lo miró con una tristeza infinita.—Porque sabía que tú serías el mejor para él. Desde el momento en que supe que estaba enferma, entendí que no estaría aquí para verlo crecer. Pero también sabía que contigo, tendría todo el amor que necesita. Quise pasar el tiempo que me quedaba viviendo, no luchando contra algo que sabía que al final me ganaría. No intento que comprendas mis decisiones, sé que cometí muchos errores y decidí actuar por cuenta propia, pero de lo que jamás me arrepentiré es que ese bebé se haya quedado a tu cuidado, fue lo más sensato que hice en esta vida.
Taehyung recordó fragmentos de momentos pasados, imágenes de ChaeWon riendo despreocupada en días soleados, su entusiasmo por planes a futuro que ahora parecían tan lejanos. Esos recuerdos chocaban contra la realidad de verla ahora tan vulnerable, tan frágil. Su corazón dolía al comprender cuánto había callado y sufrido sola.
A pesar del tiempo que permanecieron sin saber del otro, Taehyung le seguía teniendo un aprecio por todos los momentos que compartieron en su juventud. Podrían ser polos opuestos, inclusive nadie apostaba por su amistad, pero siempre pudo ver una amistad reflejada en ella, una amistad tan disfuncional que le tomó cariño.
—No sé cómo manejar esto.—Admitió, su voz rota.—No sé cómo le podré explicar a Jiyoung lo que está pasando, ¿Cómo se supone que lo voy a lidiar?
—No tienes que hacerlo ahora, para ello faltará tiempo aún.—Dijo ChaeWon con suavidad. —Solo... cuídalo tal y como lo has hecho hasta ahora. Dale el amor que yo nunca pude darle. Eso es lo único que necesito de ti, Taehyung. Eres la persona indicada para esto, a ninguna otra podría confiarle el cuidado de Jiyoung.
El silencio se instaló entre ellos por unos momentos, interrumpido solo por el pitido constante de las máquinas. Finalmente, ChaeWon extendió una mano temblorosa hacia Taehyung. —Gracias.—Dijo, su voz apenas un susurro.—Por todo, a pesar de que jamás merecí tu amistad y hubo momentos en los que me comporté como una verdadera perra, porque esa es la palabra que más se asimila... Te agradezco por seguir a mi lado, y en esta vida, y en las que siguen, siempre estaré agradecida contigo.
Taehyung tomó su mano con delicadeza, sin poder contener más las lágrimas.—Siempre haré lo mejor por él. Te lo prometo, y solo le contaré lo divertida y soñadora que es su mamá, todas las fotos de tus viajes y travesías, las anécdotas... todo.
Cayendo sobre sus rodillas, el pelinegro pegó su frente contra la mano fría contraria, sollozando en silencio mientras la realidad se asentaba su alrededor. Nada de ello era un sueño, y desafortunadamente no tenía una respuesta de cómo lidiaría con ello. Podía escuchar los lamentos de ChaeWon, mismos murmullos bajos donde le pedía disculpas por su forma de vivir y las decisiones que tomó, a lo que Taehyung únicamente podría negar y tratar de controlar su llanto.
El tiempo pareció detenerse, ni siquiera pudo fijarse en la hora en que llegó y la hora que era en ese momento, solo sabía que sus rodillas ardían por encontrarse en la misma posición y su cabeza punzaba por el llanto. La mano sobre su cabello se detuvo, levantando la vista comprobó que ChaeWon había caído dormida y fue el momento oportuno para salir de ahí, no sin antes depositar un beso sobre su frente y limpiar las lágrimas derramadas de su rostro.
Al salir de la habitación, encontró a Jungkook en la sala de espera, sosteniendo a Jiyoung, quien dormía plácidamente en sus brazos. Al verlo, Jungkook se levantó de inmediato, su expresión preocupada.—¿Qué pasó?—Preguntó tan pronto como estuvo frente suyo.
Taehyung negó con la cabeza, incapaz de encontrar las palabras en ese momento.—Vamos a casa.—Murmuró finalmente.
El trayecto de regreso estuvo lleno de silencio, roto solo por los suaves sonidos de Jiyoung moviéndose en sueños. Cuando llegaron al departamento, Taehyung finalmente le contó todo a Jungkook, quien lo escuchó con atención, su expresión cambiando de preocupación a tristeza mientras comprendía la gravedad de la situación.
—Estaremos aquí para ella, Taehyung.—Dijo Jungkook con firmeza, colocando una mano en su hombro.—Y también para Jiyoung. No estás solo en esto.
Esa noche, mientras Jiyoung dormía profundamente en su cuna, Taehyung y Jungkook permanecieron juntos en el sofá, compartiendo un silencio cargado de emociones. Sabían que los días por venir no serían fáciles, pero también sabían que los enfrentarían juntos, como una familia.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro