Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 25.

El sol se reflejaba en el horizonte, tiñendo el cielo con tonos de naranja y rosa mientras Taehyung, Jungkook y Jiyoung se dirigían hacia la playa. La arena dorada se extendía ante ellos, suave y cálida bajo sus pies descalzos. Taehyung llevaba a Jiyoung en brazos, quien observaba con curiosidad el vasto mar por primera vez. Sus pequeñas manos se agitaban en el aire, y su sonrisa inocente contagiaba a ambos adultos.

—¿Estás lista para tocar el mar, Jiyoung?—Murmuró Taehyung, besando la coronilla de su bebé.

Jungkook, con una toalla sobre el hombro y una gorra para protegerse del sol, se inclinó hacia ellos.—Creo que le va a encantar. Aunque tal vez le sorprenda un poco al principio. 

Una vez que encontraron un lugar tranquilo, extendieron una manta sobre la arena y dejaron las pertenencias. Jungkook preparó un pequeño espacio con juguetes y sombrilla para que Jiyoung pudiera disfrutar del día de manera cómoda y segura.

—Vamos a probar el agua, ¿Te parece?—Dijo Taehyung mientras acomodaba a Jiyoung en sus brazos. Jungkook tomó una de las pequeñas manos de la bebé, sonriendo al ver su expresión de asombro.

Cuando llegaron a la orilla, la primera ola suave mojó los pies del pelinegro y los deditos de Jiyoung comenzaron a moverse en rápidos movimientos, indicando su emoción ante lo que veía. El pequeño soltó un pequeño grito de sorpresa, pero enseguida empezó a reír con entusiasmo mientras alzaba sus brazos. Taehyung y Jungkook no podían dejar de mirarlo, cada uno disfrutando del momento de una manera que hacía que el corazón se les llenara de calidez.

—Mira su sonrisa... Es hermoso.—Dijo Jungkook, sin apartar la vista de Jiyoung. Taehyung lo miró de reojo, notando el brillo en los ojos del azabache. 

—Lo es.—Respondió Taehyung, sintiéndose profundamente agradecido por compartir este momento con Jungkook. Por un instante, la escena parecía la de una familia consolidada. La idea los envolvió a ambos en un sentimiento cálido y significativo.

Luego de un rato jugando y explorando la orilla, decidieron regresar a la manta para descansar. Jiyoung se quedó dormido después de tomar su biberón, y Taehyung aprovechó para recostarse a su lado, mirando cómo Jungkook organizaba las cosas.

—Gracias por esto.—Dijo el pelinegro en voz baja, llamando la atención de Jungkook.—Por estar aquí, por ayudarme a que Jiyoung tenga estos recuerdos. Sé que probablemente parezco disco rayado con los agradecimientos, pero realmente es algo con lo que estoy agradecido y quiero recalcarlo. 

Jungkook sonrió y se sentó junto a él, tomando su mano con cuidado.—No tienes que agradecer. Quiero estar aquí. Con ustedes. En todo caso debería de agradecerte a ti por permitirme compartir todo esto con ustedes, eres tú quien me permite estar aquí. 

La sinceridad en sus palabras hizo que Taehyung sintiera un cosquilleo en el pecho. No respondió de inmediato, pero apretó la mano de Jungkook, dejando que el silencio hablara por ellos.

De vuelta en el hotel, pasaron la tarde descansando en su habitación. Taehyung revisaba algunas cosas para Jiyoung, mientras Jungkook jugaba con el bebé en la cama. Entre risas y pequeños balbuceos, el tiempo pareció detenerse.

Casi al anochecer, Jungkook se levantó y tomó a Taehyung de la mano.—Quiero invitarte a cenar esta noche.—Murmuró con una sonrisa.

Taehyung parpadeó, sorprendido.—¿Cenar? Pero, ¿Y Jiyoung? 

—Ya pensé en eso. La editorial ofrece servicio de niñeras para los empleados, no era exclusivo solo para la cena de la noche anterior. Vi que tienen un espacio tranquilo para los niños. Será solo un par de horas, y si pasa algo, estarán en contacto, no hay nada de qué temer. 

Aunque al principio Taehyung dudó, finalmente accedió. Teniendo algo de tiempo, decidieron alistarse antes de salir de la habitación, donde después de dejar a Jiyoung al cuidado de la niñera, ambos se dirigieron a un restaurante cercano recomendado por el hotel.

El lugar era acogedor, con una iluminación cálida y una atmósfera tranquila. Jungkook había reservado una mesa junto a una ventana con vista al mar. Taehyung se sintió ligeramente nervioso, pero también emocionado por el gesto del contrario.

Tan pronto como ordenaron y la comida fue servida en la mesa, se sumergieron en una ligera conversación que les sacaba pequeñas carcajadas y un par de sonrojos, sintiéndose de una manera jovial ante la plática. 

—Aprecio mi trabajo, me gusta lo que hago, pero hay ocasiones en las que me hace cuestionar el porqué me metí ahí.—Soltando un suspiro, el azabache sonrió ante lo dicho.—Creo que de lo más catastrófico fue lidiar con una varicela que contagió a varios niños, y un par de adultos que aún no les había dado. Esos días teníamos muchos niños por atender y pocas manos ante los compañeros que tuvieron que ausentarse, fue de las jornadas más difíciles que tuve que hacer. 

—Imagino que deben de actuar rápido tan pronto como se enteran de que algún menor se encuentra mal o podría contagiar a los demás.—Taehyung escuchaba atentamente mientras comía. 

El contrario asintió.—Hay protocolos para eso mismo, solo que a veces son los mismos tutores quienes nos ponen el trabajo difícil cuando ellos saben que no deberían de llevarlos en esas condiciones, o prefieren que esperemos por largas horas hasta que pueden retirarse de su trabajo. 

—Entiendo, creo que es algo similar a cuando los mismos escritores nos mandan sus manuscritos incompletos o con demasiadas correcciones por hacer, inclusive cuando nos devuelven la copia que les mandamos a corregir y decidieron dejarlo tal cual. En cualquier trabajo lidiamos con todo tipo de personas, pero las más difíciles son aquellas de las cuales no puedes dialogar y hacerlo comprender que para todo ello existen lineamientos a seguir. 

—Pero, si todos cumpliéramos con esos lineamientos, la vida sería muy monótona. 

Ambos soltaron una carcajada, estando de acuerdo con ello. Siguieron con la conversación hasta que sus platos estuvieron limpios y las copas de vino que habían pedido se terminaron una tras otra. En sus rostros se reflejaba la tranquilidad y la felicidad que sentían en esos momentos, concentrándose únicamente en lo que estaban viviendo. 

Cuando la noche cayó por completo y la temperatura comenzó a bajar, decidieron que era momento de regresar al hotel antes de que el frío calara en sus cuerpos. Sin embargo, contrario a lo que Jungkook tenía pensado para regresar, Taehyung decidió tomar un pequeño paseo por la playa mientras tomaba su mano, guiándolo por el sendero iluminado que conectaba el hotel y la arena. 

La vista de las olas rompiéndose unas con las otras les provocaba cierta sensación de calma, perdiendo sus vistas en el infinito mar mientras sus corazones se sincronizaban. Ciertamente ninguno de los dos deseaba que aquella noche terminara, pensando que aún no estaban preparados para regresar y hacer frente a lo que fuera que tuvieran que enfrentar al día siguiente. 

—¿Cómo te has sentido en este fin de semana?—Cuestionó el pelinegro deteniéndose casi al final del sendero, queriendo prolongar el tiempo. 

—Ha sido bueno venir, tenía tiempo sin realmente relajarme y no tener que pensar en lo que debo de hacer por los siguientes días. Me agrada no tener de qué preocuparme por una rutina o tener que limitar mis tiempos, es agradable todo esto, sin mencionar que puedo pasarlo contigo y Jiyoung. 

Lo último hizo ruborizar al pelinegro, por lo que carraspeó antes de contestar.—Me alegro que puedas despejarte y sentirte de esa manera. Debo de confesar que me preocupaba que no fuera de tu agrado o lo que podrías haber imaginado, sobre todo también tener que lidiar con mis compañeros de trabajo, temía que pudiera ser incómodo. 

—Para nada, todo ha sido absolutamente agradable.—Sonriendo, pasó dos de sus dedos debajo de la barbilla contraria, acercándose más.—Gracias por invitarme, ha sido una experiencia única. 

La distancia entre ellos se redujo sin que ninguno se diera cuenta. Jungkook levantó una mano temblorosa para rozar la mejilla de Taehyung, el gesto tan natural que parecía que había esperado hacerlo desde siempre.—¿Puedo?—Preguntó en un susurro, dejando que el sonido de las olas llenara el silencio.

Taehyung asintió, su respiración entrecortada, el corazón latiendo con fuerza. Jungkook cerró la distancia, presionando sus labios contra los de Taehyung con una suavidad que escondía la intensidad de sus sentimientos. Al principio, el beso fue titubeante, como si ambos temieran romper el momento, pero pronto se volvió más profundo, cargado de emociones que habían estado ocultas por tanto tiempo.

Taehyung respondió con la misma intensidad, aferrándose a los brazos de Jungkook como si temiera que el momento pudiera desvanecerse. Las olas continuaban rompiendo en la orilla, pero para ellos, todo lo demás desapareció.

Cuando finalmente se separaron, ambos estaban sin aliento, sus frentes aún juntas.—Eso fue... increíble.—Murmuró Taehyung, su voz llena de asombro.

Jungkook sonrió, acariciando la mejilla de Taehyung.—Lo fue. Y no quiero que esto sea solo un momento, Tae. Quiero más, contigo. Quiero todo lo que me puedas dar, solo si tú también lo deseas. 

Sin palabras, Taehyung entrelazó sus dedos con los de Jungkook, el gesto diciendo todo lo que sentía. Continuaron caminando de regreso al hotel, el silencio entre ellos cómodo, sabiendo que acababan de cruzar un umbral que cambiaría todo. Porque esa noche ya no sentían las limitaciones que aún podrían percibir en su relación, no se trataba de un cambio provocado por aquella cena o el último beso compartido, sino algo que había estado rondando por sus cabezas desde días atrás, donde los roces accidentales y los toques sutiles ya no se sentían de la misma manera, donde los besos se tenían que frenar y recuperar el aliento para volver a pensar de manera correcta. 

Es por ello que, tan pronto como volvieron a la habitación y la puerta fue cerrada, ni siquiera se permitieron prender las luces para iluminar su camino hasta la cama. El deseo y la ferocidad había controlado sus sistemas, febriles por sacar aquel deseo prematuro que los estaba asfixiando. Sus manos codiciosas exploraban los contornos del cuerpo contrario, sus labios delimitaban la piel a su alcance y las prendas caían a su paso, un camino guiado a su propio placer. 

Abrumados por la excitación, dejaron salir sus deseos más primitivos, convirtiéndose en dos cuerpos entrelazando sus almas mientras sus corazones latían de manera frenética, sellando su unión. 


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro