Capítulo 10.
Taehyung acomodó la gabardina lo mejor que pudo sobre su cuerpo, tratando de cubrir la mayor parte posible de la parte inferior de su cuerpo mientras caminaba hasta la guardería. Había decidido llevar aquel conjunto de pantalones que compró influenciado por su mejor amigo, pero conforme se fue alejando de su departamento se iba arrepintiendo de su decisión. Maldición, ¿Por qué siquiera lo había considerado buena idea? Debió de haber considerarlo por última vez antes de salir.
Empujó la puerta de la guardería para entrar, brindando una mirada rápida a Jiyoung mientras se encaminaba al mostrador, encontrándose con una de las mujeres encargadas al frente.
—Buenos días, ¿Está Jungkook?
La enfermera sonrió, asintiendo.—Ahora mismo doy aviso de su llegada.
—Muchas gracias.—Correspondiendo de igual manera con una sonrisa, se apartó del mostrador para dar paso a la persona detrás suyo.
Ni siquiera tuvo tiempo de tomar asiento cuando el azabache apareció, extendiendo sus brazos como de costumbre para cargar al bebé y recibirlos con una sonrisa.
—Buenos días, ¿Cómo están hoy?
—Buenos días, Jungkook. Hoy hemos estado bien, Jiyoung parecía saber que nos dirigíamos para acá porque no dejaba de estar atento a todo, creo que estaba ansioso por venir.
—Ah, es que soy demasiado bueno con los niños que al final me quieren demasiado, es mi encanto personal.—Arrugó la nariz cuando sintió una mano pequeña sobre su barbilla, contento.
Taehyung estuvo de acuerdo, sabía que Jungkook tenía un encanto sobre los niños, y al parecer su bebé no era la excepción.
—Ya veo. Tengo que irme ahora, pero volveré por la tarde, cualquier cosa tengo mi celular conmigo.—Besando la frente del pequeño, le mostró una sonrisa al azabache antes de apartarse.
—Sabes que estará bien cuidado aquí, y que cualquier cosa que pase te avisaré inmediatamente, no tienes de qué preocuparte.—Con un asentimiento a la puerta, lo despidió.—Espero que tengas un buen día en tu trabajo.
—Gracias, espero que ustedes también tengan un buen día aquí.—Sin más que decir, se dirigió a la salida.
Pero Jungkook notó su cambio, haciéndolo lucir inclusive un tanto más... ¿Juvenil? ¿Agraciado? No encontraba la palabra correcta, pero le llamaba la atención. Sin poder evitar hacer un comentario sobre el agradable cambio en su imagen, habló nuevamente antes de poder perderlo de vista.
—Taehyung.—Lo detuvo, haciéndolo detenerse.
—¿Si?
—Luces muy bien hoy, solo eso.—Halagó sin poder ocultarlo.
El pelinegro no esperó aquel comentario, sonrojándose rápidamente. Con un asentimiento, salió del lugar sin poder pronunciar una sola palabra, decidiendo huir antes de que su sonrojo se pronunciara más. A Jungkook le pareció tierno, y teniendo en su mente la imagen de Taehyung, se giró para adentrarse a los compartimentos de la guardería para iniciar su día.
Conforme los días pasaron, el azabache descubrió los pequeños cambios que Taehyung traía consigo cada mañana, desde acomodar su cabello de una manera diferente, una combinación nueva entre sus prendas, o simplemente un accesorio totalmente nuevo sobre su cuerpo. Aretes adornaban sus orejas, anillos iban cubriendo sus manos y más ropa ajustada que asentaba su figura iban destacando en la semana.
Jungkook no pasaba por alto nada de ello, brindándole halagos pequeños tan pronto como lo veía irse de la guardería. Hoseok miraba todo ello con una mirada disimulada, tratando de descifrar si ambos solo estaban tonteando o simplemente eran ignorantes del intercambio que sucedía ahí.
Y no fue hasta aquella noche, que Jungkook comprendió las miradas de su amigo.
—Buenas noches, Taehyung.—Saludó con una sonrisa, contento por su presencia.
El pelinegro vestía un suéter tejido de color azul, un pantalón de vestir color crema y un abrigo largo café, en su rostro observaba un ligero rubor cubrir sus mejillas, con las manos en los bolsillos del pantalón haciéndose paso hasta el azabache.
—Buenas noches, Jungkook.—Extendió sus brazos, sintiéndose feliz de poder tener a Jiyoung entre sus brazos después de un agitado día.—Perdón, traté de llegar lo antes posible, no quería atrasarte más de lo que te expliqué por mensaje.
Taehyung había tenido una cena con su equipo de trabajo, por lo que había acordado con Jungkook en ir por Jiyoung una hora más tarde de lo habitual, algo que al enfermero no le molestaba, a fin y a cabo era su trabajo y estaba demasiado a gusto con el bebé como para verlo como una molestia.
—Sabes que no hay ningún problema, Tae. Es mi trabajo, y la verdad no me molesta cuidarlo por más tiempo, Jiyoung y yo somos grandes amigos ya, nos haremos un tatuaje de la amistad cuando nos dejes solos.—Bromeó, sacándole una carcajada al pelinegro.
—Ah, ¿Así que solo esperan a que me vaya para hacer sus travesuras? Ya no podré irme entonces, así los podré ver.
Jungkook sonrió, ciertamente en su interior no le molestaba si Taehyung se quedaba ahí, imaginaba pasar un día los tres, como aquella ocasión cuando fueron a la cafetería y todo parecía tan normal entre ellos. Sí, definitivamente no le molestaría y los tendría a los dos a su lado.
—Si no te vas, no tengo un trabajo por hacer.
—Creo que deberíamos de hacer algo al respecto.—Expulsó las palabras sin pensarlo, sorprendiendo a los dos.
El azabache no supo que contestar, ¿Estaba bien decir que sí? O, ¿Acaso debería de decir que no? Tardó demasiado en decir algo, haciendo que el pelinegro lo malinterpretara como un signo negativo y decidió cambiar de parecer.
—Tengo que irme ahora, ya es muy tarde.—Trató de sonreír, pero parecía mas a una mueca que se limitó a desviar la mirada.
—¿Quieres que te acompañe? Ya finalizó mi turno y así no regresan solos tan noche.—Y porque quería aclarar que le parecía bien formar un plan que no tuviera que ver con su relación de trabajo, quería más, anhelaba más.
—Gracias, pero un amigo del trabajo me trajo y me está esperando afuera, así que me iré con él.
Un silencio incómodo se instaló entre ellos, sin saber qué más decir. Taehyung decidió tomar la iniciativa de acabarlo con la excusa de irse, necesitando salir de ahí.
—Buenas noches, Jungkook. Nos vemos hasta el lunes, ten un buen fin de semana.—Con un asentimiento, se giró hacia la puerta al tiempo en que esta fue abierta, revelando a un hombre de traje, con su mirada en busca de algo.—Oh, Seojoon.
Jungkook frunció el ceño, observando el intercambio de palabras entre los dos mientras el hombre parecía demasiado cercano a Taehyung, inclinándose lo suficiente para estar a la altura del bebé y saludarlo, apretando su mejilla con suavidad antes de caminar a la puerta. El pelinegro sonrió a algo que el contrario le dijo, saliendo primero cuando abrió la puerta para él, dejando el interior de la guardería en poco tiempo.
Hoseok se encontraba detrás del mostrador firmando unos papeles cuando Taehyung se fue acompañado de otro hombre, desplazando su mirada hasta su amigo con cierta duda.
—¿Quién era?
—Un amigo del trabajo de Taehyung.—Comentó, aún observando hacia la puerta.
Sin decir más, se alejó de la recepción, dejando solo al azabache mientras el lugar se iba vaciando. Y por más extraño que pareciera, Jungkook sentía que había metido la pata sin siquiera entender por completo la razón de ello.
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