Capítulo 08.
Taehyung y Jungkook habían decidido ir a una cafetería cercana de la guardería, el cual también ofrecían un pequeño menú de platillos y que consideraron que podrían aprovechar. Tan pronto como llegaron pudieron apreciar un letrero colorido con el nombre "Kim's Coffee", adentrándose a la pequeña y reluciente cafetería.
El lugar de primera vista era acogedor, Taehyung se aseguró de ir a una mesa para poder tomar asiento con Jiyoung, mientras Jungkook buscó un menú para los dos. Tomó asiento frente suyo, observando con una sonrisa como el pequeño observaba todo a su alrededor, encantado con los colores llamativos del local.
—¿Ya sabes qué pedir?—Cuestionó el pelinegro, dejando el menú sobre la mesa cuando Jiyoung hizo el intento por agarrarlo.
—Probablemente un café negro y un sándwich, creo que tendré que quedarme tiempo extra y prefiero rendir y no dormir durante mis horas.
—Oh, pensé que ya habías salido del trabajo, de ser así nos hubiéramos podido reunir en otra ocasión dónde no tuvieras que volver a la guardería, no quisiera robar de tu tiempo de descanso.—Se alarmó rápidamente, tratando de hacer el ademán de recoger sus cosas, pero el azabache tomó su mano y la reposó sobre la mesa.
—No hay problema, Taehyung. Cuando te dije que terminaría mi turno, no mentía, pero en el transcurso de la tarde una compañera me pidió ayuda para cubrirla y no pude negarme, pero mi próximo turno inicia a las diez así que tengo tiempo libre, por eso aún accedí a venir.—Le mostró una sonrisa cálida, tratando de calmarlo.—De todas maneras saldría por algo de comer ya que no llevé comida extra, así que no es muy diferente a lo que hubiera hecho, solo que estaría solo.
Taehyung soltó un suspiro, asintiendo.—Entonces está bien, pero de ser así hubiéramos ido a un restaurante de verdad, así podrías conseguir comida y no una merienda como ahora.
Jungkook no quería admitir que sintió cierta emoción en su pecho al escuchar la preocupación que reflejaba el pelinegro por él, pero decidió pasarlo por alto y enfocarse en ese momento, ya tendría tiempo después para analizarlo con profundidad.
—Yah, Taehyungie. Disfrutemos de este lugar, escuché que tiene muchas recomendaciones favorables y que por ello tienen como cuatro sucursales en toda la región, debemos de comprobar sus buenas críticas.—Con un guiño, dejó el menú sobre la mesa.—¿Qué deseas pedir? Me encargaré de ello.
Dando un último vistazo al menú, el pelinegro habló.—Un caramel macchiato y un pastel de vainilla.
Asintiendo, el azabache se dirigió hasta la caja para pedir la orden. Taehyung se concentró en el pequeño Jiyoung entre sus brazos, arrullandose contra su cuerpo mientras propina leves caricias sobre su espalda. Fue cuestión de minutos mientras Jungkook volvía a la mesa con un ticket de compra en la mano, sonriendo cuando el pequeño enfocó su mirada en él.
—¿Por qué no nos conocemos mejor? Sabemos lo básico del otro, pero me gustaría poder saber más.—El pelinegro murmuró.
—¿Qué quisieras saber exactamente?—Lo observó, expectante a sus palabras.
—¿Cómo es que llegaste a la guardería? ¿Tienes mucho tiempo trabajando ahí?
Meditando su respuesta, contestó.—Una vez que terminé el bachillerato decidí tomarme un año sabático mientras decidía por una carrera qué estudiar. Pensaba en odontología, pediatría e inclusive medicina general, pero mi madre siempre fue exigente y me vea ejerciendo como abogado o arquitecto, algo que me rindiera frutos más rápido. Entre la presión, los costos de las carreras y mi indecisión presentes, decidí tomarme un receso mientras pensaba si seguir lo que ella quería o lo que me llama la atención, pero los años han pasado, cinco que casi se convierten en seis, y me siento cómodo trabajando ahí y pensé en la pediatría, pero no me veo dejando mi trabajo por los estudios, me gusta lo que hago pero sé que no podré avanzar si no sigo administrando mis tiempos. Realmente temo que cuando escoja sea tarde y ya esté lo suficientemente grande como para estudiar.—Mostrando una sonrisa que carecía de su característico brillo, solo pudo observar el poco anhelo que quedaba en él.
—Jamás es tarde para estudiar, tuve compañeros desde los treinta años hasta lo cincuenta, todos ellos lograron graduarse y estuvieron satisfechos porque se auto realizaron. También les costó demasiado estar ahí por sus tiempos, por las inseguridades de lo qué dirán, por la capacidad que creían tener y lo que carecían, pero realmente estando ahí no estás solo y es impresionante con la clase de personas que puedes encontrar. Te motiva a seguir sus pasos y si piensas que no es lo tuyo, puedes seguir intentando hasta que encuentres un lugar que creas que es tuyo por completo.
Sus palabras lo conmovieron, agradeciendo por completo.—Sabes decir palabras motivadoras, Taehyung. Te agradezco tu opinión, créeme que puedes abrir mentes cuando te lo propones.
Con una sonrisa en su rostro, negó divertido.—Las palabras se me dan al estar en una editorial.
—¿Y qué haces ahí? Ahora es tu turno de contarme tu historia.
—Llevamos a la luz las publicaciones de libros. Mi trabajo es conseguir principalmente las primeras impresiones de los escritores interesados o de los cuales estamos interesados, doy las correcciones necesarias y el visto bueno antes de mandarlo a imprimir. Somos un equipo que se encarga de todo ello, pero a veces es pesado porque debemos de mantener el interés del público sobre los autores que tenemos con nosotros. Tiene su lado bueno, al igual que su lado malo como cualquier oficio, es simplemente tener el amor y ambición suficiente para mantenerse ahí.
—¿Y tú tienes proyectos individuales de ese tipo?
—¿Escribir? No, solo suelo corregir y ayudar en algunas partes, pero tener obras de mi propia autoría, no sucede aún. Lo consideré por una temporada, pero tampoco es que cuente con mucho tiempo libre para poder concentrarme en ello. Si lo tuviera, podría volver a considerarlo.
—Eres bueno alentando, podría apostar que también lo serías redactando tu propia historia, una novela que sea de tu autoría. Si lo haces, no dudes que yo seré tu primer lector.—La familiaridad con la que lo dijo hizo reír a Taehyung, asintiendo.
—Serás mi primer juez.
—Oh, Taehyungie, tenlo por seguro. Y créeme, solo seré un juez que te adule, porque no podría imaginar que pudieras escribir algo malo.
Entre risas y anécdotas, degustaron su comida estando de acuerdo con las opiniones de las personas que frecuentan el lugar. Aprovecharon de un buen rato conversando y comiendo hasta que terminaron y decidieron ponerle fin antes de que pudiera hacerse más tarde y así Taehyung llegara bien a casa y Jungkook tuviera un pequeño descanso antes de su turno.
La despedida fue algo reacia, pero al final tuvieron una última sonrisa compartida antes de que el pelinegro subiera a un taxi y se despidiera por la ventanilla del azabache, perdiéndolo de vista. Y durante todo el camino hasta su departamento, y después de ello cuando se fue a dormir, no pudo borrar la sonrisa que decoraba su rostro al pensar en haber pasado una cálida cena con Jungkook.
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