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012.

— Hope, ¿qué haces aquí?

— Yoongi también lo está.— Bufó el chico.

Jimin levantó la vista del teléfono y notó a Yoongi, viendo a una chica que pasaba con ojos juguetones. Negó con la cabeza.

— Oye, que bonita está tu escuela.— Dijo el rubio.

— ¿La escuela o las chicas?

— La segunda.

Jimin y Hoseok estaban recargados en el capo del auto del último mencionado, mientras Yoongi estaba parado frente a ellos, mirando a su alrededor.

— ¿A qué vinieron, y el trabajo?

— Yo estoy de vacaciones.— Hoseok le quitó el cigarro a Yoongi y le dio una calada.— Y a él lo despidieron.

— Y no tengo ganas de buscar trabajo por ahora.— Hizo un mohín.

— Deberían estudiar.

— No, gracias.— Dijeron ambos.

— Eres el único que estudia de los nuestros, no sé qué haces en nuestro círculo social.— Yoongi rió, Jimin lo miró mal.

— Terminaré siendo mejor que todos ustedes, idiotas.

— Para sobresalir no se necesita de la escuela, amigo.— Sonrió Hoseok.— Aunque el ambiente aquí es agradable.

— Sólo en el descanso.— Corroboró el rubio.

— ¿Y planean venir todos los descansos o qué?— Se burló Jimin.

Seguía sin entender el por qué de la nada habían aparecido en el campus. Aunque, no era malo tenerlos ahí.

— No. Pero nos gusta joder.— Contestó el rubio.

— Hablando de eso,— Hoseok miró a Jimin.— ¿dónde está mi novia?

Jimin guardó el celular y suspiró pesadamente, viendo más allá de Yoongi. Su respuesta salió más dura de lo que quería.

— Se perdió con Jungkook.

— ¿Te cae mal ese niño?— Se burló Yoongi. Hoseok rió también.

— Me da igual, sinceramente. La única conexión que tendremos será cuando tenga que partirle la cara en caso de que lastime a Jini.

Hoseok y Yoongi se miraron rápidamente, sonriéndose un poco el uno al otro, casi burlándose de Jimin.

— Te pones tan ñoño con esa chica.— Musitó Yoongi.

— Bueno, es que es la chica.— Dijo Hoseok, remarcando el "la".— Me parece bien que la cuides.— Le dijo a Jimin.— Por cierto, ¿qué pasará con lo que te dije?

— El viernes, a las siete.— Jimin asintió.— Ahí estaré.

— Mi culo también.— Río Hoseok.— ¿Estás tan emocionado como yo, cierto?

— Oh sí.

Yoongi los miró mal a ambos, descartando las ganas de preguntarles que era lo que se traían entre manos, igual no quería involucrarse. Jimin se paró al escuchar la campana a lo lejos. Era hora de que los chicos se fueran.

— Los veo luego.— Dijo el ahora castaño. Sí, se había quitado el naranja.— Y váyanse, no quiero que asusten o acosen a las chicas del campus.

Ambos amigos rieron y asintieron, Hoseok entró al auto y Yoongi lo alcanzó después, sentándose en el asiento copiloto, el rubio sacó su mano de la ventana en forma de despedida y Hoseok, a su modo, tocó la bocina hasta que salió a la calle.

— Que flojera.— Suspiro.

La zona estaba casi vacía, a lo lejos podía ver personas entrando a los edificios. Él se estaba haciendo el loco. Pateó una piedra, otra y luego otra. No tenía ganas de entrar a la clase; no lo haría. Él nunca fue un chico de excelentes calificaciones, pero tampoco iba arrastrándolas, era un alumno promedio, que aveces no hacía tareas y se escapaba a los cibers a jugar videojuegos o para observar a Hyemin.

Hyemin.

Se había desviado mucho. Él había venido a estudiar, pero eso no era su prioridad, no el primer semestre, igual se podía recuperar en los siguientes. Hyemin era la razón de todo y su meta. Pero entonces apareció Im Jinyoung y cambió de rieles. Se estaba descarrilando mucho, para ser sincero. Era hora de volver al camino.

Kim Hyemin, su primer y único amor. No importaba cuánto lo humilló y despreció, él la seguía queriendo y siempre lo haría. Eso pensaba él. No podía evitar emocionarse de tan sólo pensar en ella, era tan hermosa. Era casi perfecta ante sus ojos. La adoraba.

Pero eso no significaba que no la haría pagar. Jimin quería cobrárselas.

Sin embargo, también quería agradecerle. Gracias a aquella dureza y rechazo, él es ahora Park Jimin, el guapo, extrovertido y confiado chico por el que todas mueren y todos quieren ser su amigo. Encontró nuevos hobbies, amistades y a Jini. El cayó, pero se levantó con la frente muy en alto y logró salir adelante.

— ¡Oye Jimin!— Gritó alguien desde un salón cercano. Jimin se giró en aquella dirección y se encontró a Seolin en la ventana.— ¡Ven!

Tronó su cuello y empezó a caminar en aquella dirección. Seolin era guapa, casi igual que Hyemin, era su copia barata en versión rubia. Ya no la necesitaba, había puesto celosa a Hyemin ya; sin embargo, él no era un caballero, pero tampoco un grosero.

— Qué hay.— Sonrió ladino, disfrutando del silencioso suspiro que soltó Seolin.

— Estoy aburrida.— Hizo un puchero.— El profesor se ha ido y todos adentro traen un desastre.

Jimin se asomó sobre el hombro de Seolin y confirmó lo que decía. La mayoría parados y otros sentados sobre los bancos, cada quién con su grupo de amigos. Sus ojos se encontraron con Jungkook, estaba con otro chico, riendo y tonteando. Jini.

— Yo la verdad no tuve ganas de entrar a clases.— Se volvió a ella.— Y heme aquí.

— ¿Y dónde estabas antes?

— Mis amigos.

— ¿Estudian aquí?— Preguntó un tanto emocionada.— ¿Los conozco?

— No lo creo.— Rió divertido mientras negaba con la cabeza. Yoongi se la pudo haber tirado.— Ellos ni siquiera estudian. Trabajan, o eso creo. No sé, Hoseok está interesado en el baile y Yoongi en la música, lo que tenemos en común son los autos.

— Woah... ¿Y e...

— Seolin, Jaeyoung te está hablando.— Dijo alguien que llegaba a la ventana.

Jimin tragó duro.

— Ugh, ¿qué no ve que estoy con Jimin?— Rodó los ojos. Y se giró dentro.— ¡¿Qué quieres?!

La chica que ahora ocupaba el lugar de Seolin, se recargó en el borde, inclinándose un poco adelante. Sonrió. Parece un ángel. Esa sonrisa que sólo le daba a sus cercanos o a los chicos atractivos, una sonrisa inocente pero que decía tanto. Y se la estaba dando a él, después de todo ese tiempo. Jimin estaba que golpeaba algo por la emoción.

— Hola.— Se animó a dar el primer paso.

— ¿Jimin?— Preguntó haciéndose la inocente.— ¿Park Jimin, eres tú?

La sonrisa de Jimin se expandió. Una sonrisa divertida.

— ¿Park Jimin, el chico que humillaste y le rompiste el corazón en mil pedazos?— Preguntó de la misma manera, casi burlándose de ella.— Sí. El mismo.

Los ojos de Hyemin se abrieron, Jimin vio la pena y vergüenza en ellos. Y eso le gustó.

— Has cambiado mu-mucho.— Susurró.

Jimin sonrío.

— No tienes idea...

No la tienes, nena.

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QUIONDA, COMENTEN Y ME PONGO A ESCRIBIR MÁS BC ESTO ESTA JUETE AHQ.

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