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Capítulo 15

El padre de Harry no pareció nada incómodo con Louis ahí y algunos de sus tatuajes saliéndose del suéter. Había actuado de manera buena y confiada, hasta fue capaz de saludar a Louis con un buen apretón de manos y sonrisa agradable. Cabe resaltar que el castaño traía tatuadas las manos también. Por otro lado, estaba la hermana de Harry. Ella también le saludó con besos en la mejillas y uno que otro piropo sobre lo bien que se veía esa noche. La única incómoda ahí era la señora Styles, al parecer sólo Louis notaba ese detalle. A menos que todos estuviesen fingiendo que no lo hacían.

Pero no importaba eso ahora, porque la cena fue mejor de lo que esperó y la demás familia del rizado lo trató amablemente.

Ahora, con unas gafas negras y cuadradas cubriéndole la vista, más una gorra roja -de Harry- en la cabeza, Louis miraba el partido del menor con concentración. Jason está sentado a su lado, gritando y aplaudiendo cada vez que su tío Harry, como había decidido decirle, hacía un buen lanzamiento. Al parecer, el pequeño era un gran fan del deporte. El castaño no tenía en cuenta que tanto sabía su sobrino de aquel juego.

"Tío Lou, ¿después de esto comeremos algo?" Jay alzó las gafas que llevaba, justo como las de Zayn, para mirar directamente a su tío. "Tengo hambre y sed también."

"Claro. Creo que Harry nos invitará a comer o algo así"

"Oh, genial" volviendo a bajar sus lentes, fijó su vista en el campo de juego.

Gracias a Dios su equipo iba ganando 7 carreras a 3, de no ser así, Harry estaría muy avergonzado. Era el primer juego al que Louis asistía y sería muy tonto que el perdiera. Faltaba muy poco para que el partido terminara, después de eso iría por una ducha y de ahí a casa para disfrutar de un buen almuerzo. Su madre le había dicho que haría hamburguesas a la parrilla y que podía invitar a Louis sólo si quería. Claro que Harry quiso.

Su equipo terminó ganando 10 carreras contra 3. Fue un buen juego, pensó Harry.

Trotando, fue hasta las duchas donde se aseó de manera rápida. Se secó el cabello y el cuerpo, para después meterse dentro de unos pantalones de tela suave, sumándose a ellos una camiseta del equipo de entrenamiento y unas Converse blancas ya-no-tan-blancas.

"Hey, bien jugado, niño bonito" Louis lo felicitó, aparragado en una barda fuera del campo.

Y, ese apodo había vuelto. Llevaba un buen tiempo sin decirle así.

"!Felicidades, tío Hazz!" Jason corrió hasta su pierna y se abrazó de ella. El rizado notó que traía puestas las gafas de cabeza.

"Si niño, ya suéltalo" dijo, tomando al niño por detrás y poniéndolo lejos de Harry. Jason se quejó un poco para después seguir correteando por ahí.

"Gracias" Harry contestó a los dos en general por sus felicitaciones.

El ojiazul besa la mejilla de Harry repetidas veces y él ríe por las cosquillas que le causa su barba.

"¡Hora de irnos! ¿no tienes hambre?" Harry abrazó a Louis por los hombros, esperando la respuesta del pequeño.

"¡Claro que sí! ¡Pensé que nunca lo dirías, tío Harry!"

"Entonces, andando" desbloqueó los seguros del auto, abriéndole la puerta del asiento trasero a Jason y seguidamente dejando su mochila ahí. "Sabes que es raro que me diga tío, ¿verdad?"

"Bastante" se encogió de hombros Louis.

El corazón de Harry late, golpeando fuertemente en su pecho durante el viaje cuando mira a Louis cantar canciones que él no sabía que existían con tanto entusiasmo y alegría. Puede sentir derretirse de ternura al momento que Jason brinca al asiento delantero y ríe a carcajadas porque Louis esta "comiendo" su cuello como él dice. Pero en realidad sólo le da pequeñas mordidas que hacen cosquillas en el cuello del infante. Y, definitivamente, muere cuando el castaño pega a su sobrino a su pecho y le besa la cabeza, tratando de calmar su respiración agitada de la risa pasada.

El mayor requirió de mucha fuerza para salir del auto junto con su pequeño sobrino sobre su cadera y los brazos enrollados al cuello. Jason rió sonoramente ante la cara que hizo su tío al sacarlos del auto, era una mueca un tanto fingida.

"Abajo, enano." Jay se descolgó del mayor para poner los pies sobre el suelo, arregló su camiseta y se volteó para ver a Liam quien andaba caminando hacia ellos con la mochila de béisbol balanceándose por su hombro.

"¿Conoceré a tus padres, tío Harry?"

"Probablemente sí, pequeño"

Dentro de la casa olía a fritanga y un poco a dulce. Los acompañantes de Harry no paraban de parlotear sobre una película que el menor vio la noche pasada junto con su madre.

Cruzando la puerta y caminando un poco por el pasillo, se escuchó un estruendo seco. Los tres voltearon a donde el ruido sonó.

"Bu-buenas tardes. ¡Mi nombre es Jason!" el pequeño saludó, elevando sus manos, ignorando lo que pasó.

Dos mujeres se encontraban ahí paradas, entre ellas una la madre del castaño, con un plato quebrado en el suelo y, al parecer, galletas recién hechas. La mujer desconocida -para Louis- tenía los ojos aguados y la boca abierta. Como si hubiese visto un fantasma.

"Es-es él" la señora habló después de unos segundos, saliendo de su pequeño trance. "¡Es él, Anne!"

Corrió hasta Jason y lo abrazó, acunándolo en su pecho mientras sus ojos claros soltaban lágrimas.

"¡Eres tú! ¡Tú, tú!" Lloriqueó un poco más.

"Si, soy yo" el niño dijo de manera tímida." ¡Tío Louis, ayuda!"

"Señora... no sé quién es usted, pero con el debido respeto que creo que se merece... ¿podría soltar al niño? Está- nos está asustando"

"Un poco más, por favor" suplicó antes de ser jalada hacia atrás por Anne.

"Vamos, Maura. Vamos arriba y ahí me cuentas que es todo esto"

¿Maura? Zayn no sabía porque el nombre se le hacía familiar. Ignorando eso, abrió los brazos y Jay entró en ellos, un poco asustado. Las dos señoras dejaron la sala para caminar a las escaleras.

"Raaaaro" canturreó el niño aún en los brazos del mayor, haciéndolo reír.

"Ehh- vengan aquí" Harry dijo, nervioso y los dirigió hasta la cocina, tirando su mochila en alguna parte de por ahí "es hora de comer, creo que son hamburguesas o yo que se, sírvanse y-y en un momento vuelvo" rascó su cabello antes de salir trotando a la planta alta de su casa.

Louis notó el nerviosismo del rizado, pero lo dejó pasar, tal vez era una idea tonta que tenía. Escuchó a su sobrino quejarse de hambre, así que se dispuso a preparar el almuerzo.

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