ᚐ҉ᚐ 24
Apenas terminó de arreglarse el saco y el cabello, fue con su familia a la planta baja, donde le esperaban vestidos de manera formal. Su madre luce hermosa con aquel vestido largo. Su hermana está maquillada de manera elegante. Se siente un feliz y orgulloso. Hoy se graduaba.
Llegaron a la escuela, donde sería la ceremonia. Jisung y Minho estaban ahí. Chan casi se ríe al ver al ojiazul vestido con un esmoquin.
—Yo le obligué —dijo Jisung, cuando vio la cara de burla de su amigo—. Apoco no luce adorable —apretó las mejillas de su novio, quien se quejó.
—¿Vendrá, Jeongin? —Minho pregunta, acomodándose el cabello que Jisung revolvió.
Chan se encoge de hombros.
—En la mañana fui a verle y se notaba mejor. Estaba viendo la tv en la sala de su padre.
—Oh, eso es genial. Ha mejorado bastante en poco tiempo. La última vez tardó casi un mes. Una semana es excelente—el castaño más alto opina.
—Sí. No creo que venga hoy, pero no importa. Prefiero que descanse —fue lo último que dijo, antes de que una de sus profesoras llamara a todos sus compañeros de clase para que se sentaran en sus respectivas sillas.
Estaban acomodados por orden alfabético, así que Jisung quedó un poco lejos de Chan, porque él era la H y el castaño la Y. Pero no importaba, aun así, Chan se sentó junto a unos compañeros que conocía desde hace bastante tiempo. Bromeó un poco con ellos antes de que la ceremonia empezara.
Tres de sus compañeros, incluido Jisung, dieron sus discursos planeados para ese día. Todos subieron al escenario a recibir sus diplomas y les tomaron la foto con los maestros. Fueron 2 horas completas mientras todo pasaba.
Chan estaba nervioso. Le alegraba tener a su familia ahí, pero quería ver a Jeongin. Tenerlo ahí y sentir que lo apoyaba.
Abrazó a Jisung cuando le tuvo cerca y lo felicitó. El pelinegro hizo lo mismo y le agradeció por las tareas que le pasó durante toda la secundaria. Las familias de los dos de acercaron, y como era conocidas se saludaron, felicitando a los recién graduados.
Después de todo eso, Minho, Jisung y Chan se hicieron a un lado para dejar a los adultos hablar para así, poder ellos platicar un poco igual. Sólo fue un rato hasta que los novios se excusaron para ir al baño. Y Chan sabía que no iban simplemente a orinar.
Ahora, sin nadie a su alrededor, aburrido. Sacó su teléfono de su bolsillo. No tenía mensajes ni nada nuevo. Entró a sus redes sociales y pudo ver que sus compañeros ya habían posteado una que otra foto de esa tarde.
—Felicidades, niño bonito.
Volteó. Jeongin estaba parado ahí. Usando ropa completamente negra, con una gorra de Chan en su cabeza, con la visera para atrás.
—¡Viniste! —Chan casi gritó.
—No podía faltar —sonrió abiertamente.
Acercó su cuerpo al del rizado y lo abrazo fuerte por el cuello.
Chan casi llora de emoción. Joder, Jeongin se veía tan bien ahora. Como si hace una semana no hubiese estado metido en su cama sin moverse. Si que era una enfermedad fuerte y jodida.
—Además —se separó—, hoy cumplimos dos meses de conocernos.
—Pensé que sólo los maricas celebraban eso.
Jeongin rodó los ojos, divertido.
—¿Quién dijo que yo no soy un marica? —besa los labios de Chan, lentamente.
Mierda. Lo había extrañado mucho.
Siguen besándose porque Chan siente que hace años que no lo hacían.
Un carraspeo los hace voltearse. La madre de Chan está parada ahí, algo disgustada.
—Hmm, Chan... Si quieres puedes invitar a tu... amigo a la casa a celebrar. La familia de Jisung se nos unirá.
—Es mi novio, mamá —pone los ojos en blanco—. ¿Puede ira familia de Jeongin?
—Eh... sí, claro. Hay suficiente comida para todos —sonríe un poco más cálida a su hijo—. Felicidades otra vez, cariño.
—Gracias —contesta simple.
(...)
La casa de Chan está llena. Con la familia de Jisung ahí, la de Chan -la cual es bastante- y hasta la de Jeongin. Han comido bastante y un poco de pastel.
—Chan —habla Hyunjin detrás de él—. Jeongin —dice y suena apenado.
El castaño respira fuerte y se calma. Ya lo ha superado.
Los dos asienten en modo de saludo hacia el ya-no-rubio. Hyunjin felicitó a Chan por sus logros e ignoró a Jeongin para no causar un desastre.
Todo se miraba tranquilo.
Lo único incómodo fue cuando Hyunjin vio por primera vez a Yongbok. El niño lloró en el hombro de su papá y él le abrazo, pidiéndole perdón.
—Hablé con él —había dicho Seungmin, mientras veía la escena—. Ya sabes, los psicólogos servimos para algo —guiñó el ojo y palmeó el hombro de Jeongin.
(...)
Todos se habían ido. Chan se cambió la ropa por algo más cómodo y ahora están sentados en la azotea de la casa del rizado, fumando un poco.
—Entonces... te graduaste, ¿eh? ¿Ya has presentado en alguna universidad?
Da una calada fuerte.
—Todavía no sé qué quiero. Es difícil. Papá quiere que estudie administración y creo que está bien. No se me da mal eso de los números.
—Hmm, ¿te irás? —Jeongin se sienta sobre Chan, enrollado sus piernas en la cintura de éste.
—¿Y dejarte? Estás idiota.
Chan abre la boca y Jeongin expulsa el humo dentro, después une sus labios en un beso fuerte.
Jeongin gime cuando siente la lengua del castaño rozar la de él.
—Te amo —el mayor confiesa—. Perdón si es muy pronto. Pero lo siento.
—Te amo también —entonces besa nuevamente sus labios—. Igual lo siento
Juntan sus frentes y Jeongin cepilla sus narices, en un beso esquimal.
—Quédate conmigo siempre, Chan. Te necesito —pide.
—Siempre voy a estar aquí. Contigo. Cuando estés bien, cuando estés mal. Cuando tengas otra recaída. Siempre.
—Gracias.
Se quedaron ahí por la noche. Disfrutando teniéndose cerca. Hablando de cualquier cosa, compartiendo ideas, sueños y besos robados.
Jeongin estaba estable por ahora, y así se iba a mantener por un largo tiempo. Y el día que volviera a estar mal, Chan iba a permanecer a su lado, dándole el apoyo y amor que se merece.
Porque lo ama y es todo lo que él necesita para estar bien.
Fin.
Gracias por leer. 💓
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