☽Satélite05
The child of the stars
Cuando Kim era niño, su madre solía contarle historias que relataban la vida de un niño que viajaba por las estrellas y vivía en la luna. La historia de aquel niño —carente de un nombre propio— fue por mucho tiempo su fantasía favorita; él realmente creía en eso. No obstante, conforme fue creciendo y los años pasaron, todo aquello se fue, quedando meramente como tontos relatos que su madre relataba.
¿El niño de la estrellas? ¡Puaf! Patrañas, nada de eso era verdad. Así como lo era Santa Claus, o como el Hada de los dientes; entre ellos y el niño de la estrellas mucha diferencias no había. Todos cabían en la misma bolsas.
Eso creía él.
—No seas ingenuo, Jinnie—había advertido su abuela apenas notificó su viaje a Busan y su posición ante los cuentos de su madre—. Los cuentos no son solo cuentos, son más que eso, cariño.
Claro, Seokjin se mofó un poco de ello y derivó la culpa de lo dicho a la edad que la mayor poseía. Seguro todos actuaban así, intentaba en entenderla. Olvidando la advertencia, Seokjin insistió en que todo era una mera fantasía.
Pero como si de un mal chiste se tratara una especie de pequeñas señales aparecieron a lo largo de su viaje en los primeros días; al inicio fueron diminutos bocetos de galaxias que uno de sus compañeros de viaje hacía; luego pequeñas estrellas y lunas pegadas en el closet de la habitación del hotel donde se hospedaba. Finalmente, el cuento se contó a sí solo —literalmente—, y algo tomó forma una noche antes de marcarle.
Aquella noche sería a inicios de Diciembre, cuando aún seguía en amigable viaje y el clima parecía apto para viajar la playa un rato —aunque estuviesen en pleno comienzo del invierno—. Su llegada al hotel fue rápida pues, rápidamente, se vio envuelto por la emoción de un grupo de amigos que compartían la inocencia de unos niños.
A Seokjin le gustaba el frío en cantidades moderadas, creía que era el clima perfecto para tomar un té y comer algo cálido mientras pasaba el tiempo viendo películas o leyendo. El calor de hogar y la comodidad que podía adquirir le parecían inigualables en esta estación. No obstante, el clima playero de aquel día le parecía una exageración; demasiado frío, demasiada ropa encima. Por un instante creyó estar siendo alucinando cuando chilló al ver a sus amigos jugar con el agua de mar.
Sintiendo que en cualquier momento sería víctima de alguna hipotermia o que luego tendría que cuidar de un par de resfriados, Seokjin se metió en la camioneta y encendió la calefacción. Los gritos de sus amigos —principalmente de Jungkook y Hoseok— quedaban ahogados desde el interior.
Sacó su celular para entretenerse hasta que las horas pasaran y la noche cayera. En ningún momento fue interrumpido por sus acompañantes, idea que lo preocupó pensando que se habían perdido o, peor aún, murieron ahogados en el mar.
Pensamientos dramáticamente posibles.
Con la disposición de buscarlos, salió de la camioneta y miró al exterior, encontrando la playa solitaria sin rastros en la arena que pudieran evidenciar algo.
—¿A dónde demonios fueron? Pudieron avisar—farfulló marcando el número de Namjoon.
El chico no contestó. Tampoco Yoongi, muchos menos Jimin o algún otro de los jóvenes.
Las llamadas parecían perderse.
Miró a los lados otra vez, y fue cuando un destello blanco le cegó. Soltó quejido de dolor y frotó sus ojos que lagrimeaban producto del ardor.
Parpadeo. Una vez se le acostumbró la vista buscó aquello que dejó casi ciego por unos segundos.
Y se vió.
Un otro él caminaba en su dirección, con una sonrisa en él rostro y vistiendo una especie de traje glamuroso. Y, cuando el contrario estuvo cerca suyo, el corazón se le detuvo cuando la mano ajena se alzó y tomó su muñeca con delicadeza.
Los dedos ajenos se movieron por toda esa superficie dibujando sin tinta algo que no supo descifrar. Tragó saliva, ansioso. Y cuando encontró las palabras para decir algo, cayó en un sueño profundo.
( • • • )
Al despertar la cabeza le dolía y sentía los dedos de los pies fríos. Estaba agotado, como si el trabajo del día anterior lo hubiese matado; no obstante, el olor del té mañanero mezclado con la comida y el escuchar a sus amigos chillar a los lejos, lo hicieron despertarse a medias.
Con somnolencia rascó su cabeza y bostezo; se dirigió al baño donde abrió la llave del agua con la intención de lavarse la cara, pero se detiene al ver algo nuevo en su muñeca.
Era una especie de tatuaje, dibujo de una luna perfectamente hecha con diminutas estrellas a su alrededor.
Fue cuando recordó y un jadeo escapó de sus labios. Salió rápidamente de la habitación con la idea de llamar a su abuela y explicarle lo sucedido.
Era de no creer. Lucía como un cuento.
▬▬▬▬▬│┣•.¸¸.•*'¨'*•.¸¸.•*'¨'*•.¸¸.•
© FlyKingSquad, 2021 | aurorashadow_
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro