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Aquel ocho

Los besos de Tzuyu se esparcían por todo su cuerpo desnudo causándole cosquillas y hormigueos logrando sacar sonidos que ni ella misma creía que podía llegar a hacer, se mordió con fuerza el labio inferior provocando que saliera un poco de sangre inmediatamente logró percibir el sabor a esta y frunció el ceño, sus ojos entre cerrados le impedían ver como su novia estaba disfrutando de lo que hacía, de verla completamente expuesta a ella sin problema alguno, Sana era una chica muy adorable y en reiteradas ocasiones llegaba a un nivel de excitación tan grande que hasta su personalidad cambiaba lo que le gustaba y a la vez le parecía divertido.

Podía ver como el dolor rojo adornada el rostro de la mayor bajando a su cuello y terminando en sus redondos pechos, con cuidado posó la mano en uno de ellos y lo apretó ligeramente sacando un quejido de la contraria quien solo quería recibir la atención lo más rápido posible algo muy normal para una mujer tan desesperada como lo era Sana.

Antes de que pudiera protestar la lengua de Tzuyu ya estaba jugando con su erecto pezón, su espalda se arqueo y ambos pies se afincaron al suave colchón que era lo único que la estaba sosteniendo ahora mismo ya que sentía que su cuerpo era una completa gelatina por culpa de la pelinegra.

Con cuidado colocó una mano por su espalda baja y la impulsó para lograr asomar uno de los dedos en su intimidad. "¿Lista?". Sana abrió los ojos y se quedó sin palabras ante la imagen sudada, algo tensa y caliente de su novia. Entre abrió los labios sin saber que decir provocando una sonrisa y luego una pequeña risa de la contraria. "¿Ya no escuchas?". Preguntó inclinando la cabeza haciendo que su cabello cayera en cascadas tapándole los pechos y rozando los suyos. "Bebé". La movió un poco logrando que entrará nuevamente al mundo real.

"Estoy lista". Sintió un cosquilleo en su abdomen que bajó directo a su vientre cuando sintió los dedos de Tzuyu buscando la forma de entrar a su interior, con cuidado escondió el rostro en el cuello ajeno y se aferró a la espalda, debía tener algún tipo de soporte.

"Eres muy linda". Dijo a la par que introducía los dígitos, Sana sintió que en ese momento iba a llorar, aunque lo hacían relativamente seguido no paraba de tener la misma sensación como si fuera la primera vez, le ardía pero al mismo tiempo aquel pequeño y punzante dolor se volvía placer al pasar los segundos. "Tranquila". Depósito pequeños y tiernos besos en todo el rostro ajeno, acto que sacó risitas en la contraria quien no pudo evitar moverse contra la mano, podía aguantar pero necesitaba ahora mismo que se comenzará a mover, así que eso hizo, con sumo cuidado arqueó los dedos buscando aquel punto dulce que la hacía gritar.

"Dios...Tz-Tzuyu". Apretó los dientes a la par que gemía gracias a los movimientos rápidos y certeros, echó la cabeza hacía atrás dejando su cuello a merced de la taiwanesa quien gustosa lo mordisqueó, lamió y besó a su antojo, le encantaba lo suave que era y las marcas que dejaban parecían una pequeña obra en un lienzo pálido que definitivamente quedaría con mucho color después de eso.

"Me vuelves loca". Susurró contra su oreja y aceleró, Sana creía que estaba tocando el suelo al momento en el que su cuerpo se tenso completamente, no era normal que durará tan poco tiempo pero Tzuyu había conseguido la manera de lograr que eso sucediera desde hace un par de semanas, no entendía el por qué solo que eso la estaba llevando al borde del abismo, uno que lo disfrutaba al máximo. "Vamos bebé, hazlo". Sabía a lo que se refería solo que justo en ese momento en su cabeza algo hizo clic y con toda la fuerza que tenía movió todo su cuerpo haciendo que Chou perdiera el equilibrio y quedará debajo, al verla abierta de piernas no pudo evitar imaginarse hacerle exactamente lo mismo que le hacía porque sabe muy bien que la menor se siente satisfecha pero...¿Qué pasa si ella también la hace sentir tan bien?.

Sin pensarlo tomó la parte trasera de los muslos de Tzuyu y los abrió aún más si eso era posible, estaba mojado lo podía ver claramente y la forma en la que brillaba la estaba llamando más y más al punto en el que se inclinó.

"A-amor ¿qué haces?". Sana colocó un dedo encima de sus labios callandola al instante.

"Te toca a ti". Frunció las cejas decidida y justo cuando estaba a punto de meter los dedos se dio cuenta de algo, en su corazón comenzó a sentir pinchazos que subieron a su nuca y cayeron en sus mejillas, estaba paralizada de pies a cabeza no había nada que la podía mover.

"Mi bebé". Tzuyu la fue a abrazar pero fue más rápida, empujándola y haciendo lo mismo de antes. "No es necesario que lo hagas, yo me siento satisfecha cuando te lo hago a ti". Sana se miró las manos y volvió hacer lo mismo acercando lentamente los dedos haciendo que Chou se quedará quieta sin hacer nada expectante a lo que podría llegar hacer su novia. "¿Be-".

"¡Ya!". Se quejó y soltó los muslos ajenos, Tzuyu no pudo evitar soltar una potente carcajada que estuvo acompañada de otras que hicieron que Minatozaki se sintiera muy mal, ella debía complacer a su novia pero parecía que cada vez era más y más imposible. "¡No te burles!". Chilló y se apartó, eso no tranquilizó a la morena quién colocó las manos en su estómago para reír cada vez más fuerte. "¡Ash!". Rodó los ojos y se cruzó de brazos.

"Es que de verdad". Se limpió las lágrimas. "Eres muy adorable". Le apretó las mejillas tan fuertes que sacó un quejido de la contraria. "De verdad que me siento bien gracias a ti, me complaces demasiado, me complace el complacerte". Dejó un casto beso en sus labios y se abalanzó a sus labios.

Sana desearía ser más fuerte, sobre todo en esos momentos.

...

Tomó una gran bocanada de aire y se acomodó la gorra, nadie podía saber que ella estaba en ese lugar, ¿qué dirían los demás al verla ahí o saber que estaba por esos lugares en los que solo estaban chicas en busca de tener relaciones sexuales?. Apretó los labios, bueno ella también estaba en busca de eso solo que con su novia y siendo ella la que...

Sacudió la cabeza y miró hacia delante debería estar centrada en entrar a ese lugar no de estar pensando en lo que dirían los demás, además a ella le daban igual esas cosas en las que las personas decían lo que fuera, movió los brazos intentando soltar la tensión y dio dos pasos super seguros solo que hacia atrás. "¡Esta mierda no es tan difícil!". Exclamó algo fuerte, una chica pelirroja que iba pasando por ahí volteó a verla y sonrió, se sonrojó tan fuerte que de seguro le iban a estallar las orejas. "Lo siento". Hizo una reverencia y se dio media vuelta, había sido mucho, no debía ir a ese lugar ya buscaría la forma de ayudar a su novia.

Cuando estaba por ir a la parada de autobuses se quedó quieta y miró a una pareja muy feliz con una bolsa, ambas se sonreían y parecían estar tan felices que les daba igual absolutamente todo, desbordaban alegría. De seguro habían comprado en esa tienda, ella quería sonreír como esas chicas lo hacían, apretó los puños y los movió en señal de fuerza, podía con esto e incluso más, así que trotando entró sin darse cuenta de que eso sí que era un comportamiento raro que hizo que la chica que estaba ahí se le quedará mirando sin quitarle los ojos de encima, que casualidad era la misma pelirroja que se burló de ella hace unos minutos, ahora sí que quería enterrar la cabeza en la tierra.

"Bienvenida". Le sonrió. "Mi nombre es Park Jihyo y noté que estás interesada, sin problema alguno puedo darte opciones". Sana iba a hablar pero la contraria ya tenía un dildo muy cerca de su cara. "Este tiene en distintos tamaños, pequeños, medianos, grandes, finos o grueso". Dijo mientras señalaba cada cosa. "Para los grandes de seguro necesitarás una ayuda extra es por eso que llegaron unos lubricantes muy buenos". Le pasó uno. "De seguro quieres un arnés, eso son un poco más costosos". Se los señaló y Minatozaki con miedo movia la vista a estos, era lo que estaba buscando solo que le daba mucha vergüenza hacer contacto visual con eso.

"So-solo". Negó con la cabeza la vendedora.

"Tenemos vibradores". Anunció con una gran sonrisa. "Algunos son a control, otros tienen un pequeño botón". Se mordió el labio cuando se lo pasó. "De seguro te gustarán los que son para meter". Las mejillas de Sana eran del color de la sangre pura, ya no podía más solo debía comprar e irse lo más rápido que podía, huir de ese lugar para que no le diera un infarto.

"Qui-quiero cada una de las cosas que me dijiste". Murmuró. "Solo que no tan grande y prefiero que tenga control". Se enterró más la gorra, si es que eso era posible, y se dispuso a caminar al mostrador en donde estaba otra chica que no paraba de sonreír, parecía que estaba volviéndose loca con la sonrisa de oreja a oreja.

"Eres nueva por aquí se entiende que tengas algo de vergüenza". Era una buena persona solo que no quería tocar el tema con ninguna, ni siquiera mirarlas. "Pero po-...oh". Le pasó la tarjeta y miró a otro lado, la castaña miró a Jihyo y le hizo una seña de que bajara un poco la intensidad, no quería que a la pobre le diera un infarto en medio de la tienda, no sería la primera vez solo que ya no quieren que eso suceda. "Un gusto tu presencia". Sana asintió e hizo una reverencia al momento en el que tomó la tarjeta, agarró sus cosas y salió prácticamente corriendo.

Ahora sólo debía ir a su casa y que nadie se diera cuenta de dónde había comprado, esperaba que las vecinas chismosas pasen de eso y que no estén tan encima. Se metió en el taxi y solo le dijo justo a donde iba a ir nada más porque la verdad es que hablar no me había sido tan útil, quedaba poco tiempo para que sucediera y eso le estaba poniendo la piel de gallina, Tzuyu de seguro no sabría absolutamente nada de lo que le diga en menos de setenta segundos, eso es lo máximo que tiene antes de que la menor reaccione y se burle de ella o algo por el estilo.

Con cuidado miró las bolsas y soltó un pequeño suspiro que hizo que el conductor subiera la mirada al retrovisor y sonriera al ver lo tierna que puede llegar a ser. "¿Ahora como uso esto?". Se preguntó a si misma solo que no se percató de que fue en voz alta, el señor bajó un poco la mirada y casi se le salen los ojos al ver las bolsas, no era la primera que entraba a su auto justo después de comprar en esa tienda, con una mirada juzgadora y otra de gracia aceleró porque parecía que la japonesa tenía prisa y mucha.

Al llegar le pagó y apretando las bolsas se dispuso a entrar a la casa, no había un lugar más lindo que en donde vivían, se sentía relajada y feliz de poder estar con la persona que ama, dejó las bolsas en la habitación y se quitó la gorra, dejándose caer en la cama para luego cerrar lentamente los ojos al punto en el que no pudo contra el sueño que tenía por no estar durmiendo en todo la noche, prefirió buscar información a cerca de cómo complacer a su novia.

Sintió un pequeño movimiento en su hombro y se quejó, si había algo que odiaba es que la despertarán solo que estaba vez era necesario, Tzuyu llegaba y necesitaba algunos abrazos de su pequeña bebé, eso le alegraba demasiado el día y hoy no sería la excepción. "Sana". La nombrada soltó un gruñido como si se tratara del gatito más tierno de todos y abrió los ojos, por un momento se quedó analizando la situación hasta que recordó la tienda y todo lo que había hecho en el día como para haberse quedado dormida.

"Carajo". No era muy normal que Sana dijera ese tipo de cosas lo que extrañó a Tzuyu quien solo se encogió de hombros, se acababa de despertar no podía decir nada.

"Ese vocabulario". La regañó y la mayor se cubrió los labios antes de achinar los ojos haciéndole saber a su amada que estaba sonriendo. "Hola bebé". Abrió los brazos y tan solo pasaron dos segundos antes de sentir a su pequeña presionando todo el cuerpo al suyo. "Mi bebé preciosa". Sana ronroneaba cual gato cuando le dan amor. "Hermosa". Le robó un beso que sacó suspiros de ambas. "Al llegar ocurrió algo...".

Minatozaki la miró preocupada sabía que cuando eso sucedía no venían cosas buenas. "Dime". Frunció un poco los labios esperándose lo peor.

"Me caí arriba de unas bolsas". Las señaló, Sana cambió como de ochenta colores en menos de un milisegundo. "Así que me dispuse a abrirlo y...". Unas orejas de conejita ahora posaban en la cabeza de Tzuyu quien sonrió un poco burlándose, ya que se había dado cuenta de lo que estaba intentando hacer. "Encontré esto". Le enseñó el vibrador y como se encendía. "¿Puedes explicarme?". Entre abrió los labios y casi se le cae la quijada, esto iba a ser un gran problema.

"E-es que...". Tzuyu seguía moviendo las orejitas con una pequeña sonrisa gracias a eso Sana tuvo que cubrirse el rostro para que no notará la vergüenza que estaba pasando. "Yo pensé que...". Sintió como se le formaba un nudo en la garganta por la vergüenza de lo que estaba sucediendo.

"Hey". Dejó de bromear y se las quitó colocándosela a una Sana que comenzaba a sollozar. "Solo estaba bromeando". Al parecer a la mayor no le gustaban las bromas de su novia. "Ya mi amor". Minatozaki poco a poco dejaba de llorar y cerró los ojos aliviada, había veces que estaba llorando cinco horas seguidas.

Más bien eran cinco minutos pero Tzuyu detestaba ver una pequeña lágrima salir de los ojos marrones de la japonesa así que para ella eran horas de sufrimiento.

"Es que". Tembló y se aferró al cuello de la menor. "Yo quería complacerte como tú lo haces conmigo". Chou se le quedó mirando con los ojos casi que se salían.

"¿Po-por qué?". Preguntó alarmada y le dio un beso en la frente antes de que hablara. "Sabes muy bien que cuando lo hacemos yo lo disfruto". Explicó, ya había perdido la cuenta de cuántas veces lo dijo. "Así que no debes intentar buscar como complacerme porque ya lo haces". Sana se le quedó mirando y luego bajó la mirada a la caja que tenía el arnés. "¿Qué andas mirando?". La tomó y se la pasó. "Ten". La mayor la abrió con bastante nervios y Tzuyu miró curiosa.

"En el vídeo la chica usaba uno exactamente igual a este". Dijo sin pensar.

"¿Qué video?". Cerró los ojos derrotada ahora debía explicar.

"Es que me metí en Google para ver algunas cosas, el caso es que...". Se ganó una mirada pícara de su novia. "Usaba uno así y quisiera hacerlo contigo". Chou apretó los labios y asintió.

"Ya...está bien". Lo agarró dispuesta a ponérselo pero Sana la tomó de la muñeca antes de que pisiera rozarlo. "¿Qué haces?".

"Yo lo usaré". Tzuyu por un momento se sintió distinta por la seguridad en las palabras de su novia.

"¿Segura?". Quería asegurarse muy bien.

"Nunca lo había estado tanto". Con cuidado se quitó el short y miró a Tzuyu quien solo seguía los movimientos con la mirada, luego fue la ropa interior, justo la favorita de la taiwanesa que se tuvo que aguantar para no arrancarsela. "¿Por qué me miras así?". Preguntó y se dio la vuelta.

"No por nada". Desvió la mirada esperando que Sana terminará con lo que estaba haciendo, se relamió los labios y al sentir unos toquecitos débiles en su hombro volteó, abrió la boca impresionada al ver como le quedaba a su novia. "Dios".

"¿Está bien así?". Chou asintió embobada. "Ahora debo...". Con cuidado se inclinó y besó los labios de Tzuyu quien cerró los ojos dejándose llevar, iba a ser una nueva experiencia para ambas.

Sana nunca había sido activa en toda su vida ya que las personas con las que le había tocado estar eran mucho más dominantes que ella, además de que sabían que era lo que le gustaba y que hacía para caer.

Tzuyu tampoco había sido pasiva en ningún momento de su vida, tal vez una sola vez pero eso nunca va a contar para ella ya que no le gustó y fue bastante incómodo ya que la chica no tenía ni idea de lo que debía hacer.

Así que ahí estaban ambas inexpertas en lo que estaba sucediendo, por primera vez Sana liderando el beso y bajando con cuidado el pantalón de la menor quién al sentir eso se separó.

"¿Qué sucede?". Las mejillas de Sana estaban rojas y esta vez no era la vergüenza.

"Espera". Ella misma fue quién se desvistió de la cintura para abajo cosa que no fue muy del agrado de Minatozaki aún así aceptó. "Ahora si". Se volvió a inclinar para besarla pero otra interrupción hizo que Sana se acostara a su lado.

"Si no confías en mí puedo aceptarlo". Tzuyu se volteó para hablarle pero Sana estaba de espaldas y con las rodillas flexionadas.

"Para mí es difícil". Se acercó y le besó el cuello a la mayor quien gruñó y la apartó.

"Puedo llegar a entender que para ti sea difícil pero no aceptaré que me toques hoy si eso es lo que crees que pasará". Tzuyu asintió y le acarició el abdomen.

"Quiero que lo hagas". Murmuró y bajó la mano hasta tomar el dildo. "Vamos, Sana". La nombrada tragó saliva y se dio la vuelta para atacar los labios de Tzuyu quien se impresionó por la fuerza que tenía la mayor, no parecía ser su dulce y adorable novia era alguien completamente diferente que ahora mismo la tenía con los brazos a cada lado de la cabeza sosteniendolos con tanta fuerza que se le estaba escapando el aire.

Al separarse tomó una gran bocanada de aire que hizo reír a Minatozaki, la risa fue dulce, la misma que ha tenido siempre. "¿Estás lista cariño?". Tzuyu entre cerró los ojos.

"¿Eso fue a propósito?". Preguntó pero no recibió respuesta, solo una lamida que iba desde la clavícula hasta detrás de la oreja.

"Tomalo como quieras bebé". Bajó la mirada y con una fuerte exhalación dejó caer la mano en el pecho de la contraria dibujando una línea recta hasta el vientre eso le provocó escalofríos, con miedo subió la mirada y vio como Tzuyu le sonreía insitandole a que siguiera, obviamente no era la primera vez que la tocaba así solo que en esas ocasiones estaba debajo o en su regazo.

Ahora que estaba en otra situación se sentía completamente diferente y tan bien que estaba segura que se repetiría más veces que fuera necesario para poder satisfacerla. Iba a preguntarle si se sentía preparada pero antes de hacerlo Chou ya le estaba asintiendo, insitandola a que los metiera, cosa que hizo al instante, uno de los dedos de Sana llegó a la apertura mojada de la menor eso hizo que se impresionada y con mucho cuidado introdujera el primer dígito en su amada quién al sentir tal sensación arqueó un poco la espalda logrando que su intimidad lo succionará.

Sana sabía lo que significaba y se sentía, al subir un poco la mirada se dio cuenta de cómo Tzuyu trataba de contener los gemidos cosa que la hizo sonreír con maldad, cada que metía un poco más hacia que corrientes traspasarán el bello cuerpo de su novia quien se retorcía o hacia una mueca.

"Por favor". Primera súplica que salía de los labios de Tzuyu que no fuera para pedirle de comer, no se había sentido tan en las nubes como en ese momento, era algo único ya que siempre era ella la que terminaba suplicándole a Tzuyu que lo hiciera como ella quería y necesitaba, sin embargo, las cosas cambiaban para algo mucho mejor.

"¿Por favor?". Preguntó mientras introducía otro dígito y los arquea con suavidad sacando un jadeo de lo más profundo de la garganta de Tzuyu. "Es que no entiendo que quieres decirme". Había sido suficiente, la taiwanesa bajaba el cuerpo logrando que los dedos entrarán de una sola, Sana se quedó impresionada al escuchar los hermosos sonidos de su novia justo frente suyo.

"Justo así". Cerró los ojos dejándose llevar por las sensaciones, al contrario de Sana que se concentraba cada vez más en moverlos de tan forma que no fuera doloroso. "Más rápido". Esa petición fue concedida en menos de veinte segundos, Sana los movía con rapidez y facilidad porque estaba tan mojada que la palma de la mano de encontraba empapada de fluidos calientes que resbalaban hasta caer en la sábana. "Dios". Minatozaki la besó al escuchar lo que dijo, quería callarla pero a la vez provocarla de tan manera que tuviera que comenzar a gritarle que necesitaba más.

Sabía que era un movimiento arriesgado y apresurado, era la primera vez que era quien daba amor, sería lo peor del mundo si de la nada le dijera que debe detenerse porque ya no aguanta más.

Mientras besaba a Tzuyu arqueaba los dedos provocando mordidas a sus propios labios que la calentaban más y más, su novia sabía muy bien lo mucho que le gustaba cuando la mordía o chupaba, para ella era lo mejor que podía existir, gracias a eso se le escapa un gruñido que automáticamente se convierte en un apretón que hace la hace gemir.

Con cuidado se separa sonriendo debido a que su labio inferior era prisionero de los dientes de Tzuyu quien frunce las cejas dejándose llevar por el buen trabajo de su novia, en poco tiempo le suelta el labio y gime tanto que hasta Sana creía que estaba a punto de terminar. Pero esto no acababa ahí, con cuidado los sacó dándose cuenta lo mojada que estaba la menor, quién al sentir como los sacaba un quejido salió de sus labios.

"¿Estás lista?". Tzuyu asintió y por primera vez cuando sintió como las suaves manos de la taiwanesa se deslizaban por su espalda, sintió que era alguien que también podía proteger a la menor a como diera lugar. "Te amo". Bajo la mano al dildo y lo acercó a la intimidad de la contraria, parecía que era más grueso de lo que podía caber, pero luego de varios intentos la punta logró entrar sin problema alguno, tan rápido y suave que Chou se aferró más a su cuerpo, con una pequeña sonrisa la miró a los ojos. "Si quieres parar lo haremos".

"Sigue por favor". Asintió y se apoyó de ambos brazos a cada lado de la cabeza para tener un soporte, mientras entraba sentía como cada vez se hacía más difícil hacerlo así que se detuvo para dejar pequeños y tiernos besos en todo el rostro de Tzuyu sobre todo en los ojos llorosos..

"Puedo parar si duele". Hubo un momento de silencio en el que pensó que le diría que ya no podía más pero ocurrió todo lo contrario. "¿Segura que no duele nada y debemos seguir?". Preguntó.

"Ya no duele tanto". Con eso dicho, Sana comenzó movimientos suaves que le provocaban jadeos y estremecimientos desde la cabeza a los pies. "Sana". Escuchar como arrastraba cada una de las letras le provocó escalofríos, se mordió el labio inferior y entró un poco más, ya podía sentir como el cuerpo de Chou se relajaba dándole más libertad para moverse, explorar cada parte de su cuerpo.

"Me encantas". Murmuró sobre los labios ajenos por los cuales salían todo tipo de sonidos que la encendían cada vez más a tal punto en el que no se dio cuenta de cuando comenzó un movimiento más rápido de lo normal, iba a tanta velocidad que la madera de la cama ya estaba chirriando. "Dios, me encantas". Gimió y se escondió en el cuello de Tzuyu quién sonrió al escucharla tan agitada.

Con cuidado bajó las manos a la espalda baja de la contraria acción que la hizo moverse con más fuerza y velocidad, salia y entraba a una rapidez bestial tanto que sentía que en cualquier momento iba a llegar al punto más alto del placer, algo que en toda su vida no había llegado a experimentar con tanta fuerza y sintiendo tantas cosas.

Tzuyu desconocía lo buena que era su novia y sobre todo los sonidos que podrían salir de su propia boca con cada embestida de la mayor, era un total deleite los pequeños ruidos que salían de Sana y como movía las caderas buscando aquel lugar sensible que la haría explotar en placer.

"¿Te sientes bien?". Le preguntó viéndola directamente a los ojos, Tzuyu asintió y le acarició las mejillas antes de unir sus labios en un tierno beso que en pocos segundos subió de tono, dientes chocaban de vez en cuando y gemidos atrapados en aquellas lenguas que se enredaban salían provocando sonrisas en ambas. "Te amo". Habló en un suspiro. 

No era la primera vez que lo decía pero había sonado tan bien que Chou se le quedó mirando sorprendida.

"También te amo". Se sonrieron y Sana bajó la mirada notando que poco a poco se le hacía más difícil moverse, Tzuyu estaba cerca y lo confirmaba cuando se aferró a su espalda y la acercó a tal punto en el que sus frentes se unieron, ambas miradas conectadas al igual que los gemidos los cuales se sincronizaban siendo lo único que se escuchaba en la habitación, además de sus pieles chocándose y la cama chocando más y más fuerte la pared.

Todo lo que estaban sintiendo iba más allá de lo nuevo, era algo que sabían que se repetiría más de una vez y se sentían unidas, Sana por fin había logrado lo que tanto había querido y Tzuyu, a pesar de su miedo, comprobó que también puede llegar a aceptar el ser quien recibe amor, como lo dice Sana.

"Sa-Sana". La mayor al escuchar su nombre la tomó de las caderas acelerando aún más si es que era posible, entrando lo más profundo que podía. "Dios". Tzuyu ya no oídos aguantar más, había estado al borde en mucho tiempo y sus musculosos estaban tan tensos que dolían.

Sana era otro desastre, sentía que iba a terminar en cualquier momento debido al roce del arnés con su clítoris y los gemidos de su novia, había algo en ella que la estaba volviendo loca y le encantaba, Tzuyu para ella es el ser mas perfecto que existe y existió.

Un par de movimientos más fueron suficientes para que se escuchara un fuerte gemido que bastó para que Sana se dejará caer en el cuerpo de la morena, ambas temblaban de vez en cuando. De la nada el silencio invadió el lugar y solo se escuchaban sus respiraciones agitadas.

Ambas suspiraron al mismo tiempo y sonrieron. "¿Otra vez?". Preguntaron al unísono cosa que las hizo reír.

"Tal vez ocho más". Murmuró Tzuyu. "¿Qué me dices?". Bajó la mirada y se encontró a una Sana con los cerrados, los labios entre abiertos y que de vez en cuando roncaba. "Me matas". Era su bebé al fin y al cabo.

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