Capítulo 4: "¿Otro Mundo?"
Aquellas mujeres con capucha habían llegado a un pequeño departamento algo largo del centro de Londres, al entrar bajaron sus capuchas y la pelirroja se dirigió a la pequeña cocina qué había en el lugar.
—¿Quiere un té o algo? — preguntó la chica.
—Yo… si, tal vez un té estaría bien. — contestó la castaña.
Arya comenzó a preparar las cosas, llenó aquella tetera con agua, la colocó sobre la cocina y con su dedo encendió la llama para que comenzara a hervir.
—En minutos estará. — dijo mientras daba media vuelta hacia el gavetero cercano buscando algo para acompañar el té.
—¿También controlas el fuego aquí? — preguntó Annika mientras veía a la pelirroja.
Arya hizo una mueca, miró a la otra muchacha con cara confusa y luego habló.
—¿Cómo que “aquí”? — preguntó.
Annika guardó silencio por unos segundos pero luego dijo unas palabras.
—Sabía que llegaría el momento donde tendría que decir esto y es complicado…
La castaña metió la mano en el bolsillo de su chaqueta, Arya pensó que sacaría una varita por lo que se puso en guardia, sin embargo, la otra chica sacó un pequeño objeto redondo y lo puso sobre la mesa.
—¿Qué es eso, un medallón? — preguntó la pelirroja.
—No sé su nombre pero lo inventó un sujeto llamado Arthur Roberts. — dijo la castaña.
—Roberts murió hace siete años en la guerra contra Tessa Whitney. — contestó la pelirroja.
—Bueno ese será el Roberts de aquí… escucha, este objeto es una especie de traslador pero no te transporta a otro lugar si no a otro universo.
La castaña iba a continuar con su charla pero una carcajada de Arya la interrumpió.
—Oye, sé que vivimos en un mundo donde los dragones y hadas son reales pero esto ya es algo muy extremo. — dijo la pelirroja para después girarse hacia la cocina y comenzar a preparar el té.
—No te burles, te hablo en serio…
—Oye, recién nos conocemos, es raro que me tuteé si no le he dado permiso. — expresó Arya algo molesta.
—Jeremy Spooner y Amanda Waters, ellos están aquí, ¿no es cierto?
—¿Qué sabe sobre ellos? — preguntó la pelirroja girando su cuerpo de inmediato.
—Ellos arrasaron con mi mundo, en mi universo son el máximo órgano gubernamental en toda la tierra. Usaron su poder para sacar a las personas que podían impedir que hicieran lo que al final lograron, hacerse con el mundo.
—Bueno aunque si son capaces de hacer eso el resto de la historia me hace dudar.
—Tú nombre es Arya Sawyer Wood, hija de Jameson Sawyer y Abril Wood, naciste el seis de noviembre del año mil novecientos sesenta y tres, eres hija única y estudiaste en el colegio Ilvermorny, de la casa de Thunderbird, graduada con honores.
—Eeh… nací en el sesenta y cuatro, tengo cinco hermanos y soy de Ravenclaw porque estudié en Hogwarts… ¿Te golpearon la cabeza esos aurores?
—Te estoy hablando de la Arya de mi universo, ella… — la voz de la castaña se intentó quebrar cuando habló de aquella otra pelirroja.
Arya intentó calmar la situación, le entregó una taza de té rápidamente a Annika y se sentó frente a ella.
—Está bien, te pondré atención y no voy a interrumpirte, soy todo oídos. — dijo la pelirroja mientras le daba una sonrisa a la castaña.
Annika devolvió la sonrisa levemente mientras tomaba la taza de té.
Isaac Thargot se encontraba en un viejo departamento, el lugar estaba sucio y desordenado pero eso parecía no importarle mucho al hombre.
Se dirigió hasta el lavamanos del baño, abrió la llave de la tubería y comenzó a lavar sus manos las cuales estaban manchadas con sangre.
—¿Día difícil? — preguntó una voz femenina cerca de la puerta.
—Yo solo me defendí, ellos comenzaron… — contestó Isaac.
—Te dije que debías tener cuidado, están buscándote.
—Ya no me importa, Izzy, si me encuentran les haré lo mismo que hice a estos idiotas.
El hombre de canas se alejó del lavamanos y caminó hasta su habitación.
—Necesito que me ayudes con algo que encontré esta tarde en el trabajo. — dijo la pelinegra caminando detrás de aquel hombre.
—¿Qué es?
La chica sacó unos pergaminos del pequeño bolso qué cargaba y se los entregó al hombre.
—Mi aliado en el Ministerio Francés interceptó una lechuza, el Ministro tuvo una reunión en Inglaterra con Spooner y al parecer con otros cabecillas de los gobiernos mágicos.
—¿Y eso en qué me afecta a mi? — preguntó el hombre con mala actitud.
—Bueno, no es coincidencia que tres hombres te ataquen por orden de Spooner mientras él reúne gobernantes para quien sabe que cosa.
Isaac miró a la pelinegra con cara muy seria.
—¿Cómo sabías que eran tres hombres? — preguntó. —Claro, decidiste observar en vez de ayudarme con esos hijos de…
—Basta, Thargot, no actúes como un idiota. — contestó Izzy interrumpiendo al hombre. —No sabemos lo que puede pasar si investigamos a fondo, tal vez encontremos algo para quitar a ese imbécil del mandato, podrías volver a Londres, recuperar tu vida.
—O podríamos empeorar las cosas y enviar todo por la basura. — contestó el hombre mientras arrancaba un pedazo de su camiseta para colocarlo sobre su brazo pues comenzó a sangrar levemente. —No puedo recuperar mi vida, Izzy, eso no me devolverá a mi tía…
La pelinegra hizo una mueca y luego se acercó al hombre para ayudarlo a curar su brazo.
—También podrías ayudar a las personas que lo necesitan, cómo lo hacíamos antes. — dijo suavemente la chica.
Isaac dio un gran suspiro y luego comenzó a reír.
—No lograrás convencerme, ahora solo quiero dormir… — contestó el hombre.
Annika y Arya seguían charlando sentadas frente a aquella mesa, acompañaban su té con algunas galletas.
—Déjame ver si entendí bien… en tu mundo hubo un grupo de magos qué quiso enfrentarse a Spooner y Waters pero fallaron, la mayoría han muerto y ahora quieren hacer lo mismo aquí. — dijo Arya repitiendo las palabras que la castaña había dicho hace unos minutos.
—La mayoría fueron borrados del mapa. — dijo Annika mientras asentía con su cabeza. —Tus padres desaparecieron antes de que todo esto comenzara, quizá con ellos hubiéramos podido detenerlos…
—¿Y qué hay de mi otro “yo”? — preguntó Arya, curiosa.
—Cuando ellos desaparecieron eras una niña, Laia Potter te crió como una hija más. Los amigos de tus padres crearon un grupo llamado “La Resistencia” donde entrenaron magos y brujas para defenderse luego del primer ataque, Hogwarts y el Ministerio se fueron al carajo… tú aprendiste a pelear con y sin varita, te convertiste en la líder de los más jóvenes, tú fuiste mi maestra.
Arya se quedó en silencio algunos segundos tras escuchar aquella historia.
—¿Y luego qué sucedió? — preguntó la pelirroja.
—El grupo cayó en una trampa de la gente de Spooner, los que no murieron ahí lo hicieron camino al centro médico… tú incluía. — contestó Annika.
Arya se acercó a la castaña, un par de lágrimas bajaban por sus mejillas.
—Bueno, te prometo que eso no pasará aquí. — agregó la pelirroja quien recibió un abrazo de la castaña luego de sus palabras.
[Ministerio de Magia, Londres]
Spooner se encontraba en su oficina, sentado frente a su escritorio con una pluma en su mano, sobre aquella mesa había un pergamino sobre el cual aquel hombre parecía escribir algo.
—Hace años que no te veo tan concentrado. — dijo una voz femenina en la puerta.
—Señorita Waters, debería tocar antes de entrar. — contestó el hombre en tono serio.
—La puerta estaba abierta… — contestó la pelinegra. —Hay algo de lo que debemos hablar.
La mujer entró a la oficina por completo y cerró la puerta a sus espaldas, Spooner dejó su pluma a un lado y miró a la mujer.
—Sé breve, tengo algo de que encargarme.
—Bueno, tus sospechas de que Thargot está lejos de Inglaterra son ciertas, mis hombres lo ubicaron en España o al menos lo que quedó de ellos…
—¿Había alguien con él? — preguntó el hombre en la silla.
—Está solo por lo que pude entender.
—Bien, tenemos vía libre para continuar la misión aquí en Inglaterra.
—Solo hay un problema, esa es la otra cosa que debo decirte. — dijo Amanda. La mujer hizo aparecer una foto con su varita sobre el escritorio de Spooner.
—¿La recuerdas? Hace poco…
—Sí, la muchacha de “La Resistencia”. — interrumpió Spooner mientras analizaba aquella foto.
—No es su “otro yo” por si estás pensando eso, tus aurores la ubicaron a las afueras del Ministerio luego de un estruendo enorme… está aquí.
Spooner puso una cara más seria y luego se puso de pie.
—Haz qué la encuentren y rápido, la quiero viva. — ordenó el hombre.
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