Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

6.

A situaciones desesperadas medidas muy disparatadas.

La situación se tornó rocambolescamente absurda hasta un extremo que rozó de manera tentativa lo cómico. De un momento a otros nos encontrábamos acinados en un estrecho túnel en el que se disponía del espacio necesario para avanzar a cuatro patas.

Todo había ocurrido muy deprisa.

Después de la estridente y eficaz alarma, Ryan nos mostró una trampilla oculta en un punto estratégico de la casa, escondida a ojos no entrenados, que conducía a una estrecha y baja galería que tendría que desembocar en algún otro lugar.

Debíamos ser rápidos, por lo que gateábamos como bebés frenéticos. Frente a mis narices estaba el trasero del ex alfa que se marcaba a la perfección en sus pantalones.

Pestañeé, reprendiéndome mentalmente por los impuros pensamientos acerca de la anatomía forma y consistencia de los glúteos de un maniático.

—Cuidado —advirtió antes de esfumarse.

No tuve el tiempo justo para refrenar mi avance y mis manos dejaron de estar presionadas sobre una superficie firme para pasar a la más absoluta nada. Ahogué una exclamación de sorpresa que pronto degeneró en un gritito cuando caí de cabeza, estampándome de una forma espectacular contra el suelo.

—Dije que tuvieras cuidado, preciosa —se burló Ryan. El crujido de sus pasos se aproximó e instantes más tarde sentí sus manos acudir a mis axilas para ayudarme a incorporarme.

El contacto volvió a ejercer ese efecto impreciso y fuera de lugar que me forcé a tragarme, concentrándome en posicionar los pies de la forma correcta para erguir mi adolorido cuerpo.

Luke cayó a mi espalda con una agilidad envidiable que añadía capas de bochorno a mi grandilocuente golpe de efecto.

—Debiste especificar más —refuté, malhumorada, sobándome la cabeza. Cerré los ojos, soltando un ligero jadeo de dolor cuando mis dedos se toparon con una región especialmente afectada.

—¿Qué es este lugar? —intervino Luke, más centrado en lo importante.

Despegué los párpados dando un visto generalizado a mi entorno. Se trataba de un cuarto pequeño de reforzadas paredes de cemento y escasamente amueblado con un sofá individual que parecía nuevo y una gigantesca consola que monitorizaba las diferentes cámaras distribuidas por la casa.

En una de las paredes había toda una exhibición de diferentes armas que pasaban por multitud de calibres. Incluso, en un rincón, se amontonaban cepos para osos.

—Una habitación del pánico —respondió Ryan, con una sonrisa inescrutable—. A prueba de hombres lobo. Como ya he dicho, tengo bastantes enemigos y pocas formas de defenderme.

El licántropo arqueó las cejas con lentitud, escrutando con una mirada seria plantada en el semblante.

—Así que te escondes —pronunció con un matiz crítico.

A Ryan no pareció afectarle, su gesto permaneció imperturbable, e incluso incrementó ese aire de perversa diversión que trasmitía.

—Lo importante es la supervivencia.

La tensión se acumuló y agravó las facciones de Luke, otorgándole un aire enfurruñado e irritado. Di un paso al frente, volviendo a interponerme entre ambos para evitar que aquel inofensivo intercambio de palabras escalase posiciones a algo más grave que supondría un inconveniente en aquel momento.

—¿A prueba de hombres lobo? —cité lo que dijo. Mi ceño se hundió en una expresión inquieta y desplacé la mirada, posándola en cada centímetro de la sala—. ¿Qué significa exactamente?

—Está insonorizada por completo, incluso para el agudo oído de un licántropo. El sistema de ventilación fue lo más complicado, pero gracias a mis conocimientos respecto al tema, el recorrido y materiales empleados suprime el sentido del olfato. No pueden detectarnos.

Asentí un par de veces, afianzando sus palabras que resultaron meridianamente tranquilizadoras, pero había más aspectos que en aquellos instantes seguían inquietándome, aireando mis dudas e ideas más alocadas.

Me giré hacia Luke que mantenía la mirada clavada en Ryan con dureza y sospecha, en un evidente estado de alerta.

—¿Qué hacen aquí?

Los chispeantes ojos azules del chico se posaron en mí con una sombra de pesadumbre, que me erizó el vello del cuerpo. Se desinfló un poco, regresando a su aspecto de niño perdido.

—No lo sé —confesó en apenas un susurro.

—Yo sí —se entrometió Ryan y ambos viramos la cabeza en su dirección—. Me buscan a mí, lo más probable.

Esta vez fue mi turno de elevar las cejas.

—¿A ti?

Sonrió.

—Te están buscando, ¿no es verdad? Durante años mi misión fue justamente esa: encontrarte. Lo hice, aunque ellos no lo saben. Pero pasé mucho tiempo documentándome, estudiando acerca de la leyenda de los Portadores, siguiendo la pista a tu estirpe... hasta dar contigo —aclaró, con simpleza, resumiendo la trayectoria de su obsesión con una ligera que rozó la frivolidad—. Han venido a por mis conocimientos en el tema.

Me mordí el labio inferior, analizando la situación.

—Entonces... —divagué, desenredando el ovillo en el que mi cerebro había mutado— también te buscarán a ti. Y supongo que, en el caso que te niegues a darles la información, algo que no estoy segura que hicieras —apuntillé, lanzándole una mirada afilada— no se conformarán.

—Aprendes deprisa.

Solté un suspiro de rendición, dejándome caer sobre mi propio trasero en el suelo, derrotada, estresada y agobiada por todo. Hace apenas unas horas jamás imaginé hasta que punto podrían complicarse las cosas.

—No veo ninguna salida —confesé sin un destinatario en particular.

Oculté el rostro entre las manos y apreté los dedos con fuerzas. Un nudo enorme se alojó en mi garganta, impidiéndome respirar con normalidad.

—Oye, Thara —la voz de Luke se coló entre mi escudo de pesimismo— encontraremos una manera, ¿vale? No puedes rendirte ahora.

—El perro tiene razón —Ryan se acuclilló a su lado, frente a mí—. No hay otra opción.

Luke emitió un gruñido bajo.

—¿Y se supone qué debemos contar contigo?

Ryan asintió sin una pizca de inseguridad.

—Me necesitáis. Aún tengo informadores repartidos por el país, soy vuestra única opción de encontrar a Kramer antes de que venda a Thara al mejor postor. Además, tu querido papaíto me persigue a mí también —pronunció, en tono sosegado y práctico—. ¿Se te ocurre un plan mejor?

El licántropo entrecerró los ojos hasta que se convirtieron en dos finas rendijas. Se pecho se infló en una generosa respiración que retuvo unos instantes, mientras deliberaba en su mente, buscando de forma desesperada una alternativa.

Yo también la busqué incansablemente hasta que ambos llegamos a la misma conclusión.

No había alternativa.

—No confío en ti —susurré.

Ryan desplazó sus ojos hasta fijarlos en los míos. su mirada se dulcificó y dejó a un lado esa prepotente burla que traía consigo desde el primer instante que pusimos un pie en su propiedad.

—Esto no se trata de confianza, preciosa, si no supervivencia. Y soy un maestro en eso.

Recordé una frase que hasta aquel momento no tenía un significado funcional para mí, pero que de repente sonó con renovada fuerza.

—Mantén cera a tus amigos, pero aún más a tus enemigos.

Luke pestañeé con una incredulidad creciente.

—Dime por favor que no vas en serio —pidió, con un deje de súplica implícito en su tono de voz.

—¿Qué otra opción tenemos? Es tu familia, sabes de lo que son capaces más que cualquier de nosotros. Dime, por favor, que podemos prescindir de cometer esta locura y salir ilesos —esta vez fue mi turno de dejar que la desesperación vibrase en mis cuerdas vocales.

Mantuvimos un intenso contacto visual hasta que, finalmente, suspiró.

—Son capaces de cualquier cosa. No... no tenemos opción.

—¡Perfecto!

Ryan dio una estridente palmada y se incorporó, sacudiéndose el polvo de los pantalones. Ambos nos quedamos en el sitio captando cada uno de sus movimientos con incomprensión.

El ex alfa se sentó frente a la elegante consola y fue comprobando una a una las cámaras de seguridad, toqueteando una infinidad de botones de funcionamiento desconocido para mí. Su expresión trasmitía una concentración potente y preclara, como si su cerebro estuviese procesando a pleno rendimiento y sin titubeos.

Había que admitir que era astuto y precavido.

Quizás eran rasgos de un psicópata, pero aún así, en aquellos momentos, resultaron bastante útiles.

Luke se dejó caer a mi lado, presionando la espalda contra la pared. Por el rabillo del ojo pude ver como hacía un amago de cogerme la mano, pero su brazo se quedó unos segundos suspendido en el aire antes de decaer en una silenciosa derrota.

Eso desató un pinchazo que me incidió justo en el pecho, diseminando una sensación parecida a la ansiedad que me revolvió el estómago de una forma nada bonita. Tragué saliva, pasando todo el revoltijo de emociones contradictorias.

Cabeza sobre corazón.

No sé cuanto tiempo exactamente permanecimos en un mutismo estático y asfixiante hasta que Ryan se separó de la multitud de pantallas con actitud severa y decidida.

—Ya se han ido. Pero no debemos confiarnos, hay que actuar deprisa.

—Espera, espera —Luke apoyó una mano sobre el suelo para incorporarse—. Antes de nada, tú no mandas. Segundo, ¿qué demonios propones?

—Buena pregunta —felicitó, dándole unas palmaditas en el hombro, ignorando deliberadamente la primera parte de la frase. Esbozó una sonrisa refrescante y despreocupada—. El plan es simple, interceptar a Kramer. Los problemas se afrontan uno a uno. Sabemos a donde se dirige, al Consejo, así que allí es donde vamos.

Las cejas del hombre lobo se elevaron.

—¿Pretendes llevar a Thara hasta el Consejo?

—No, pretendo evitar que Kramer llegue a él, pero para eso hay que seguirle la pista y créeme, no es tarea fácil, cuanto más esperemos más precauciones le habrá dado tiempo a tomar.

—¿Dónde está el Consejo? —inquirí, queriendo ser partícipe de la conversación.

Luke puso una mueca.

—La Sede es itinerante —admitió— tienen varias localizaciones. Ahora se encuentra en una que queda a más de veinte horas en coche.

Agrandé los ojos, soltando un silbido por lo bajo.

—Vaya.

—Nos viene perfecto —insistió Ryan— cuanto más lejos, más margen.

—Y más posibilidades de que alguna manada se nos eche encima y más tiempo te da para traicionarnos —refunfuñó Luke.

No podía culparlo.

La última vez yo me fie de él y aunque todo se resolvió, la situación fue terriblemente engorrosa, peligrosa y mortífera. Tampoco ignoraba el hecho de que el hombre que tenía delante le atravesó las vísceras con una barra de hierro dejándolo desangrarse clavado en una pared.

Me estremecí solo de recordarlo.

—Debemos buscar ayuda en alguien más. Alguien que sepamos que nos ayudará —tercié, pensativa—. Quizás Kaleb pueda. 

Luke meditó mi propuesta.

—No es del todo descabellado.

—¡Genial! Ahora movamos el culo —apremió Ryan—. Tendrán bajo vigilancia la casa, hay que salir por abajo.

Al parecer la infraestructura no se limitaba al intimidante casuplón de la superficie y a la habitación del pánico estratégicamente ubicada. Debajo había un amplio garaje con un par de vehículos y más armas que Ryan cargó en el coche bajo el pretexto de precaución. La situación no era muy alentadora y tenía un presentimiento impreciso atormentándome.

—Tú conduces, preciosa.

Tuve los reflejos necesarios para interceptar las llaves al vuelo, impidiendo que se estrellasen en mi cara. Gruñí, irritada.

Genial.

Otra vez.

¡Yuju!

Ryan rodeó el coche con intención de sentarse en el asiento del copiloto, pero, a diferenciado de lo ocurrido hace más de un año, Luke fue más rápido y considerablemente más fuerte. Le bastó un empujón el pecho del chico para que este se viese derribado.

—Ni se te ocurra —marcó y soltó una sonrisilla de victoria.

Ryan lo miró con una expresión de frialdad absoluta sin apelar a su hiriente y sarcástica labia.

Jugueteé con las llaves que aún tenía en las manos.

Luke me trasmitió una mirada de consuelo. El tiempo había endurecido sus facciones aniñadas, pero sus ojos seguían siendo igual de claros e inocentes. De repente, la mano que me apretujaba el pecho aflojó un poco y respirar se convirtió en una tarea algo más sencilla.

Una energía extraña me cosquilleó desde dentro.

Beta.

Había recuperado a mi único beta, de alguna manera, el vínculo parecía haberse reestablecido a pesar de la multitud de temas aún no tratados y que requerían una profunda conversación con gran cantidad de disculpas por mi lado.

Pero allí estaba, esa fortaleza, chisporroteando por mis venas, haciendo mella en el cansancio y malestar que me hundí los hombros a cada minuto.

—Vamos allá —murmuré, para insuflarme la dosis de ánimo necesaria.

¿Huir de un grupo de hombres lobo que querían usarme como arma para una guerra entre licántropos y seres humanos?

Sí... parecía que la tregua de normalidad había terminado.

Hola de nuevo, vida de Portador.

AHOY.

Es domingo, mañana tengo mi penúltimo examen (si todo sale bien, recemos), y estoy AGOTADA, con todas las letras. Pero, bueno, nadie puede estar peor que Thara jeje.

¿Qué demonios habrá pasado entre ella y Luke para mantenerlos separados tanto tiempo? Su conexión es inegable y parece que ha vuelto a establecerse, ¿será cierto? Un alfa es más fuerte en una manada.

THE TRIO IS BACK.

Ahora Hanry, Ryan o como se haga llamar, es solo un humano, ¿qué pasara con la parte de él que vive en Thara? ¿Qué estará planeando? ¿Es sincero? ¿Quién es ahora la amenaza?

¿La familia de Luke?

¿Ryan?

¿Kramer?

¿Quizás el propio Luke?

¿El Consejo de Traseros Peludos?

Opiniones, teorías, todo, AQUÍ, me entretengo leyéndolas.

EN FIN. Creo que por mi parte ya está todo, si no me siguies en Instagram puedes encontrarme como @comandanteprim, la verdad, mi cuenta da penuca, pero, se mantiene en la linea general que es mi vida xd.

Nos vemos la semana que viene con más.

Three words, eight letters, say it... and I'm yours... 

(os quiero, coleguis)



Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro