( Capítulo 5)
– ¿Qué piensas, Kanao? – Preguntó Tanjiro de forma sutil sacándola de su ensoñación.
– Oh... No es nada, solo que... – Se dio un suspiro para poder continuar. – Es extraño ver como el tiempo cambia, ¿no? – Terminó de decir aquello con una sonrisa.
– Bueno, si... – Se quedaron unos minutos observando la tranquilidad de las olas. – Ah, a lo que vine, ¿cual será nuestro próximo destino, capitana?
– Ya te dije que dejaras con eso. – Río de forma dulce y suave mientras fijaba su vista en aquel mapa que antes le pertenecía a Giyu. – ¿Qué dices si a tal lugar?
– Me parece perfecto. – Se acercó a la chica para depositar un pequeño beso en su frente. – Solo vamos por la próxima aventura.
[ ... ]
– Tanjiro, no puedo... – Cerró fuertemente sus ojos apenas sintió el frío agua calar por los huesos de sus pies.
– ¿Qué dices? Si ya estamos acá, ¿ves? No fue tan difícil. – Normalmente sus sesiones de "superación" no llegaban más allá de mirar el mar, pero esta vez sentirlo alrededor de sus extremidades era otro nivel.
Al menos tenía la seguridad del torpe pelirrojo que se encontraba dándole la mano.
– ¿Y si me caigo con una ola inmensa? ¿Y si ambos nos ahogamos o nos caemos por algún agujero? – Aunque la marea ese día estaba bastante tranquila aún no se fiaba del todo.
– Hmm, dudo que suceda algo a estas alturas. Además, mira, Nezuko ya anda hasta nadando. – Le gustaría ver eso pero por obvias razones ni siquiera se atrevía a abrir los ojos. – Aunque sea por unos segundos, ¿sí?
Le costó un poco pero al final accedió, aunque a penas los abrió solo pudo perderse en los ojos del contrario.
– ¿Ves? No es tan difícil como parece. De hecho, ni siquiera huelo miedo provenir de ti. – Desde que se enteró del extraño olfato del contrario se prometió no acercarse mucho a este, pero ya ven como la vida le depara otras cosas.
– Solo lo dices para darme confianza. – Al menos la conversación le distraía de donde se encontraba ahora mismo.
– Esta funcionando, ¿no? – Escuchar la risa suave del contrario hizo que su corazón se acelerara. – Mira, ahí está Nezuko.
Apenas la miró lo único de lo que prestó atención fue a la gran distancia que se encontraba de la superficie.
– Ey, ella si se puede ahogar. – La desesperación comenzó a recorrerle por todo el cuerpo. Se estaba alterando.
– Kanao, tranquila, ¿sí? – Bueno, que haya visto a su hermanita nadar no fue en definitiva la mejor opción. ¿Que estaba pensando? – L-le diremos que vuelva, ¿bien?
Solo bastó con gritarle su nombre para que la menor presente fuera hacia los dos individuos, bastante curiosa de lo que sucedió a decir verdad, pero entendió rápidamente la explicación disculpándose con la mirada.
– ¿Te sientes mejor? No tenías que haber visto eso, lo siento. – Se disculpó Tanjiro de forma apenada.
– No, yo, es solo... – Tampoco le apetecía que por su culpa Nezuko no pudiera nadar con tal libertad, además de seguro al pelirrojo también le gustaría zambullirse en el agua. – Creo que aveces me siento más segura en el barco. – Siempre y cuando no estén en medio de la marea, claro está.
Con una leve reverencia soltó al chico para luego despedirse y posteriormente abandonar la playa.
Al menos ya no era una rehén como tal, pero tampoco tenían la suficiente confianza como para ser tripulante, después de todo aún existía rencor en su corazón.
Aunque quisiera hacer algo contra el "capitán" tampoco tenía las agallas suficientes.
Simplemente tuvo que hacer como siempre lo hizo, acoplarse a las dificultades y acostumbrarse, teniendo varias oportunidades para escapar se dijo que ya de nada servía.
Su vida ahora mismo no valía absolutamente nada. Ni siquiera como rehén lograría sobrevivir, así que ¿qué más da?
– Acá estas, te estuvimos buscando... – ¿Por qué esos hermanos siempre parecían buscarla? – Me acabo de enterar que acaba de iniciar el festival del huevo, ¿no es eso increíble? – ¿El festival de qué? Nunca entendió las costumbres de los otros lugares.
– Supongo... – Le daba igual, en realidad.
– ¡Bien! – La tomó de la mano confundiendo aún más a la chica, comenzando a caminar de forma rápida. – No debe estar tan lejos, ¿no?
– Espera, ¿qué haces? – Ya se había acostumbrado a la personalidad y los movimientos imprevistos que de repente hacia el pelirrojo, en todo caso.
– Iremos al festival, ¿no? – Miró a su hermanita confundida. – Si le preguntamos, ¿verdad? ... Oh. – Olvidó preguntarle. – ¿Quieres venir?
No quedó de otra que asentir, después de todo ya habían llegado.
Tal vez se arrepentiría más adelante... Tal vez.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro