Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

41

Thais

Cuando no estoy ocupada pensando en el cuerpo de Aang, en lo que me ha hecho y en lo que quiero que me dé, me sumerjo en mis escritos o en las conversaciones con Verónica.

Todo ha vuelto a la normalidad (si es que se puede llamar así a esto).

Aquella noche y esa mañana en la ducha solo sirvió para despertar los deseos más oscuros en mi interior, me había gustado la sensación y busco más. Mis sentidos están más agudizados al igual que mi apetito sexual por él.

Es una distracción exquisita.

¡Dios! Jamás había experimentado ese nivel de éxtasis. Es demasiado adictivo y perverso. Sin embargo, me gustó.

Aang y yo tenemos sexo todos los días. A veces más de tres veces al día e incluso mientras discutimos, siempre le pido dejarme ir, lo que hago con demasiada frecuencia, también discutimos por lo controlador que es. Pero en general, todo está bien. Más que bien entre nosotros.

Aunque estoy disfrutando inmensamente de tanto sexo duro, nuevos descubrimientos, no quiero seguir siendo una prisionera.

No quiero estar encerrada en contra de mi voluntad.

—¿Estás lista? —Aang me arranca de mis pensamientos mientras hago mis maletas para nuestro fin de semana en Londres.

—Sí, solo tengo que cerrar mi maleta de alguna manera y podemos irnos.

—Solo nos iremos el fin de semana, Thais —precisa Aang, mirando como lucho con la maleta.

Alzo los hombros. —No es mi problema que no quiera cerrarse.

—¿Cómo se va a cerrar si tienes el armario entero ahí? —gruñe. Luego suelta un suspiro. —Adelántate al auto, yo lo hago.

Me precipito a bajar las escaleras, una vez instalada en el asiento de atrás del coche, Aang salta a mi lado, cierra la puerta y le dice a Elliot que nos vamos.

—¿Mi equipaje? —le pregunto entrecerrando los ojos.

—¿Perdón? —dice, ocultando la diversión en su voz.

—¿Mi maleta?

—¿Qué maleta? —responde riendo, con mala fe.

Paso el trayecto sin hablarle, su sonrisa no hace más que enfurecerme. Aang suspira, al instante, sus dedos se entrelazan con los míos. Aprieto, cambiando de posición para mirarlo mejor a los ojos; veo diversión impresa en los duros ángulos de su rostro perfecto y relajados por primera vez.

Una inesperada oleada de ira me atraviesa. Frunzo el ceño y me controlo lo mejor posible para no hacer una rabieta.

Aang me atrae con brusquedad contra él y se apodera de mi boca. El beso es duro, salvaje, brutal y me pego aún más, perdiéndome en el frenesí. Y durante un instante nadie existe solo nosotros, nuestra pasión y ese placer intenso.

Me cuesta trabajo respirar cuando nos separamos, tengo los labios doloridos, siento el cuerpo en llamas, reclamando sus caricias.

Lo deseo.

Diosito. Por favor, necesito una alineación completa. Tal vez una cogida excesiva me reinicie las chakras y me compone el día.

Cuerpo, calma esas hormonas.

—Llegando allá nos ocupamos de ese pequeño problema —dice, refiriéndose a mi equipaje.

No me alejo de él sino hasta que llegamos a la plataforma reservada a los jets privados. Pasamos controles. Un avión nos espera y su fuselaje brillante lleva el logo de su empresa.

El interior del automóvil ha sido acondicionado como un confortable espacio de relajación, provisto de sillones de cuero crema.

Aang me mira y veo en sus ojos aquel familiar brillo de 'Estoy a punto de saltar sobre ti y devorarte por completo'. Pero por suerte he venido preparada y como sé sus intenciones trato de ignorar la mirada de sus ojos.

—Señorita Delgado, ¿le apetece algo de beber? —me pregunta la azafata mientras comprueba nuestros cinturones de seguridad.

Solo pido agua, el calor de la tarde es demasiado insoportable y me siento deshidratada.

—No hagas eso nunca más —dice Aang entrecerrando los ojos.

—¿Qué cosa? —evito reírme.

—Ponerte pantalón cuando vamos de viaje —pasea la mano por mis muslos. —¿Te has visto obligada a ponértelo para que no te tome en el avión? ¿Para evitar que termines montada sobre mí? ¿Por qué sabes que no puedes resistir a levantarte tu misma el vestido y abrir las piernas para mí?

—Es evidente —sigue deslizando su mano bajo mi blusa. —Y parece que funciona.

—¿Eso crees? —pregunta divertido. —Sabes que no me importaría quitártelo, ¿cierto? —trago saliva y mi pierna se abre automáticamente pensando en las sensaciones maravillosas que él me hace sentir, pero me obligo a cerrarla de nuevo y a sentarme derecha. —Pero no te preocupes, por hoy te la dejo pasar por tu periodo, más bien; porque sé que estás adolorida tanto por mí como por su regla, pero la próxima vez que se te ocurra ponerte unos putos pantalones, como hoy, te los arrancaré antes de que te subas al coche, ¿entendido?

Retira las manos al tiempo que llega la azafata con mi agua. Después de tomarlo me duermo de inmediato.

Llegamos a Londres muy tarde. Un auto particular nos deja en el The Dorchester. Me derrumbo en la habitación que fue reservada ni siquiera le pongo atención al lugar donde estoy solo sé que me siento muy cansada y con el cambio de horario estoy demacrado.

Apoyo mi cabeza en los hombros de Aang, quien trabaja en su tablet.

—¿Aang?

—¿Mmm?

—¿Me drogaste de nuevo?

—¿Por qué lo dices? —aparta un mechón de mi rostro adormilado.

—Me siento cansada a pesar de haber dormido en todo el vuelo. ¿Me diste algo porque no confías en mí?

—No, solo estás cansada —me atrae más a su cuerpo y bromea. —Es normal, ayer no dormiste por todas las horas que pasaste violándome, perversa.

Sonrío porque haya dicho la historia al revés, quien no me dejó dormir por querer un maratón de sexo fue él y yo obvio que lo disfruté. Me alejo para tomar mi lado de la cama; a Aang no le gusta que la abracen mientras duerme ni siquiera que le rocen. Después del sexo siempre divide la cama aunque yo inconscientemente suele acabar en sus brazos, pero hoy él me retiene a su lado, sin decir una palabra sé que quiere que me quede. Empiezo a dormirme, antes de que el sueño me invade definitivamente la imagen de Aang, besando mi frente me hace sentir una sensación indescriptible en mi interior.

Abro los ojos con la sensación de jamás haber dormido tan bien. Soñé cosas que se veían tan reales que parecen recuerdos que no recuerdo haber vivido. Veo que el sol es demasiado fuerte, pero ¿qué hora es? Compruebo que la habitación es todo suntuosa y la vista es fenomenal. Me estiro y tomo el celular sobre el buro, veo que son las 11, obviamente Aang ya desapareció como suele hacer la mayoría del tiempo.

Ninguna nota.

Ni un mensaje en el móvil.

Me precipito hacia el baño, el corazón me sale por la boca. ¿Dónde está?

Con las manos puestas sobre el lavado, mirándome a los ojos en el espejo hago un resumen rápido:

Bueno, dormí todo el vuelo, algo normal porque no había dejado que yo durmiera la noche anterior. Cuando llegamos me dormí de inmediato y Aang intentó levantarme a mitad de la noche, pero le dije que no podíamos y él me comentó que bajo la ducha no iba a haber problemas. Sin embargo, me negué a abandonar mi sueño porque estaba segura que para hoy la luna roja dejaría de correr y darme más molestia. Lo escuché gruñir, luego levantarse de la cama, después no sé nada más.

Al evocar esta perspectiva, mis ojos se abren como platillos, esa sensación de angustia se apodera de mí, con el agua tibia que cae en mi rostro.

¿Y si no durmió aquí?

Si se atrevió a buscar a otra persona a mitad de la noche juro que lo castro. Lo castro antes de matarlo.

Mis ojos se humedecen, pero contengo mis lágrimas sin piedad. Respiro, dejo caer agua fría al rostro. Paso algunos minutos más bajo el agua para tomar valor, luego salgo para buscar ropa suya, ya que el muy desgraciado abandonó mi maleta. Frente al armario estoy a punto de abrirlo cuando escucho su voz.

—Despertó la dormilona —todo mi cuerpo se tensa. Apenas me atrevo a voltear.

Está frente a mí, más sexy que nunca. Aang está vestido con un pantalón de mezclilla, una camisa a cuello abierto, una chaqueta de cuero y botas. El estilo casual en lugar del estricto traje que siempre le he visto puesto. Avanza hacia mí, despreocupado y con una sonrisa en los labios. Una ráfaga de adrenalina me recorre la piel. Definitivamente este hombre es capaz de derretir el polo norte con esa sonrisa.

¡Realmente no tengo remedio!

—Hay ropa en el armario. Son de tu talla. Espero que te gusten.

¡En verdad pensó en todo! Incluso se nota que aprendió mis gustos, ¿lo eligió él o alguien más?

Luego de cambiarme con un vestido corto blanco que queda ajustado mi cuerpo donde debe sigo a Aang hasta el balcón, en la que nos esperan panecillos de arándanos, pancakes, jugo de naranja recién exprimido y café para mi desayuno tardío. Devoro todo mientras escucho a Aang hablarme sobre que quiero para nuestra estadía en Londres. Estoy tan feliz de que me incluya en la toma de decisiones, cada día estoy un paso más cerca de él.

¡Esto es increíble!

—Espero no estar quitándote tiempo —digo cuando estamos saliendo por la puerta después de desayunar.

—No te preocupes Thais. Es un fin de semana para descansar. Lo urgente lo resolví anoche.

Esta revelación me deja pensativa. Estoy sorprendida, conmovida y halagada por su atención.

Emocionada permito a Aang tomarme de la mano en total silencio mientras descendemos lentamente las escaleras que llevan al vestíbulo del hotel.

Al momento de atravesar el vestíbulo alguien se interpone en nuestro camino, haciendo que Aang se tensa a mi lado y suelte mi mano como si mi tacto le hubiera quemado. Nos encontramos con una mujer de una belleza impactante, tiene un vestido de suntuosas telas, su rostro es magnífico, con ojos grises, sus largos rizos rojizos caen sobre su espalda. Ella tiene una sonrisa radiante y parece despreocupada.

Tiene un tipo de seguridad en sí misma que rivaliza con la mía, incluso diría más.

Es tan hermosa que duele mirarla además, de que camina con esos tacones como si hubiera nacido con ellas o fueran sandalias.

—¡Aang! —exclama lanzándose contra él, frente a mis ojos estupefactos.

—¿Anjoly? —dice él con ¿amargura?

El corazón me sale por el pecho. Me embarga una oleada de celos que apenas puedo controlar. No tengo derecho a estar celosa porque está abrazando a otra mujer. Definitivamente no debo de estarlo, pero no me gusta lo que estoy viendo.

No me gusta para nada.

Mucho más al estar convencida de que ni siquiera se ha dado cuenta de mi presencia. Doy un paso atrás tratando de fingir que no pasa nada. Pero ahora pasa de todo.

Ella si es de sus gustos. Es toda roja y francesa. No hay que negar que Aang tiene cierta fascinación por las pelirrojas.

Aang

—¿Anjoly? —digo sintiendo un mal sabor en la boca.

Sus brazos se enrollan en mi cuello, su cuerpo todavía sigue teniendo ese tamaño tan perfecto que se ajusta al mío como si estuviéramos hecho del mismo molde, pero ahora sé que todo eso solo es una ilusión. Ella no tiene derecho de regresar como si nada hubiera sucedido después de lo que hizo.

Estuve a punto de empujarla porque ya no estamos juntos y porque Thais está ahí de pie, sé que siente unos celos tremendos de ella tanto que da un paso atrás tropezando. Aún no se ha dado cuenta de mi mano en su espalda que le acaba de retener de caer de culo.

Me aparto rápidamente de Anjoly. —¿Qué crees que haces?

—Oh, Aang —dice ella riendo. —¡Llevamos una eternidad sin vernos! ¿No me digas que me sigues guardando rencor?

—Una cosa es que no te guardo rencor —suspiro. —Y otra muy diferente es que te vuelva a tratar como antes.

—Eso no impide que podamos hablar —responde traviesamente antes de poner atención en Thais. —Soy Anjoly, hermana de Aang.

¡Dios! ¿Qué diablos está diciendo?

—¿Hermanos...? —comienza a decir Thais frunciendo el ceño. —Thais, una amiga de Aang —le responde ahora con una voz suave mientras sonríe.

Sin embargo, puedo ver la incrédula escrita en sus ojos mientras nos da un repaso a cada uno.

Cierra los ojos como si quisiera borrar sus pensamientos y le dirige una mirada a Anjoly. —Vamos a dar un paseo a la playa, ¿nos acompañas?

—¡Sí!

—¡No!

Thais me ignora y toma de la mano a Anjoly para seguir caminando.

Mi ex prometida tomada de la mano con la mujer que me vuelve loco, ¿sueño o pesadilla?

***
Sé que en la historia de ambos protagonistas hasta ahora no se puede saber cuál de los dos es más loco que el otro. Sin embargo, en el mundo existen personas así y yo pienso que los villanos son héroes en su propia historia. Cada quien tiene una definición muy diferente de lo qué es la locura y eso también va con los gustos. En el mundo no solo existe gente buena sino también gente mala. Al fin de cuenta nadie peca de santo.

No estoy buscando que amen a los personajes solo necesito transmitir una emoción de su parte; sea amor, odio, enojo, decepción, etc. La indiferencia diría que solo fueron palabras vacías. Si no te gusta la historia simplemente no la leas y ya está.

La historia casi está llegando a su fin, gracias a todos los que han llegado hasta aquí.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro