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#1 Prueba de embarazo


Noritoshi tenía su vida planeada, los rasgos más generales de los próximos diez años al menos: se graduara de la universidad con uno de los mejores promedios, tomaría experiencia en el campo y demostraría que no solo fue por suerte que fue escogido para heredar la empresa familiar, ayudaría a su madre y tras haber cumplido todo eso se casaría y viviría tranquilamente.

De haberse cumplido al pie de la letra hubiera tenido una vida perfecta, pero las cosas no siempre salen como uno quiere. Hay tantos aspectos ajenos a nosotros que no podemos controlar y que nos harán más largo el camino a nuestras metas, o arruinarlas completamente dependiendo que decidamos hacer pero eso no es el punto a tratar, porque no son esos tipos de inconvenientes los que arruinaron los planes de Kamo.

Sus planea habían sido tirados a bajo por el tipo de cosas que podemos prevenir pero preferimos ignorar. Ya sea porque creímos no nos pasaran o porque simplemente pensamos que sabríamos qué hacer si llegaban a suceder. ¡Pero Sorpresa! las consecuencias estaban ahora tocando su puerta y no sabía qué hacer.

— Debe haber un error. — Asegura, sosteniendo los resultados de sus exámenes entre sus manos.

— No es ningún error, cuando no encontramos nada raro que diera indicios de provocar sus malestares, realmente nos preocupó un poco. — explico el doctor — Pero notamos que la prueba no fue hecha tomando en cuenta su situación especial...

Dejo de escuchar desde ese momento, no era necesario para saber lo que le diría, los papeles lo decían claro; Está esperando un bebé.

El médico le dio una plática sobre los cuidados a tener, medicamentos y unos folletos con información adicional. Por un segundo le pareció gracioso, ¿Quién le dijo que quería tenerlo? ¿Por qué no quería o sí?

Camino a casa su mente se encuentra dando vueltas sobre qué hacer. Acaba de finalizar sus estudios universitarios y está a unos cuantos años de cumplir todas sus metas (según el propio Kamo), un bebé solo sería una carga en este momento con la situación que hay dentro de su familia, por lo que la opción de un aborto pasa a su cabeza.

Si le cuenta a su padre seguro que, después de su sermón, le dará lo necesario para hacerlo con tal de que su ¨chistecito¨ no le cueste algún escándalo fuera o dentro de la familia. Pero algo en su cabeza le hace saltarse la lógica y pensar que lastimara a un ser que ni dolor siente y que ni siquiera es consciente de sí mismo, le echa la culpa a que al crecer una familia tan tradicional y cerrada desde niño algo de eso tenía que quedársele arraigado. O quizá solo era una excusa para descartar esa posibilidad.

Podría también escapar con su madre y contarle todo, ella le brindaría todo el calor y apoyo que necesitara, cual fuera su decisión, pero seguro le diría considere la adopción si es que no quería quedárselo pero tampoco quería abortarlo.

Al final ninguna de estas opciones importa, sus pies tomaron camino solos al departamento de quien sabe es el padre de aquello que crece dentro suyo. Porque aunque su cerebro le dice es una pésima idea va buscando una tercera opción. Quiere escuchar aquello que el mismo no se ha dignado a tomar en cuenta por miedo: quedárselo. Aun con lo que sabe eso significaría quiere sentir que puede tomar esa elección. Que la idea de que los tres puedan ser feliz, aun con todos los inconvenientes que tener un bebé en estos momentos, no es imposible.

Tampoco hay que confundirse, sabe puede obtener una respuesta no desea de su parte, después de todo Choso también tenía sueños y aspiraciones, por lo que no lo culparía si no quiere dejarlas de lado, nunca sería tan egoísta para pedirle lo hiciera de cualquier forma. Si al final las cosas no salen bien, en ese caso solo le pedirá a su corazón callarse y tomar la decisión que considere más lógica para el futuro de ambos. Pero mientras exista posibilidad de obtener unas respuestas positivas tomara el riesgo.

Estando ya frente a la puerta de aquel departamento respiro profundo y tomando valor toco la puerta tres veces. Los segundos esperando hasta que la puerta se abriera parecieron eternos.

— Noritoshi... dime que no olvide nuestra cita, estaba seguro seria mañana. — Choso revisa su celular, quiere corroborar la fecha. Parece aliviado al ver que no perdió nuevamente la noción del tiempo al trabajar en sus pinturas.

— Tranquilo, estaba de paso y decidí visitarte. Kokichi me pedio asistencia en unos temas de inglés — inventa de imprevisto. Algo sencillo pero que es fácil de creer, ya que Muta vive a unas cuantas calles. — Se debes estar ocupado, así que no pretendo quitarte mucho tiempo, seré breve...

— Hablas como si tu visita me molestara, el de los horarios estrictos eres tú — le sonríe con tranquilidad y da un golpecito en su frente — Pasa.

Toma su mano y se adentran a la casa sin esperar una respuesta del menor. Noritoshi deja sus cosas en la puerta, llevando consigo solo aquel sobre hasta la cocina, donde su novio no tarda en ofrecerle un poco de café.

Choso habla de su hermano mientras el agua hierbe, como cumplirá años dentro de poco y quiere ir que vaya a visitarlos para esas fechas, soltando detalles que comienza escuchar menos a medida los nervios están creciendo. Está acostumbrado a tener el control las situaciones que rodean su vida, planeando siempre con calma como solucionar sus problemas, pero para esto no tiene un plan B porque ni siquiera hay un A, todo ha salido sobre la marcha.

Sus manos se han puesto a jugar inconscientemente con el sobre de papel amarillo debajo de la mesa. Quizá debió pensarlo mejor, hablarlo con alguien ajeno que tuviera lamente más fría y que lo ayudara serenar el desastre que hay en su cabeza. Ahora desearía su mentira de haber pasado antes con Muta fuera verdad.

— ¿No lo quieres? — la pregunta lo toma por sorpresa y la respuesta se queda atrapada en su garganta. El ver la taza ofrecida le hace darle el contexto correcto a la pregunta, sintiéndose estúpido por un momento.

Una vez toma la taza Choso se sienta al lado suyo.

— ¿Que era de lo que quería hablar?

Realmente no sabe cómo se debería de tocar el tema. Soltar en ese momento un ¨Estamos esperando un bebé¨ sería una buena manera, además de correcta, pero suena demasiado directo y eso no es lo que busca. Lo cual es extraño hasta para él, ya que nunca fue mucho de suavizar las cosas, pero en esta situación abordar la noticia de una manera menos brusca parecía lo correcto. Lástima eso le dificultaba formar una oración.

Cansado de su falta de palabras le entrega el sobre de una vez. Choso lo ve intrigado, dudando un poco en abrirlo al tener la mirada nerviosa de Kamo sobre él.

— ¿Es esto por tu visita al medido? — Kamo asiente — Acaso...

—No son esa clase de resultados — interrumpe, sabiendo ya a que se refiere. Después de todo ambos tenían miedo que el desmayo de la última vez fuera a causa de alguna enfermedad como la de su madre. — Solo... es difícil de decir.

Un poco más tranquilo abre el sobre. A medida que leía los ojos del castaño se abrían, volteando su mirada del papel a su pareja repetidas veces. Dejo el papel sobre la mesa y se tomó su tiempo para poder procesar la información obtenida.

Siendo objetivos, no estaban listos para un bebé, ni es el mejor momento, además que hay una serie de inconvenientes tanto personales como monetarios, psicológicos y familiares. Pero por otro lado la noticia le llenaba el corazón tanto o incluso más que cuando cada uno de sus hermanos llego a su vida. Se conocen desde la preparatoria y llevan saliendo por más de un par de años, por lo que para él llegar a este punto hubiera pasado tarde o temprano si es que Noritoshi aceptaba. Por lo que para el mayor no hubo opciones que contemplar o que pensar, él quería a ese niño o niña y no había peros en el asunto. Cual quiere problema buscarían la forma de solucionarlo.

Su rostro no es capaz de seguirlo el ritmo a la felicidad que siente desbordarse por lo que su expresión se mantiene tan neutral como siempre. Cosa que solo pone a Noritoshi nervioso por no saber qué es lo que piensa y segundo a segundo solo empeora sus nervios por la espera. Cuando este se para de su asiento para abrazarse a su estómago Kamo da un pequeño salto por la sorpresa, pero toda inseguridad sentida antes desaparece por arte de magia.

— ¿Qué es lo que quieres hacer? — pregunta sin soltarlo. Cerrando sus ojos y formando en sus labios una sonrisa — Cual sea la respuesta la aceptare. Pero por favor piénsalo bien...

— Decirme eso cuando te encuentras así es un truco algo sucio — reclama con fingida molestia. Noritoshi se recarga en la cabeza de Choso con cuidado, regresando el abrazo y por primera vez en el día se permite estar feliz por la noticia. — Creo que tendremos que hacer cambios en nuestros planes. Se querías dejar tu trabajo y abrir una galería.

— No importa. Puedo esperar — tomo un poco de distancia para poder besarlo — hay algo más importante para mí ahora. Espero esto no cambie abruptamente tus planes, aunque quizá así sea.

— Estaré bien — junto sus labios una vez más, juntando sus frentes por un minuto antes de que Choso se levantara rápidamente — Estoy seguro los cambios serán buenos.

Ahí Kamo comprendió que no puedes planear toda una vida, los desvíos son inevitables. Pero si se tiene la compañía correcta no son tan malos como uno ralamente lo espera. El ver a Choso la siguiente hora hablando con su familia y amigos sobre la noticia le hizo estar seguro de que estaría en lo correcto, los cambios por venir solo mejorarían el futuro por venir. E incluso si no, al menos no estaría solo, ninguno de los dos lo estaría.

Aun que tenía que frenar un poco a Choso, quien estuvo a nada de ir a iniciar una pelea en su casa para poder sacar sus cosas y se mudara con él. Claro que como el mayor y el señor de la familia Kamo no se llevan bien desde el inicio realmente a Choso no le importaba ir a dar la noticia de una vez y hacer un escándalo, total una raya más tigre daba igual. Noritoshi prefería ir paso con paso, pero a quien engaña al final el resultado sería el mismo. Por lo que más daba si era hoy o mañana.

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