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veintisiete: everything will be fine

CAPITULO VEINTISIETE: TODO ESTARÁ BIEN

El silencio nunca habitaba en la casa de los Stein cuando la pequeña rubia estaba, siempre lleno de música, estruendos en la cocina o ladridos junto a una risa bastante pegajosa.

Astrid odiaba el silencio, aun mas los silencios incomodos, solían ponerla bastante nerviosa y odiaba eso por lo que siempre hacia hasta lo imposible para que no pasara.

Pero esta vez, era diferente. Su habitación estaba mas silenciosa de lo que jamás había estado. Su perro Laurie dormía en sus pies, negándose a apartarse de su lado como si en el fondo supiera lo que pasaba o lo que estaba sintiendo. Astrid no tenía ánimos de nada y el único ruido proveniente de su parte era el de sus brochas al dejarla junto a las otras mientras de fondo, unos gritos resonaban por toda la casa.

Suspiro con cansancio. Desde que tenia uso de razón, nunca había escuchado a sus padres discutir, ni siquiera un indicio de aquello o alguna mala mirada. Aunque estaba segura de que cuando ella no los veía, aquellas peleas sucedían. No la extrañaba tampoco, ambos tenían un carácter distinto y el de su madre era bastante chocante.

Pero, aun así, el amor que ambos se tenían siempre era notorio bajo sus ojos. Se amaban, de eso no había duda ¿pero y si ya no era así? Jamás había visto a su padre furioso, Damon era el tipo de hombre que sonreía a la vida, incluso si esta se desmoronaba a su paso, pero durante dos semanas, aquella sonrisa no era la misma de siempre. Astrid amaba su sonrisa, siempre lograba traerle tranquilidad, una sonrisa sincera y hogareña, la cual ahora parecía forzada y triste.

Aunque lo mas extraño a su parecer, era su madre. Siempre la había visto como una mujer fuerte de caparazón duro como tortuga, con un aura seguro y superior, una mujer valiente y dura, pero en el fondo con un corazon dulce protegido por mil espinas a su alrededor. Pero aquella mujer ya no estaba ahí, era la primera vez en su vida que Astrid la veía de aquella forma y en el fondo, sentía que su verdadera imagen salía a la luz.

La verdadera Scarlett, una mujer triste y débil, fingiendo ser algo que no era.

Astrid no la odiaba. No podía hacerlo tampoco, la amaba demasiado como para sentir algo así, pero no podía evitar sentirse usada y dolida cuando la veía. Ella había sido la causante de sus inseguridades y las comparaciones constantes. La causante de sus lagrimas, miedos, sueños rotos e infancia perdida. Toda su vida había sido creada y manejada por Scarlett, como una muñeca siendo controlada por su dueña.

Así se sentía, una pequeña muñeca obligada a cumplir sueños ajenos y deseos rotos.

Le tomo un tiempo entender que lo que su madre quería no era lograr que ella llegara lejos, si no verse a si misma llegar a sus metas. No quería verla triunfar, quería convertirla en lo que ella nunca pudo ser. Y aunque Astrid la quería, no podía perdonarla. Solo que en el fondo se preguntaba quien había dañado tanto a su madre para llevarla a ser lo que era actualmente. ¿alguien también había rotos sus sueños? ¿Cuál había sido la causa de sus cambios, o acaso ella siempre había sido así? ¿alguien también había intentado convertirla en alguien mas?

Con sus padres discutiendo todos los días hasta el cansancio, su familia empezaba a demoronarse y Astrid empezaba a sentirse cada día mas sola.

Su teléfono vibró a su lado llamando su atención y el nombre su mejor amigo brillo en la pantalla.

- ¡Astrid! ── gritó Miles apenas contestó ── ¿ya estás lista?

── Si, solo estoy esperando a papá. ── dijo soltando un suspiro que el de rulos entendió rápidamente.

── ¿siguen mal?

── Si y cada día empeora. ── murmuró con una mueca mientras los escuchaba.

── Puedo notarlo.

── Estoy preocupada, Miles ¿qué sucederá si deciden divorciarse? Amo a mi mamá, no puedo odiarla, pero no me gustaría quedarme con ella y papá no querrá quedarse aquí. ── dijo y podía sentir el nudo que comenzaba a formarse en su garganta. ── No quiero irme.

── No deberías preocuparte por eso ahora, Astrid. ── habló el ruloso con tranquilidad. ── No vas a irte, tus papás encontrarán una solución y todo volverá a la normalidad.

── No lo creo y es mi culpa, si no hubiera dicho nada entonces nada de esto estaría pasando, debí callarme al igual que con Maddy y Cassie.

── ¿Maddy aún no te habla? ── preguntó y ella negó como si pudiera verla.

── No ha respondido ninguno de mis mensajes. ── respondió y él suspiró pesadamente.

── No es tu culpa, Astrid, nada lo es, no puedes hacerte cargo de las decisiones de los demás y tampoco puedes sentirte mal por eso.

── Pero me quedé callada, Miles. Pude decir la verdad muchas veces y no lo hice.

── ¡Astrid! ── reprochó el de rulos haciendo que se callará al instante. ── De verdad te adoro, pero te daría un golpe ahora mismo si pudiera. Debes dejar de preocuparte por los demás y parar con las culpas hacia ti misma, no tienes la culpa de los problemas de la desquiciada de tu madre y que haya decidido traumarte por ello, ni tampoco que Cassie haya cogido con Nate.

Hizo una mueca ante sus palabras, Miles aveces de verdad no tenia filtros.

── Solo tómate un respiro y piensa más en ti, no en los demás, después de todo no obligaste a nadie a hacer nada. Se más egoísta por una vez en la vida y piensa en tu felicidad, no tienes porque cargar con los problemas de otros, Astrid.

Tenia razón, lo sabía, pero no podía molestarse por ello, después de todo, preocuparse por el resto era algo que la caracterizaba, amaba ayudar a los demás, incluso aunque eso le trajera consecuencias luego, como con Rue.

Suspiró al recordarla, tampoco había cruzado palabras con ella. Rue parecía evitarla todo el tiempo y eso dolía, siempre habían sido tan unidas, pero desde aquella noche todo había cambiado por completo.

No estaba molesta con ella, tampoco podía estarlo, la quería demasiado como para hacerlo, por eso mismo la había buscado tantas veces, incluso aunque Rue ni siquiera se haya dignado a abrirle la puerta, pero las canastas de flores siempre estaban en su puerta y cuando estas ya no se encontraban ahí, su corazón brincaba con algo de felicidad.

Solo esperaba que las cosas se arreglaran pronto.

── Tienes razón. ── admitió con un suspiro y observó su muñeca donde se encontraba la marca que la morena le había provocado.

── Siempre la tengo. ── contestó Miles con seguridad y rodó los ojos al escucharlo ── ¡mierda!

── ¿qué?

── Es tarde, aún debo pasar por Fezco y Ashtray.

Aquellas palabras provocaron un dolor de estómago, dejándole una sensación extraña que ignoró al instante.

Desde que Miles había pisado la tienda, siempre estaba ahí aunque ella no estuviera. Se había hecho más cercano a ellos, incluso podría decir que a Ashtray le caía bien, aunque las miradas molestas nunca tardaban en aparecer en cuanto se acercaba a ella, haciendo que el de rulos se burlará rápidamente.

Yo llegué primero le decia Miles siempre, haciéndole burlas y abrazando a la rubia, provocando que el pelinegro la alejará de él rápidamente, no sin antes amenazarlo y hacer que los demás rieran.

── Cierto, yo tengo que ir a buscar a papá o también se nos hara tarde. ── dijo haciendo una mueca.

No quería ir a interrumpir aquella pelea.

── Bien, nos vemos ahí entonces.

── Si. ── suspiró sintiendo como sus ojos se llenaban de lágrimas.── Miles.

── ¿si? ── respondió y escuchó como tiraba cosas.

── Gracias...por escucharme.── murmuró y al instante todo se quedó en silencio.── Sabes que no me gusta hablar de estas cosas y que es difícil para mi y que tampoco tienes porque cargar con mis...

── Astrid. ── la interrumpió haciendo que se callará.── Eres mi mejor amiga y estoy feliz de escucharte siempre incluso aunque lo que me digas me den ganas de asesinarte, pero eso hacen los amigos ¿no? Así que no me agradezcas, tu siempre me escuchas ¿por qué yo no lo haría? Ya eres como mi familia, es lo mínimo que puedo hacer por ti después de todo.

Una lágrimas cayó por su mejilla y la limpió rápidamente mientras asentia. Miles siempre había estado a su lado como un fiel compañero, era quien la hacia reír con sus tontos chistes y el mismo que la hacía llorar con tonterías para luego consolarla y decirle que era una bebé llorona, pero al final del día era quien estaba ahi, sosteniendo su mano si caía, regañandola por dejarse caer para levantarla y ayudarla a seguir.

Miles era como el hermano que nunca tuvo y estaba agradecida por ello.

─ Te amo. ── murmuró y escuchó su suspiro por el teléfono.

── Yo también me amo, Astrid. ── contestó, provocándole una risa. ── También te amo, tonta y ya déjate de babosadas y sonríe, no hay razón para estar mal ¡y sabes que no me gusta verte mal! Nos vemos en un rato.

── Bien, cuídate, tonto.── dijo y escuchando la risa del pelinegro, colgó la llamada.

Suspiró, escuchando como los gritos por fin acababan y cerró los ojos escuchando las fuertes pisadas y la puerta principal cerrándose con fuerza.

Todo estará bien, Astrid, todo estará bien.

....

han pasado mil años...

HOLAAAAAAAA !!!! ¿alguien vivo?

ASTRID ESTA DEVUELTAAAAAA

no actualizó esta historia hace un montón y pido una disculpa, es que sinceramente tenia un gran bloqueo y no pude avanzar, pero me alegra estar de vuelta.

prometo terminar esta historia lo más pronto posible porque mis nenes merecen un final.

de verdad agradezco el apoyo que le dieron y perdón por fallarles tanto, ustedes son simplemente increíbles y no puedo estar más que agradecida.

voy a tratar de publicar esta semana o la próxima, pero de que actualizó, actualizó.

¿les gustaría un canal de difusión?

en fin ¿teorías? ¿algo?

espero que estén muy bien y que estén teniendo un lindo día

felices pascuas atrasado jajaj.

en fin, nos estamos leyendo en el próximo capítulo, lxs amooo <3

- tina 💕

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