one. the first time
capítulo uno
❝ la primera vez ❜❜
Ashtray colocó la bolsa de dulces en el mostrador, la rubia le sonrió y este hizo una mueca ¿por qué sonreía siempre? ¿acaso no le dolía la cara de tanto sonreír?
── Son ocho dolares.── habló el de tatuajes de mala gana. Ella lo tenía cansado.
La rubia le entrego los billetes y este los agarró de forma brusca. Tal vez cualquiera en su lugar se hubiera ido completamente disgustado por el pésimo servicio o le tiraría los dulces en la cara pero Astrid no y menos cuando eso lo hacía fastidiar al chico.
¿qué más debía hacer para que ella se hartara de él y no volvería a la maldita tienda nunca mas? Ashtray se lo preguntaba las miles de veces que ella entraba al lugar, las cuales eran cómo mas de cinco veces al día. ¿acaso no tenía algo más interesante que hacer?
── si sigues comiendo esas porquerías, se te pudriran los dientes.
── si vengo aquí no es para que
me regañes por comprar tantos dulces, para eso ya esta el dentista
¡y para tu información, mis dientes están muy sanos!.── agarró la bolsa, le hizo una mueca y se dio la vuelta.
Ashtray la observó irse y festejó en su mente cuando se alejó de la tienda, al fin se había desecho de ella aunque sabía que volvería dentro de un par de horas para comprar otra tontería. Pero su alegría se terminó cuando la rubia entró a la tienda con una expresión de enojo.
── Me faltan mis paletas, estafador.── dijo provocando que él rodará los ojos.
── Yo no soy ningún estafador y aquí ya no vendemos tus estúpidas paletas.
── ¡mentira! Chispitas ayer tenía varias cajas.
Rodó los ojos al escuchar el estúpido apodo que le había puesto a su hermano, era ridículo.
── Si pues ya se acabaron.
── No te creo.── contestó y él suspiró ante su comportamiento de niña chiquita.
── No me importa lo que tu creas.
Salió de detrás del mostrador y caminó hacía unas cajas. Sentía la mirada de la rubia en él, la miró de reojo mientras esta lo miraba cruzada de brazos. Rodó los ojos y siguió con lo suyo. No iba a perder el tiempo con sus berrinches.
Colocó los paquetes de papás en su lugar mientras escuchaba como ella hacia sonar sus zapatos contra el suelo, haciéndolo irritar.
La ignoró y siguió acomodando los paquetes en el estante.
── Le diré a tu hermano que eres un pésimo vendedor.── la escuchó decir pero no le hizo caso.── ¿qué te cuesta darmelas?
El pelinegro suspiró y se dio la vuelta para mirarla.
── ¿que te cuesta dejarme en paz?
La rubia se volvió a cruzar de brazos y él hizo lo mismo. La miró seriamente tratando de intimidarla pero en cambio, una sonrisa apareció en el rostro de la chica.
── Te ves gracioso cuando haces la cara asi.── dijo con un tono divertido.
Ash bufo y se dio la vuelta volviendo a ignorarla. Suspiró mientras la escuchaba tararear una canción.
── ¿puedes callarte?
── ¿puedes darme mis paletas?
── No.
── Bien, entonces te aguantas.
Suspiró mientras la miraba, la rubia observaba hasta el más mínimo detalle del lugar mientras seguía tarareando. Ash la observó atentamente en silencio, desde su cabello ondulado hasta su uniforme azul que hacia resaltar sus ojos. Hizo una mueca de desagrado mientras sentía una cosa rara en su estómago, algo que nunca le había pasado antes.
Esa fue la primera vez en la que Ashtray, el chico rudo, había sentido las jodidas mariposas.
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