Capítulo dieciséis
Conversación del veintiséis de Agosto.
MasterOfScience: ¿Sí vendrás, leona?
Chrome dijo que ya deberían estar aquí desde hace media hora.
AmberQueen: Ya estamos a media calle de llegar. Lamento la tardanza, mi hermana no se decidía a sí debíamos irnos o no, esta es la primera vez que se escapa :P
MasterOfScience: Ya veo, les diré a los demás.
AmberQueen: ¡Ya estamos aquí!
.
Cuando entraron a la mansión Nanami una vez más, de inmediato fueron abordadas por un chico rubio y un chico de cabello mitad blanco y mitad negro.
-¡Kohaku-chan, Ruri-chan, es un placer finalmente conocerlas! Sus novios nos han hablado mucho de ustedes.- el de cabello tintado les guiñó un ojo.
-¿Novios?- las dos arquearon las cejas.
-¡Es un placer conocer mujeres tan hermosas!- el rubio se adelantó con una sonrisa galante. -Soy Nanami Ryusui.- chasqueó los dedos.
-¡Oh, quería conocerte!- Kohaku sonrió alegremente. -¡Muchas gracias por toda tu ayuda! Realmente nada de esto habría podido ser sin ti.- ambas hicieron una reverencia.
-¡Siempre es un placer ayudar a mujeres hermosas!- volvió a chasquear los dedos con una sonrisa llena de confianza en si mismo.
-Soy Asagiri Gen, por cierto.- habló el otro chico. -Ambos somos muy buenos amigos de Senku-chan. Así que es un verdadero honor conocer a su querida novia.- miró directamente a Kohaku.
-¿Eh?- sintió su rostro enrojecer un poco. -No, para nada. Senku y yo solo somos...-
-¡Oh! ¿Ella es la novia de Senku-kun?- de repente una bonita chica castaña se acercó con una sonrisa llena de dulzura. -Es un placer. Me llamó Ogawa Yuzuriha y soy amiga de la infancia de Senku-kun. ¡Él me ha hablado mucho de ti!-
-¡¿En serio?!- Ryusui y Gen se sorprendieron mucho, por alguna razón.
-Bueno, él nunca habla de casi nada que no sea la ciencia, pero últimamente ha hablado varias veces de Kohaku-chan así que supongo que deben ser muy cercanos. Oh, y lo siento si asumí erróneamente que eras su novia. Es solo que no me respondió cuando se lo pregunté.-
Ante esas palabras, tanto Ruri, como Gen y Ryusui voltearon muy interesados a ver a Kohaku, cuyo rostro estaba prácticamente echando humo a este punto.
Carraspeó y sonrió nerviosamente, negando con la cabeza.
-No importa, pero Senku y yo solo somos amigos.- aseguró levantando las manos.
Los cuatro se vieron muy decepcionados, pero antes de que nadie pudiera decir nada más de pronto Senku y Chrome llegaron bajando las escaleras junto a un fornido chico castaño, llamando la atención de todos.
-Oh, genial.- Senku rodó los ojos al ver a Gen y Ryusui cerca de Kohaku. -Más les vale no estarla atosigando con sus tonterías.-
-¿Cómo puedes pensar así de nosotros, querido Senku-chan?~-
-¡Senku!- ignorando todo lo demás, Kohaku solo se alegró de verlo en persona otra vez.
-Hola, leona.- sonrió ladinamente.
-No me llames así.- lo miró mal. -Esta es Ruri-nee.- señaló a su hermana, que a duras penas despegó sus ojos de Chrome vestido con otro traje elegante y sonrió cordialmente.
-Kohaku me ha hablado mucho de ti, es un placer.- hizo una reverencia.
-Lo mismo digo.- asintió con la cabeza. -Chrome ha estado ansioso como un niño de preescolar por verte, así que los dejaremos solos.- dijo como si nada, ignorando la mirada indignada del mencionado y el rostro enrojecido de Ruri. -Ven, leona.- extendió su mano y la tomó de la muñeca, jalándola lejos del círculo de amigos.
-¿A dónde vamos?- preguntó mientras dejaba que la arrastrara escaleras arribas.
-¿Dijiste que admirabas a Tsukasa, verdad? Él está aquí y también quiere conocerte.-
-¡Oh!- sonrió ansiosa. -¡Eso sería genial!-
La guio hasta la habitación donde Shishio Tsukasa estaba conversando con un chico de cabello blanco y ojos verdes.
-¿Eres Kohaku-chan? Es un placer.- el chico de ojos verdes le sonrió amablemente. -Mi nombre es Saionji Ukyo.- hizo una reverencia.
-Es un placer.- le sonrió, pero rápidamente su atención se dirigió a Tsukasa. -¡Hola, es un placer conocerte también! ¡Eres una gran inspiración para el kendo! Aunque sé que mayormente eres boxeador pero realmente es increíble verte manejando una espada.- no pudo evitar comenzar a hablar rápidamente, sin poder contener su emoción, provocando que Senku riera entre dientes, lo que la hizo sentir un poco tonta, provocando que lo mirara mal.
Tsukasa sonrió con cordialidad.
-Es un placer conocer a otra apasionada del deporte. Me enteré que tienes pensado participar en el Torneo de Kendo del próximo mes. Esperó que llegues lejos.-
-¡Ja, planeó llegar a ser quién te enfrente en la final!- su mirada amable le dio confianza para hablar más sinceramente. -Aunque sé que habrá otros contrincantes de increíble nivel, pero no pienso quedarme atrás.-
-Definitivamente me interesa ver tus habilidades.- se vio genuinamente interesado.
Siguió hablando con él por unos momentos mientras Senku hablaba con Ukyo, hasta que Yuzuriha y el chico fornido de antes entraron a la habitación.
-Ah, sí.- Senku le dio unos toquecitos en el hombro para llamar su atención. -Leona, te presentó a Taiju, es el grandulón que suele rondar por mi casa haciendo escándalo mientras jugamos online.-
-¡Vaya, es un placer!- le sonrió, feliz de finalmente conocerlo. -¡Senku me ha hablado mucho de ti!-
-¡Encantado de conocerte también!- gritó entusiasmado. -¡Esperó que nos llevemos bien!-
-¡Yo igual!- él parecía un chico muy agradable.
Siguieron hablando, conociéndose, hasta que Ryusui llegó anunciando que servirían más bocadillos, esta vez de Francois, lo que por alguna razón provocó que la mayoría corriera desesperadamente al primer piso otra vez.
Miró confundida a Senku, que rió entre dientes y le hizo una seña para que lo siguiera.
-Te encantará la comida de Francois, es una gran chef. Te recomendaría elegir algo antes de que se devoren todo. Y con Taiju aquí tu tiempo se agota cada vez más.- sonrió maliciosamente.
Kohaku decidió apresurarse a la mesa donde todos estaban queriendo tomar bocadillos, y apenas probar uno casi se derrite de gusto.
Rápidamente tomó varios bocadillos y se acercó a su hermana que se había mantenido un poco apartada, solo para sorprenderse al ver que Chrome ya estaba junto a ella haciéndola probar los deliciosos bocadillos.
Sonrió enternecida. Realmente estaba muy feliz de que hayan logrado estar juntos.
Y todo gracias a Senku.
Bueno, más que nada gracias a Ryusui, pero Senku fue el que hizo todo posible. Y no podría estar más agradecida.
Volteó a verlo y su corazón se aceleró de pronto cuando él le devolvió la mirada, haciendo que volteara a ver a otro lado de inmediato.
Sonrió suavemente, negando con la cabeza.
-¿No vas a comer tú también, Senku?- se acercó a él con una mirada curiosa.
-No me apetece por el momento.- se encogió de hombros. -Pero ya que todos están ocupados con eso creo que es buen momento para salir de aquí.- sonrió diabólicamente, sorprendiéndola.
Realmente parecía un científico loco ahora mismo...
-¿Salir de aquí?-
-Sígueme.- una vez más la guio escaleras arriba, pero esta vez también subieron hasta el tercer piso e incluso el cuarto. -Mayormente cuando hacemos reuniones con mis amigos elegimos la casa de Ryusui, porque es la más grande y él es el que ofrece más comida.- rió por lo bajo mientras la guiaba por los pasillos. -Y soy curioso por naturaleza, así que explore el lugar y llegue a conocerlo bastante bien. Y aquí encontré un lugar donde me encantaría traer mi telescopio para observar el firmamento en una noche despejada.- masculló emocionado.
Kohaku sonrió suavemente.
Le encantaba la forma en la que sus ojos brillaban cuando hablaba de ciencia y todo lo relacionado con eso.
Si por mensaje se quedaba fascinada por el tamaño de su pasión, en persona quedaba prácticamente hipnotizada por el brillo de sus ojos y la emoción de su voz.
Él era verdaderamente único.
-¿Qué lugar es ese?- preguntó curiosa, contagiada por su entusiasmo.
Senku se detuvo frente a unas puertas dobles, mirándola con una sonrisa misteriosa.
Abrió las puertas dobles y ella de inmediato se quedó con la boca abierta.
Era un simple balcón, pero habían unas escaleras al borde de este que daban a lo que parecía ser un gigantesco faro junto a la mansión, en medio del patio de esta.
-Un faro lejos del mar, solo a Ryusui se le ocurrirían este tipo de mierdas.- rió divertido. -Si esas escaleras tuvieran pasamanos definitivamente iría más seguido, pero temo que no confió tanto en mi equilibrio.- volvió a reír, esta vez de si mismo. -¿Qué dices, leona? ¿Te apetece dar un peligroso paseo mortal?- sonrió como un completo desquiciado.
Y de alguna forma eso solo lo hizo más atractivo a sus ojos.
Se abofeteó mentalmente y también sonrió emocionada.
-¡Ja, como si fuera a acobardarme!- rápidamente se acercó al inicio de las escaleras.
No eran estrechas, pero tampoco eran muy amplias. Definitivamente les convendría un pasamanos, pero bueno... eso solo lo hacía más emocionante a sus ojos.
Decidió quitarse los tacones y rompió un poco la falda de su ajustado vestido azul, provocando que Senku alzara una ceja.
-¿Puedo preguntar qué haces?-
-Es en caso de que tenga que hacer algún movimiento ágil, este vestido me restringe mucho.- hizo dos tajos adelante y dos atrás, sin importarle estar mostrando gran parte de sus muslos. -¿Vienes?- volteó a verlo con una sonrisa traviesa y emocionada que él no tardó en corresponder.
Esta vez ella tomó su muñeca y lo jaló por las altas escaleras que daban al faro, intentando ignorar el cosquilleo en su mano y su muñeca al sentir la calidez de su mano y concentrarse en no hacer ningún mal movimiento.
Cuando llegaron al faro, se impresionó bastante por la enorme linterna que había dentro, solo para poner mala cara cuando Senku se rió de ella, claramente divertido de su sorpresa.
-Buen lugar ¿no crees?- rascó su oído.
-¿Por qué tu amigo tiene algo así? Es impresionante pero excesivo.- murmuró mientras gotitas caían por su sien.
-Te acostumbrarás a las excentricidades de ese grupo de locos que tengo por amigos. Aunque tus amigos no se quedan muy atrás. La colección de piedras de Chrome es bastante impresionante también, para haberlas encontrado en el bosque.- comentó mientras se apoyaba en la barandilla del faro. Al menos allí sí pusieron una.
-Él simplemente tomaba cualquier piedra bonita que le gustara de niño. A veces me arrastraba a ayudarlo también.- rió sonoramente ante el nostálgico recuerdo.
También se apoyó en la barandilla y ambos se quedaron en silencio, simplemente mirando al cielo nocturno.
Estaba semi nublado pero todavía se veían varias estrellas y la medialuna. Y era hermoso.
Nunca antes había apreciado tanto el cielo, pero podía entender perfectamente por qué Senku quería alcanzarlo con su cohete. Y quería verlo lograrlo.
Lo miró de reojo y de nuevo su corazón se saltó unos cuantos latidos al observar esos ojos mirando de esa forma tan llena de anhelo el firmamento.
Senku en verdad era realmente único.
Estaba muy agradecida de haberlo conocido.
Aparentemente se le quedó mirando más de la cuenta, porque él de repente volteó a verla con una mirada muy seria.
-¿Tengo algo en la cara, leona?-
-Cállate.- apartó la mirada. -Yo... creo que ya deberíamos volver. No falta mucho para que Ruri-nee y yo tengamos que volver a casa.-
-Ah, claro.- suspiró. -Regresemos.-
Esta vez él bajó primero y ella lo siguió dos escalones más atrás, con la cabeza gacha, intentando no pensar en los extraños sentimientos nadando en su pecho.
Y entonces, de repente, él se tambaleó en las escaleras y ella entró en pánico.
-¡Senku!- rápidamente tomó su muñeca y lo jaló hacia ella para alejarlo del borde.
En realidad él probablemente habría podido recuperar el equilibrio solo, pero su pánico no la dejó siquiera pensarlo dos veces, solo quiso ponerlo fuera de peligro.
Pero acabó poniéndolos en peligros a ambos, ya que lo jaló con más fuerza de la necesaria y él chocó contra su cuerpo, empujándola un poco al punto de que uno de sus pies salió de las escaleras y de no ser porque él la tomó de la cintura y se paró firmemente en sus dos pies probablemente ambos habrían caído.
Acabaron pegados pecho con pecho, abdomen con abdomen, y cuando Kohaku levantó la cabeza realmente no se había dado cuenta del todo de la situación en la que se encontraban, de lo cerca que estaban.
Tan cerca que al alzar su rostro, y gracias a que él estaba levemente inclinado, sus labios acabaron rozándose.
Él se quedó sin aliento, mientras que ella jadeó ruidosamente, pero ninguno se movió.
Permanecieron quietos en su sitio, mientras él sujetaba su cintura y ella tenía sus manos ahora en sus hombros. Sin embargo todo en lo que podían pensar era en sus labios rozándose.
Sus pupilas estaban perfectamente clavadas en las del otro mientras sentían ese roce, que de ningún modo era un beso ya que apenas y si se tocaban, pero podían sentir la calidez y la suavidad, el cosquilleo y las extrañas emociones surgiendo mientras se veían incapaces de moverse, como si estuvieran petrificados.
Kohaku sentía su corazón latir tan fuerte en su pecho que estaba segura de que él podía escucharlo y se sentía tan perdida en sus emociones que sus ojos empezaron a entrecerrarse y sus labios se presionaron solo una milésima más contra los de Senku.
Y entonces él apartó el rostro.
Ella pestañeó aturdida, mientras que él se concentro en que ambos estuvieran bien parados antes de soltar su cintura y darle la espalda, volviendo a bajar.
-Lamentó eso.- murmuró sin molestarse en voltear a verla. -Te dije que mi equilibrio no es muy confiable que se diga. Será mejor volver con los demás.-
Kohaku pestañeó una vez más, antes de darse una bofetada mental y rápidamente seguirlo.
-¡C-claro!- rápidamente terminaron de bajar las escaleras y volvieron al cuarto piso. -También lamento eso, entre en pánico.- rió nerviosamente.
-Descuida.- negó con la cabeza. -Solo olvidémoslo y ya.-
-Sí...- suspiró, intentando ignorar los latidos de su corazón todavía resonando con fuerza en sus oídos. -Olvidémoslo.-
Cuando regresaron a la fiesta, la atención de inmediato se fue al vestido rasgado de Kohaku, e incluso después de que explicaran el por qué de eso Gen y Ryusui siguieron molestando a Senku con insinuaciones nada inocentes hasta que llegó el momento de que ella y Ruri se marcharan.
Se despidieron de todos y volvieron sigilosamente a su casa justo media hora antes de que su padre regresara y las saludara sin sospechar nada.
Todo salió bien, y Ruri se convenció un poco de que tal vez esto de escaparse no era tan malo.
Pasaron un par de días y Kohaku se sintió un poco incómoda de hablarle a Senku, pues su rostro todavía seguía enrojeciendo cada vez que recordaba lo que pasó en las escaleras del faro y eso le resultaba simplemente extraño.
Sin embargo, cuando le llegó un mensaje de "MasterOfScience" no pudo evitar sonreír y disponerse a hablarle como siempre.
Incluso aunque comenzaba a sospechar que sus sentimientos no eran los de siempre. Sino algo mucho más profundo que no estaba del todo convencida si era bueno de sentir o no.
Conversación del primero de Septiembre.
MasterOfScience: Hola, Kohaku.
¿Cómo has estado?
AmberQueen: No te atrevas a hablarme otra vez.
MasterOfScience: ¿Disculpa?
AmberQueen: No te soportó, no significas absolutamente nada para mí.
MasterOfScience: ¿Qué demonios, Kohaku?
No me causa ni puta gracia estas bromas.
AmberQueen: ¡Déjame en paz! No vuelvas a acercarte a mí o te arrepentirás.
MasterOfScience: ¿Esto es por ese tonto beso?
Sabes que eso fue solo un accidente.
AmberQueen: Eres un depravado hijo de puta.
¡Te mataré si vuelves a tocarme!
Ya no me hables ni me busques, me das asco.
MasterOfScience: ¿Qué demonios te pasa?
¿Por qué no vienes a mi casa y hablamos como personas civilizadas?
Lo que sea que hice para molestarte tanto: lo siento. Lo siento de verdad.
AmberQueen: Escucha, pequeña mierda, nunca volverás a verme en tu puta vida.
No dejaré que vuelvas a ponerme tus sucias manos encima.
Y si te atreves a volver a buscarme te vas a arrepentir. Me aseguraré de eso.
Me das asco. ¡Déjame en paz! ¡Te odio!
.
Incapaz de seguir leyendo eso, Senku arrojó su celular a la cama y salió de su habitación dando un portazo.
Apoyó la espalda contra la puerta y se pasó una mano por el rostro.
¿Qué demonios fue eso?
¿Qué tan enojada podría estar por un beso que ni siquiera fue un beso de verdad?
No entendía. Simplemente no entendía.
.
-¡Maldita sea!- Kohaku crujió los dientes antes de volver a golpear la puerta de su habitación con rabia, odiando que sea de metal y que por lo tanto no podría derribarla ni romperla. -¡Maldición, papá! ¡Devuélveme mi celular!-
Lanzó un puñetazo directo a la puerta, sin importarle el dolor en sus nudillos, gruñendo de rabia al recordar como sigilosamente su padre entró a su habitación y le arrebató el celular de las manos justo cuando estaba a punto de contestar al mensaje de Senku.
Y para colmo ni siquiera le dio explicaciones de nada, simplemente se llevó su celular y la dejó encerrada en su habitación.
¿Quién sabe lo que estaría haciendo ahora mismo con su celular?
Impotente, siguió golpeando la puerta, hasta que las manos empezaron a dolerle y gruñó una vez más.
Se acercó a la ventana de su habitación, observando con el mismo sentimiento de impotencia a Mozu afuera sonriendo altivamente, disfrutando de su desgracia.
No entendía. Simplemente no entendía.
Pero no pensaba dejar las cosas así. Eso era seguro al diez billones por ciento.
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