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26.

- ¿Estas listo?

Ambos se encontraban el la habitación que ocuparía Camus antes y despues de la operación, de los dos parecía que el más nervioso era Milo y aunque tratara de ocultarlo era muy notorio.

- No estés nervioso, ya te hicieron una vez una cirugía de desprendimiento de retina, no creo que sea muy diferente a la primera.

- El que esta nervioso es otro. Milo, de mi primera operacion no tengo recuerdos, me operaron cuando aun me encontraba inconsiente despues del accidente, solo sé que es la recuperación más incomoda de la vida.- estiro una mano buscado el rostro del griego para recorrerlo con la yema de sus dedos. Recibió un beso en su palma- Pero te lo agradezco, por ser mi apoyo todos estos años y espero que estés conmigo muchos años más.

-Nunca voy a dejarte y eso lo sabes, sin importar lo dificil de la situacion, Dariela y yo vamos a estar contigo. Ahora ánimo que esos ojitos bellos van a volver a ver.

- Ya quiero conocerte.

Los nervios lo volvieron a atacar, tenia todo planeado para ese día, sin embargo no quitaba que aún le asustara la reacción que tendría Camus una vez que lo conociera físicamente. Un ligero tirón en el pelo lo saco de su mundo, ni cuenta se dio cuando Zaphiri entro con su hija para darle ánimos a Camus. Tomo a la niña en brazos la que rió feliz, ya contaba con cinco meses de vida y se notaba desde lejos que seria igual de traviesas e inquieta que su padre.

- Que me dices mi niña hermosa, ¿Me vas a ayudar a cuidar de mamá estos días verdad?

Obtuvo como respuesta un montón de balbuceos inentendibles que llenaron de ternura los corazones de ambos. Una enfermera se llevo a Camus a la sala de operaciones, mientras Milo se quedaba a esperarlo, rogándole a los Dioses de que todo saliera bien. No sabría que hacer si algo le llegaba a pasar a su adoración francesa, aunque sabia que era una operación poco invasiva y relativamente corta, cualquier cosa que saliera mal podia ser una secuela que no se fuera jamas.

Daba vueltas en la sala de espera, mareando a quienes lo acompañaban. Dégel ya tenia ganas de pegarle un buen zape en la cabeza para que se quedara quieto, él no era de golpear a la gente pero con el embarazo se aprovechaba aveces y culpaba a las hormonas.

- Tío.- Milo detuvo su ida y vuelta unos minutos para ponerle atención-calmese ¿Sí? Mi tío Camus es más fuerte de lo que crees y esta pequeña operación no sera nada que no pueda superar.

- Lo sé...

Decidio sentarse para no marearlo más. Miro a Dégel de reojo tenia siente meses de embarazo y se veía casi igual que Camus cuando esperaban a Dariela. Ahora que lo pensaba su amado pelirrojo podría verse u poco reflejado en su sobrino con esa pancita que cargaba.

~•~

Cuando Camus salio de la sala de operaciones entendió porque era un recuperación incomoda, debía estar boca abajo por lo menos una semana, la que se le haría muy larga a su pareja. Tal y como pensó fue la semana más larga y aburrida para él, no podía salir de la cama por mucho tiempo por cosas de seguridad.

Afrodita los  había ido a visitar y cuidarlo mientras Milo compraba algunas cosas que faltaban en la casa. El sueco jugaba con la niña que reía a todo pulmón, dejo el grito en el cielo cuando se dio cuenta de que Camus seguía sus movimientos.

- ¿Cuanto puedes ver?

- Aun veo borroso, pero ya no eres una mancha sin forma. Puedo saber que tan lejos estas de mi más o menos... por fin podre volver a ver a mi familia.

Afrodita lo abrazo con fuerza cuando se dio cuenta de que lo ojitos se le cristalizaron. Tantos años de estar en casi la completa oscuridad se acababan por fin. Aunque tuvo que soportar por mucho tiempo la maldad de los que se decían sus amigos, ser no solo testigo del crimen sino tambien de la maldad humana, pero salio bien al final, y todo el sufrimiento que aguanto se vería recompensado, su vista volvería después de tantos años.

- Ya paso, no llores Cam...¡Preparate para ser un celoso de primera! Ese bicho atrae mucho las miradas.

~•~

El día de la segunda operación llego, el trasplante de cornea era un procedimiento mas corto pero de recuperación mas lenta al menos seria una tres semanas de recuperacion, las que decidieron estarían separados. Camus se quedaría con Écarlate esas tres semanas, su padre y su hermano lo cuidarían como cuando eran un niño. Isaac se encargaba de llevarle a la niña unas cuantas horas al día. Con el paso del tiempo iba distinguiendo la carita de su niña cada vez más; podia ver sus cabellos oscuros, su piel clarita, sus mejillas gorditas y rosadas, esos ojitos celestes como dos zafiros, se preguntaba si serian como los de su padre. Comenzaba a imaginarse a su esposo, ese rubio que robaba las miradas de muchas personas.

La ultima semana no tuvo visitas de Dariela, oficialmente la "conocería" en dos días más.

-¿Como estas?

- Asustado y nervioso.- se acomodo unos anteojos que tenia que usar por un tiempo- no puede creer cuanto han cambiado las cosas. La ultima vez que te vi papá, te comenzabás a arrugar y tenias el cabello más rojo.

- Si crees que mi cambio es sorprendente espera a que veas a Dégel, ese niño se parece mucho a ti. Ahora ¿Listo para conocer a tu esposo?

- ¡Más que listo!

Dégel y Kardia lo esperaban en la puerta de su casa, al menor le habían dicho que llegaría a una hora que no era la correcta para que fuera un sorpresa. El auto se estacionó una cuadra lejos por lo que no lo vieron llegar.

- Hey, relajate que me inquietas al niño.

- ¿Como quieres que me calme Kardia? 

- Así, respira y luego sueltas el aire, como si fueras a tener al bebé ahora.- el mayor de los dos había visto llegar a ambos pelirrojos y solo hacia tiempo para que su adorado niño no se diera cuenta de la presencia de su tío.- bien iré a buscar a Dariela, tú date la vuelta.

Al principio no le entendió, pero de todos modos le hizo caso llevandose la sorpresa de encontrar a su tío a su espalda, el que lo miraba sin poder creer lo grande que estaba, lo mucho que se parecían, y lo tierno que se veía con su pancita de ocho meses.

- ¡Tío Camus!

El grito de su sobrino puso alerta y nerviso a Milo el momento de la verdad había llegado, el día que tanto espero estaba apunto de hacerse realidad. Pero también tenia unas ganas enormes de huir o esconderse bajo su cama hasta el otro día, no tuvo ni el tiempo ni la voluntad para salir corriendo. A lo lejos escucha la dulce voz de su pareja, los balbuceos hermosos de su hija, y el llanto contenido de su sobrino. Despues de tanto sufrimiento llegaba lo bueno a sus vida y no estaba dispuesto a perdeselo.

- Ahí esta, yo me llevo a mi prima.

Al fondo del jardin lo esperaba el hombre que amaba, le daba la espalda por lo que no podía verle el rostro, se veia casi de su misma estatura, los cabellos rubios muchos más largos de lo que se lo imaginó, quería tocarlos, enredarlos entre sus dedos hasta aburrirse.

- ¿Milo?

El mencionado dio un  salto, tan metido en su mundo estaba que  no lo escucho llegar. Quería darse la vuelta, abrazarlo y llenarlo de besos como se merecía, pero no podia era como si estuviera clavado al suelo. Sintió unas manos en su hombros las que le pedian que se girara, temeroso lo hizo, encontro a su bello francés con los ojos cerrados. Él guio sus manos a su rostro para que lo recorriera con su tacto, cada rincón de él, el que pensaba ya conocía de memoria, cerro los ojos también para sentir mejor las caricias que su pareja le regalaba.

Camus sintio que sus manos eran rodeadas por las de su esposo. Abrió los ojos encontrandolo también con los ojo cerrados, debía decir que su imaginación no le hacia justicia a ese hombre: tenia la piel de un moreno precioso, rasgos bien marcados como todo griego, los cabellos le caían por el rostro y esos ojitos celestes más brillantes que los de su hija, lo miraban con un amor con el que nadie nunca antes lo había mirado.

Se volvió a enamorar.

- Debo darle la razon a Afrodita, creo que voy a empezar a ser un celoso.

Milo rió con ganas para tomarlo de la cintura y levantarlo unos sentimetros del suelo. Camus seguía con sus manos en su rostro, no podía apartar la mirada de él.

- Debo confesar que tuve miedo.

- ¿De qué?

- De que no fuera lo que esperabas, de decepcionarte o algo por el estilo.

El mayor le robo un beso a los labios griegos, uno que necesitaba desde hace mucho, pero tambien para quitarle la duda de su amor al loco de su pareja. Cuando tuvo los pies en el suelo volvió a hablar.

- Milo yo me enamore de ti no por tu físico, me enamore de tu corazón, lo bueno que eras conmigo, fuiste el único que no me trato como un inútil, el único que le devolvió la felicidad a mis días ¿Aun así piensas que te dejaría por como luces? Por esa inocencia tuya también te amo.

- Soy un tonto lo sé...- volvió a apoderarse de sus labios- déjame decirte Cam, que con anteojos te ves hermoso.

Algo tenia que agradecerle a ese accidente, que a pesar de todas las dificultades que conllevaba su ceguera pudo conocer al hombre que haria hasta lo imposible por él y viceversa. Ya no podía imaginarse una vida sin él.

🔹🔹🔹

¡El milagro a ocurrido! Camushis volvió a ver y pudo conocer al bicho dueño de su corazón 😍

¿Quieren ver la imagen que me dio la idea para el fic? Aquí se las dejo.


Esta cosita hermosa comenzó por su culpa ☝ todo por que me fije que lo que lleva Camus en la mano es un basto para invidentes y a mi mentecita loca se le ocurrió todo esto ¡El poder de una imagen!😄

Próximo capitulo ¡El epilogo!

ScorpioNoMilo 💕

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