Capítulo 7: Abra Kadabra, pata de lobo.
Querido y maravilloso yo.
Los niños pueden ser demasiado insoportables, ya sea porque Severus tenía manía con Potter, no, más bien con todos los Gryffindors, no tienen cerebro para esta materia, tengo una versión mejorada de Longbottom en mi clase, hizo derretir mi mejor caldero con solo agua y gusajaros, ¿pero...cómo?
Pero si hay algo que vale la pena es atormentar a mi querido exprofesor de defensa, tan dulce, tan tierno, tan adorable e inocente.
Harry puede ser algo idiota para estas cosas, pero a comparación de él yo si tengo imaginación.
Érase una mañana en la caminando por las escaleras movedizas para llegar a las mazmorras, vio cual gato al ratón al peli castaño unos niveles abajo, con un montón de libros en sus manos que si no conociera su fuerza sobrenatural seria el preludio a unos cuantos huesos rotos.
Y tan pronto pensó eso, se dijo... ¿Por qué no?
Después de todo, el conoce mucho acerca de la especie.
Debía admitirle algo a Harry, esa vestimenta ridículamente clásica lo hacía ver apapachable.
Remus desde abajo esperaba a que las escaleras se conectaran para llegar al primer nivel e ir a la práctica de campo con los de quinto, tan pronto se conectaron y puso un pie en el escalón, inesperadamente sintió su pierna derecha echa gelatina, perdiendo el equilibrio y comenzar a rodar dolosamente abajo.
Apenas y llego al primer piso se quejó adolorido, escuchando los gritos con su nombre y un par de pasos.
- ¡Profesor, lo sentimos! ¡Se nos escapó el hechizo, le dimos por error! - pudo identificar a un estudiante suyo que le daba clase en cuarto, un rubio ojiclaro llamado Crimson, buscador actual del equipo junto otro Gryffindor problemático, su compañero del crimen el hermano menor de Zacharias, en el que nervioso y traidor de sus valores, se fue corriendo con la excusa de traer a la enfermera. -¡Smith, Traidor!-
- ¡¿Qué diablos estaban haciendo?!-exigió adolorido mientras sentía el acelerado proceso de curación restaurar su cuerpo.
Crimson le miro nervioso, ocultando sus ojos en el flequillo, sin ganas de verle a los ojos-Es que...bueno, estábamos peleando y nos arrojamos unos cuantos...no importa, apunte mal y termine dándole a usted. Acepto el castigo profesor, pero por favor no me suspenda-rogo el rubio.
Remus de verdad quería tener la mano fuerte de Snape para este entonces, pero siempre ha sido débil de corazón y por ello pensaba en un castigo que no fuera avisar a sus padres, percatándose que su pierna derecha no respondía a sus deseos.
Conjuro el finite, pero no daba razones para moverse.
- ¿Qué me lanzaste? -exigió ya asustado. Su cuerpo debería ser muy resistente a hechizos que cualquier colegial arrojaría.
-Yo...-se mordió el labio, sin saber que hacer -No lo recuerdo-sonrió culpable.
Remus alzo una ceja incrédula.
-Oh profesor Lupin, Salazar nos bendiga, ¿Qué le ocurrió? -el sujeto que actuaba como su verdugo llego convenientemente, con un gesto de preocupación que le hacía dudar si era actuado ante las pequeñas elevaciones de sus labios en una sonrisa.
- ¡No lo hice con intensión profesor Malfoy! ¡fue un accidente!, ¡se lo juro por mi dinosaurio! -chillo desesperado el estudiante, no queriendo tener una mala imagen con el profesor dueño de sus fantasías. Aun lado Remus hizo una mueca al oler la excitación del puberto.
-Deja de gritar Crimson, no es tan grave-trato de pararse ante el preludio de una situación para nada deseada con el heredero, pero la traición de su pierna no pudo.
El rubio sin importarle pedir su permiso le tomo de la pierna, examinándola clínicamente, llegándola a retorcer como si no tuviera huesos en ella. -Jum, me parece que es algo muy grave-exclamo seguro.
- ¡¿De verdad?!-abrió la boca, temeroso el joven ante las consecuencias.
El mayor puso los ojos en blanco, de verdad que no quería sumergirse en un teatro seguramente dramático con el rubio. -Deja el drama Draco que estoy bien, solo pon el contra hechizo y acabemos, tengo clase en minutos-le exigió a pesar que su cuerpo tembloroso le decía lo contrario.
Pero aquella sonrisa de lado pareciera tener otros planes -Creo que esto es magia muy avanzada, ni siquiera yo sé cómo curarte, creo que deberíamos ir con Pomfrey-por supuesto que no le creyó, sabia tanto como Severus y Bellatrix juntos sobre hechizos oscuros...Oh maldito seas.
Remus le miro acusador, ya presintiendo que tuvo algo que ver con su pequeño accidente. Y este no más le miraba sin aparentar culpa.
-Crimson, ve con McGonagall para que avise que no tendrán clase de defensa hoy los de quinto por un accidente-Estaba listo para gritar y decir que se podía meter su preocupación por el culo, pero la lengua se pegó a su paladar -Yo llevare al Profesor a la enfermería para curarle mientras tanto-aquella mirada seria sin duda convención al niño, que corrió servicial al guapo profesor a la dirección.
Remus de verdad se preguntó como correr fuera del alcance de lucifer sexy con una pierna, hasta que chillo mentalmente al ser cargado sin esfuerzo por los brazos del Malfoy sin aparente esfuerzo en estilo nupcial, tomando camino hacia la enfermería aun a pesar que se removía cual gusano al sol.
-Harry tenía razón, eres muy suavecito-comento como que no quiere la cosa el alfa, presionándolo contra su cuerpo fuerte para afirmar el hecho. Remus sentía su cara arder de vergüenza ante el piropo y el pudor que seria que le encontrara en esa escena. Le dedico su mirada brillante de odio con colmillos incluidos en amenaza. El ricachón siendo experto en la lectura mental, sonrió ante las múltiples amenazas que se escuchan en esa cabeza.
Este al llegar a la enfermería ni se molestó en llamar a la enfermera, arre costándolo en la última camilla del lugar y correr las cortinas para privacidad. Remus entonces sudo frio al ver que sería en esta ocasión la presa que el depredador cuando se vio inmovilizado esta vez hasta la cintura por unas correas.
Draco estaba husmeando el repertorio de pociones de la enfermera, tomando un caldero y comenzar con una confusa preparación que nunca ha visto hacer algún medico frente a una pierna gelatina. El sonido del tic tac del reloj por unos largos minutos le daba ansiedad y destruían sus nervios- ¿has recibido mis presentes...profesor? -aquella forma de llamarle por su título debería ser ilegal.
Por supuesto que se había percatado de los pequeños regalitos que aparecían en el escritorio de su oficina. Desde chocolates finos hasta pequeños accesorias manufacturados con lana, sus favoritos. El que pretendía con ello a simple vista sería un cortejo, pero conociendo a esos dos, y con su terca mente recitando el mantra de su padre, le hacía pensar que había un trasfondo.
Draco regreso con un vial conteniendo un dudoso liquido verde oliva, lo miro nervioso y temeroso a lo que pudiera hacerle. Por otro lado, el Alfa se removía mentalmente complacido al ver esa expresión tan dócil del omega, cual ovejita separa de su rebaño.
- ¿Tuviste algo que ver con esto? -más que una pregunta fue una acusación al sentir su lengua en su lugar bucal. El rubio solo sonrió con sus perfectos dientes blancos inocente. - ¿Por qué Harry y tú se empeñan a molestarme? -quiso aparentar dureza.
-Bébelo, revertirá el conjuro-le tendió el vial. -A no ser que de verdad quieres pasar toda la tarde conmigo, Resmie. Yo la verdad te encuentro encantador para pasar un largo rato-Se guardo su carcajada al serle arrebata con brusquedad la poción. El mayor le miro furiosamente sonrojado ante el descaro, oliendo sospechoso el líquido antes de beberlo de golpe.
-No me llames Resmie, no te he dado el derecho-siseo enojado ante las libertades que se estaba tomando el menor. -Ahora deja de jugar al niño bueno conmigo, deja de atacarme por las espaldas a tus fines y corta con los regalos-
Este no más le miro aburrido, como si hubiera dicho un mal chiste, tomando asiento a su colcho, acariciando su pierna afecta que ha tomado un poco de sensibilidad, dándole un escalofrió. - ¿Por qué debería obedecerte? A mí me está gustando proveerte-
Un escalofrió le paso por toda la columna vertebral a que este fuera consciente de lo que hacía.
-Precisamente por eso, no necesito que me provea nadie, tienes a Harry y es incorrecto lo que haces-comento.
Draco se permito verle fastidiado ante la terquedad del profesor - ¿Es que todavía no lo entiendes, Remus? Donde hay dos, caben tres. No entiendo porque tu afán de probar que no mereces tener tu propia manada-
Remus comenzó asustarse un poco adonde estaba tomando el rumbo, recordando las palabras de Harry y perderse todavía más con lo que le decía el rubio - No me conoces niñato, Harry simplemente no sabe lo que quiere, solo es su capricho, y no deberías seguirle la corriente de esa forma. Ya estoy muy grandecito para soportar sus teatros-dijo a la defensiva, emanando un olor agrio.
Draco alzo las cejas, comprendiendo un poco por donde iba las cosas con el licano. También comenzaba a cansarse un poco sobre la inflexibilidad del mayor. -Por lo que veo, no solo estamos nosotros armando drama en este asunto. Subestimas demasiado a Harry...-
- ¡Tu solo le defiendes porque eres su alfa! -
-Si, soy su alfa, pero yo también tengo conciencia, se lo quiero y que no quiero, y se lo digo sin pelos en la lengua, ante todo la honestidad es lo que fundamenta nuestro lazo. Y lo que se, es que al igual que mi omega, yo también lo quiero...quiero que usted este con nosotros-Le dijo con una seriedad fría que no dejaba discusión alguna. -Dijiste que no, pero solo no más te has puesto detrás de excusas y tonterías que no vienen al caso, que sé que no son tuyas, sino de alguien más-le miro con ojos que conocen una verdad que el no.
De repente se sintió desnudo ante esos ojos grises. De verdad que este no comprendía Draco lo que implica sus peticiones, no creía que su corazón diera un cosa tan grande como ese y terminar dolorosamente estrellado en el suelo, por mucho que digan ser parte de algo temporalmente-Tu no comprenderías-desvió la mirada hacia las cortinas.
No lo olvides Remus, solo es por ser tú.
Draco le miro por unos segundos más antes de suspirar cansado, dejando el tema por hoy y levantarse del colchón. -Sabes...me recuerdas a mí, de cierta forma somos parecidos en eso- Remus volteo a verlo sin entender -Yo no dejare que nadie me dome, ni tampoco que me diga de qué forma es la vida, a partir de ese día me jure ser un poco egoísta y feliz, tenlo en cuenta-Aquellas palabras quiso hacer oídos sordos, pero sonaban en eco en su mente. Draco volteo a verle una última vez antes de irse - ¿De verdad no puedes sentirlo? -
El mayor solo le miro sin saber que decir, más que preferir mantenerse callado y bajar la mirada.
Draco torció el gesto en uno decepcionado. -Hasta la cena, Resmie-
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