A él no le importaba los comentarios casi ácidos que arrojaban los niños que se habían sentado en el compartimiento, estaba más que acostumbrado a las miradas y observaciones despectivas de su apariencia y vestir, tal vez llego al punto que al final no le afecta en absoluto. Tal vez...

De todos modos, era difícil ignorar el aroma tan conocido que tenía el único de ojos verdes en el compartimiento, cual brisa fresca con aroma a bebe que evidenciaba su edad, sintiendo en su persona esa mirada de reojo que le daba desde su asiento. A sus adentros sonrió con tristeza, recordando la cantidad de años que debieron pasar para poder reunirse de nuevo, contando las posibilidades de al menos, entre todos los desgraciados de la primera caída, el huérfano hubiera salido mejor parado, con una familia del cual enserio le ame.

Recordó por un momento a un bebe gateante en el suelo de la casa de Godric's Hollow, con aquellos gemiditos de sorpresa cuando se topaba con un juguete tendido por Lily, mientras James orgulloso de su primogénito le tomaba fotos a diestra y siniestra. Ese fue el último día que pudo verlos juntos y vivos, antes que todo el Huracán purista extremista lo arrasara.

Recordaba esa noche, en el que Dumbledore se apareció de repente frente a su hogar retirado de la población, con un gesto en pena que le hizo preguntarse ¿de quién el funeral?

Aquellas noticias tan masivas que fueron dadas como puñales a su frágil corazón le hicieron vomitar en su jardín, sintiendo la desolación y la traición absoluta, algo dentro suyo quebrándose al hecho que ya no tiene prácticamente a nadie afuera.

Pero Harry tampoco tenía algo al cual aferrarse allá afuera, teniéndose a su padrino en celda y toda la orden dispersa cual hormigas en lluvia. Dumbledore le dijo que se quedaría con su familia materna, pero no era idiota, aquella familia no le tratara como se merece, según recuerda los desagradables datos de Petunia. Aquella punzada en su alma le advertía que no será fácil ni para el cachorro, y tampoco para él.

Voldemort cayo, pero volverá, y Harry tendrá un camino difícil por delante, ese fue su objetivo por muchos años en él se repetía cuando quiso rendirse. Sentía el deber de estar para él, al menos como un humilde ciervo para que saliera de aquel hoyo de desgracia de los adultos que creyeron poder tenerlo todo.

Tal vez y muera en el proceso, pero eso al menos le dará la paz de haber al menos hecho alguna cosa por sí mismo, sin esperar a que otros le dijeran que hacer.

Volvió a sentir la mirada intensa de Harry antes que sintieran el tren detenerse, con los sentimientos de desesperanza inundando el aire. Entonces ese cachorro fue el impulso que necesito para convocar a su lobo brillante salido de su varita.

No va desperdiciar la oportunidad que Dumbledore le dio para conocerle, amarle y protegerle. Porque no va permitir que otro arruinado Remus se repita en esta generación.