Godric's Hollow era una pequeña comunidad mágica alejada de la bullosa capital londinense, garantizando a sus habitantes serenas mañanas y tranquilas noches después de los 90's, en el que al fin la guerra había terminado y los Aurores tomaron por muchos años enserio la seguridad del pueblo. Se escuchaban a veces cual melodía terapéutica la risa de los niños jugando en la nieve de diciembre, los villancicos sonando en los locales sin llegar a una contaminación, y el aroma casero de las recetas navideñas inundando el aire entre los negocios.

Draco cortaba la leña al frente de su hogar, la antigua casa Potter remodelada desde los cimientos, entre la modernidad de los 2000 y lo clásico del pasado siglo, en perfecto balance. En un principio pensó que sería incomodo vivir en un lugar en el que Voldemort cayo por primera vez, pero había un no sé qué en el aire que llenaba de amor el lugar. Tal vez era los restos del hechizo de amor de Lily Evans, aunque no tenía pruebas, al menos le gustaba creer eso. A veces pensaba que en el dado caso que volviera un mago oscuro a venir por ellos, sin duda alguna haría lo mismo que ella.

Podía escuchar desde aquí como Harry se sonaba la nariz en el baño de su habitación en la segunda planta, había adquirido un resfriado con lo seriamente fría que estaba la temporada, y este de idiota salió la noche pasada a unas carreras en escobas con los Weasley, quedando así el resultado de un novio enfermo precisamente para noche buena.

A veces, enserio, en la confidencialidad de su cabeza, pensaba que al menos la vida pudo darle un novio menos tonto, pero creía que esa estupidez es lo que le hacía adorable.

Escucho por su oído fino los pasos de alguien acercándose, alguien conocido por la forma tan tranquila de caminar. Rodo los ojos, tal vez de nuevo era su padre para convencerle que Malfoy Manor era mejor que esa casucha para pasar las navidades.

Enterrando el hacha en la nieve, volteo con un par de comentario ácidos listos, pero se quedó ligeramente sorprendido al ver al querido profesor a sus narices, mirando entre el suelo y sus ojos, apenado y nervioso.

Hace unas semanas atrás Harry llego hecho un mar de lágrimas, luego de ver a su querido amor maduro simplemente dar la vuelta y huirle después de toda esa panda de confesiones. El solo se limitó a suspirar y consolarle, pues tampoco es que se había hecho las más alta expectativas. Después de esa noche, pensó que lo más prudente era dejar de molestarle hasta nuevo aviso, no faltaba tener ojos para sentir todas las emociones confusas y negativas que dejaba ver cada vez que le veía en los pasillos, en el comedor o en los partidos. Se veía cansado, ido y confundido, cual pequeña ovejita que buscaba un refugio.

Tuvo que hacer todo esfuerzo mental para no ir a consolarle, a veces los instintos de protección eran tan difíciles de ignorar que tenía que echar una escapada a las tres escobas. Para las vacaciones este había desaparecido, y no le busco para darle su espacio.

-Hola-Saludo tímidamente el mayor, pensando que tal vez no sería bienvenido por la forma en como el alfa le miraba fijamente.

Joder, que el también cuando venía de camino se dio unas tres vueltas por todo el pueblo antes de tomar el valor de ir y enfrentar aquellos dos problemáticos...tal vez sus dos problemáticos.

Draco entonces le miro divertido, sonriendo levemente y con comprensión que le hizo suspirar de alivio- Hola Remus-le saludo tranquilo. Le observo apreciante; Ya no tenía esa barba y bigote que le caracterizaba, un rostro rasurado y colorido con sonrojo en las mejillas que le hacía verle unos años más joven, con el cabello desordenado por el viento y los ojos ambarinos tímidos. Ese trajecito de educador gastado, con moño café en su cuello, camisa blanca, chaleco marrón con pantalones a juego le hacía verle bonachón. Aquella capa de color crema que usaba encima para el frio era la que le había obsequiado en los primeros meses era una caricia a su ego. -Te ves muy lindo- No se disculpó del alago, porque era verdad.

Remus se sonrojo ante la honestidad que profesaba, escuchando con su oído sobrenatural los tranquilos latidos de su corazón joven. A veces admiraba eso de Draco, la seguridad que prácticamente sudaba. -Yo...vine porque era noche buena-quiso empezar de algún modo.

Draco alzo su ceja rubia - ¿quisieras pasarla...con nosotros? ¿después de todo lo que paso?-pensó con esperanza.

El licano negó con la cabeza ante su desilusión. -No, no vine para eso. -Le expreso, sin saber cómo hablarle. -Yo...vine a desearles feliz navidad, y a entregarles esto-Saco en los bolsillos de su capa un regalo que lo revertió a su tamaño original para entregárselo al dominante.

Draco miro con afecto el presente, era una caja mediana enfundada en papel regalo verde con un listón dorado. -Por supuesto que sabes que no rechazare un regalo con ese papel-Rodo los ojos divertidos.

Remus sonrió aliviado. Por supuesto que llegar unas horas antes de la medianoche fue buena idea, Draco tenía la tendencia de cortar leña para resguardar a Harry del frio, como un buen alfa que era para protegerle...era un buen hombre, pensó son cierta satisfacción ante la maravillosa transformación que ha tenido en los últimos años.

- ¿No quieres saludar a Harry? -ofreció, pero de igual manera supo que solo le abordo a el para no hacerlo más difícil.

Remus respiro profundo. -Creo que, por ahora, es mejor así. Vine a despedirme-Antes que el rubio entrara en pánico como lo aseguraba que estaba haciendo en este mismo instante, le aclaro. -No me voy para siempre, no seas dramático niño-se permitió reír ante los ojos de plato del joven. -Me iré para pasar tiempo conmigo mismo, creo...Lo necesito. Tenías razón, me he dejado llevar por lo que me ha dicho siempre mi padre y los demás, y si de verdad...de verdad que necesito primero aceptarme-Le costó decir eso último, pero al menos pudo deshacerse de un peso encima.

- ¿Entonces si esta maldito para la eternidad el puesto de DCAO? -pregunto al aire con diversión.

Rodo los ojos -He estado enseñando por 5 años, ya quebré esa absurda creencia-aunque tampoco admitiría que si tuvo algo de miedo en el primer año. -El puesto es tuyo, si aceptas-

- ¿Yo? -se señaló incrédulo. -Quiero vivir, gracias-

-No se me ocurre otro que sea digno del puesto, además Horace ya debe estar cansado de Perú para enero, y ya no puedes seguir sobornando al que te plazca, ni tampoco lanzando imperios a estudiantes-Le comento con gracia ante la sorpresa del alfa. -No creas que no se a que huele alguien después de una imperdonable-

-Tenía que ser creativo-Encogió de hombros tranquilo. - ¿Ante todo eso...igual sigues pensando que soy el indicado? Podría educar a la próxima generación de tenebrosos en tus narices-

-No te recomendaría si no pensara que fuera un buen hombre, Draco-Se encendieron un poco sus mejillas. -Se que serás la mejor opción. Además, alguien tiene que cuidar a Crimson- se carcajeo al aire ante la mirada de horror del alfa.

Draco se le acercó hasta tenerle a centímetros -Puedo ser tu mejor opción-le aseguro muy seguro de sí mismo. -Podemos ser tu mejor todo- aquella voz anhelante se le antojo verdadera, haciéndole conmover.

Remus le miro esta vez con ojos apremiantes, acariciando con su mano callosa la mejilla del alfa que se restregó contra ella en afecto para obtener tan siquiera un poco de su olor. -Lo sé, pero debes dejarme ir...y descubrirlo-

No se equivocó al elegir a Draco para confesarse, no hizo escándalo, no grito y tampoco pataleo, todo lo contrario, le miro comprendiendo por completo todas sus intenciones. Triste, pero al menos compresivo, pues paso por lo mismo. -Solo quiero que sepas que lo sentimos, fuimos idiotas y no consideramos lo que podrías sentir...yo, la verdad no sabía cómo hacerte cambiar de opinión, así lo hago con Harry-Le miro culpable, pero no tan arrepentido. – Y creo que tu eres lo que nos hace falta, somos jóvenes, idiotas, y queremos siempre todo de inmediato, no sé porque seguimos vivos después de tanto tiempo- Ambos rieron al recordar todos los desastres que se hicieron pasar. -Pero tú nos has enseñado la paciencia. Quiero que sepas que Harry te ama, y yo también siento un vínculo contigo, me gustas, y estoy dispuesto aprender amarte y a protegerte. No importa cuánto tiempo pase, siempre tendrás un lugar con nosotros-Se sonrojo eso ultimo.

Remus no admitirá ahora que esa confesión viniendo de él le removió el corazón de melón que tenía.

-De verdad que tenían razón, tú eres el sentimental-se burló ante el sonrojo del otro.

La nieve caía, con las nubes en el cielo predicción que será un noche fría y oscura.

-Ve a Savernake, hay una manada de lobos abierta a convertidos-le dijo Draco separándose de él y tomar una distancia sana. -si quieres comenzar aceptarte, es un buen lugar para empezar-

Remus asintió, acomodándose su capa crema en sus hombros, mirando por unos segundos la hermosa casa adornada con luces navideñas. Algún día, tal vez si cumpliría aquel sueño que murmuro en el aire en el refugio hace años atrás -Hasta luego, Draco. Y feliz Navidad- se dio media vuelta, reunión la fuerza suficiente para no voltear a ver y arrepentirse.

-Feliz navidad-murmuro el rubio, sabiendo que le escucharía aun con la distancia.

Observo el cuerpo del maduro caminar hacia la zona de aparición y verle desvanecerse en el aire entre las calles iluminadas con los faroles y la nieve cayendo lentamente al suelo. Abrió su brazo cual ala en cobijo a su omega, que se descubrió la cabeza de la capa de invisibilidad, viendo con su compañero el mismo lugar que se había ido su amor, con los ojos tristes, pero al menos resignados.

-Feliz Navidad Remus-