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Capítulo 11: La paloma en busca del lobo.



Si creían los demás que era un vil desempleado del cual derrocha su fortuna y la de su novio para llevar una vida sin mover pestaña alguna, pues se equivocan, pensó al terminar su café y revolverse su cabello en la búsqueda del desbloqueo mental.

Quidditch profesional, Auror, medimago, profesor, inefable y un sinfín de profesiones con las puertas abiertas para él, claro siendo su fama el que precede su historial para su curricular.

Pero siendo terco, quiso empezar por algo simple, como cualquier citadino ingles en busca de unos euros, trabajo como auxiliar en panadería en el mundo muggle, y bueno, era terapéutico después de recién salir de juicios y establecer una sana distancia con la prensa.

Draco en un principio no le gustaba visitarle en su trabajo, pero le cogió cariño y ahora era dueño del acogedor negocio, con su persona siendo el adorable panadero para iluminar a los madrugadores por un desayuno exquisito.

A Wizarding Place es su orgullo, cada mes buscando inspiración de innovar recetas y no ser parte del montón. Para Draco se le hacía jodidamente adorable verlo amasar la masa con ese trajecito de repostero, terminando muchas veces en un desastre de sudor, semen y jadeos en la mesa donde prepara todo.

El lugar había sido testigo de su crecimiento, de sus derrotas y victorias laborales, pasiones y también bajos emocionales, más relacionados con sus sueños y sentimientos.

Se sentía auto realizado, había logrado casi todo lo que había soñado desde que estuvo encerrado en la alacena debajo de las escaleras; estudiar, graduarse, matar un loco genocida, tener su propia vida, un negocio y un increíble novio del cual le bese todas las mañanas. Pero la tierra y la realidad no siendo siempre miel y dulces, también hay cosas que no puede conseguir.

Draco no es su primer amor, pero puede jurar que es el de su vida, casi con gracia expresarlo mientras recordaba como aquel bravucón solo le molestaba para llamar su atención. Era muy feliz con Draco, pero también sentía que le faltaba algo más...un alguien.

Remus era también su otra mitad, llámenlo vínculos, predestinación o cualquier superstición rara en el mundo mágico, lo sabía desde que lo vio en el vagón del tren y sentir la calidez de su patronus al salvarle del dementor. Y es frustrante...

Pensó que unos rollos suizos con arándanos y crema serian lo indicado para retomar la temporada de invierno, pensó mientras agregaba al menú para la temporada navideña.

Es frustrante porque Remus aparentemente le sigue viendo como un Hijo, cuando él no lo hacía y nunca lo hizo, y fue algo confuso en el auge de la adolescencia; Le gustaba aun sin admitirlo Draco desde primer año, pero también sentía que era natural el amor como igual y pareja hacia su dulce profesor en el colegio. Es una cuestión que tiene muy clara Draco, desde el momento en que le confeso no solo amarle a él sino también al licano después de convertirse en un adulto y encarrillar su vida. No sabe porque ama a Remus, pero sabe que lo hace al igual con su alfa. Su novio lo tomo natural como si fuera el clima ante toda predilección del desastre, confesándole que en el colegio y ahora sentía un interés sin saber explicarse por el Licántropo, aun a pesar de quien era y el prejuicio que tuvo por la supremacía de la sangre en los tiempos de ser estudiante. Era raro, pero tampoco va indagar mucho al respecto, solo sabe que el maduro es la pieza faltante del rompecabezas y no va formar un drama por ello.

El no creció con las costumbres sangre puras, pero Draco entendía todo y lo tomaba como algo natural en el mundo mágico, existía claro familias que lo conformaban por más de un omega o un alfa, pero era infrecuente, para tiempos actuales en mezcla de los prejuicios muggles era visto como algo malo, pero él no seguía esas líneas.

Amaba a Remus, a Draco le gustaba Remus, pero el hacer que viniera el mayor a unirse a su manada y formar una familia era más difícil de lo que pensó. Incrédulamente creyó que teniendo la excusa de su infertilidad y la posibilidad que el licano lo llevara haría un puente para llegar ser algo más entre los tres. Sabía que el dulce profesor no tomaría muy bien involucrarse con una pareja establecida, más con dos jóvenes que los vio crecer y considera uno de ellos como un hijo, pero nunca pensó que se tomaría tan mal lo del embarazo.

Se sentía rechazado y le entristecía, tanto que no puede volver hacer con la misma calidad que antes sus famosas galletas de mantequilla. Quiere que Remus forme parte de su manada con Draco protegiéndoles y proveyéndoles, pero pedirlo era costoso según parece.

Marcando las tres y media de la tarde y sin posibilidades de concentrarse más, dio cierre temprano de la tienda, empacando unos rollos de canela en una bolsa de papel con el logo del negocio e irse al punto de aparición más cercano.

Para la primera semana de noviembre ya era casi un hecho la navidad tanto para Londres mágico como el muggle. Habían pasado más de unas dos semanas en una tediosa monotonía para su lado, por otro, Draco le aseguraba disfrutar en asediar y asechar al sujeto de sus deseos, pero también pasándola bien con sus estudiantes.

Para el día de hoy ha podido vender más de la mitad de sus productos, y a pesar que puede hacer magia para consérvalos por más de un mes como si estuvieran recién salidos del horno, piensa que es mejor venderlos lo más pronto posible, porque no sería lo mismo y no tendría la misma satisfacción de venderle a sus clientes, ya sean magos o muggles, un producto fresco y de calidad. No obstante, planea cerrar temprano esta vez, pues ya que tiene un pequeño compromiso recuerda mientras mira el reloj con 5 y cuarto y la carta en su bolsillo pesándole.

Ya hace muchos días se ha sumergido en un estado irritante y expectante que su querido exprofesor le de tregua y no huya cual mala plaga cuando se le acerca. Sinceramente a este punto está enojado con él, y por supuesto con Draco por traumarle de esa forma, pero no puede llorar sobre la leche derramada. Ha estado enviándole cartas, patronus y un sin din de medios de comunicación que aceptara al menos reunirse en un sitio público, en el que le garantice que no va intentar hacer algo indebido.

Ya está tirando la toalla, no habrá un bebe, no habrá un enlace o algo parecido, pero al menos no puede cerrar el caso, así como están las cosas, Amaba profundamente a Remus, y no soportaría que siguiera ignorándole de esa forma, tal vez se resignaría a seguir jugando su papel de hijo por el bien de los dos.

Por qué siguió persiguiéndole a pesar que dijo que no, era muy sencillo, no podía soltarle, no era capaz de dejarle ir, con la esperanza de que esa negativa se convertiría en un sí. Pero fue idiota, y convención a Draco de paso.

Draco le había avisado que se jugara el último partido de quidditch del año, Ravenclaw contra Slytherin, por lo que la escuela estará vacía unas horas y no habrá ni McGonagall o profesores que le impidan su objetivo. Remus para esta hora, según su espía ha dicho, es consonancia que odia estar en la intemperie con semejante frio que estaba haciendo, se quedara con chocolate caliente y seguir haciéndole de psicólogo a todos sus estudiantes.

Las llamas verdes se prendieron de la oficina de McGonagall, sacudiéndose el polvo de sus ropas y seguir caminando hacia la oficina de su profesor. Tal cual como predijo su novio, los pasillos están vacíos, en el camino no se topó ni siquiera con un fantasma, el partido debe ser bastante emocionante.

Apenas y estaba girando hacia el pasillo del cual se ubicaba el salón deseado, fue cachado de infraganti por el dueño, que le veía con ojos en plato en boca abierta, cual venado frente a faroles de luz. El niño que le acompañaba sin percatarse del ambiente tenso se despidió con cansancio después de una larga asesoría, mirando con algo de sorpresa al mismísimo Harry Potter y seguir caminando hacia el estadio.

Silencio de duelo reinaba entre ambos omegas, uno recordando el momento que se enamoró de su profesor y el otro en ansiedad después de todo lo que ha pasado entre ellos.

-Remus...-llamo angustiado Harry en un paso hacia él, pero fue sorprendido por el giro rápido del mayor, caminando hacia el otro lado.

No estaba preparado, sinceramente no quería enfrentar la realidad en ese preciso momento, las palabras de Tonks aunque ciertas se integraban a su psique con lentitud, y cual mecanismo de defeña usado como la confiable, huía de sus problemas.

-¡Remus, espera! ¡Me rindo, ¿sí?! ¡Hablemos por favor! -trataba de seguirle el paso, pero la no tenía piernas sobrenaturales. -No volveremos a insistir, fue mala idea tratar de obligarte-

-Que bien que lo digas-dijo en asare, siguiendo con su camino a zancadas largas.

-Pero detente, al menos arreglemos las cosas ¿sí? -esperanzado le pregunto, tomándole del hombro para pararle.

Remus se safo con un manotazo violento, sintiéndose arrinconado -¡Ese siempre ha sido tu problema! ¡Las cosas no se arreglan así de fácil! -le dijo con enojo.

-¡Pero al menos podemos intentar, por favor Remus, no quiero vivir separado de ti!-si era hora de humillarse, pues lo intentaría, al fin la cabo ya las cosas estaban por los suelos -Yo te amo Remus-

Otra vez volvió la confesión, y contrario a conmoverle o asustarle, opto por el enojo -Tu no me amas, no de esa manera-Siseo en defensiva.

No te enamores, y tampoco siquiera consideres la esperanza de enlazarte. Nadie puede considerarnos de primer lugar. Somo y seremos marginados para la sociedad, soy un loco para ellos, a tu madre la creen un estorbo, y a ti te verán como un monstruo.

Como si hubiera dicho las peores ofensas, este adquirió rápidamente un matiz rojo en su rostro, ofendido y subestimado ante el desprecio de sus sentimientos - ¡Tu...! ¡Tú de verdad no sabes nada! -

- ¡Tú eres el que no sabe nada!, ¡No sabes lo que quieres! ¡Este es el jodido mundo real! ¡Con consecuencias reales por tus decisiones! -le devolvió igual de enojado. -No puedes comprenderlo-

-Pruébame- Reto el moreno decidido. – Deja de lado todo lo del supuesto bebe, porque todo eso fue una excusa. Dame razones por las cuales no puedes estar junto a mi-

- ¡Es que no entiendes...! -

- ¡Dime entonces, ¿Qué es lo que no entiendo?!-

- ¡Ustedes no me verán como...-Respiro profundo -No perderé el tiempo, no lo podrías ver-

- ¡Ese es el jodido problema! -Señalo con su índice en acusación. - ¡Tú nunca das la oportunidad para que puedan entenderte, simplemente das por echo que no lo harán y huyes! -Exclamo enojado, recalcando como si fuera lo más obvio del mundo.

- ¡Tu...! -pego un zapateo al suelo, irritado por que pareciera que todos conocían algo que él no de sí mismo. -¡¿Sabes cuál es mi problema?!-giro bruscamente con los ojos brillantes -¡Tú y tus caprichos son el problema! ¡Creyendo que puedes hacer todo a tu antojo y no considerar a los demás! -Tal vez se estaba pasando, pero ahora no le importaba nada y nadie en ese momento. - ¡Toda esa mentira de que...! -

- ¡No me jodas Remus! ¡Me conocerás de idiota, pero nunca mentiroso! -las ventanas de los pasillos temblaron ante tal temple. - ¡¿Sabes cuál si es tu maldito problema?! ¡Que tú siempre piensas que todo es mentira! ¡Que nunca mereces algo bueno por una buena vez!, ¡Subestimas mis sentimientos! -el grito rojo.

- ¡Esos sentimientos son el problema! -exclamo frustrado. - ¡Soy casi como tu padre! -excuso de nuevo aun sabiendo que tal vez no lo veía así.

- ¡No! ¡Tú eres el del maldito drama! -Le acuso con los ojos acuosos. - ¡Siempre te pones detrás de esa estúpida excusa!, ¿pero adivina qué? ¡Yo nunca te vi como un padre, y nunca serás eso para mí! -Aquellas palabras le dejaron en melancolía, cortándole la respiración dolorosamente. - ¡Te amo Remus! ¡Te amo como un hombre y como un omega! -cual paro cardiaco se llevó una mano a su pecho, retrocediendo con ardes en sus oculares ante las palabras del moreno, que le miraba enojado, frustrado y cansado. - ¡Siempre te vi como mi pareja! ¡No sabes cuantas veces moría de envidia cuando Sirius te besaba cuando regreso! ¡Tú eres mío! ¡Siempre lo sentí desde que te vi en el tren! -Para ese punto Harry lloraba amargamente.

Remus escuchaba atónito toda su confesión, revisando en sus memorias algún indicio de malestar por parte del menor en las pocas veces que compartió afecto con el prófugo en el pasado.

Harry se veía después de un arduo maratón de muerte, temblando en su sitio, mirándole con una sonrisa amarga, sorbiendo el moco de su nariz -Tú y Draco son lo único que quiero en mi vida, ¡quería que fuéramos una manada! ¡Pero siempre te dejar llevar por lo que otros digan! ¡Todo lo del bebe era una excusa para poder acércanos, pero siempre te pones en ese maldito caparazón de soy un hombre lobo, soy como tu padre, nunca consideras a los demás- le miro resentido

-No es...-

-¿No es verdad?-le arremedo sonriendo sarcástico. -Te tengo noticias Remus, tú tampoco me ves como un hijo. ¿sabes por qué? Porque podía oler tu envidia hacia mí, podía ver todo lo egoísta que podrías ser cuando Draco me besaba, y lo culpable que te sentías al bajar la mirada. - Remus jadeo avergonzado al ser descubierto de sus sentimientos- No tenías por qué envidiarnos, Yo siempre quise darte todo lo que tenía, proporcionarte la vida que merecías, esa era mi meta en la guerra, aun con esas mierdas que te dijo el infeliz de tu padre-le apunto con el dedo. -McGonagall me conto todo, y a pesar de tu jodida autoestima baja y de toda esa lastima contra ti, sabes lo que quieres, pero no puedes decirlo porque eres un jodido miedoso; Nos quieres, pero siempre te enfrascas que cambiaremos de opinión por los demás, pero eso no es así-

-Eso nunca pueden asegurarlo-Defendió con lo último que tenía. - ¡No sabes lo que es siempre ser considerado de ultimo! ¡Hice mi vida con sobras! ¡rogando que me dieran algo! ¡Un pedazo! ¡No quiero! ¡Lo que ustedes ofrecen no es seguro para mí y para nadie! -

Harry le miro igual de desesperado - ¡Entonces dame la oportunidad para entenderte!, ¡No voy a irme corriendo, no voy a desaparecer! -Le declaraba suplicante y cansado de evasivas. - Remus, nunca te abandonaría- Harry le miro con dolor. -Tú y Draco son todo lo que quiero, son mis destinados. ¿Es que acaso está mal desear eso? ¿acaso estuvo mal que persiga desesperadamente a la persona que fue hecha para mí? ¿está mal que quisiera y te persiguiera solo para estar juntos? -tomo una pausa. -Pero estas tan enfrascado en que no puedes ser amado esa forma que te aterras y te largas; No voy elegir entre tú y mi alfa, los elijo a los dos-

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