Capítulo 10: Terroristas.
Para los finales de octubre el clima se volvía más frio y húmedo, en anuncio premeditado del invierno, de un frio y largo invierno que tendrá un extraordinario comparado con otras temporadas. Como era usual, La Auror beta con su cabello de color rosa del cual pensaba cambiar de color para la temporada, caminaba directo a su hogar después de una larga jornada de guardia, tal vez tomar el concejo de su madre e irse por una temporada al triangulo de las bermudas para un bronceado que le marque incluso el bikini, odiaba la nieve.
Debería ser ilegal dejar que los niños siquiera toquen los copos de nieves, entrecerró los ojos al recordar como uno de esos vándalos infantes rompieron sus ventanas en su jueguito de guerra. Por supuesto que ella se vengó al lanzarles un hechizo ilusionador de un dementor que iba tras su alma. Fue divertido, y valió la pena recibir todo el desmadre de los vecinos.
Entonces al aparecer frente a su hogar se encontró con su antiguo amigo en una posible partida de ajedrez en su mente, para ver si tocaba la puerta o no. Rodo los ojos, era de seguro que venía por algún concejo, pero le daba pena o miedo que le abriera su madre.
-¡Remus!-con maldad grito con un sonorus en su garganta, haciéndole chillar, saltando asustado y recibir un montículo de hojas de otoño encima que venía desde la teja de la terraza. - ¿y tú eres lobo? Están sobrevaloradas tus habilidades-expreso con gracia, ganándose una mirada resentida del mayor.
Esa frase le hizo recordar a cierto rubio que le sonreía criminal cuando se lo topaba en los pasillos del colegio, y sin poder evitarlo corría con el rabo entre las patas.
Tal como un ritual sagrado fue invitado a pasar, asegurándose alrededor de no tener a la entrometida patriarca merodeando. Tal cual, como un confesa torio, se sentó en el sillón de cuero forrado con unas mantas de lana, sintiendo la aliviante temperatura cálida en su espalda. Una taza de té negro con algunas galletas de chocolate fue puesto en la mesita por la Auror, que siendo dueña del hogar puso los pies aun lado del plato, arre costándose en la mecedora de al lado y casi atragantarse con la merienda.
Tal cual como la recuerda, fresca y sin sentido de la decencia, en rebeldía de la educación sangre pura Black.
-Estoy segura que debería levantar una iglesia y cobrar por pecado, tú me harías millonaria-expreso llevándose los brazos detrás de su cabeza y suspirar en relax. -A pesar que no vienes tan a menudo, tengo que admitir que tus penas son las más controversiales que cualquiera que he oído. ¿Qué fue esta vez? -directa.
Remus por un momento tuvo la decencia de parecer avergonzado-Esto no es una revista de chismes para que vengas a burlarte-rodo los ojos.
-Por supuesto que no es una revista, pero no significa que no pueda burlarme de paso-bailo con las cejas coqueta. - ¿Qué pasa Remus? -pregunto un poco más seria.
Tonks a primeras no podría parecer como una persona del que uno pueda contar secretos, pero siendo honor a su casa y a toda la experiencia recolectada en la vida, ha probado ser mejor confidente y concejera que cualquiera en la orden, un don llámenlo.
Posiblemente sería la única persona que podría contarle todas sus penas en una borrachera, ya no le quedaba nadie a quien confiarle en esta vida.
Jugo con sus dedos un rato, pensando cual es la mejor forma de abordar los hechos sin mal entendidos. -Es...Harry-trato de comenzar.
- ¿Qué hay con Goldenboy? -alzo la ceja curiosa, si era algo con Harry debía ser gordo el problema, aunque ella ya estaba advertida.
Remus recordó de nuevo aquel espectáculo del cual solo el mismo tenía un asiento reservado en los aposentos del rubio, mordiéndose el labio un poco en indecisión.
Por un momento fue llevado hace unos 3 días, en el que siendo de mañana un domingo, sintió un cosquilleo en la parte baja de su espalda. Instintivamente se había rosado con su colchón, hallándole cierto gusto y comenzar a restregarse. Para cuando se dio cuenta, estaba agarrando con mucha fuerza la cabecera de la cama, con un desastre húmedo en sus sabanas y la imagen de aquellos dos jóvenes intimando con él. No le cayó bien, y sentía la urgencia vibrante de comentar a alguien con la suficiente sabiduría para que le abofeteara y le cantara sus tres verdades.
-También involucra a Draco, es algo complicado-Se peino los cabellos castaños hacia atrás. - ¡Maldición!, me están haciendo la vida difícil-
Tonks ahora si estaba atenta - ¿Qué te hizo los mellizos del mal? -Por dentro se carcajeo al imaginar que iba el asunto teniéndose a esos dos involucrados. Harry tenía un sentido de justicia y altruismo que constantemente lo metía en problemas, Su primo Draco a pesar de ser más prudente no le quitaba lo ambicioso que era y sus métodos poco convencionales para obtener lo que quiere. Juntos, esos dos podrían ser los predecesores de Albus y Gellert a un futuro mejor para el mundo mágico inglés, quitante la mierda purista, los deseos de conquistar el mundo y toda esa basura.
Le soltó la sopa, relatando desde el primero momento en que había recibido la carta de Harry antes del inicio del año escolar en Hogwarts, en un principio inocentemente pensado que era entre los dos, pero teniéndose presente al Slytherin predijo que el asunto seria peludo. No se equivocó cuando esos ojos verdes le miraron fijamente, después de un parloteo sobre la confianza, los lazos y la familia; "Remus...nos gustaría que tuvieras a nuestro cachorro". Claro que sabía el problema de fertilidad de Harry en un daño colateral en la guerra, en los más allegados se pensaba que bien podrían desencadenar conflictos con el ultimo Malfoy ya que era conocido en los sangre puras continuar de un modo u otro el apellido, pero ante todo pronóstico siguieron con su relación de 7 orgullosos años, hasta que lo consideraron a él. En ese día no cabía de incredulidad al imaginar llevar al heredero Malfoy en su vientre, en un shock mental del porque Draco permitiría mesclar su sangre con la licantropía. Pero ese no era el punto, era el hecho que esos dos se habían decidido por tortúrale a pesar que se ha negado con sus razones ya dichas.
Tonks entonces sin interrumpir hasta entonces los hechos y sus razones por la cual niega hacer tal locura entre comillas, baja la taza ya vacía de sus manos a su regazo y decir -Eres un estúpido Remus-negó con la cabeza lentamente.
-¿Qué acaso no oíste todo lo que dije? Si yo...-
-Si tú, si tu aquello, que crees, que no crees, que no puedo-recito arremedándolo -Para mí son excusas sin fundamento, de verdad ni siquiera a mí me estas convenciendo de porque no podrías darles un hijo a pesar de toda la basura existencial que has dicho, ni tú mismo te la crees. ¿Qué es lo que creo? Tú sabes bien lo que quieres, solo que no quieres admitirlo, te da miedo-le señalo con su índice acusatorio a su corazón.
Remus la miro ofendido -Tonks, Harry no puede ver todo el panorama completo, creo que ni siquiera Draco está de acuerdo de que sea yo el que lo lleve-eso era de cierto modo contradictorio teniendo en cuenta que este último ha tomado más partido que el otro. -No quiero ser partícipe de un capricho-
-Crees, pero no estás seguro, es más, has sacado varias veces la carta de la juventud de Harry y la supuesta supremacía existente de mi primo, pero no me has dicho nunca cuáles son tus razones-se cruzó de brazos.
- ¡Estoy maldito! ¡No podría soportar ver a ese niño siendo rechazado por lo que lleva en la sangre! -expreso frustrado.
Ella lo miro aburrida-Remus, la licantropía para el día de hoy ya no es una excusa legal para el rechazo, todo el mundo tiene sus opiniones, así como un ano. Todos comentaran lo que uno es o haga, a esos dos terroristas les vale las opiniones públicas. En todo caso, ¿Por qué te expresas de esa manera con el supuesto niño? -entrecerró los ojos conocedora de una verdad.
Remus la miro sin entender -Porque sería suyo-expreso con obviedad.
- ¿Y porque te sacas de ahí? Si también seria tuyo...-alzo la ceja escéptica.
-Porque yo...-de repente se quedó sin habla, sintiendo un retorcijón en el pecho, sabiéndole agrio la boca -Porque es la familia de Harry, no mía-le dio un malestar expresar eso.
Tonks entonces suspiro, ya aliviada de que las cosas estén encaminadas por la verdad y no mentiras disfrazadas. Miro exhausta a su antiguo compañero de guerra, viéndole por primera vez cansado, triste y asustado, en el temor de lo que podría ser o no ser. -No es cosa que Harry sea el hijo de sus amigos ya difuntos, tampoco es por Sirius y mucho menos por la licantropía. Te aterra llevar el embarazo, sabes que te vas a encariñar con él bebe e imaginas que cuando nazca no vas a caber en ningún lado cuando se establezca con Draco. Siempre quisiste tu propia familia, pero temes que tan pronto puedas tocar la idea, visualizas que solo fuiste un contenedor y por tanto no solo perderás al bebe, sino también estarás en la desilusión-Le comento de tono tranquilizador y comprensiva a pesar de las resistencias claras que tenía para siquiera tomarle la palabra. -Olvida el supuesto bebe, porque veo no ha sido más que una excusa, esos dos te han tratado de decir que seas parte de su manada, ser los tres. Pero estas estúpido por pensar que tan pronto tengan lo que te han dicho querer en un principio, ya no te tendrán en cuenta y te olvidaran. Pero tampoco los estoy justificando, ellos igual fueron idiotas por no ser directos con lo terco que se conoce que eres-
Para cuando termino de responder su opinión, el mayor solo se limpió tranquilamente su regazo de las migajas, respondiendo un gracias en un murmuro y Salir despacio por la puerta. Tonks no hizo y no quería hacer nada para detenerle, era momento de dejarle ir y que reflexionara por su cuenta, así era como funcionada el profesor.
-Antes que te vayas Remus-paro solo por un momento al profesor antes de cerrar la puerta -Considera porque, entre todas las personas, fuiste tú el afortunado. Y no puedes verlo por la simple razón que no te valoras como te mereces. Con todo lo que me has dicho, estoy segura que ha llegado tu momento de ser egoísta y tomar lo que quieres...piénsalo-Le dijo, escuchando la puerta cerrarse y los pasos pesados del mayor irse hacia fuera.
Por supuesto que ya sabía todo, mucho antes de que Remus siquiera viniera a su puerta, pensó mientras recordaba a Harry sentado en el mismo sillón, llorando por el rechazo.
Mientras tanto, un pelicastaño caminaba por la acera mientras gotas saladas bajaban por sus orbes ambarinas.
Solo puedes confiar en una cosa Remus, la consideración que te tengan siempre va ser sospechosa. No seas tonto y no caigas en esas mentiras.
¡Cállate Padre! ¡Simplemente cállate!
No era justo, simplemente no era justo que después de haber pasado toda una vida llena de pérdidas y deseos no cumplidos, un par de idiotas le vinieran a volver todo su mundo seguro en un caos.
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