Capítulo 1: Un lobo que no es feroz.
Querido yo...
Ha pasado mucho desde que he vuelto a escribir en tus páginas, de alguna forma te siento indignado por aparecer de la nada a escribir en tus hojas blancas, pero no me importa, así que resígnate y escucha los últimos acontecimientos de mi vida, que, como siempre son problemas. Demandare a James por manutención y daños físicos y morales, no me importa que ya esté muerto y solo quede sus huesos, sino no he muerto por racistas de la sangre créeme que Harry lo hará junto con ese arrogante que tiene por novio, maldigo el día que les di mi bendición para ser Always...necesito ayuda para salir del país... y rápido.
Remus tenía que ir al próximo especialista otorrino para que le revisara los oídos, tal vez al final la licantropía no aseguraba estar libre de enfermedades con la edad, o bueno, no recuerda cual fue la última a vez que se limpió los oídos, o sí en el momento en que fue cruciado años atrás le dejo alguna patología en el cerebro que le está pasando una factura en este mismo momento.
¿O tal vez el problema no era él sino ellos? Estaba acostumbrado a esa excusa, teniéndose a James y Sirius como principales busca pleitos en sus años colegiales, eran creativos, pero también muy estúpidos, y más tonto era también su persona por seguirles la corriente.
- ¿Qué? - parpadeo, lubricando sus ojos ambarinos metálicos, comprobando que no era alguna percepción distorsionada lo que le ofrecía su vista.
Harry le miro con una sonrisa perruna antes de la compresión...y joder, si no hubiera convivido varios años con los merodeadores, no afirmaría que tenía grandes caracteres del difunto Black y de su padre, y por lo general, eran malas combinaciones para su salud mental. – Con esa expresión uno no pensaría que fue antes mi profesor para no entender, ¿te lo explico con la abejita y la flor? -rio entre dientes, en sus intenciones minorar el shock inicial, tal vez sin éxito al ver la expresión de su antiguo profesor rayando a la incredulidad y el miedo.
Remus bajo la taza de té a la mesita del frente, ya conectando cabos y percibir una esencial de calmante en el líquido que solo con sus sentidos podría detectar, miro con ojos acusadores al rubio que yacía sentado al lado de Harry, observándolo con aquella sonrisa arrogante de marca personal, diciéndole con sus ojos grises "¡Si, te intoxique con filtro de paz y ni te diste cuenta hasta la tercera taza, están sobrevaloradas tus capacidades, lobo"
Quería enojarse en serio, sacar aquella bestia dentro de su ser y darles unos sustos y razones por las cuales no deben jugar con él, pero no siendo de otra forma, el filtro de paz suprimía toda emoción que reluciera su sobrenatural magia, por un momento sintió admiración de tal sustancia que fue seguramente modificada para que pudiera pasar desapercibida incluso para él, no era para menos el ahijado de Severus. Maldijo entre dientes desde el momento en que ese par se unieron en una sola mente y cuerpo.
-No-negó, tratando de demostrar seguridad y carácter contrario a su personalidad afable y tranquila, volviendo de nuevo a despotricar contra el Malfoy por haberlo drogado para darle una lección a este par de cachorros inmaduros, creyendo que pueden tener todo lo quieren a su capricho.
El cómo el adulto que era debía mantenerse firme a pesar que tenía todas las de perder con los gemelos del mal.
Harry suspiro, de un modo algo cansado como si ya esperaba esa respuesta, cruzándose de piernas y adoptar una posición de negocios que sabe de dónde la saco -Remus, por favor, al menos escucha nuestras razones...-quiso abogar, haciendo maromas con las manos y con la expresión que tal vez era más difícil de lo que pensaba abordar la cuestión.
¿Qué vaya a escuchar? ¡Por supuesto y claro que no!
Era demasiado bizarro que le pidieran tal cosa, y bueno, no podría decirse que en cierta parte pequeñita estaría alagado de su consideración, sino fuera por muchas variantes y justificaciones que afectarían el resultado, entre ellas su vida monótona pero lenta y segura como la tortuga.
- ¡No! -trato de exclamar más fuerte pero el efecto relajante del filtro lo tenía adormecido de cualquier expresión intensa - ¡Es inmoral! ¡Tus padres no lo hubieran aceptado! – razono con esa excusa, que tal vez ya había perdido validez.
Una voz en su cabeza, tal vez cual pepe grillo que ha tomado la forma de Tonks le decía "Hello, ese vale esta vencido desde el momento que el desgraciado cumplido 18".
Draco rodo los ojos con gracia, ya esperando la contra respuesta desde la moral, siempre tan Gryffindor –¿es acaso de verdad por sus padres, que Harry me perdone, difuntos hace más de 26 años? ¿o es porque usted, Remus...-
- ¡Señor Lupin para ti, niñato! -le corto tras escuchar el ronroneo de su nombre pronunciado en esos labios dominantes. El ricachón se las creía de adulto cuando también armaba berrinches.
El rubio le miro, con esos ojos grises ártico penetrando los ámbares propios, como si fuera ver su alma, oliendo sus miedos, y, sobre todo, percibiendo su casi e imperceptible vacile. Sonrió de nuevo con superioridad.
Oh mierda, ¡aborda la misión y sal de aquí!
-Remus-llamo Harry su atención, tomando su mano callosa entre las suyas, viendo con sus oculares la cicatriz de Umbrige dejada en cuarto año, poniendo ese intento de tono comprensivo en su voz - ¿es que... acaso te desagrada así la idea que te lo pidamos nosotros? -aquellos siempre expresivos ojos verdes se cristalizaron solo un poco, y sabía que era tal vez un acto, algo que su compañero Slytherin le ha inculcado para tener todo lo que quiera. Se preguntaba si, así como Harry ha optado por la astucia de las serpientes... ¿su compañero manipulador habrá al menos adquirido un sentido de moral y justicia? ¡debería ser la voz de la razón de este suicida e imprudente!
Aunque sabía que era un total engaño, no menos le afectaba la idea que pensara que le diera asco Harry.
Suspiro, ya sintiendo sus cuarentas y media décadas pesarle, tratando de zafarse de esta extraña situación-Harry, no lo tomes por ahí que no he dicho tal cosa, pero no creo que sea lo adecuado aceptar, creo que...- no podría, quiso decir eso último, pero eso fue antes que el otro le refutara.
- ¿Crees?, predicas, pero ni siquiera estas seguro de lo que piensas o quieres. Profesor...ya está bien maduro para mentirse así de esa forma-expreso con gesto aburrido el aristócrata, aparentemente aburrido de la conversación.
Abrió la boca ofendido, pero se frustro a que no saliera nada de su boca. Muy en el fondo sabía que podía tener razón, teniendo en cuenta en sacar una excusa tan invalida como esa, pensando su rutina aburrida pero gratificante como profesor.
Ya había cumplido la meta de que impuso al ver como Sirius fue llevado a prisión hace años atrás posterior a la traición de Peter y la muerte de los Potter; sobrevivir, velar por Harry cuando se reúnan de nuevo y acabar la guerra. Y cuando se vio todavía vivo después de la batalla final, con Harry teniendo su propio negocio, amigos y un novio con el que vive feliz en su nido de amor, se vio enterrado en una avalancha de realidad del cual ya esperaba.
Cumplió con la misión que había dirigido su vida, se sentía de cierta forma satisfecho para sus 46 años de edad, pero ahora se sentía sin razón o rumbo, sabía que quería más, quería aspirar un poco más alto y sentirse totalmente auto realizado, pero no sabía por dónde comenzar, o si al menos siquiera podría tenerlos.
Si, por supuesto que tuvo sueños, no sería como juvenil que escribe 16 deseos en una pancarta, pero al menos los tiene, solo que tristemente la mitad se redujo a circunstancias...a circunstancias adversas.
Para los últimos cinco años vivía en la rutina que había creado para un hombre maduro de su edad, profesor de defensa en Hogwarts, asistente de la floristería de los Longbottom en el callejón en algunas tardes, y beber el té con antiguos compatriotas en algunas ocasiones a la semana.
¿Qué si era de abuelitos? No le juzguen.
Y después...volver a su hogar lleno en soledad.
Hasta que Harry, aquel omega que ha cuidado desde sus trece como un cachorro que salió desde su propio vientre, le ha invitado al apartamento del cual comparte con Draco, con tal de tener una reunión del cual predicaba que cambiaría su vida, aunque cambios nunca fueron su gusto por su peculiaridad de planear todo, al menos le dio algo de curiosidad por lo que le diría.
Pero joder...llevar a su primogénito en su vientre nunca se lo espero. Y con ello desbloqueo una inundación de sentires y estrés que contuvo desde sus años dorados.
Y le daba miedo lo desconocido.
- ¡Draco! -reprendió Harry al alfa, que bufo cruzándose de brazos en su asiento.
¿Qué sabia en verdad ese engreído de él? Nada, por tanto, no debería dejar que le afecte tanto aquellas palabras como lo estaban haciendo ahora mismo. Ninguno de los dos en verdad entendía la realidad del asunto, llevar vida a un niño y formar una familia sin considerar otras cosas nunca es tan simple como se cree.
No te enamores, y tampoco siquiera consideres la esperanza de enlazarte. Perderás incluso lo que creíste tener.
Remus de paro de repente de su asiento, sobresaltando a los dos jóvenes, sintiéndose de alguna forma pesado, casando y expuesto ante aquel par de ojos que vio crecer desde tercer año. Draco elevo las cejas casi a la coronilla al ver sus ojos una seriedad aterradora, entre el enfado y la resignación. – La respuesta es no. Que tengan una buena tarde-dijo en murmuro, caminando con rapidez hacia la puerta y salir.
No le gustaba para anda que le cuestionaran sus decisiones.
- ¡Remus, espera...! -quiso detenerlo, pero fue retenido por su pareja, negando con la cabeza que lo dejara. - ¡No podemos dejar que se vaya! ¡¿quieres dejarlo así?! - exclamo con molestia, sin comprender las acciones de su novio.
Draco entonces le observo con esa mirada serena que siempre le decía "todo estará bien y deja de ser imbécil", tomándolo de sus caderas para sentarle en su regazo. -Dale un respiro, la verdad es que nunca pensé que resultaría -beso el nudillo de sus dedos. - ¿Enserio creíste que aceptaría a la primera? Ni tu eres tan ingenuo...-
¿Asustado? Remus no sumaba en ninguna ecuación con esa palabra, pensó el moreno.
-Algo así me imaginaba, ¿pero por qué? ¿somos nosotros? Pensaba que le gustaría la idea, después de que...-fue callado por un beso casto de su alfa. -No lo entiendo- susurro en los labios contrarios.
El ojigris le miro, riendo levemente ante el gran esfuerzo mental que hacía para comprender el trasfondo de la huida de su antiguo profesor. -Ustedes los Gryffindors de verdad no están hechos para la sutileza y leer entre líneas-rio divertido, pero le gustaba eso.
Harry siempre era trasparente, tan jodidamente honesto y noble, tal vez su padre si le dejo caer de pequeño al verse tan atraído a cualidades tan opuestas a las que se le inculco desde la cuna.
Harry le miro molesto, sin comprender que era lo que quería decir - ¿que fue entonces? -
Draco negó divertido, acariciando los muslos con sensualidad de arriba abajo, rozando sus genitales a propósito, haciéndole soltar al más bajo un suspiro.
-Muchas cosas en realidad...-desde el primer momento en que Harry le dijo a su querido profesor ser el portador de su primer hijo, percibió que había entendido o mirado la idea en una dirección totalmente apuesta a sus intenciones, y no lo culpaba, debía ser casi trillado para el toparse con semejante propuesta nada menos que de sus exalumnos. -Siendo sincero la verdad es ni creo yo conocer todo lo que pase en esa cabeza...-
El dulce Remus solo necesitaba tiempo, pero eso no significaba que no podía en su periodo de reflexión empujarlo un poco.
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