No puede ser...¡Maldita sea! ¿Qué mierda se supone que estoy haciendo? Toda la calentura y excitación se esfumaron. ¡Jamás en toda mi vida he estado con un virgen! Y claro que mi sobrino no entraría nunca en esa categoría.

¡MI SOBRINO!!

De pronto lo sentí todo como un balde de agua fría que cayó en mi cuerpo, me iba a coger a mi sobrino, mi sobrino y aparte de todo virgen. De inmediato me levanté de la cama, ¿qué hubiera pasado si no me lo dice? Ya estaría follándomelo y no puedo permitirme que eso pase. Primera porque es virgen y  yo jamás me meto con vírgenes, es una regla y no pienso romperla y segundo y la más importante creo yo; ¡es mi jodido sobrino!

Mi mente comienza a trabajar a mil por hora, me siento abrumado por todo, estoy rebasado y necesito aire, espacio para mí.

— ¿Qué pasa, Jungkook?- Mi sobrino me mira un tanto contrariado.

— ¿Estás bromeando, no?

— Ammmm, nop ¿Qué pasa?

— Tae...eres virgen.

— ¿Y? pensé que lo sabías o al menos lo suponías.— Mi sobrino me miraba con el entrecejo fruncido

— ¿Cómo voy a suponerlo? Con todo lo que has hecho...hemos hecho, no lo parece para nada.

— ¡Ay Jungkook! Pues he visto muchas películas pornográficas, he leído mil libros eróticos, disfruto mucho esa lectura.

Soy un completo idiota, pues sí, ¡es un jodido adolescente! Claro que sabe lo que hace aunque no haya tenido sexo.

— Esto tiene que acabar ya—. Solté de pronto evidentemente molesto— No sé en que momento comenzó todo esto pero tiene que terminar—. Tae estuvo a punto de protestar, pero levanté un dedo acusador— Esto es tu culpa, me envuelves, me manipulas para que yo haga lo que tu quieras.

—¿Que yo te manipulo?—. Preguntó incrédulo, también se levantó de la cama poniendo sus manos en sus caderas.

— Sí, tú... siempre termino cediendo a lo que tú quieras como ahora mismo. ¡Pero esto se terminó, Taehyung, no más!

— ¡Claro, pero que fácil es para ti echarme la culpa de todo! Pero que yo sepa jamás te he puesto una pistola en la sien para hacer lo que hemos hecho.

— ¡No, claro que no, no la necesitas, eres tan manipulador que no es necesario!

— ¡Eres un maldito cobarde, no te atreves a aceptar que te gusto, que te he gustado desde hace mucho! Que te encanta que te bese, que te toque... pero ¿sabes qué? Ya me aburriste con lo mismo.— Caminó hacia su baño y cerró de un portazo sin decirme nada.

— ¡Pues también estoy aburrido de ti, eres un inmaduro!— Le grité y salí más que molesto de su habitación. 

Bajé a la sala para beber algo, necesitaba ahogar todos mis sentimientos y pensamientos. Mi sobrino y yo ¿pues qué mierda estaba pensando? Me he metido en un gran lio, soy un hijo de puta, yo lo vi nacer y crecer, jugué con él, era mi confidente y yo el suyo. Siempre podía contar con él y viceversa y  ahora...

"Eres un maldito cobarde" sí, lo soy, porque no fui capaz de poner un alto a esta situación, dejé que creciera como cáncer y ahora no sé que hacer o como volver atrás. No quiero perder a Tae.

"No te atreves a aceptar que te gusto, que te he gustado desde hace mucho", no él no puede gustarme, ¿cierto? ¿De verdad me gusta mi sobrino?

Está bien, sí me gusta, lo tengo que admitir, y eso me da mucho miedo se supone que a mí me gustan las mujeres, pero más allá de una orientación sexual; es mi sobrino, mi sangre...mi familia ¿Qué está mal conmigo? Aparentemente todo, ya que si lo pienso tal vez ese gusto siempre estuvo ahí, solo que no me permití verlo hasta que él se convirtió en todo un hombre, al permitirme mirarlo en todo su esplendor porque Taehyung es hermoso, tiene un cuerpo increíble, está como quiere el condenado, y besa como los mismo dioses. Y ahí voy de nuevo a fantasear con él, ¡ya, Jeon! No sé en donde quedó mi niño inocente y ahora está este hombre precioso que me hace querer pecar y mucho, esta atracción que siento por él me tiene mal y no debo dejar que esto llegue más lejos, sin duda mi viaje a Hawái me tiene que ayudar, poner distancia es lo mejor.

Escuché su pisar bajando las escaleras, miré mi reloj y ya eran las 7 de la noche, fui al pie de la escalera para verlo y ahí estaba, hermoso, vestido como el mismo pecado personificado.

— Bien ahora salgo, dame un segundo— Decía hablando por teléfono.

—¿A dónde vas?—. Giró para verme.

— Creí que te habías ido. 

— Eso no responde mi pregunta.

 — Voy a un bar, tío, los chicos de mi clase organizaron una salida para festejar que los exámenes terminaron—. Se colocaba una chaqueta de cuero negra.

— ¿En lunes?

— Sí, en lunes. Bueno, me voy, Bogum me espera.— Me levantó una ceja para dar un paso hacia la puerta, pero no lo dejé—. Suéltame, me lastimas.

— Tú no vas a ningún lado, y menos con ese idiota. — Ajusté un poco más el agarre, no lo dejaría ir con ese pendejo.

— Ya te dije que tú no eres nadie para impedirme nada, tío.

— Bueno, vamos a ver si a tus padres les gusta esto.— Saqué mi celular.

— Ay Kookie... no creo que en el avión te respondan.— sonrió triunfal, se me había olvidado ese pequeño detalle. — Ahora si me disculpas.

— Yo estoy a cargo de ti esta noche.

— Claro que no, ya soy mayor de edad, así que déjame en paz.—  Hizo intento de volver a salir pero lo pegué mas a mí, estábamos muy juntos, casi labio con labio.

— Ese imbécil te hizo sufrir, demonios Tae, ¿lo olvidaste?

— ¡Suéltame! Sí, ya lo olvidé y si él me pidió perdón y un oportunidad más ¿a ti qué te importa? Soy soltero y puedo hacer y andar con quien se me venga en gana.

— No puedo creer que seas tan tonto e ingenuo.— Lo sujeté aún más fuerte.

— El tonto soy yo, no tú, así que ya déjame.

— ¡Sabes qué? Tienes toda la razón, no es mi asunto y como ya eres muy mayor no vengas a mi cuando ese pendejo te vuelva a romper el corazón—  Lo solté haciendo que diera un paso hacia atrás, él me miró dolido pero altivo. Yo me largué a la sala y después escuché la puerta cerrarse y un auto arrancar. Me terminé el trago de golpe y salí de la casa de mi hermano, necesitaba despejarme. Conduje a casa de mi novia, ella tenía que hacerme sentir mejor.

Sin embargo, cuando llegué y comencé a tratar de hacerle el amor, fui un completo brusco con ella, estaba pensando en Tae, en que estaría haciendo en ese momento, me regañé porque a mí no debería importarme lo que él hiciera.

—¡Jungkook, te dije que pares!— escuché que alguien me decía, sin embargo, no lo hice, la embestí más fuerte, necesitaba sentir y olvidar a Tae.— ¡Basta!—. De pronto sentí un empujón, prácticamente me caí de la cama.—¿ Qué diablos te pasa? Me lastimas.

Cuando miré a mi novia ella estaba asustada, la estaba lastimando.

Soy un pendejo, de verdad que lo soy.