
CAPÍTULO 6
Entramos a la sala, no había mucha gente, bueno, no me sorprende pues es lunes. Todo el camino no he cruzado palabra con Tae, me siento mal, incómodo. Siento que soy una mecha que en cualquier momento va a prender. Incluso, camino acá estuve a punto de pelear con un tipo que se metió en mi carril a lo pendejo sin antes poner su direccional, no entiendo como esa maldita gente tiene licencia para conducir. Luego yo quería coca cola, y los idiotas del cine solo tienen pepsi, odio la pepsi. Y para rematar el tipo que nos recibió los boletos para poder entrar no le quitaba los ojos de encima a Tae, carajo, ¿puede haber un día peor? ¡Agh!, creo que sí, pues ahora está un comercial de celulares y de fondo el Gangam Style, mierda.
—Maldita canción de porquería.
—¿Sabes qué?... Si vas a seguir con tu maldito genio lo mejor es que me lleves a mi casa—. Me dijo mi sobrino exasperado, ya notó que todo, todo me molesta.
—Tú tienes la culpa de que yo esté así.
—¿Yo? Pero si no he hecho nada—. Claro que sí, solo recordar como ese cabrón lo tenía de la cintura y como quiso besarlo, maldita sea. Juro que quiero sacar este coraje que llevo dentro, quiero golpear a alguien, de preferencia a alguien llamado Bogum.
—No, tú nunca haces nada—. Le dije irónicamente.
—¿Qué mierda te pasa? No sé porqué estás así, y sinceramente me empiezas a molestar y mucho.
—Nada, no tengo nada—.Giró en su asiento hacia mí y cruzó los brazos, solo sentí su mirada. ¿Qué le digo? Ni siquiera yo sé que demonios me pasa, me siento mal, y empiezo a desesperarme de mí mismo.
—Estás celoso—. Empecé a reír fuertemente ante su afirmación. ¿Celoso? ¿Yo? ¿Qué motivo tendría yo para sentir celos? La poca gente que había giró a verme, pues nosotros estábamos hasta atrás, no tengo ánimo para estar adelante soportando lo que la gente de atrás hace o dice.
—Ahora sí me hiciste reír, Taehyung. ¿Celoso? Yo no tengo porqué estar celoso.
—Sí, claro, como digas—. Dijo con ironía y giró de nuevo hacia al frente. Mi teléfono empezó a sonar y de nuevo la gente volteó a verme—. Primero tu risa y ahora tu teléfono. ¿Sabes lo odioso que es cuando un teléfono suena en una sala de cine?
—Perdón, olvidé ponerlo en silencio—. Le dije mientras batallaba con mi pantalón tratando de sacarlo. Las luces se apagaron por completo, los comerciales terminaron por fin. Logré sacar mi teléfono y vi que era Wheein, contesté de inmediato.
—Hola, linda—. Dije en voz baja y escuché que mi sobrino bufó. Genial, siente eso, Tae.
—Hola, bebé. ¿Cómo estás?
—Bien, amor, pero sabes estoy en el cine y no puedo hablar, la película está por empezar.
—¿En el cine? ¿Con quién?
—Con Tae.
—¡Ush!—. Se quejó—. ¿Cuál ven? ¿Los ositos cariñositos?—. Comenzó a reír.
—Wheein—. La regañé entre dientes.
—Ok ya, solo era una broma... Llámame cuando termine tu película, ya tengo todo listo para nuestro viaje.
—Ok, perfecto, te llamo más tarde.
—Te amo.
—Yo también, linda, debo irme. Adiós.
—Adiós—. Colgué y puse en silencio el teléfono. Estaba dispuesto a concentrarme en la película y olvidar todo el mal humor que me cargo, pero ahora el teléfono de Tae comenzó a vibrar, al parecer era un mensaje, pues solo miró la pantalla.
—¡Oww, Bogum!—. Susurró enternecido. Otra vez ese hijo de puta. Le arrebaté el teléfono de las manos.
—¿Qué te pasa?—. Me recriminó en voz baja. Leí el mensaje.
"Hoy lucias tan guapo como siempre, me encantas. Ya me hiciste sufrir lo suficiente, ¿no te parece? Anda cariño, ya dame el sí, volvamos a intentarlo."
¿Cariño? ¿Con qué derecho este imbécil le dice cariño? Mierda, el coraje y mal humor que me cargaba se ha elevado a la décima potencia.
—Dame mi teléfono.
—No puedo creer siquiera que le hables a este pendejo, después de lo que te hizo sufrir.
—Eso es asunto mío. Dame mi teléfono.
—Cuando acabe la película te lo regreso—. Le dije entre dientes mientras lo guardaba en la bolsa de mi pantalón.
—Celoso—. Susurró con una leve sonrisa.
—Sí, lo que digas.
Celoso, ¡ja!. Yo no tengo porqué estar celoso, es solo coraje, sí eso es, coraje porque lo hizo sufrir una vez y no pienso permitir que lo haga de nuevo. Taehyung lloró dos semanas por ese cabrón que lo dejó por otro y lo peor fue que no le dio la cara, lo cortó por un mensaje de texto, es un infeliz. Me da mucho coraje que él le hable de nuevo, me da coraje que siquiera piense en darle otra oportunidad, pero sobre todo, me da coraje que se deje abrazar, casi lo besó en los labios y él está como si nada. ¿Ahora entienden por qué esto es solo coraje?
A la mitad de la película y es bastante buena, la verdad, sentí un leve golpe en mi pierna, miré y había sido el pie de Tae, me perdí viendo sus piernas cruzadas, son esbeltas pero marcadas y con ese pantalón ajustado se pueden notar por debajo de la tela delgada. Basta, Jeon, mira la película y no las piernas de tu sobrino, deja de verlo de esa manera perversa. Logré enfocar mi mirada en la película de nuevo, estiré mi mano hacia él para tomar un poco de palomitas, las cuales estaban en su regazo. Pero justo en ese momento estaba una escena bastante intensa de una pelea callejera que no vi y sin querer metí la mano entre sus piernas. Maldita sea, soy un pendejo. Él pegó un leve brinco, pues también estaba muy metido en la película, quité mi mano de inmediato y ambos nos miramos con los ojos bien abiertos. Mierda, mierda.
—Per... perdón—. Balbuceé como estúpido, de verdad que fue sin querer.
—N-no pasa nada...—. Dijo confundido y volvió su vista a la pantalla de inmediato pude notar que apretó sus piernas. No, por favor no, mi amigo ya está reaccionando, puse mi mano sobre el para que él no se de cuenta pero fracasé, al ver mi ya gran bulto un gemido se escapó de su boca, provocándome aún más. Miré sus piernas, su pecho el cual subía y bajaba por su respiración cada vez más acelerada. Sentí una suave acaricia que iba desde mi tobillo hasta mi rodilla, subía y bajaba lentamente de forma provocativa, miré y vi su reluciente zapato de charol rojo, jamás un maldito zapato cualquiera había sido tan malditamente provocativo.
Eso fue suficiente para mí y mi estúpida calentura.
Rápidamente levanté la recargadera que nos separaba, con una mano tomé las palomitas y las puse en el piso, con la otra lo tomé de la nuca y nuestros labios se unieron en un beso salvaje. Hundí hasta lo más hondo mi lengua en su boca, me senté al filo de la butaca y con la otra mano lo tomé de una de sus piernas y ágilmente lo levanté, poniéndolo detrás de mi cuerpo, mi mano que se encontraba en su nuca bajá hasta su trasero acercándolo más a mí. En ese momento solo pensaba en su exquisito cuerpo, en su forma de caminar, en su aroma y el sabor de sus labios.
Entre besos descendí por su mandíbula, lo rocé con los dientes y bajé hasta su cuello, él me jalaba del cabello de mi nuca, una de sus manos bajó por mi pecho, mi abdomen, hasta el bulto de mi miembro que estaba encerrado en mis pantalones, bajó el cierre para continuar desabrochando el botón. Bajó un poco el bóxer, liberándolo, palpitaba lleno de deseo. Lo tomó comenzando a bajar y a subir lentamente mientras lo apretaba con fuerza. Un gruñido se escuchó desde el fondo de mi pecho, la excitación que él me hace sentir era algo nuevo para mí, no sé si es por el hecho de que él es como algo prohibido para mí o el lugar en el que estamos, no lo sé, pero ahora eso no me importa, quiero disfrutarlo, saborearlo, juro que si pudiera comérmelo lo haría ahora mismo. Pero creo que es mi turno de hacerlo sentir, de hacerlo gozar.
Lo alejé de mí, Tae se quejó un poco, pero su sonrisa se amplió cuando esta vez yo me dirigí al botón de su pantalón para desabotonarlo. Pude notar como sonrió de lado, sabiendo que quería. Levantó un poco la cadera solo para que me hiciera mas fácil la tarea. Una vez que estuvo libre, bajé su cierre, en cuanto lo hice la respiración de Tae se detuvo. Esta vez yo sonreí, y sin dejar de mirarlo metí mi mano a su pantalón, hice a un lado su ropa interior y encontré lo que buscaba. Su miembro estaba grande y palpitante, ambos nos estremecimos al sentirnos, es algo completamente diferente a lo que había sentido antes. Suave y duro al mismo tiempo, sin contar lo cálido que era a mi toque. Fue complemente diferente no introducir nada en ningún pliegue, por el contrario, mi mano rodeó su erección y como lo hacía conmigo en noches de soledad comencé a mover mi mano arriba y abajo, haciendo que Tae se sujetara del asiento, mordiendo su labio inferior para no soltar algún gemido que pudiera evidenciarnos.
—Tío—. Gimió haciéndome excitar más, sí, creo que el saber que es prohibido para mí me excita más. Me encanta cuando me dice por mi nombre pero ahora acabo de descubrir que cuando me dice tío en momentos como este es más excitante todavía. Me acerqué a su cuello para comenzar a lamerlo, dejando pequeños mordiscos haciendo que su piel se erizara. Subí a su lóbulo para morderlo y lamerlo.
—Me encantas, me vuelves loco.— Susurré, dejando deliberadamente un pequeño soplido en el, haciendo que jadeara aún más.
—Hazme tuyo, Jungkook.
—Tío, soy tu tío—. Le dije entre dientes y gimió. Estoy muy, muy excitado.
—Tío — Tomó mi cabello para acercarse a mi oído, lamió mi lóbulo y en un susurro pronunció — Haz conmigo lo que quieras, tío. — Eso fue lo único que necesitaba para dar rienda suelta a mis deseos. La mano derecha aceleraba los movimientos en su miembro, mientras la otra viajó a su parte trasera, él abrió los ojos para mirarme entre excitado y un tanto asombrado. Pero entendió lo que quería y levantó una vez más su cadera para darme acceso, esta vez mi mano viajó dentro de sus pantalones. Encontré lo que buscaba, debo admitir una vez más que la sensación es diferente, no es la primera vez que mis manos se dirigen a ese punto, pero sí la primera vez que lo hacen al de un hombre, y sobre todo al de mi sobrino. Tae dio un respingo cuando mi dedo encontró su entrada. Se apresuró a mis labios para comenzar un nada casto ni puro beso, era todo lo contrario, nuestras lenguas tenían una guerra para ver quien llegaba más adentro, mordíamos y succionábamos nuestras lenguas y labios. Sus manos también se estaban encargando de mi erección. Maldita sea, no sabía que se podía sentir tanto maldito placer. Su respiración comenzó a ser más trabajosa, a medida que mis dedos jugaban más en su interior. Al sentir tocar un punto blando Tae abrió mucho más los ojos. No soy un experto ni mucho menos en temas de hombres ni nada por el estilo, por obvias razones, pero sí sé que ese es su punto. Sonreí en sus labios y él solamente pudo cerrar los ojos tratando realmente de no gritar. Lo toqué más y su mano la cual estaba en mi miembro aceleró aún más el ritmo. Un cosquilleo familiar comenzó a extenderse en mi estómago, esas urgencias de querer terminar. — Kookie, voy a... — No lo dejé terminar, lo atraje nuevamente para fundirnos en un asqueroso beso.
—Tío, soy tu tío. — Tiré de su labio haciéndolo gemir aún más — Cállate... ¿o quieres que nos echen por obscenos? — Sabía perfectamente lo que hacía, pedirle que se callara cuando mis dedos estaban haciendo maravillas con él, era algo sin sentido.
Pero me gusta.
—Tío—. Siseo cuando por última vez mis dedos encontraron su punto haciéndolo llegar al éxtasis, seguido de mí cuando no pude contenerme por más tiempo.
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