CAPITULO 32
Después de hacer el amor tres veces, el hambre se apoderó de nosotros, así que decidimos prepararnos algo y cocinar juntos. Se puso una de mis camisas y se veía tan hermoso y sensual en ella, que lo besaba cada que tenía la oportunidad. Incluso por poco se nos quemaba un poco el pollo que teníamos friendo. Me pidió que cortara algo de cebolla, tomate y pimientos para darle más sabor al pollo, pero lo miré confundido, yo nunca había comido el pollo así.
—¿Has probado eso?
—No nunca.
—¿Y si no nos gusta?
—Claro que sí. Mira en la cocina hay que improvisar, mezclar ingredientes. Te aseguro que quedara delicioso. Además, estoy haciendo algo de arroz. Te vas a chupar los dedos.
—Prefiero chupar otra cosa—. Le dije con voz ronca y arqueé las cejas y de inmediato entendió mis palabras con doble sentido.
—¡Jungkook!
—¿Qué? Es la verdad cariño, sabes que me vuelves loco, que me encanta hacerte gritar, amo la forma en que te retuerces cuando...
—¡Basta! — Comenzó a reír—. ¿No te puedes comportar por un momento?
—¿Contigo cerca y así vestido? Imposible.
—Ummm, te gusta verme con tu camisa puesta ¿eh?
—Demasiado, no sabes lo duro que me pongo.
—Bien ya sé que usar cuando quiera seducirte.
—Cariño, tú me seduces todo el tiempo. ¿Acaso no te habías dado cuenta?
—Pues no—. Dijo inocente y pestañeo varias veces. Dejé lo que estaba picando y me levante de la isla y me acerque a él. Lo abracé con fuerza y lo besé, se veía tan adorable haciéndome ojitos, que es inevitable no querer comérselo a besos. Un olor a pollo quemado inundo nuestras fosas nasales.
—¡Jungkook! El pollo—. Se alejó de mí y corrió a quitarlo de la lumbre—. ¿Ves? por tu culpa casi nos quedamos sin comer.
—¿Se quemó mucho?
—No, apenas y comenzaba—. Me acerque a Tae para abrazarlo por la cintura. Besé su cuello y apagué la lumbre—. No, ¿Qué haces? Aun no está listo.
—Para que no se queme mientras te hago el amor, aquí mismo.
—¿Qué? No, Jungkook, tengo hambre y...
—Yo también, pero mi hambre de ti es más grande—. Hice que girara para quedar cara a cara conmigo.
Sin darle oportunidad de decirle nada más, lo besé con desesperación, de un tirón baje su ropa interior, lo cargué y le pedí rodeara mis caderas con sus piernas. Lo llevé hasta el refrigerador y lo apoyé contra él. Liberé mí duro pene, llevé mi mano a mi boca, metí dos dedos y los llené de saliva, Taehyung me miraba sonrojado. Los saqué y los llevé a su agujero, comencé a prepararlo para que me recibiera. Una vez que consideré que se encontraba listo, alineé mi pene y sin perder ni un segundo más lo penetré de una fuerte embestida. Comencé a entrar y salir de él, una y otra y otra vez, acelerando mi ritmo a cada momento. Tae bajaba y subía sus caderas para que yo entrara lo más profundo que me fuera posible. Sentía como contraía su ano cada que yo salía haciéndome sentir más placer aun, y un fuerte gemido se escuchó por toda la cocina.
—Me encantas, me fascinas... Me vuelves loco.
—¡Tío! Dios...—. Cerró los ojos completamente idos por el placer.
—Mírame, y vente para mi—. Abrió los ojos y clavos sus profundidades avellanas en las mías, abría y cerraba la boca inmersa en el momento hasta que llegó al orgasmo gritando mi nombre. Lo tomé con más fuerza pues ahora estaba débil, besé su cuello mientras continuaba con mis embistes para poder lograr mi liberación.
—Te amo, Jungkook—. Gemí ante sus palabras y busqué sus labios, lo besé mientras mordisqueaba sus labios y tiraba de ellos. Sus labios estaban suaves y de un rojo cereza que solo te hacían desear besarlo el resto del día. Estoy cerca. Uno, dos, tres, cuatro envistes más y...
—¡Te amo, Taehyung! — Le dije cuando exploté en uno de los más deliciosos orgasmos que he tenido, como siempre lo son con mi Tae.
Disfrutábamos del pollo con el arroz que mi amor preparo y tenía razón, estaba más que delicioso, al parecer su improvisación salió mucho mejor de lo que esperábamos. Comíamos en total silencio mientras nos mirábamos y nos robábamos fugaces besos llenos de dulzura. Tomó un trozo de pollo con pimiento y lo puso frente a mi boca, me sonrió y yo le respondí al tiempo que metía a mi boca el tenedor junto con la comida. Yo imité lo que él hizo y se lo ofrecí, y gustoso comió de mi tenedor y así fue el resto de la comida, nos dábamos de comer el uno al otro sin decir ni una palabra, nuestras miradas lo decían todo. Amor, pasión, amor, dulzura, ¡ah! y amor.
Nunca había sentido algo similar a esto que siento ahora. Siempre les tomé cariño a mis parejas, pero nunca con esta fuerza. Es increíble como lo necesito a cada momento, a cada segundo. Si por mi fuera lo besaría, noche y día, le haría el amor las 24 horas y aun así me quedarían ganas de él. Siempre lo quise mucho, era mi pequeño y esto es algo muy extraño y nuevo para mí, jamás me imagine que me enamoraría de mi propio sobrino. De ese niño que vi nacer y ahora inconvenientemente o no, comienzan las dudas.
Yo no quiero separarme de él nunca y para ello tiene que llegar el momento en el que tenga que hablar con sus padres. ¿Cómo lo van a tomar? Pues algo es muy obvio, no lo van a tomar nada bien y digo es lógico ¿no? ¿Quién aceptaría que tu hermano tenga una relación con tu hijo? Nadie en su sano juicio. Entonces si se de antemano que nunca lo van a aceptar, ¿Qué va a pasar? ¿Mantener nuestra relación a escondidas? Algo muy difícil, no se puede tapar el sol con un dedo y va a llegar el momento en el que todos pregunten si no pienso hacer mi vida a lado de alguna mujer, aunque bueno, no sería ni el primero ni el último. Conozco hombres que han decidido estar solos el resto de su vida y disfrutar su vida al máximo sin ningún compromiso. Pero...y ¿el?, ¿Qué va a pasar cuando todos vean que no hace su vida con nadie más?
—¿En que piensas? —. Me preguntó de pronto haciéndome salir de mi mente que ahora está dando vueltas y vueltas.
—En nada importante, cariño—. Le sonreí de lado y Tae me miró fijamente.
—No me mientas, Estas pensando en nosotros, en nuestro futuro ¿verdad?
—¿Cómo lo sabes?
—Bueno, yo pensaba lo mismo.
—¿Y tú que piensas?
—Todo y nada. Nuestra situación es muy complicada y mis padres nunca lo van a aceptar.
—Lo sé, bueno... no solo no lo van a aceptar si no que seguro tu padre querrá cortarme las bolas.
—No creo que sea capaz de tanto.
—Claro que lo es. ¿Sabes lo que será para el saber que yo, su hermano me llevé a la cama a su hijo? Taehyung, tú eres su tesoro más valioso. Te adora, eres su pequeño y eso será un golpe muy fuerte para él y no solo para el para Sun-hee y para mis padres.
—¿Por qué teníamos que ser de la misma familia?
—No lo sé, cariño, pero debemos pensar en algo. Ellos nunca lo van a entender, nunca lo van a aceptar, somos familia de sangre. Incluso, podríamos no tener futuro juntos y no...
—¡No! No digas eso, yo... no podría estar sin ti—. Agachó su mirada con tristeza y lo entiendo yo me siento igual, pero es que en serio no visualizo ningún futuro a su lado y eso me parte el alma, yo tampoco podría estar sin él. ¿Pero qué podemos hacer? Tampoco es como para que nos hagamos los que no sabemos nada y no nos importa nada, porque las cosas tampoco son así.
—Escucha, Tae—. Lo tomé de la mano e hice que me mirara—. Hagamos algo, no pensemos en ello ahora, dejemos que transcurra el tiempo y por ahora lo más conveniente es tenerlo en secreto, ya el tiempo nos dirá que es lo mejor que podemos hacer.
—Está bien—. Se acercó a mí y besó mis labios lentamente mientras acariciaba mi rostro con ternura. Y fue el comedor ahora, el testigo de nuestro inmenso amor.
En la noche llevé a Tae a su casa, él quería pasar la noche conmigo y, la verdad es que yo también pero no tenemos un buen pretexto para que se quede en mi casa sin que sus padres puedan sospechar algo. Aparque el auto, y tras intercambiar palabras bonitas, nos dimos un abrazo y un beso en la mejilla, aun es temprano y no correremos el riesgo de que alguien nos vea. Se bajó del auto y miraba como se alejaba del auto para entrar en su casa, y de nuevo mi mente sucia y cochambrosa veía ese lindo trasero menearse al ritmo de su caminar. Ya me estoy imaginando de que otras formas disfrutarlo mientras le hago el amor, quiero hacerlo de nuevo frente al espejo, oh si, solo de recordarlo mi amigo ya se está poniendo firme y listo.
Mi teléfono interrumpió mis sucios pensamientos, levanté un poco mis caderas del asiento para poder sacarlo con más facilidad... ¡Mierda!, es Wheein. ¿Ahora que querrá? Tomé aire y contesté.
—Hola, Wheein.
—Hola Jungkook, ¿Cómo estás?
—Bien gracias y ¿tú qué tal? — Miré hacia la casa de mi hermano y Taehyung antes de entrar giró y se despidió con la mano. Le respondí y le mandé un beso, él sonrió feliz por mi gesto y entró a su casa.
—Mal, Jungkook, te necesito.
—Wheein... perdón, pero si solo hablaste para decirme esas cosas...
—Jungkook, es que tu no entiendes como me siento, yo te amo, quiero estar contigo y me duele que no sientas lo mismo.
—Entonces no te hagas daño, lo mejor es que ya no me llames y así no sufres y yo tampoco, aunque no lo creas a mí me duele mucho también que estés así por mi culpa, pero no quiero mentirte y la verdad te lastima.
—Solo quiero saber que falló Jungkook. Dímelo, tú y yo estábamos tan bien, bueno las últimas semanas peleábamos mucho pero no era nada que no hubiéramos podido arreglar.
—Yo tampoco sé que fallo Wheein, pero si sé que ya no hay amor de mi parte.
—Es que debe haber algo, el amor no se acaba así por que sí.
—Lo lamento—. Suspiré—. Mira Wheein, por favor ya no te hagas esto, ¿sí? Trata de ser feliz, te lo mereces, ya conocerás a un chico que si te quiera como se debe.
—Yo te quiero a ti.
—Adiós Wheein, cuídate—. Colgué. Dios, en serio me siento terrible en decirle así las cosas, pero ¿de qué otra forma podría ser? Ella no se merece que le mienta, ya no siento nada por ella, y aunque si hay una razón fuerte por la que todo cambio entre nosotros, nunca la sabrá. Espero esta vez haya quedado claro y ya no me busque más, seguro que ahora para ella no soy más que un hijo de puta, cabrón pero quizá es preferible que me odie, así tal vez ya no quiera saber nada de mí.
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Me desperté a las 7 de la mañana como todos los días, me di un baño y me cambie para el día de trabajo que tengo por delante. Ya listo bajé y me serví solo un plato de cereal y ya estaba por acabar cuando llamaron a mi puerta, extrañado porque alguien me busque poco antes de las 8 de la mañana, fui y me encontré con un hombre de traje y con expresión seria.
—Buenos días. ¿El señor Jeon Jungkook?
—Bueno días, soy yo. ¿Puedo ayudarle en algo?
—Solo le traigo este citatorio de la corte, se le solicita su presencia para tomar su declaración pues el joven Park Bogum presentó una demanda en su contra por amenazas y agresión física.
—Pero... —Tomé el trozo de hoja — ¿Qué mierda?
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CHAN CHAN...
EL BOGUM SE NOS PUSO PESADO.
GRACIAS POR LAS LECTURAS Y COMENTARIOS
CAPITULO DEDICADO A MI QUERIDA yengomez30
TE AMODORO
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