CAPITULO 3
Nos levantamos de inmediato de la cama. Nuestras respiraciones estaban más que alteradas, sentía que mi corazón se iba a salir de mi pecho. Mi miembro empezó a dolerme, ¿saben lo que es para un hombre, que tiene a su amigo más que parado dispuesto a todo que lo interrumpan? Pues duele y mucho, siento que palpita y la cabeza va a estallar en cualquier momento.
—¡Jungkook! ¿En dónde estás?— Mi hermano preguntó desde las escaleras.
—Maldita sea... Tu papá.
—¿Qué hacemos?
—Tú quédate aquí, yo mientras voy y lo entretengo allá abajo para que tú salgas de aquí y te vayas a tu habitación. ¿Entendido? — Le dije mientras me ponía el pantalón y una playera a la velocidad de la luz.
—¡Jungkook!— volvió a gritar mi hermano un poco más fuerte.
—Ok, entendido—. Asintió acercándose a mí, besó mis labios tirando del labio inferior. Que delicia. ¿Cómo es posible que me haga sentir así? Juro que jamás me pasó por la cabeza que esto podría llegar a pasar—. Ya vete—. Me dijo divertido al ver que me quedé como pendejo por el beso que me dio. Idiota, eso es lo que soy.
Salí rápidamente de ahí y me encontré con JungHyun a mitad de las escaleras. Gracias a Dios y a todos los santos que gritó o no me quiero ni imaginar el lio que se habría armado.
—Aquí estoy—. Sonreí nervioso.
—¿Dónde estabas?— Mi hermano me miró con el ceño un poco fruncido.
—En mi habitación, me voy levantando.
—¿Apenas? Ya son las 12 de la tarde.
—Sí, es que... me dormí tarde.
—¿Estás bien?—. Me preguntó, pues notó mi nerviosismo y mi jodida respiración que no terminaba por normalizarse.
—Sí, es solo que te escuché y salí rápido de la cama. No pensé que fuera tan tarde ya.
—Ok—. Me miró un poco confundido—. ¿Y Tae?
—Emm... Supongo que también dormido, terminó muy cansado, se la pasó bailando, ya sabes.
—Voy a despertarlo—. Se disponía a subir, pero lo detuve.
—No, Hyung. Déjalo que duerma, mejor ven, vamos por un café. ¿Y Sun-Hee?—. Pregunté para distraerlo y funcionó. Bajamos a la cocina.
—Fue a comprar el almuerzo, supuso que tendrían hambre y nosotros no hemos almorzado para hacerlo todos juntos.
—Ah, perfecto, muero de hambre—. Mi hermano se sentó en un banco de la isla de la cocina y yo puse café. Mi respiración ya estaba mejor, espero que Taehyung ya esté en su habitación. Otro poco y nos descubren, no puedo creer que era lo que estaba pasando hace un momento. Es mi sobrino, no puedo hacer esto, no puede continuar, maldita sea el momento en que empezó todo esto.
—¡Hola, papá!— Saludó a mi hermano, abrazándolo con una enorme sonrisa. Seguía con mi playera de los Lakers y unos pequeños shorts, sus piernas largas y por las que mis manos viajaron estaban a la vista. Volví la mirada a la playera y hasta ahora me doy cuenta de que la tomó a propósito, sabe que amo esa playera. La compré en uno de nuestros viajes a L.A. Esa es otra de las cosas que nos encanta hacer juntos, ver el baloncesto solo él y yo.
—Hola, pequeño. ¿Cómo dormiste?
—Muy bien, ¿y mamá?
—Fue por el almuerzo. Ahora sí, cuéntame... ¿Cómo la pasaste ayer?
—Increíble, fue la mejor fiesta, todos mis amigos quedaron fascinados, la música, las bebidas, los bocadillos, todo fue increíble.
—Me alegro tanto, hijo. Te lo mereces, eres el mejor hijo de todos.
—Gracias, papá, pero eso es porque tengo a los mejores papás y al mejor tío también—. Me miró sonriendo inocentemente mientras mordía su labio, ¡Carajo! me está provocando, ese labio tan delicioso... El timbre sonó interrumpiendo el inicio de mis sucios pensamientos—. Debe ser mamá, yo voy—. salió de ahí no sin antes guiñarme un ojo divertido.
¡Mierda, mierda, mierda!
—Por cierto, ¿cómo entraste?— Le pregunté a mi hermano, no había pensado en eso.
—Con la llave que me diste hace unos días—. Fruncí el ceño confundido y él lo notó—. Me la diste para que pudiera traer las cosas de la fiesta el día que pasaste todo el día con Wheein.
—Ah sí, cierto—. Le di otro trago a mi café. ¡Wheein! Maldita sea, no me acordaba de ella, otra razón para que todo lo que ha pasado con Tae se olvide, yo la quiero de verdad y no quiero lastimarla. Tae y mi cuñada entraron con algunas bolsas. Compraron Kimchi y pollo agridulce, perfecto, mi estómago necesita algo de eso
Yo pasé platos y vasos, nos sentamos y disfrutamos del delicioso almuerzo que compró mi cuñada. Platicábamos de la fiesta, incluso nos burlamos de uno de los amigos de Tae el cual bailaba de una manera muy extraña, incluso ridícula.
—Ya, basta, dejen a Sungmin. Sé que no baila muy bien, pero es un adorado.
—Bueno, ya no nos burlaremos de tu amigo.— Mi hermano levantó la mano haciendo una promesa
—Mejor dinos, Tae ,¿ya abriste tus regalos?— Preguntó Sun-Hee.
—Algunos.
—¿Y qué te regalaron?
—Me regalaron el nuevo disco de Justin Bieber—. Comentó emocionado, mi sobrino es fan de él—. Ropa, un reloj de mano y nada más, los demás los abro en un rato.
—Te fue bien.
—Pero el mejor regalo me lo dio mi tío anoche. ¿Verdad, tío?—. Me atraganté y escupí el jugo, ¿Qué mierda? ¿A qué se refiere? Empecé a toser nervioso. Sun-Hee que estaba a mi lado me golpeó en la espalda de inmediato, siempre reacciona al instante, ahora entiendo porque tiene mil reconocimientos del hospital.
—Jungkook, ¿estás bien?—. Preguntó preocupada.
—Sí... Sí, solo que no sé, no me tragué bien el jugo—. Logré controlarme por fin, este niño me va a volver loco.
—¿Qué te regalo tu tío?—. Preguntó su papá. Yo lo miré, advirtiéndole que pensara bien lo que iba a decir.
—Su playera de los Lakers—. Sonrió. ¿Qué? ¿Mi playera? No... pero si es mi favorita.
—Aww que lindo detalle, Jungkook—. Dijo enternecida mi cuñada.
—Te luciste, hermano. Mira que esa playera y tu tío son inseparables—. Se giró a ver a Tae.
—Bueno es que yo soy su consentido y además sabe que amo a los Lakers. ¿Verdad, tío?—. De nuevo con su cara de inocente y mordiendo su labio. ¿Qué pretende? ¿Excitarme?, pues lo logra. ¡Maldita sea!
—Emm... sí—. Logré sonreír—. Siempre me la ha pedido y bueno creí que sería un buen regalo.
—Eres el mejor de todos gracias, tío—. Se levantó y se acercó a mí para dejar un gran abrazo. Mi hermano y su esposa se miraron sonriendo. Yo lo tomé por la cintura, no quería que se acercara más a mí o provocaría a mi amigo y eso no puede pasar y menos aquí frente a sus padres. Entonces hizo algo que no me esperaba, metió la lengua en mi oreja haciéndome estremecer, la sacó y mordió el lóbulo. Se alejó de mí y volvió a su banco. Yo me quedé paralizado y sin aliento, miré nervioso a mi hermano y a su esposa pero ellos estaban comiendo tranquilamente. Tragué saliva y me dispuse a terminar mi almuerzo, mi amigo ya está respondiendo y necesito concentrarme en otra cosa que no sea su lengua, su boca... ¡Carajo!
Después de almorzar nos pusimos los cuatro a recoger el jardín. Las personas que nos alquilaron el mobiliario pasaron por ellos. Tae en cada oportunidad que tenia rosaba su trasero en mis piernas, quería provocarme, así que traté de evitarlo. Aún pienso en lo que pasó hace un rato y en serio que soy la persona más idiota en este mundo, por fortuna Junghyun llegó e interrumpió, que si no, no sé que hubiera pasado. Gracias hermano, por evitar que me cogiera a tu hijo.
Soy un hijo de puta.
Mi celular interrumpió mis pensamientos. Lo miré y, ¡Oh Dios! Es Wheein, mierda, olvidé que le prometí pasar todo el día con ella.
—¡Hola, linda!— La saludé.
—Bebé, te estoy esperando. Me prometiste que pasaríamos todo el día juntos.
—Lo siento, me desperté muy tarde y ahora estamos recogiendo el jardín.
—Eres muy malo conmigo.
—Lo siento, linda, de verdad. Ya casi termino aquí y salgo para allá, ¿está bien?
—Está bien, aquí te espero. Te amo.
—Y yo a ti. Bye—. Terminé mi llamada con Wheein y al girar lo vi cruzado de brazos mirándome fijamente.
—¿Estabas hablando con la barbie?
—Te pido por favor no le digas así a Wheein.
—¡Uy! Cuanto amor—. Dijo con ironía—. ¿Iras a verla?
—Sí, como todos los días.
—Hoy es domingo y todos los domingos la pasamos jugando Xbox.
—Lo siento, hoy no será posible—. Me alejé de el y seguí recogiendo la basura que aún quedaba. Sentí que caminaba detrás de mí.
—Hoy es nuestro día.
—Ya hice planes con mi novia.
—Puedes cambiarlos para otro día.
—No, no puedo.
—¿Por qué?
—Porque no.
—Eso no es una respuesta—. Me detuve y giré a verlo, exasperado. Debo ser fuerte, incluso firme.
—Quiero estar con mi novia, quiero pasar el día con ella. ¿Contento?
—¿Y conmigo ya no quieres pasar el día?—. Me preguntó con un poco de tristeza.
—No, ya no.
—¿Por qué?—. ¡Ay! pero que insistente es. Y su tono de voz, no, no debo ceder.
—Tú sabes perfectamente porqué.
—Jungkook, quiero estar contigo.
—Tío, soy tu tío—. Lo corregí—. Ahora si me disculpas debo prepararme porque voy a salir—. Di unos cuantos pasos para irme a mi habitación, pero me detuvo.
—¿De verdad vas a cambiar nuestros domingos de Xbox por irte con esa?
—Esa tiene su nombre. Y sí, prefiero estar con ella que contigo—. No era del todo cierto, pero debo evitarlo a toda costa, si estoy con él sé que algo puede pasar y no puedo permitirlo. Pero sentí que mi corazón se apachurraba, vi como sus ojos se cristalizaban y me arrepentí, ¿Qué hice?
—Idiota—. Dijo mientras una lagrima resbalaba y salió corriendo de ahí.
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