CAPITULO 29
Estaba llorando en mis brazos, temblaba y fuertes sollozos se escapaban de su boca. Todo en ese momento se nublo para mí, no entendía nada, solo me dedique a abrazarlo fuerte, acariciando su espalda y su cabeza suavemente consolándolo. Hasta que un miedo y una furia se apoderaron de mí. ¿Qué le paso? ¿Qué le hicieron? ¿Por qué llora de esta forma?
—Tae ¿Qué te pasó? — Le pregunté con voz ronca, pero no me dijo nada y solo me abrazó con más fuerza aun, no quería que lo soltara, quería que solo lo dejara llorar y así lo hice. Quería que se calmara para que me pudiera decir que sucedía, pero yo comenzaba a desesperarme, quería saber ya que pasa, pero trataba de tranquilizarme a mí mismo, él solo necesita que lo abrace por ahora y no le voy a fallar. 5 minutos después comenzó a tranquilizarse así que hice que se sentara, fui a la puerta y Diana mi secretaria me preguntó si algo se nos ofrecía, yo solo le pedí un té para Tae y cerré. Me acerqué y me senté frente a mi sobrino, verlo así me destrozo el alma y pensé si de nuevo era yo el culpable de esas lágrimas, y juro que si es así yo mismo me rompo la cara.
Diana entro a la oficina y me dio él te, le agradecí y salió dejándonos solos nuevamente. Ya cuando vi que estaba más tranquilo le ofrecí la infusión y le dio un sorbo, tomé sus manos entre las mías, lo miré a los ojos. Sus profundidades azules que estaban tristes.
—¿Qué paso? ¿Qué tienes? — Le dije con ternura y acaricié el ovalo de su rostro.
—Vine a darte la dicha de burlarte de mí—. Fruncí el ceño, no entendía a que se refería, ¿Cómo porque yo tendría que burlarme de él?
—No... no entiendo, ¿A qué te refieres?
—Tenías razón tío... Bogum solo quería llevarme a la cama—. Fruncí aún más el ceño mientras mi mirada se oscurecía. Un coraje surgió desde lo más profundo de mí ser, haciendo que la sangre hirviera y me sintiera caliente pero solo del puto coraje. Ese maldito...
—¿Qué fue lo que pasó? — Evidentemente enojado, que digo enojado, estoy emperrado.
—Ya ves que ayer en casa de los abuelos, te dije que él no me contestaba y que incluso había apagado el teléfono—. Asentí con la cabeza mientras mi mandíbula se tensaba—. Hoy en el colegio, lo busqué para preguntarle qué había pasado, seguí tu concejo de hablar con el—. Se limpió la nariz con el ante brazo mientras otra lágrima rodaba por su mejilla.
—¿Y luego?
—Pues no lo encontraba por ningún lado, hasta que unos compañeros me dijeron que estaba en las canchas de fútbol. Así que fui y... lo encontré, pero- Cerró los ojos con fuerza y más lagrimas salieron. Yo solté sus manos porque comenzaba a apretarlas por la furia que sentía y no quería lastimarlo.
—Pero él estaba con otra chico y... se estaban besando.
—¿Qué? ¿Cómo que se estaban besando? — Mi coraje subió del 20% al 50%.
—Si, se estaban comiendo a besos y sus amigos al verme le hablaron. Yo sentí mucho coraje así que me acerqué a él, decidido a arreglar todo. Cuando me vio puso los ojos en blanco como si yo fuera una molestia para él.
—Cabrón.
—Cuando llegué a él, le pedí una explicación, y el solo me dijo que no entendía de que le hablaba. Eso me hizo enojar mas así que le dije que se suponía que él y yo éramos novios y fue cuando me dijo que...
Se callo y volvió a limpiar su nariz con su antebrazo. Mi coraje paso del 50% al 70%, me siento como una mecha que está a punto de llegar a la bomba.
—¿Qué te dijo? — Traté de sonar lo más tranquilo posible, pero fue en vano, me estoy encabronando más y más.
—Me dijo. "¿De verdad creías que lo nuestro iba en serio? Te hiciste el difícil conmigo y después de un largo mes me diste lo que quería, y la verdad es que no estuvo tan bien como yo esperaba."
—¡¿Qué?! Como se atreve el hijo de puta... ¿Y te lo dijo frente a todos sus amigos? — Mi furia paso del 70% al 300%. Quiero partirle la cara y lo voy a hacer.
—Si... Y también me dijo que lo hubiese logrado desde antes si no fuera por el metiche de mi tío.
—¡Ah! Aparte de todo... Maldito hijo de puta.
—Tenías razón tío, siempre la tuviste y yo fui un estúpido por no hacerte caso y tú me dijiste que querías ser el primero en saberlo para darte la dicha de reírte de mí... Y aquí estoy—. Cuando me dijo eso mi furia descendió, volví a tomar sus manos entre las mías, me acerqué a él, llevé sus manitas a mi boca para besarlas.
—Mi Taetae, yo jamás me reiría de algo que a ti te hiciera sufrir. Si tu sufres yo sufro, me parte el alma verte así. Olvida lo que te dije, yo estaba mal, no sabía que tonterías decía. Yo siempre voy a estar para ti cuando me necesites, ¿entiendes?... Ven aquí, cariño—. Lo abracé con fuerza y comenzó a llorar de nuevo, dios, no me gusta verlo así, no lo soporto, él es mi vida entera y daría todo por no verlo derramar una lágrima más. Por mí ya derramo más que suficientes, y me arrepiento por ello, si tan solo pudiera retroceder el tiempo lo haría sin pensarlo, pero no es posible. Pero ahora él está aquí llorando porque un maldito hijo de perra lo humillo, lo hizo sentir más que mal. Por un cabrón que solo lo utilizo y se burló de él. Pero me la va a pagar, ahora mismo me va a pagar cada una de sus palabras, cada una de las lágrimas que mi niño ha derramado. Me va a pagar todo y con creces.
—Tío, me siento tan imbécil. No tenia que haber confiado de nuevo en él, ¿Por qué pensé que seria diferente?
—No Tae, el idiota aquí es Park Bogum, porque no supo valorarte y es un poco hombre por haberte dicho esas cosas frente a sus amigos, solo quiso lucirse.
—Bueno, pero igual no me quede callado—. Mostró una sonrisa torcida.
—¿Ah no? Que le dijiste—. Le dije sonriendo también.
—Le dije que era un rápido porque no me pudo llevar al orgasmo antes que a el—. Rio y yo lo seguí, nos reímos con fuerza por un rato y eso pareció tranquilizarlo más y yo también, aunque sigo firme en mi decisión de que me la va a pagar, pero ahora solo quiero que Tae este mejor.
—Bien dicho, creo que ese es un golpe muy bajo para cualquier hombre
—Si, bueno... hubieras visto la cara que puso, se puso rojo como un tomate y todos sus amigos lo miraron a punto de soltarse a reír, incluso el chico con el que estaba. Y de ahí no supe nada porque di media vuelta y me aleje de el sin darle tiempo a que me dijera nada.
—Hubiera dado todo por verle su cara de idiota en ese momento. Estuvo bien que le dijeras eso, también lo humillaste, incluso más de lo que él te humillo a ti.
—Si la verdad es que eso me hace sentir mejor, pero no del todo—. Volvió a agachar su mirada—. Fui muy tonto, y supongo que eso me gano por inexperto ¿verdad?
Noté que eso me lo decía por las palabras que yo le dije. Tomé su rostro entre mis manos, lo miré directo a esos preciosos ojos avellana que tanto me tienen loco. El punto debajo de su ojo es hermoso, todo él lo es.
—No cariño, todos en algún momento de nuestras vidas creemos en alguien en quien no debemos. Siempre hay alguien que sabe cómo envolvernos, él te conoce desde hace tiempo, sabia como llegarte. Tú no eres ni el primero o él último, pero esto te va a servir de experiencia.
—Tienes razón, tío. Ya no me volverá a pasar, lo prometo—. Con mis dedos pulgares le terminé de borrar todo rastro de lágrimas que aun tenía en sus ojos y mejillas. Ya más terminó la infusión, me alegra mucho que haya venido conmigo, que una vez más confíe en mí y sobre todo me alegra que yo le haya ayudado de verdad. Pero una pregunta invadió mi mente y me hizo estremecer de miedo e impotencia, debo preguntarle, pero temo de su respuesta.
—Tae... Por favor dime la verdad.
—¿Qué pasa?
—Tu... ¿te cuidaste? —. Sentí como mi cuerpo se tensaba lleno de temor, lo miraba fijamente en busca de una respuesta. Así de asqueroso como es ese tipo, no quisiera que tuviera algún problema con alguna enfermedad.
—Si—. Saque el aire que estaba reteniendo sin darme cuenta. Un alivio me invadió y me tomé la cabeza entre mis manos.
—Dios, no sabes cómo me alegra escuchar eso.
—No te preocupes, tío. Después de...tú y yo, me prometí que me cuidaría, solo en ti confió para tener sexo sin protección.
Rio por lo bajo y entonces recordé que yo jamás me preocupé por cuidarme cada que estaba con él y volví a suspirar aliviado. Mierda, que idiota he sido. A mi defensa debo decir que cuando estábamos juntos, era demasiado increíble y mágico, que simplemente podía pensar en hundirme en él, en besarlo, acariciarlo, y hacerlo gemir mi nombre. Levanté mi mirada y vi que me miraba con una sonrisa divertida en sus labios y por un momento sentí como si hubiera estado leyendo mis pensamientos.
—Tranquilo, todo está bien.
—Me alegro Taetae, en serio.
—Lo sé.
—¿Ya estas mejor?
—Si, me ayudó mucho venir y platicar contigo.
—Qué bueno, y recuerda que sea lo que sea yo voy a estar para ti.
—Lo se. — Agachó su mirada y me tomó de las manos, me miró con timidez—. Tío, perdóname.
—¿Por qué? —. Le pregunté con el ceño fruncido.
—Por... todo lo que ha pasado, me he comportado como un niño tonto e inmaduro—. Escuchar eso me hizo sonreír, aunque la verdad es que aquí el que debe disculparse soy yo, y creo que es momento de dejar todo claro y hablar con la verdad.
—Yo no tengo nada que perdonarte. Al contrario, Taehyung, perdóname tu a mi cariño, me comporté como un patán contigo, y no sabes cómo me odio a mí mismo por cómo te traté, aquí el único tonto e inmaduro soy yo, si tan solo pudiera...
Me interrumpió. Solo sentí sus labios sobre los míos y sus manos en mis mejillas. Comenzó a mover sus labios entre los míos lentamente como si me pidiera permiso para besarme. Así que sin dudarlo le respondí tomando su labio inferior entre los míos y tirando de el suavemente. Solo sentí como sonreía feliz de que yo le correspondiera, es el momento perfecto de hacerle sentir lo que yo siento, quiero que sepa lo importante que es para mí
Lo mucho que lo amo.
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