CAPITULO 15
Tomé un poco de bronceador, froté mis manos con el y lo puse en la espalda de Wheein. La verdad es que es increíble estar aquí en la playa, hace tanto tiempo no disfrutaba de algo como esto, lo mejor es que como no es época de vacaciones y la playa está muy tranquila, casi no hay gente.
—Listo—. Le dije a mi novia, mientras me ponía de pie y regresaba a mi silla.
—Gracias, bebé. Hace tanto quería broncearme.
Me coloqué mis Ray-Ban de aviador, miraba al horizonte, donde se pierde el mar, por algún motivo me sentía extraño, como ansioso. Toda la mañana he estado muy callado, para mi fortuna Wheein se la ha pasado tomando el sol desde que llegamos y no ha dicho nada al respecto. Mejor, no quiero que me llene de preguntas de las cuales ni siquiera yo sé las respuestas.
Aún pienso en lo que pasó hace tan solo unas horas, jamás había sentido tanta satisfacción por provocarle dos orgasmos a alguien. Claro, siempre me ha gustado hacerlas vibrar, hacerlas sentir un enorme placer, pero con Tae fue diferente, me sentí, mejor, incluso me atrevo a decir que mi autoestima y mi ego aumentaron bastante. Siempre las mujeres me han alagado por ser bueno en la cama y no es por ser modesto, pero me lo merezco de verdad.
La situación es que nunca de verdad me había planteado la posibilidad de poder hacerlo con un hombre, y que ese hombre en particular sea mi sobrino, es todo tan bizarro.
Crucé los brazos sobre mi pecho, empiezo a desesperarme de mí mismo, me siento... no sé, ese es el maldito problema; que no sé cómo diablos me siento, tengo un poco de culpa, de felicidad, de necesidad, de molestia... es tan frustrante. Tomé el vaso de cerveza que tenía a un lado y me la tomé de un solo trago. Miré hacia mi derecha y entonces lo vi y fue como si algo dentro de mí se hubiera tranquilizado. Caminaba hacia nosotros, llevaba un pequeño short blanco y una ligera polera, que le quedaba a la altura del ombligo y le dejaba ver su hombro derecho, es tan hermoso, incluso lo veo diferente, lo veo más... hombre. Ok, creo que estoy alucinando, pero así lo veo. Y algo dentro de mí se ha inflado con orgullo porque fui yo quien lo hizo hombre. Llegó hasta nosotros y me miró con una coqueta sonrisa y yo le dediqué una parecida.
—¿Qué no se van a meter al mar? — Tae nos miró sin poder creer que no estuviéramos en el agua.
—Ay, tan bien que estábamos—. Dijo Wheein, aún boca abajo.
—No sé a que vienen a la playa si no se van a meter al mar, son unos aburridos. Así que, si me permiten, yo si voy a disfrutar ya que me trajeron a la fuerza, no me queda más ¿no? —. Se quitó la playera y el short y quedo en tan solo un diminuto bañador. Madre mía, está buenísimo, un ligero six pack marcado, y esos oblicuos tan definidos. Mi amigo se paró en un instante. Un par de chicos pasaron en ese instante, admirando la belleza de mi sobrino. Infelices, dejen de mirarlo, es mío.
—Yo te acompaño—. Le dije y me levanté y me puse a un lado de él y aunque mis lentes cubrían mi mirada llena de furia, los pendejos esos la sintieron y no les quedo más que seguir su camino y dejar de mirar a mi príncipe—. ¿Wheein, no vienes?
—No, bebé, yo me quiero broncear.
—¡Ay, ojalá el sol te evapore! —. Dijo Tae cínico, mientras daba saltitos hacia el mar. Wheein levantó la mirada y bufo.
—Mariquita, baboso—. Dijo por lo bajo y volvió a acomodarse.
—Bueno, te veo más tarde. — Quise reprenderla por el mote despectivo, pero me urgía más irme con Tae.
—Ok, bebé, pero antes ¿no se te olvida algo?
—¿Algo?
—Mi beso, tontín—. Puse los ojos en blanco, a veces Wheein me desespera. Me incliné hacia ella y la besé fugazmente en los labios y caminé hacia el mar.
El agua comenzó a mojar mis pies. Taehyung ya estaba un poco más adentro, así que lo seguí y así fue hasta que el agua me llegaba a mi pecho y a él a sus hombros.
—¿Qué tal t uviaje romántico? —. Preguntó divertido.
—Va bien—. Sonreí y giré a mirar la playa, estábamos muy lejos, todo se veía pequeño allá—. ¿Ya hablaste con tus papás? —. Volví a mirarlo.
—Sí, ya lo hice. Mi mamá me llamó ayer en la noche y esta mañana hablé con mi papá, dijo que ya mañana regresan a casa. Por cierto, ¿nosotros cuando volveremos?
—El sábado.
—Ok—. Dijo y me dio la espalda y volvió a mirar a lo lejos, ¿Por qué me siento, así como... cohibido? Bueno, obvio que es por lo que pasó entre nosotros, pero esta irritación que siento empieza a ser insoportable. Así que decidí, jugar un poco con mi sobrino, como en los viejos tiempos, tal vez eso me haga sentir mejor. Me metí completamente al agua y por debajo tomé de sus pies y los jale haciendo que cayera hasta el fondo, salí junto con él y comencé a reír cuando vi que tosía y trataba de tomar aire, sin duda lo tomé por sorpresa.
—Eres... un... tonto—. Me regañó.
—Deberías ver tu cara—. Me burlé.
—A mí no me da risa—. Mintió pues luchaba consigo mismo para no empezar a reír.
—Pues a mí sí—. De pronto sentí como agua salada llegaba hasta mi garganta. Había saltado encima de mí, sumergiéndome la cabeza en el agua. Carajo, que asco, sabe horrible, arde. Él comenzó a reír y yo empecé a toser.
—Deberías ver tu cara—. Se burló de igual manera y cuando tomé suficiente aire lo sujeté de la cintura.
—¡No! —. Gritó, tomé aire y me hundí con Tae, hasta el fondo cuando una pequeña ola estaba por caernos encima. Salimos y tomamos aire, y aun sin soltarlo, sacudí mi cabeza y él con sus manos frotó sus ojos para quitarse el resto de agua y nuestras miradas se cruzaron. Sentía su agitado aliento sobre mi cara, sus ojos me miraban intensamente. Su rostro infantil, pero con ese toque de sensualidad tan único. Me tomó de las mejillas y chocó sus labios con los míos, rodeó mi cadera con sus piernas, y mi cuello con sus manos. Nos alejamos por falta de aire y nuestras respiraciones estaban agitadas, una ola nos cayó encima y comenzamos a reír con ganas. Era como si con reír todo lo que llevaba dentro saliera, aunque un sentía una enorme necesidad, ¿de qué? No lo sé, pero este momento es tan... reconfortante. Taehyung echó su cabeza hacia atrás aún riendo y no sé por qué, mi cuerpo comenzó a actuar por sí solo, acaricie su cuello ya expuesto con la nariz de arriba abajo, apretándolo más a mí. Poco a poco nuestras risas cesaban. Él acarició mi espalda y mi nuca y volvió su cabeza abajo, chocó su nariz con la mía y me dio un beso... ¿Cómo lo llaman? Umm, esquimal, sí, un beso esquimal, eso fue raro. Cualquiera que nos viera, diría que somos una pareja feliz, seguramente que por sus cabezas pasaría todo, menos que somos tío y sobrino.
—Te deseo, Jungkook—. Susurró, mientras seguía acariciando mi nariz con la suya.
—Yo también te deseo.
—¿Y qué vas a hacer al respecto? —. Preguntó con una voz de lo más sensual, subió y bajó su cuerpo rosando mi miembro con el suyo y gemí al contacto.
—¿Aquí?
—Aquí, ahora—. Volvió a rozar mi entrepierna. Busqué sus labios con los míos y lo besé como loco, amo esos labios, son como el agua para una persona deshidratada, pues así me siento, con sed de ellos, quiero saciarme de ellos, quiero saciarme de él.
Mi sobrino acariciaba desde mi pectoral derecho hasta mi omóplato, sus caricias eran ardientes y llenas de deseo, lo cual me hacía temblar. Sin dudar ni un segundo más, bajé la parte delantera de mi traje de baño, junto con mi boxer y liberé a mi ansioso amigo, quiere estar dentro de él, otra y otra vez. Tomé de su bañador de la parte de su entrepierna y lo hice a un lado dejando al descubierto su entrada. Metí dos de mis dedos para prepararlo, que bueno que trajo un bañador corto y no uno como el mío. Una vez listo, lo penetré de una sola estocada.
—¡Ah! —. Gimió y comenzó a subir y bajar sobre mí. Toda la ansiedad que sentía se fue, se esfumó. Ahora estoy aquí en el mar, dentro de mi sobrino, disfrutándolo de nuevo y es como estar en el paraíso. Todo esto es tan nuevo para mí. Él es el primer hombre con el que hago este tipo de cosas, mi primer experiencia de este tipo, no solamente homosexual, es el primero al que le quito la virginidad, con quien hago cosas sucias en el cine, en el avión y ahora en el mar. Dios mío, es único. Recordar cada uno de nuestros candentes encuentros, fue como la gasolina en un auto ya listo para correr, me excité mucho más y solo sentí como mi miembro se hinchaba aún más dentro de él. Nuestros gemidos se mezclaban junto con el ruido de las pequeñas olas. Lo tomé de las caderas y gracias al agua lo levantaba y lo bajaba cada vez más rápido. Mi lengua comenzó a lamer su pectoral y mis dientes mordisqueaban sus pezones. La sal del agua en ellos era como un condimento que mejoró el sabor. Se arqueó hacia a mí, carajo, amo hacerlo retorcerse de placer. Enterró sus uñas en mi espalda, aún sigue un poco estrecho y yo y solo yo, me encargaré de amoldar ese precioso canal dentro para mí. Gruñí, mi pene entraba y salía de Tae cada vez más rápido, apretó su ano alrededor de mí, mierda, esto es...
—¡Tae! —. Gemí cuando me vine. Más que delicioso.
—¡Tío! ¡Jungkook! —. Gimió al tiempo que también se venía. Se aferro a mí con fuerza exhausta después de esto, hundió su rostro en mi cuello y yo lo abracé con fuerza y así nos quedamos hasta que recobramos el ritmo normal de nuestras respiraciones.
Desenredo mi cuerpo de sus piernas y brazos y se puso de pie. Me miró y mordió su labio a la vez que una traviesa sonrisa se dibujaba en su boca. Oh sí, mi pequeño príncipe, sucio y travieso. Diablos, vuelvo a ser el mismo, ahora lo entiendo todo. Justo él era lo que necesitaba para que mi día estuviera perfecto.
—Te veo en la orilla—. Me dijo y salió nadando hacia la playa, yo solo lo miré y lentamente lo seguí, cuando ya estaba más en la orilla salió caminando. El agua resbalaba por su cuerpo acariciando sus hermosas curvas, se peinó el cabello de la frente hacia la nuca quitando el resto de agua y juro por mi puta vida que solo él es responsable de los momentos más sensuales que he visto en cualquier persona, ya sea hombre o mujer. Estoy consciente de que estoy pisando terreno peligroso, pero por mi sobrino, correré el riesgo.
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