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027.

Jungkook estaba perplejo. Profundamente preocupado y perplejo.

Se encontraba sentando en las sala de estar de la casa de Jimin. Tenía la vista de cinco personas sobre él y el corazón demasiado acelerado. No podía evitar recordar la primera vez que había entrado a esa casa y lo nervioso que se sentía, lo que le faltaba allí para poder calmarse de una vez era la sonrisa del chico que le traía loco y que ahora estaba desaparecida quien sabe hasta cuando.

Había llegado hasta allí literalmente corriendo. Habló con Yoongi unas horas antes por teléfono y al saber que no había encontrado a Jimin el alma se le había salido del cuerpo. Quedaron de juntarse en casa de este último para hablar de lo que había pasado y tener más pistas para encontrar al chico.

Pero Jungkook ahora estaba en pánico gracias a lo que se enteró.

Definitivamente no se trataba de un asalto como él pensó. Se habían llevado a Jimin y se trataba del hombre que había escuchado por teléfono. Yoongi le explicó que era un antiguo Profesor que había quedado obsesionado con el en su antigua ciudad y apenas enumeró cada una de las cosas que aquel enfermo le había echo a Jimin a Jungkook le empezó a arder la piel de impotencia.

Ahora todo se volvía más peligroso y el hecho de que no existiese la forma de saber si Jimin estaba bien le ponía los nervios de punta. Ya había perdido la cuenta de cuantas veces había llamado al teléfono del chico y que la operadora le contestara que se encontraba fuera de servicio. Necesitaba saber en ese minuto lo que estaba pasando pero se encontraba atorado allí, junto a los demás, esperando tener noticias de parte de la policía.

– ¡Pues desplieguen las malditas patrullas, acaban de secuestrar a mi hermano!

La voz de Iseul resonaba por toda la casa y Jungkook solo podía ponerse cada vez más nervioso. Vio como Yoongi se acercaba a la hermana de Jimin abrazándola para intentar darle consuelo. Era difícil en esos momentos mantener la calma por más que intentaran, la policía decía que le dieran un par de horas para ver si Jimin aparecía por su cuenta pero todos sabían que eso no pasaría. Debían buscarlo, debían hacerlo ellos mismos si era necesario.

Cansado y un tanto desesperado, Jungkook se levanta del sofá y va directo a coger su abrigo del perchero. A pesar de que no hizo mucho ruido todos se le quedaron mirando pero no le importo en lo más mínimo. Si seguía sentado sin hacer nada de seguro se volvería loco.

– ¿Donde vas? –Yoongi es el que pregunta mientras Jungkook se esta colocando el abrigo.

– No puedo quedarme aquí sabiendo que Jimin esta afuera con un loco desquiciado –un suspiro cansado sale de su garganta–... Si la Policía no hace nada para encontrarlo yo mismo lo haré.

Por un segundo pensó que lo detendrían o que le dirían que era mejor dejarle la tarea a los expertos pero todos se miraron asintiendo. Yoongi se separó de Iseul para hablar con un chico castaño que le acompañaba y luego caminó hasta Jungkook tomando su propio abrigo para colocárselo.

– Si vamos a hacer algo será bien hecho –dice el mejor amigo de Jimin–. Yo iré con el cara de rata a revisar cerca del bar.  Tú y tú –señala a Hyesun y a Hani que lo acompañaron hasta la casa después de no encontrar a Jimin en el callejón– van a revisar por aquí, cualquier sospecha o algo raro nos avisan... Iseul y Hoseok se quedaran aquí por si hay noticias de parte de la policía.

Todos asintieron y comenzaron a arreglarse. Jungkook miró a todos lo que estaban allí sintiendo que de todas formas existía una esperanza para encontrar a Jimin y salvarlo de las garras de aquel desquiciado que quería hacerle daño.

Yoongi terminó de colocarse el abrigo, tomo una linterna y su teléfono para luego señalarle a Jungkook que salieran por la puerta principal. Este último se despidió de todo el mundo prometiendo que se mantendrían en contacto si algo pasaba y apenas pisó el asfalto de la calle una brisa helada le golpeó el rostro. Tenía muchas sensaciones dentro de su estomago más todas se combinaban en la necesidad de encontrar a Jimin.

– Bien –dice Yoongi que iba detrás de él–. El bar no queda lejos así que vamos caminando y aprovechamos de revisar el perímetro.    

– Está bien...

Caminan en silencio calle tras calle, Jungkook iba mirando hacia todos lados buscando alguna pista del paradero del chico. Yoongi, por su parte, iluminaba cada rincón con la linterna que había sacado de su casa. Ambos estaban muy preocupados por la misma razón pero desde distintos puntos de vista. El solo hecho de pensar en lo que podría estar pasando con el rubio en ese momento les hacía sentir impotentes.

La noche era silenciosa y parecía que estaba igual de triste que Jungkook. Lo único que deseaba era volver el tiempo atrás para poder abrazar a Jimin y no dejarlo ir nunca más.

– ¿Sabes que no eramos novios, cierto? –Pregunta Yoongi de la nada y Jungkook lo mira algo confundido.

Suelta un suspiro.

– Supongo que algo dentro de mí lo sabía –responde ahora más tranquilo–, pero eso no evito que me pusiera celoso a más no poder.

Estaba siendo sincero consigo mismo por primera vez en mucho tiempo. Sabía que era algo tarde pero no quería quedar con todo eso atorado en el pecho. Yoongi asintió ante su respuesta con los ojos perdidos en la oscuridad.

– Sé que suele ser algo tonto, pero Jimin es un chico que vale mucho –susurra–. No quiero ser el típico amigo que actúa como el padre aunque se me hace inevitable porque Jimin ha sufrido mucho y siempre he estado cuidándolo. El tema es... Yo vi como te miraba y como le afectabas. El te quiere demasiado y yo mismo le dije que se la jugara por ti pero estaba simplemente aterrado...

– Eso ha sido mi culpa –admite Jungkook–, yo también estaba asustado. Jamás había sentido tantas cosas por un chico... Todo era tan nuevo que lleve las cosas de la peor manera posible.

– Son idiotas –finalizó Yoongi– y por idiotas tendrán que estar juntos aguantándose.

Jungkook no pudo evitar sonreír, eso era lo único que quería desde que recibió la llamada de Jimin esa noche. El rubio le había confesado que lo amaba, se lo había dicho y su corazón no daba más de alegría. Lo que nublaba su cielo de colores era el hecho de que el no alcanzó a contestarle, no le dio el tiempo para decirle que el sentía lo mismo, que el ya no podía vivir sin su sonrisa y que lo amaba profundamente.

– Vamos a encontrarlo –dijo como una promesa–. Y le diré que lo amo, Yoongi.

El nombrado se ríe por lo bajo.

– Pues ya era hora, ¿no crees?

Jungkook iba a responder algo ingenioso antes de que su celular comenzará a sonar interrumpiendo el silencio de la noche. A los dos chicos se les cortó la respiración deseando que fueran noticias de parte de los demás. El castaño metió la mano en su bolsillo para sacar el aparato y que la pantalla le iluminase el rostro.

– Es un número desconocido –dice en voz baja.

– Pues contesta –le exige Yoongi.

Haciendo caso desliza el dedo sobre la pantalla y luego se lo coloca en la oreja derecha para hablar.

– ¿Sí?  

– Jungkook...

Juró que se iba a desmayar. Esa voz no le pertenecía a otro que no fuera Park Jimin.



    • • •   



Esperó hasta que los pasos se detuvieron y que una respiración serena se escuchase a través de la habitación. Lo más probable era que Youngsoo ya se había dormido dándole una oportunidad para tratar de escapar. Después de haber luchado silenciosamente con la amarradura que tenía en sus pies logró zafarse aunque no pudo hacer lo mismo con la que tenía en las manos gracias a estar tan apretada que si seguía moviéndose le causaría heridas sobre la piel.

Se levantó de la cama y con cuidado abrió la puerta sin que sonase demasiado. Ya había intentado abrir las ventanas de la habitación pero estas se encontraban con tablas de madera y si se ponía a quitarlas Youngsoo despertaría. La única opción que le quedaba era abrir la puerta principal de la habitación y correr por las escaleras de emergencia.

Al salir había un pequeño pasillo que daba a una sala de estar y una cocina. El corazón se le congeló de inmediato al ver a Youngsoo dormido sobre el sofá. Solo le bastaba un movimiento en falso para perder cualquier oportunidad de salir de allí y volver a ver a la gente que amaba.

Caminó hasta la puerta principal e intento abrirla pero el seguro estaba echado y no tenía nada a mano para quitarlo. Observó cada rincón de la habitación buscando algo que le pudiese ayudar aunque todo parecía estar tan vació que se sentía desesperanzado. Youngsoo se movió para cambiar de posición y Jimin se quedó quieto como una estatua. No podía seguir haciendo las cosas a ciegas, se le tenía que ocurrir un plan.

Como si se tratará de una señal divina su mirada se dirigió hasta la mesita que se encontraba frente al sofá donde dormía Youngsoo. Allí había un teléfono celular en todo su esplendor y parecía ser la última oportunidad existente. Con suma lentitud comenzó a caminar hasta el lugar sin sacar la vista de encima de su ex Profesor. Parecía que le tomaba siglos llegar hasta la mesa y es que la adrenalina se le estaba acumulando hasta en la punta de los dedos. Cuando estuvo bastante cerca estiro su mano hasta el teléfono pero Youngsoo se movió de su posición. 

Jimin dejó de respirar y se quedo quieto.

Pudo escuchar como su secuestrador se quejaba en sueños y casi juró que estuvo a punto de abrir los ojos. Youngsoo soltó algunos gruñidos antes de darse media vuelta y quedar con la espalda expuesta hacia Jimin mientras tenía la cara contra el respaldo del sofá. Tuvo que esperar hasta que la respiración de su ex profesor volvió a serenarse para luego tomar rápidamente el teléfono y caminar de vuelta a la habitación donde lo había encerrado. 

Apenas cerró la puerta se permitió respirar de manera profunda para calmar su acelerado corazón que estaba lleno de miedo. Dejó caer su cuerpo sobre la cama y con los dedos temblorosos gracias a la atadura comenzó a marcar un número en la pantalla. Jimin tenía claro que tenía unos pocos segundos para hacer ruido y si llamaba a la policía le tomaría mucho para explicar lo que estaba pasando así que solo podía comunicarse con una persona y era a la única que quería escuchar en ese minuto. Se puso el aparato en la oreja rogándole al cielo que todo funcionara.

"Contesta. Contesta por favor."  Pedía en su mente con el corazón en la mano.

Pudo oír un extraño ruido que dio paso a la voz más dulce que alguna vez escuchó. Ahí estaba la última esperanza que podía tener.

– ¿Sí? 

Aguantó las ganas de llorar para responder:

– ¿Jungkook?

Se escucha la emoción de la voz en el chico y Jimin piensa que no va a ser capaz de hablar sin rogarle que lo saque de ahí con gritos.

– ¡Oh, Dios mío! ¡Jimin, estas bien! ¡No puedo creerlo!

– Lo siento, Jungkook –susurra y una lagrima se desliza por su mejilla–, lo siento tanto.

– No te disculpes, cielo, no lo hagas. ¿Dónde estas? Por favor dime donde estas.

– Me trajo a un hotel, no sé donde es... Tengo miedo, Kook.    

– Describelo, Jimin. Describelo e iré a buscarte donde sea.  

– Creo... Creo que es a las afueras de la ciudad... Había un letrero rojo que decía algo Marsis... No, no lo recuerdo bien.

– ¿Y como es el hotel? Dame todos los detalles, Jimin.

Trataba de controlar lo mucho que temblaba pero le era imposible. En su mente solo estaba el deseo de ver a Jungkook una vez más, poder disfrutar esa sonrisa al menos una última vez.

– Es viejo... Blanco y viejo... Esta cerca de una calle principal y hay tiendas por todos lados... No sé nada más... Jungkook, por favor, ven por...

Jimin se calla. 

              Hay un ruido estrepitoso. 

                                  Un golpe se estrella contra su cara. 

En ese momento se abrió la puerta de la habitación y el teléfono se estrello contra la pared. Jimin deja de respirar apenas ve el rostro de Youngsoo quien tan pronto se deshace del celular lo toma por el cabello y le estampa el puño derecho contra la cara logrando que la nariz le sangrara.

– Eres un idiota. ¡Un maldito idiota! –Gritaba su ex profesor enojado– ¡Te enseñare a no tratar de escapar, mañana mismo nos iremos de aquí y jamás nos encontrarán!

Y Jimin supo que ya no había escapatoria.



     ( ✧ )     



Nota: FELICIDAD A MI CORAZÓN Y AL DE TODOS NOSOTROS. GANAMOS, GANAMOSSSSSSSSSSSSSS. NO PUEDO ESTAR MÁS PROUD DE MIS BEBÉS, SE LO MERECÍAN, QUE ESTE SOLO SEA EL PRINCIPIOOOOOO.



     

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