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008.

Mientras iban tomados de la mano Jimin frunció el ceño. Se sentía exasperado de explicar y que Jungkook no le entendiera.

– Voy a golpearte en las bolas sino te concentras. ¡Lo digo enserio!

Jungkook le miro asustado y Jimin se arrepintió de haber gritado. El chico se comportaba como un conejito asustado cada vez que Jimin debía corregirlo y eso se estaba convirtiendo en la debilidad del rubio. ¿Como podía regañarlo si el se empeñaba a comportarse como el ser más lindo de la tierra?

– Lo siento –susurra Jungkook.

La disculpa no servía, solo empeoraba las ganas de Jimin de golpearlo por lo tierno que era. Trataba de controlarse y entrelazar sus manos de nuevo pero Jungkook era torpe, hasta temblaba ligeramente gracias al nerviosismo.

– Tienes que relajarte –dijo Jimin– cuando trates de tomarle la mano no puedes estar entrando en pánico.

Era sábado por la mañana. Habían quedado de verse para que Jimin comenzara a enseñarle a Jungkook lo que debía hacer para conquistar a Hani. Apenas llego a su lugar de encuentro Jimin fue bombardeado por un montón de preguntas de parte del castaño, desde como debía hablar hasta que cosas debía evitar hacer frente a la chica. Jimin trataba de explicarle todo pero gracias a la poca paciencia que tenía terminaba exasperado. Después de que le diera un ligero dolor de cabeza decidió que lo mejor sería empezar de lo básico. 

Yup, darse la mano.

Jimin le explico que como el era mucho más grande que la chica debía tomar su mano como si la fuese a guiar, así ella se sentiría cómoda y Jungkook conseguiría puntos extras. El rubio estiro su mano, para hacer el papel de la chica, pero el problema era que Jungkook se confundía y terminaba haciendo completamente lo contrario a lo que el decía, Jimin debía regañarle para que se concentrará en los movimientos. Se sorprendía de la nula experiencia del castaño, llegaba a ser gracioso verlo tan empeñado en aprender y que aún así todo le saliese fatal.

Habían estado caminando a través del parque con los dedos entrelazados mientras que Jimin le explicaba una que otras técnicas de conquista. Jungkook lo escuchaba con atención mientras trataba de llevarle el paso, a pesar de que tenía las piernas largas Jimin parecía una pulga caminando.

– Si te suda la mano tienes que soltarla con suavidad y hacerle cariño en el cabello con la otra mientras disimuladamente te la secas en el pantalón –decía Jimin– la idea es que ella no note que pasa.

– Creo que puedo hacerlo.

– Tienes que poder.

Siguieron caminando con los dedos entrelazados y Jimin se sentía extrañamente cómodo. Eso era algo que no le pasaba muy a menudo, le costaba un poco lograr habituarse a la gente en sí, hasta con Yoongi tuvieron que pasar meses para que aquella sensación apareciera. Quizá era la personalidad de Jungkook, se le hacía fácil hablarle de cualquier cosa aunque este se pusiese rojo si era sobre un tema subido de tono.

En un minuto mientras reflexionaba se le vino a la mente la voz de su amigo. El día que Jungkook fue a su casa había dejado a Yoongi en medio regaño, que fue cobrado más tarde vía teléfono. En todo momento su mejor amigo le decía que estaba mal lo que hacía porque se estaba aprovechando de que Jungkook estuviese desesperado por la atención de esa chica y así el meterse en medio. Jimin lo negaba pero Yoongi lo conocía bastante como para saber su plan.

No es que quisiera hacerle daño a Jungkook, pero enserio esos brazos contorneados y espalda maciza no se podían desperdiciar en una simple chiquilla. Jimin quería conseguir ese polvo con el, era un reto que le daba emoción a sus días.

Claro que estaba mal haberle mentido sobre que le gustaba cuando solo sentía una atracción física por el. Pero como dicen por ahí en el amor y la guerra todo se vale. Jimin quería ganar la batalla y reclamar el pene de Jungkook como premio.

– ¿Qué tal lo hice? –preguntó el castaño captando su atención de nuevo.

Sus dedos ya no estaban entrelazados y Jimin sintió un tacto en su nunca que lo hizo estremecer. Al parecer Jungkook había puesto en marcha lo que le había señalado y lo hizo perfectamente porque Jimin no se había dado cuenta.

El joven padawan aprendía rápido.

– ¡Por fin te sale algo a la primera! –grita emocionado y Jungkook se ríe.

– Lo siento por ser torpe, pero creo que voy progresando.

La mano de Jungkook bajo y Jimin hizo puchero porque le gustaba como le hacía cariño en la nuca. La tal Hani de verdad era una suertuda al tener a su merced a un chico como Jungkook...

Y Jimin quería ese privilegio.

– Hay que avanzar entonces, Kook.

El nombrado lo mira sin entender mientras Jimin se detiene bajo un frondoso árbol que ofrecía sombra en ese día caluroso. Se quedaron con sus miradas conectadas por unos minutos hasta que el rubio decidió hablar.

– ¿Sabes a lo que me refiero?

– No –contestas Jungkook– ¿de qué hablas?

– Debes aprender a besar de forma perfecta, Kook, esa es la verdadera clave.

La zorra que Jimin llevaba dentro estaba tomando el control de la situación importándole bastante poco que el castaño se avergonzará apenas pronunció las palabras. Definitivamente era la forma para que Jungkook cayera ante el, Jimin era un excelente besador y sabía que el chico terminaría pidiéndole más.

– ¿Y-y... Y-yo... Co-como me enseñarás?

Jimin recordó aquel pequeño roce que compartieron hace días, había sido algo tan inocente pero que lo había dejado pensando hasta que se fue a dormir. Creyó que con aquel gesto Jungkook empezaría a ser un poco más atrevido pero no, seguía comportándose exactamente igual. Jimin no sabía si eso le agradaba o le hacía enfadar, quizá era una mezcla extraña de las dos. Jungkook solo provocaba sensaciones extrañas para el con su actitud tan tierna. Según Jimin debería ser ilegal que el se comportase de esa forma.

– Vamos a besarnos, idiota –contesta Jimin como si nada– pero antes dime, ¿cuantas veces haz besado a alguien?

Jungkook lo mira y abre la boca pero no habla nada, era como si se hubiese arrepentido de lo que iba decir. Después de un rato por fin se decide hablar mientras Jimin alzaba una ceja cuestionándolo.

– ¿Y eso que tiene que ver con que me ayudes? –Jungkook estaba a la defensiva y Jimin podía notarlo a diez metros de distancia.

– Pues todo, Jungkook. Necesito saber cuánta experiencia tienes y así te ayudaré a mejorar. Ya suelta, ¿cuando fue la última vez que besaste?

Jungkook miro el piso tratando de evitar la mirada de Jimin. Enserio que al rubio a veces le exasperaba lo tímido que se ponía con preguntas tan simples.

– ¿Y bien?

Jungkook sube la mirada ante la voz de Jimin y suspira de forma pesada, casi como una resignación.

– El viernes.

Jimin rodó los ojos porque sabía que se refería al topón que se dieron en la puerta de su casa. Apenas había sido un roce de sus labios así que Jimin no podía considerarlo un beso.

– Ese no cuenta, Kook. Dime la ultima vez sin contar esa.

– El viernes.

– Que ya te dije que esa no cuenta...

– Jimin –le interrumpió– solo existe el del viernes.

Esta vez quien habría los ojos como platos era Jimin porque no se esperaba semejante confesión. Ya, era muy obvio que Jungkook era virgen, eso se lo podía imaginar cualquiera. Pero pensar que nunca había dado un beso además del que hubo entre ambos era bastante difícil de creer.

– Debes estar bromeando –dice Jimin riendo de forma nerviosa.

– No –contesta Jungkook serio– es la verdad.

Ok. Ahora sí que Jimin se sentía fatal. El chico que estaba frente a él no tenía idea de la vida, era un pobre alma inocente que deambulaba por los rincones del mundo.

– Ya pero, ¿el jardín de infantes? Es típico que todos tengan un novio o novia de juego.

– No –responde Jungkook– estudie en casa hasta hace dos años, jamás fui al jardín de infantes.

Jimin trataba de que lo que el castaño decía no le afectará pero no podía evitar sentir que era un idiota. Jungkook ni siquiera había dado su primer beso y el le quitaría todo eso por conseguir un polvo, ¿eso era justo?

Por otro lado su yo egoísta disfrutaba de el hecho de ser primero porque eso significaba que de todas formas dejaría al menos una pequeña huella en el castaño.

En el fondo sabía que no debía seguir con eso, que debía salir corriendo de ahí y no volver a molestar a Jungkook. Pero Jimin podía ser muy perra a veces así que no se movió, solamente decidió regalarle a Jungkook el mejor primer beso de la vida.

– Vamos a tener que arreglar eso...

Sus palabras hicieron que Jungkook tragaba saliva sonoramente y que la timidez aflorara como las flores en primavera de su cuerpo.

– Jimin... Yo no...

– Dije que te enseñaría y lo haré. Solo déjate llevar.

No había nadie en el parque por lo que podían estar tranquilos de hacer lo que se les antojase. Con cuidado tratando de no espantarlo Jimin se acercó quedando tan solo a centímetros de Jungkook a quien le temblaba el labio inferior. A pesar de verse tan pequeño y asustado a Jimin le parecía la obra de arte más hermosa del mundo. Jungkook era como un contraste extraño, su mandíbula definida y rasgos duros no combinaban con aquella mirada nerviosa.

Pasó sus brazos por el cuello de Jungkook. El castaño era más alto por lo que Jimin tuvo que estirarse un poco, pero calzaban de forma armoniosa.

– Coloca tus manos en mi cintura, Kook.

El nombrado asintió y suavemente coloco sus fuertes manos en el lugar que Jimin le había señalado. Cualquiera que los viese notaria el extraño ambiente que se había instaurado entre ambos. No hablaban pero si se miraban, Jimin quería que Jungkook quedase con los mejores recuerdos de su primer beso y así, quizá, dejarlo con ganas de recibir más.

– Acercarte. Lento.

Jungkook asintió ligeramente mientras acercaba su cabeza a la de Jimin. Su aliento chocaba lentamente en los labios del rubio, haciendo que deseara mucho más el contacto que estaban a punto de tener. Todo ocurría en cámara lenta y el corazón de Jimin estaba igual de acelerado, o más, que el de Jungkook.

Antes de que sus labios se juntasen Jimin susurró:

– Solo sigue mi ritmo.

Y se fundieron en un beso.

El primer roce fue una simple unión, Jimin tuvo que encargarse de abrir la boca para que Jungkook lo siguiese y que por fin la verdadera acción empezará.

El rubio estaba con los ojos semi-abiertos atento a cada movimiento que Jungkook tenía. Este último estaba con los ojos cerrados disfrutando de la sensación cálida que le entregaban los labios de Jimin y de a poco comenzó a seguir los movimientos del rubio.

Sí, Jungkook era inexperto, se podía notar en las veces que chocaban las narices o cuando sus dientes se tocaban sin querer. Pero Jimin estaba encantado porque se había aferrado a su cintura mientras se balanceaba con cuidado fundiendo sus labios con fervor.

No se lo imagino en ningún momento pero estaba disfrutando de los torpes movimientos de Jungkook. El primer beso de Jimin fue con un chico mayor bastante experto, no hubo complicaciones y tampoco choques, pero no había esa chispa de desconocimiento que emanaba por parte de Jungkook. Era como si le agregara un plus al beso, haciéndolo completamente especial y no uno más del montón.

Jimin fue quien se separó primero quedando con la imagen de Jungkook completamente rojo mirándolo. De verdad no podía verse más tierno.

– ¿Lo he echo fatal, no? –pregunta Jungkook.

Jimin no tenía idea de cómo le diría que fue uno de los mejores besos que le habían dado así que simplemente se limitó a susurrar:

– Eres un excelente aprendiz, Kook.

{ ♡ }

Nota: Ni idea por qué pero me encanta narrar los primeros besos en mis ffs, son los mejores💖 Ya que me demoré actualizando prometo tenerles un nuevo capítulo el martes por la noche o el miércoles en la mañana, es que escribo por las madrugadas, so, por eso el horario. Un beso y gracias por todos los votos/comentarios, son las personaras más lindas del mundo💖

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