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001.

Ese día se levanto de mala gana y su rostro lo demostraba ya que estaba adornado con un ceño fruncido digno de viejo gruñón.

No todos los días despertabas en una nueva ciudad y de inmediato empezabas a asistir a clases en una escuela donde no conocías a nadie, así que tenía razones para estar enfadado.

Pero no tenía otra opción así que se obligó a sí mismo a levantarse de la cama para tomar una ducha y alistarse.

Se sentía un tanto perdido al ver su nuevo hogar por apenas llevar un día ahí. Aunque no quisiese admitirlo le agradaba su habitación, tenía una pared roja intensa y las demás de un tono gris claro, muy su estilo. Había una enorme ventana con un balcón de madera para que pudiese disfrutar de la vista, además de que en si el lugar era muy espacioso. Cuando decorará todo podría realmente hacerlo ver cómo un lugar acogedor.

Salió de la ducha con una toalla amarrada en su cintura, fue directo a buscar algo para usar y así poder irse a la escuela. Como apenas había llegado no tuvo tiempo para ordenar todo en el armario que le habían comprado, su ropa seguía en sus maletas así que las abrió para buscar algo apropiado.

¿Qué tipo de primera impresión quería dejar en su nueva escuela?

Sonrió a sí mismo, buscaría algo bastante llamativo y que resaltará su físico. Siempre le había gustado ser el centro de atención gracias a su apariencia y reputación, aunque en su última escuela no le había resultado bien del todo.

Encontró unos pantalones de tela negra rasgados que dejaban ver la mayor parte de sus rodillas y muslos, se le veían muy bien ya que se ajustaban de forma perfecta a sus piernas contorneadas. Luego saco una camisa roja floral bastante vintage más unas botas negras de cuero sintético. Se colocó cada prenda para luego mirarse al espejo.

No podía mentirse a sí mismo, se veía realmente sexy.

Tocó su cabello peinándolo para ordenar las pequeñas ondas que se formaban en este. Mientras pasaba el cepillo tocaron la puerta de la habitación.

– Pase –dijo sin quitar la vista del espejo.

La puerta se abrió dejando entrar a una mujer joven de cabello castaño, metro sesenta y dos de estatura más una tez blanca lechosa. Iba vestida con un traje de dos piezas burdeo bastante elegante. La mujer sonrió al verlo.

– Buenos días, Jimin –saludo.

– Buenos días, Iseul.

Su hermana mayor lucia despampanante para su primer día de trabajo, aunque no parecía ella en absoluto.

– ¿Qué opinas? –pregunta dando una vuelta para que la viera completa.

– Te ves como una abogada –responde Jimin– bien hecho.

Iseul había estudiado leyes, hace tres años había recibido su título y durante ese periodo había logrado forjarse una exitosa carrera. Quien conociera a la chica sabría que aunque amase su trabajo aborrecía el atuendo formal que le obligaban llevar. Iseul era amante de las camisetas anchas y los jeans cómodos, además de que los tacos eran su peor perdición.

– ¿Qué dices del maquillaje? –la chica cierra los ojos mostrando lo que había hecho con un par de sombras cafés.

– Te falta delineador –Jimin abre otra maleta y saca un pequeño bolso de ahí– siéntate en la cama.

De los dos hermanos Park al que se le daba mejor el tema del maquillaje era a Jimin, quien desde pequeño hurtaba los cosméticos de su madre para usarlos sobre el.

Se demoró menos de dos minutos delinear los ojos de su hermana para que estos tuviesen mucha más definición. Sonrió orgulloso de su trabajo.

– Eres un artista, Jimin –dice su hermana al ver el resultado.

– Se hace lo que se puede.

Iseul alza el brazo derecho para poder ver la hora en su pequeño reloj de pulsera.

– Ya deberíamos irnos, ¿estás listo?

– Ya casi.

Rápidamente se maquillo a sí mismo esta vez con un poco de delineador el cual lograba darle a su mirada un aire mucho más seductor. No quería hacer mucho más ya que iba a la escuela no a una fiesta o algo por el estilo.

– ¿Haz terminado? –pregunta Iseul y Jimin asiente.

– Listo capitana –responde mientras desordena un poco su cabello con los dedos.

– Debo admitir que aunque extrañe tu cabello negro el rubio té queda espectacular, Minnie.

– Es que a mí todo me queda bien, hermanita.

Yup, Jimin tenía el ego del porte un buque y no se esmeraba en ocultarlo. Iseul ya estaba acostumbrada a su personalidad así que no le molestaba en absoluto, es más, agradecía que Jimin no fuese tan cerrado como ella lo era y que gozará de una forma de ser tan liberal.

– Ya debemos irnos, Minnie –Iseul se levanta y sale por la puerta– te espero en el auto.

Jimin tomó una mochila que había preparado el día anterior para su primer día de clases y bajo las escaleras para salir de su nueva casa.

La familia Park solo contaba con dos miembros: Park Iseul de 27 años y Park Jimin de 18. Sus padres habían muerto en un accidente de coche hacia ya cinco años, mientras Iseul aún seguía en la universidad y Jimin apenas era un puberto.

Fue difícil lograr encontrar una estabilidad tanto económica como emocional pero después de todo el esfuerzo de Iseul para que Jimin tuviese una vida de lo más normal lo habían logrado... O eso creían hasta hacía unos meses.

Jimin entró al asiento de copiloto y su hermana puso en marcha el auto.

– Es una buena escuela –comenzó Iseul– he investigado y 9 de cada 10 personas la recomiendan. Tienen un departamento de arte que te encantará, también...

Jimin no prestaba mucha atención a lo que Iseul decía. Sabía que su hermana estaba diciendo todas esas cosas para hacerlo sentir mucho más cómodo antes de entrar a la escuela y la verdad es que no era necesario. Durante su vida había cursado por cinco escuelas y esta sería la sexta, así que conocía el dilema del chico nuevo a la perfección por lo que no se sentía asustado. Aun así no culpaba a su hermana por su intento de demostrar que todo estaría bien, Iseul era la única persona que se preocupaba por el en el mundo así que no le diría nada.

– No pasara nada –le informa el rubio mientras le regala una sonrisa.

– Solo... Quiero que estés bien, Minnie –susurra su hermana– después de todo el martirio del año pasado... Mereces estar bien.

Jimin asintió más no dijo nada, aquel tema era casi tabú para el.

Agradecía todo el esfuerzo que su hermana había hecho para que todo volviese a la normalidad. No, al principio no estaba para nada contento con la idea de cambiarse de ciudad y dejar toda su vida atrás pero de a poco le estaba viendo el lado positivo a la situación.

Cuando el vehículo se detuvo frente a un edifico gris supo que habían llegado, Iseul lo miraba y Jimin sabía que ella estaba mucho más nerviosa que el.

– Cuídate mucho –le pide– ¿sí?

– Lo prometo, Iss.

Jimin dejó un sonoro beso en la mejilla de su hermana y bajo del auto mientras colgaba su mochila en el hombro izquierdo. Sonrió por última vez despidiéndose con la mano.

Iseul puso en marcha el auto y se alejó antes de ponerse a llorar.

• • •

Si algo le gustaba a Jimin era cuando la gente se volteaba a verlo.

Apenas puso un pie en aquella institución fue como si el mundo se detuviera para las demás personas. Jimin caminaba a paso firme a través de los pasillos ganándose algunos susurros de parte de las chicas que estaban ahí.

"¿Es nuevo?"

"¿Viste lo sexy que es?"

"Me lo follaría"

Jimin se rió bajito a causa de los comentarios de aquellas chicas. Si tan solo supieran que el bateaba para el otro lado no dirían lo mismo.

Pasó a la oficina de la secretaria para recoger su nuevo horario y hasta en aquel lugar las mujeres se le quedaron viendo como si el proviniese de otro planeta. Cuando ya tuvo sus papeles listos se dirigió a su primera clase: historia.

Empezó a buscar él aula 4-a sin éxito alguno, aquella escuela parecía un laberinto y eso ponía de nervios a Jimin. Rendido se acercó a una chica que había en el pasillo con el cabello rosa que estaba perdida en su teléfono.

– Disculpa, ¿él aula 4-a? –preguntó Jimin captando la atención de la chica.

La peli-rosa lo miró de pies a cabezas sin poder creerlo.

– Joder, me habían dicho que un sex symbol había llegado a este basurero pero jamás pensé que fuese tan enserio.

Jimin se rió divertido, no pensaba que los rumores se corrían tan rápido.

– ¿Aula 4-a? –insiste y la peli-rosa indica hacia el frente.

– Haz llegado.

Jimin miró hacia adelante sintiéndose bastante idiota, la chica se rió al ver su expresión.

– Vaya que idiota –dijo Jimin y luego estiro su mano– Soy Park Jimin, un gusto.

La chica acepto su mano.

– Kim Hyesun –contesta– a tus órdenes.

– Me gusta tu cabello.

– Mi primo me lo ha teñido, creo que es muy femenino para mí pero es lo qué hay.

El timbre sonó avisando que era hora de entrar a clases, Jimin de iba a despedir de Hyesun pero esta lo esquivo.

– También me toca aquí, chico Playboy.

Jimin se rió ante el apodo, hasta el momento le había caído muy bien aquella chica así que la siguió para entrar al salón. Ambos se sentaron en la última fila, Hyesun parecía bastante ocupada respondiendo unos mensajes de su teléfono así que Jimin se dedicó a ver el resto de su horario.

Cada chico o chica que entraba al salón miraba hacia el final de este dándose cuenta de presencia de Jimin, los susurros no se hicieron esperar, la mayoría parecía bastante intrigado con el por ser el nuevo de quien todos hablaban.

Fue cuando un rubio platinado entró por la puerta corriendo y se dirigió a la mesa donde Jimin estaba sentado con Hyesun que el primero levantó la mirada.

– ¡Maldita! –gritó el chico indignado a Hyesun.

– ¿Qué te pasa, perra loca? –contesto tiendo la peli-rosa.

– No me haz esperado... Eres mala, Hyesun.

– Tenía cosas que hacer, Tae, no seas melodramático.

El chico iba a contestar cuando se dio cuenta de la presencia de Jimin y lo quedó mirando como si se tratase de un animal exótico. Luego dirigió su mirada nuevamente a Hyesun y tapo su boca para que Jimin no supiera lo que decía pero el aún escuchaba.

– Hye, hay un chico extraño al lado tuyo –le informa el rubio platinado haciendo reír a Jimin.

– No seas mal educado y saluda –lo reprende la chica.

El chico saca su mano de la boca y la estira hacia Jimin.

– Me llamo Kim Taehyung –dice– ¿y tú eres?

– Park Jimin, chico nuevo.

Taehyung hablo los ojos de par en par al escuchar las palabras de Jimin.

– ¿Acaso tú eres el chico nuevo con cuerpo de dioses y sonrisa que llevaría al paraíso a cualquiera?

Jimin y Hyesun se miraron para estallar en risas. Definitivamente en aquella escuela los rumores corrían muy rápido.

– Creo que soy yo –respondió Jimin.

– Tienes buen cuerpo –dice Tae– hay que admitirlo.

– Es todo un Playboy –informó Hyesun– apenas lo vi supe que era de el de quién hablaban...

Taehyung y Hyesun siguieron conversando de los rumores que se estaban esparciendo por la escuela pero Jimin no les hacía caso ya que su atención estaba concentrada en la puerta del salón.

Primero entró la profesora con cara de pocos amigos y luego detrás de ella con un montón de libros en los brazos entró un chico alto con cabello castaño y sonrisa de conejo. Jimin se quedó embobado mirando los músculos de sus brazos que se asomaban por debajo de la camisa azul que llevaba. El chico dejo lo que llevaba encima del escritorio de la profesora e hizo una reverencia para luego ir a sentarse. Jimin se le quedó mirando cuando este se dio vuelta y sus miradas se conectaron por al menos diez segundos. El chico le sonrió amigablemente para luego tomar asiento en la primera fila dándole la espalda a Jimin quien no podía dejar de admirarlo.

"Joder, quiero que me folle", pensó.

– ♡ –

Nota: Primer capítulo! Espero que les guste la historia💕 Ya en las próximas actualizaciones se verá la zorra que Jimin lleva dentro ajskska. Eso, bai💖

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