Capítulo 7
Eris Elliot.
¡Todo es un asco! ¡Malditasea! ¿Es que no puedo tener un poco de paz en esta asquerosa casa?.
Al llegar la sala estaba irreconocible, parecía que un ladrón hubiera entrado, si no fuera porque recordaba que mi madre esta enferma de sus facultades mentales; lo hubiera jurado, voy a la cocina y saco del alacena unos cereales y de la nevera leche.
No cocino y punto, la cocina y yo somos las mas íntimas enemigas.
Cuando acabo de comer arreglo la casa. Subo las escaleras y al llegar a la planta alta lo primero que escucho son sozollos, me detengo un instante evaluando la situación, sé que es mi progenitora en cerrada en su mundo. De seguro discutió nuevamente con ese señor, sin embargo esto es tan usual que solo me en cojo de hombros y sigo derecho a mi cuarto, y busco por ínternet el segundo libro que tengo que analizar: Orígenes.
Descargo el PDF en mi computador y pongo musica, el tiempo pasa y solo me quedo en blanco, no quiero pensar en nada, por lo tanto el avance no fue tan amplio.
Al otro día me levanto por la alarma. Me baño, me visto y arreglo todo lo necesario para ir al instituto, bajo las escaleras y solo me encuentro a mi madre en el sillón fumando un cigarrillo, se ve demacrada. Ella tiene prendido el televisor y su mirada perdida en el limbo, parece un alma en pena.
La odio, la odio, la odio...
No hace nada por ella misma, parece que no tuviera hija, tan resguardada en el dolor, que no ve el daño que se hace así misma, y mi padre un sujeto al que no le importamos en lo mas mínimo, lo único bueno que ha echo por mi es darme la vida.
A él no le debo nada mas, dado que todo lo pago con mi trabajo del fin de semana, desde muy pequeña tuve que apañarmelas por mi sola, llevando cargas que no me corresponden.
Ellos y sus problemas me dejaron de importar el día en que supe que solo era una carga para ellos. El día en que me resigne a no tener su apellido ni su apoyo moral, el día en que unos de sus hijastros me insultó y me abofeteo, y el gran señor Donoso solo me trató como un estorbo, ese día supe que no tenía padres. Ellos no podian llamarse padres, solo eran dos seres carentes de afecto, muy vacíos.
La vida trata a todos de diferente manera, por eso será que aprecio mas la muerte, no es que sea suicida, pero al contrario de las demás cosas ella si nos trata por igual no distingue raza ni etnia o estrato social, es justa y radical.
El instituto se encuentra totalmente desierto, sé que voy tarde, por ello solo me quedo vagando, en eso el guardia de seguridad se asoma por una esquina, de manera silenciosa y rápida entro a una sala.
Él podría llevarme hasta dirección y de ahí seguro me enviarían a detención en las horas de la tarde.
¡Todo es un asco! ¡Oh espera ya dije eso!.
Mis ojos se adaptan al cambio de la luz. Logro vislumbrar algo de la estancia por el resquicio de la puerta.
He llegado a una especie de sala visual, en donde se encuentra un proyector de imagen al frente una cartelera, también hay arrumadas en una esquina algunas fotografías en blanco y negro enmarcadas. Puedo ver que en una de las dos mesas se encuentran papeles y libros desacomodados, al otro lado un escritorio y cerca de este se encuentra una ventana, logro deducir esto por la cortina verde tierra que esta obstruyendo el paso de la luz.
Camino hacia la cortina, la luz entra, pero es poca, por que la ventana es pequeña.
El polvo inunda la estancia al mover la cortina que seguramente pasó mucho tiempo sin que la movieran.
Llevo mi mano hasta mi nariz y intento abrir la ventana, desgraciadamente no abre, así que solo me en cojo de hombros y busco en donde sentarme.
Reviso algunas cosas que no había visto antes como por ejemplo algunos casette que están clasificados por números en una estantería, como tambien algunos cachivaches y cosas antiguas.
No hay nada mas que hacer.
Las primeras horas pasan, por lo cual salgo del lugar. Los alumnos ya se encuentran en los corredores.
Solo voy al salón de fisica, me gusta aunque parezca mentira.
El tema de hoy es equivalencias entre masa y energía.
La formula es: E=mc²
Si ya lo sé la tan sonada formula de el físico alemán Albert Einstein.
Resuelvo algunos problemas, tomo apuntes y de esa manera el tiempo vuela rápido, y en lo único que logro pensar es en el estupido trabajo de literatura.
Son las últimas horas y la verdad la cabeza me da vueltas, opto por ir a la cafetería por un jugo y algo para comer.
Devoro lo que compré en cuestión de minutos, dado que las clases de física me dejaron el cerebro calcinado.
Escucho que algunos estudiantes murmuran cosas, entonces me doy cuenta que los del equipo de fútbol le han lanzado un balón al nerd, por efecto este a perdido el equilibrio, hasta ahí todo excelente, sin embargo él chiquillo ese estaba pasando justo a mi lado, llamenlo destino, casualidad o cualquier otra cosa, el echo es que a un costado derecho de donde me senté toda su comida y jugo se derramó.
La mayoría de los alumnos estallan en risas como aprobando lo que acaban de hacer.
Noto en ese instante toda mi poca paciencia se desvanece.
Me levanto de mi mesa con una sonrisa retorcida y macabra, me aproximo hasta donde está Jaime y con una voz demandante él ordeno que se levante y se vaya.
No sé si me hace caso, solo que esos estúpidos se siguen riendo de su bromita, estoy harta de esos niñatos. Cojo el bote de basura y riendome fuertemente para que me escuchen les lanzo el bote de basura.
Todo se queda en silencio, porque le cayó justo a Jacod Sanin.
Cruzo los brazos y los primeros en levantarse son los perros falderos de ese chico, quienes protegiendo a su alfa se apuran en ayudarlo a limpiarlo.
Debo decir que no me importa quién fue, de lo que estoy segura es que alguien debe pagar.
—¡Tu! —es la primera silaba que pronuncia su asquerosa boca.
—¿Yo...? —indago con una ceja alzada y evidente burla en mi cara.
—¿Quién te crees que eres?. —pregunta con con aura demoniaca.
—La que te va a partir esa cara horrorosa y putrefacta que tienes — Informo de manera seria.
—Animal estu...
No termina, porque un sonoro golpe se escucha, si le he golpeado. El chico soy más que los demás, yace sangrando por su nariz. Algunas entrometidas se acercan y Breana Cooper se pone frente a mí.
—Largo de aquí —murmura con voz plana y fría.
Mi mirada debe decir mucho, por que solo las dos nos encontramos enfrentadas, ninguna baja la guardia frente a la otra.
—¿Qué pasó aquí? —exclama el director señalandonos—. Ustedes cuatro a la dirección.
Frunzo el ceño y me doy cuenta de que Jamie está detrás mío.
¿Y este estúpido que hace aquí? Le dije que se fuera, pero como todo masoquista Morris se ha quedado.
Enfurruñada sigo al director y no miro a nadie.
—Le recomiendo que venga conmigo señor Sanin —ordena el director.
El chico de ojos azules me lanza una mirada muy oscura, que casi logra que dude... Casi.
El alumnado solo murmura, como si no supieran hacer nada mas, luego entra willians y ordena a todos a ir a clase.
Los cuatro nos encontramos sentados frente al director, él del otro lado con sus manos algo flacas y cruzadas está recargado en la mesa de madera como cual juez al dictar una sentencia.
—¿Y bien? —incita.
Todos estamos mudos.
—Ya que nadie quiere hablar les voy decir cual es su castigo.
—Ella me golpeo —dice como si se burlara, como si el echo de que le ubiera golpeado le causara gracia.
Era de esperar que el acuerdo no pactado de no decir nada se iba a romper.
—Me llamaste animal —aclaro viendo mi mano que estaba un poco roja.
Debo admitir que estoy un poco oxidada en el tema de la lucha, pero desde ahora vuelvo a retomar mis clases de boxeo.
—Señor director, eso fue por que ella me tiró un bote de basura sin que le haya echo nada —rememora de manera victimizada el victimario.
—No es cierto, él le lanzó a Morris un balón, él se tropezó y como pasaba justo a mi lado toda la comida calló encima mio —contrataco me levanto y le muestro toda la parte afectada—. Esta es la prueba, además si el instituto tuviera cámaras en el comedor se abría dado cuenta que estoy diciendo la verdad.
Contrataco de manera satírica el echo que un instituto privado como este no tenga cámaras en el comedor.
—Un desafortunado accidente. —menciona la zorra mayor a favor de Jacob— y si ubiera cámaras nos daría la razón y tu lo sabes.
—A otro perro con ese hueso, si hubiera sido cierto no se hubieran burlado de él y en cambio le hubieran ayudado a levantarse, pero nisiquiera le ofrecieron una disculpa. —discuto con la rubia.
—Eso no es cierto, Jacod se iba a disculpar, sin embargo esta hermitaña no lo dejo hablar y en cambio agredió a Jacob.
—¿Acaso no te puedes defender o es que tu noviecita tiene más ovarios que tu? —cuestiono hacia el chico de ojos azules.
—¡Basta! O se respetan o me veré en la obligación de suspenderlos por una semana y no solo eso; que hagan aseo al instituto durante dos semanas ¿quedó claro?.
Todos asentimos.
—Prosiga.
—Le decía señor director —meciona la muy... —. Mi compañero se iba a disculpar, pero ella no lo dejó, entonces no permití que siguiera armando escandalo, esa actitud dista mucho del comportamiento que una alumna debería tener.
El asiente.
—Señor Morris ¿cuál es su versión de los hechos?. —pregunta el director ignorando los comentarios de Breana y dirigiendo toda su a tencion a la persona que todos habíamos ignorado.
—La misma que ellos dijeron. —manifestó bajito.
—¿Y cuál es?.
—Estaba llendo a una mesa, entonces algo fuerte impactó por la parte de mi omóplato Izquierdo, por lo tanto perdí el equilibrio y caí justo al lado de Eris —veo la amenaza implícita en la mirada que estos dos le dan a Morris, él traga por un instante —. No obstante creo que solo fue un mal entendido y Jacob no obró de mala manera.
—Ya aclaradas las cosas, van a estar una semana haciendo aseo al los baños al salir de clase y si me entero que no hacen bien su tarea, entonces será una semana mas.
—No es justo —protesta la rubia.
— Claro que sí, debería según el reglamento suspenderlos y anotar este echo en el expediente —Regaña—. Ahora vayan a sus respectivas clases, Jacob ve a la enfermería a que te den algún analgésico.
Todos salimos con el rabo entre las patas hacía la misma dirección, toco la puerta del salón y nos damos a la espera a que Willians nos abra.
La profesora nos mira de arriba a bajo y con una mueca mueve su cabeza para que entremos.
—¿Y Sanin? —menciona.
—Enfermeria —pronuncia la rubia.
No tengo mas opción, por esto acudo a mi puesto y con una sonrisa me siento en él, se qué fue algo muy osado, tal vez estupido, en su momento, pero el fin justifica los medios o eso fue lo que dijo un escritor. El echo era que bajé un poco el mal genio y le di su merecido a ese troglodita. Reconozco que me pasé un poco de las manos, sin embargo valió la pena. En cuanto al castigo estoy acostumbrada a hacer muchas cosas con tal de conseguir dinero, por lo tanto no me molesta de a mucho, en cambio la rubita y el nerdental están en aprietos.
—Como decía antes de que fuera interrumpida —señala la maestra—. El libro que le corresponde a cada grupo lo deben de traer a mas tardar la próxima clase sea en físico o en PDF, los trabajos en grupo del libro Entre Sombras los recojo cuando finalice la clase, por consiguiente presten atención por que voy a leer el tercer capítulo del libro.
Toda la clase se basó en escuchar a Willians y tomar nota. A la hora de entregar el trabajo, Alexia que era la encargada lo dejó encima del escritorio.
La chica bajita me retuvo en la puerta con la escusa de que debíamos reunirnos para trabajar en el dichoso libro, además trató de sonsacarme información sobre el escándalo.
Breana Cooper solo nos miró y se fue sin decir nada moviendo ridículamente su melena rubia cobriza.
Alexia suspiró con cansancio viendo a la insoportable irse, Jamie Morris, él solo nos miró y se encogió de hombros.
—Propongo que nos encontremos en la biblioteca. —Opinó la castaña.
—Por mí no hay problema sean puntuales. —dije.
—Entonces ahí nos vemos. —informó Alexia.
Jamie solo asintió con su cabeza.
¿Que le pasaba a este chico a caso no habla o qué?.
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