Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

3. Blake Andrews Grayson.

Capítulo 3: Blake Andrews Grayson.

Mi hermana mayor Kayla es atleta. Le encanta correr y es muy buena. Corre en relevos, líneas rectas, obstáculos y siempre lo hace con una sonrisa en el rostro. Cuando le preguntaba de pequeña cómo es que no se agotaba y fatigaba —algo que me pasaba muy seguido debido a que tenía unos cuantos kilos algo por arriba—, me sonreía y decía que todo estaba en la respiración.

Ella me contaba que todo estaba en tu respiración. Que mientras iba corriendo todos sus pensamientos fueran malos o buenos salían volando y se concentraba en la rítmica respiración. Que si estaba enojada, a punto de explotar, entonces tomaba aire y enfrentaba las cosas.

Aunque las palabras de mi hermana eran ciertas, yo era cobarde. Entré a natación, no sólo porque bueno, era el deporte que consideraba menos mal para mí, sino porque bajo el agua tenía que aguantar la respiración. Mientras Kayla tomaba aire y enfrentaba los problemas, yo me aguantaba mi respiración y me escondía para no hacerle frente.

Era cobarde.

Soy cobarde.

—¡Eh, Criss! —gritó una voz mientras salía de la piscina. Revolví mi cabello con la toalla más cercana y me cubrí el cuerpo tiempo después. A pesar de que ya no era más una chica gorda, el miedo de que la gente se burlara de mí en mi traje de baño era persistente.

Había cosas de las que no terminaba de deshacerme.

Me giré para ver a Blake acercándose a mí con una sonrisa cómoda y las manos en los bolsillos. Ya había pasado una semana sobreviviendo en esta escuela con la ayuda de Sam, Derek quea veces se sentaba con nosotras en la cafetería, sobre todo para contarme de los nuevos libros que estaba leyendo. Resulta que al parecer era todo un geek de los libros, mucho más que yo y eso ya era mucho que decir. Blake también había sido muy amable conmigo, casi yendo en contra de lo que los Kambg hacía, que no era más que lanzarme muecas y Kaev tratar de evitar mi mirada.

Salí de mis pensamientos, sonreí y tomé mi maleta.

—¿Blake? —dije y noté que mi voz sonaba muy alegre. En realidad no le tenía miedo a los F5, mucho menos a Blake. Sea lo que fuera esa Tercera Advertencia, ellos seguían siendo adolescentes y no iba a demostrarle a Kaev mis inseguridades que tanto me estaba costando superar o ocultar.

—No podía encontrarte —comentó, tomando la maleta por mí y cargándola él. No pesaba, pero se sintió bien encontrarme con un caballero en la vida real—. Sam me dijo que probablemente estabas nadando.

—¿Sam todavía está aquí?

Hizo una pequeña mueca.

—No lo creo —respondió y empezamos a caminar, a mi pesar, a las regaderas. ¿Es que esperaba ver cómo me bañaba?—. Creo que su madrastra pasó por ella.

Fue mi turno de hacer la mueca.

—A Sam no le agrada su madrastra.

Él se encogió de hombros, pero yo me quedé pensando en lo que Sam me había contado. Su madrastra, junto con su hermanastra era como si trataran a Sam como la mismísima Cenicienta siempre que su abuela se volteaba para mirar hacia otro lado. Sam me contó que sus papás fallecieron y tuvo que quedarse con su madrastra, quien a su vez tuvo que empezar a vivir con la adinerada de su abuela. En otras palabras, todos dependen de esa señora rica, pero su madrastra era la encargada de hacerla sufrir.

—¿Quieres que te lleve a tu casa? —preguntó de pronto, deteniéndonos frente a las regaderas—. Noté que no llevabas auto y debes estar cansada por haber nadado tanto tiempo.

Quise decirle que para mí nadar por horas era algo muy normal y que podía llegar a casa sin que mis piernas dejaran de moverse, pero su mirada deshizo las palabras en mi boca. Me veía casi con súplica, como si en verdad quisiera llevarme a casa. Además, andar por las calles justo ahora era lo que menos debía hacer mi familia, ya que sería más que probable que los Grayson se dieran cuenta que habíamos vuelto.

Mordiéndome el labio inferior, me di cuenta que estaba un poco paranoica por el hecho de un chico llevándome a casa después de haber nadado mucho tiempo.

—De acuerdo —me encogí de hombros, como si no fuera nada importante, cuando mis manos sudorosas me delataban.

Él me dedicó una enorme sonrisa y abrió la puerta del baño de las regaderas por mí.

—Te espero y prometo no ver. —Su sonrisa se volvió inocente en el modo acabo-de-romper-un-plato-pero-fue-mi-hermano. Rodé los ojos, le arrebaté mi maleta y entré a la regadera.

Después de una ducha rápida, me puse un vestido corto y vaporoso. Solía ponerme ropa ligera después de nadar por la comodidad de no batallar con pantalones ajustados y blusas escotadas.

Blake estaba apoyado contra la pared, tecleando algo en su celular, cuando me acomodé a su lado.

—Sé que tú eres el que me está llevando y toda la cosa y no quiero verme aprovechada pidiéndote que nos vayamos ya... pero, en serio, ¿podemos irnos ya?

Blake se rió.

—Tú definitivamente tienes agallas.

Me encontré a mí misma continuando una conversación que tomaba un rumbo algo extraño.

—¿Por qué dices que tengo agallas?

—Bueno, al parecer, te da completamente igual si te pusieron una Tercera Advertencia o no.

—¿"Pusieron"? ¿No sería "pusimos"? —Las mejillas de Blake se tornaron de un ligero color rojizo y sonreí con algo de burla—. Eres parte de los F5.

—¡Dios! ¿Es qué todo el mundo ve a los chinos esos? —se quejó estrechando los ojos hacia mí. Puse una mano sobre mi pecho y fingí un jadeo, haciéndome la indignada.

—Son coreanos.

—Son iguales.

Bufé sonoramente.

—Es que mi hermana también nos llama F5.

—Todo el mundo que los ve entrar de esa manera a la escuela como si fueran los dueños del lugar y los nuevos Napoleones, deduce que ustedes son los F5.

Blake puso los ojos en blanco. Salimos de la escuela y sonreí cuando el aire cálido me envolvió. En verdad nunca iba a cansarme de este olor.

—¿Vivías antes en Cosswood, verdad? —preguntó Blake después de minutos de silencio. Asentí ligeramente con la cabeza.

—Me fui hace cuatro años, pero tuve que volver.

Él sonrió y abrió la puerta del auto para mí.

—Yo llegué aquí hace cuatro años —explicó y cerró la puerta. El auto de Blake era de esos típicos autos de chicos ricos, deportivo y de un llamativo azul eléctrico. No pude evitar preguntarme qué clase de auto usaban los demás de su clan. Entró él también y encendió el motor, sonriendo al escuchar el sonido.

—Tienes cara de que tus autos tienen nombre, ¿verdad? —pregunté esperando que no se notara que intentaba cambiar de tema. Si Blake no me conocía de antes, no quería que se enterara de la chica con unos cuantos kilos arriba, que le tenía miedo a Kaev y lloraba por todo lo que los demás decían.

Ahora al menos sabía cómo controlar a esa niña miedosa y obligar a sacar a la valiente.

—Sí —se burló—. Pero este no es mío. Es de mi hermanastro —se encogió de hombros, como si no fuera la gran cosa—. Él no apoda a sus autos, pero si fuera mío sería algo como "Ket". —Hizo sonar el nombre como si fuera una especie de dios griego mayor que Zeus que el mundo debía conocer.

Alcé una ceja.

—¿Ket? ¿En serio?

—Oye, "Tormenta" o "Rayo", están muy usados, ¿no crees?

Me encogí de hombros, como si me diera igual.

—¿Dónde vives? —preguntó, mirándome con curiosidad. Tragué saliva. Era casa nueva y no podía darle un domicilio con exactitud y sólo había una forma de que él conociera dónde vivía. Igual lo descubriría tarde o temprano, así que entredientes, respondí:

—Frente a la casa de Kaev.

Ver su reacción no sería decente, pero mi curiosidad le ganó al deber y me quedé mirándole a la espera de sus palabras. Pero no dijo nada, se limitó a mirarme con algo parecido oscuro en sus ojos. Apretó la mandíbula y condujo ahí tal como le indiqué.

El camino lo pasamos en silencio y me pregunté qué había en mis palabras que lo hubiera afectado tanto.

Una vez llegamos a mi casa, tomé una bocanada de aire —tal como decía Kayla que hicieras antes de enfrentar el problema— y le miré, con algo que esperaba, pareciera decisión.

—Gracias por traerme, Blake. Es bueno haber conocido al menos a tres personas en la escuela que no huyen cuando ven la etiqueta amarilla frente a mi casillero.

Él forzó una sonrisa. Sabía los minúsculos de las sonrisas forzadas —yo di muchísimas a lo largo de mi vida y las había perfeccionado una y otra vez— pero daba miedo lo casi natural que se notaba la suya. ¿Por qué necesitaba este chico tan alegre, rico y amable sonreír forzadamente?

—De nada, Criss. —Se quedó en silencio, rascándose la nuca, como si quisiera decir algo más, así que esperé—. Quiero disculparme por lo de la etiqueta amarilla. Soy parte de todo eso y me da un poco de vergüenza saber que en parte es mi culpa.

Sonreí. Hasta este momento, no he tomado a Blake como parte del juego de las advertencias, porque él era en verdad diferente. Blake no hacía nada como eso, ¿así pues, por qué molestarme con él?

—No te preocupes. Son juegos de niños tontos.

Su sonrisa se borró como por arte de magia, dejando a un Blake con el ceño fruncido.

—Ojalá fueran sólo juegos de niños tontos.

Por la mirada que me lanzó después, noté que este era el momento en el que yo me esfumaba de su auto. Dándole una sonrisa de agradecimiento, salí del auto. Blake esperó mientras tocaba la puerta, como si quisiera asegurarse de que no me quedaría sola si nadie estaba en casa, aunque era una chica lo suficientemente grande como para esperar por mi familia, pero agradecí el gesto de cierto modo.

Era agradable sentir que le importabas sinceramente a alguien que no fuera tu familia más cercana.

Noah abrió la puerta con una radiante sonrisa.

—Hola, Mar. ¿Qué tal la escuela? —Por la emoción que Noah usó en su voz, casi parecía que ella era mi verdadera mamá a la espera en la puerta por mí para quitarme la mochila, darme galletas y preguntar si hice amigos en el primer día de clases.

—Lo normal, me amenazaron con una etiqueta amarilla en mi casillero y nadie se me acerca.

Noah hizo una mueca pero noté que no terminaba de creerme. Ella pensó que usaba mi cercano y eso me pareció aún más divertido.

Abrí la boca para contestar con algo sarcástico una vez más, pero Noah ya no me miraba, sino que estaba concentrada en alguien detrás de mí, que intimidaba un poco porque estaba blanca como la nieve.

—¿Qué hace ese chico aquí, Marcrystell?

Cuanto me llamó por mi nombre de pila, noté que algo andaba mal e hice una mueca. Me giré, esperando encontrarme un matón o algo parecido que se había colado de pronto, pero sólo me encontré que Blake se había bajado de su auto y miraba a mi hermana entre "es un milagro del cielo" y un deje de confusión al estilo "¿qué haces aquí?". En otras palabras, algo que no podía terminar de entender.

—Oh, es Blake Andrews, uno de los pocos que me hablan. Se ofreció a traerme a casa.

—Interesante. ¿Entonces por qué usa el auto favorito de Nash Grayson?

Me quedé piedra durante segundos que mi mente procesó como horas. Mi hermana tuvo un escalofrío cuando pronunció el nombre de Nash Grayson. Daba miedo lo mucho que su nombre aún la hacía tambalear, tartamudear y sonrojarse.

—Debes estar confundiendo el auto, Noah. Él no podría ser...

Pero entonces vi la razón por la que Noah estaba tan segura que era su auto. Las placas de la parte de atrás estaban decoradas con dijes musicales colgando. Noah amaba los dijes y Nash los colgó todos en las placas en honor a ella. Recuerdo cómo se había emocionado mi hermana cuando él hizo aquello. Se encerraron en su habitación y se besaron y se besaron y se besaron tanto que cuando ellos salieron, ambos tenían tontas sonrisas, labios hinchados y cabellos despeinados.

Luego recordé que Blake me había dicho que usaba el auto de su hermanastro.

Su hermanastro.

El auto de Nash.

Blake era rico.

Por qué estaba siendo tan amable conmigo.

Quería saber sobre mí. Claro. Porque todos los Grayson y sus parientes tienen un odio asesino hacia los Holt y necesitaban enterarse de nuestros sucios secretos y de la nueva casa.

Acababa de arruinarlo todo para mi familia... para mi hermana. Ella no soportaría ver a Nash de nuevo. Él le hizo mucho daño y estaba a punto de casarse con la nieta del dueño de una gran compañía. Nash pronto asumiría el control de Gray/Son Consolidation, su vida estaba hecha lejos de Noah Holt y era el plan que siguiera así.

Estaba segura que mi hermana iba a desmayarse cuando una sonrisa se deslizó en los labios de Blake Andrews Grayson.

Ya saben, el hermanastro del ex de mi hermana, cuya familia quería hacernos pedazos.

* * *

Estamos revelando más cosas e.e No estaba completamente segura si subir o no subir, porque tuvieron capítulo hace un par de días, pero la realidad es que necesito estar actualizando para que ya no tenga más capítulos en borradores. Me estresa tener capítulos en borradores xD.

Entre otras noticias, DCSUCM ya les conté que se viene una gran sorpresa y ya tengo TRES capítulos escritos, por lo que no ocupan desesperarse, sólo que tengo que esperar un poco más.

Además ¡terminé SBMA! Sip, oficialmente tengo cinco novelas terminadas y sólo me quedan en curso DCSUCM y esta, por lo que quién sabe si cuando la novela de Ethan esté más adelantada vaya a subir otra. Siento como que poco a poco estoy cumpliendo los sueños de terminar las novelas ;-; Otra cosa, para los lectores de AEG, hace días que subí un extra #Dyian ¿ya lo vieron?

¿Qué más tengo que decir? Amh, sip, vayan descargando la app de Tap de Wattpad porque ahí subiré mensajes de las parejas de ANOTR —sabrán qué pasó con esos dos—, PWH, AEG, SBMA y claro, PCN —ya me estaba olvidando de ésta xd—.

En fin, cuéntenme qué les pareció este capítulo. ¡Gracias por el más de 1K!

Faniela, fuera.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro