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Tritono

Explicaré sencillo el significado de un Tritono: Es una tocaba de piano que se da al equivocarte en las notas, se evitaba en la Edad Media por ser una entonación dificultosa y siniestra a propósito, y se decía era una invocación al diablo. Se utilizaba el nombre de diabolus in musica ('el diablo en la música') para describirlo.

La pieza que toca Flug, "Greensleeves" del rey Henry VIII, no la pongo luego porque interrumpe............ el íntimo momento.

Va igual a esta escena:

https://youtu.be/BN5w4d9UjgM

Disfruten, lectores ♡.

 . . . . .


La música había desaparecido y Flug tan solo demoró un poco más de media hora en redactar y programar el nuevo producto al catálogo.

Entre sus cansados brazos se recostó, preguntándose a sí mismo ¿cómo rayos iba a vender ALGO si ni siquiera ponía un video promocional?. Se preguntaba si su jefe siquiera le hablaría al día siguiente, o le daría el visto bueno al video que ya estaba para subir.. y más que nada, deseaba que sus dudas sentimentales se resolvieran.

Como espuma de mar a la arena, su cansancio lo cubría en somnolencia. Pensaba en las últimas palabras que intercambió con su jefe y aspiró fuerte, completamente ilusionado con la notable vergüenza que el ente le evidenció. Si tan solo le hubiese admitido su cariño, o que estaba dispuesto a tocarlo si lo hubiese pedido, ¡cualquier cosa para complacerlo!.. incluso si no le correspondiera el afecto.

Cerró sus ojos y se descubrió de su bolsa y gafas, acariciando sus mejillas enrojecidas. Solo abrió un ojo hacia el rincón de su habitación donde yacía una amplia caja azul, con sus únicos instrumentos musicales en buen estado.

No sabía qué, ni cómo, ni para qué, pero algo lo llamaba a abrirlo. Así que simplemente cerró la laptop con su trabajo y descubrió la tapa semi polvorienta que cubría el contenido; un piano a pilas bastante moderno y de 88 notas, algo pesado pero cabía en sus brazos, y su clarinete.

No dudó en que sacaría el piano, se dirigiría a donde Black Hat, y le confesaría su amor luego de tocarle una pieza.



Espera...


"¡¿QUÉ DIABLOS?!" Se dijo mentalmente, mirando el teclado como si este le hubiese susurrado ese pensamiento al oído. Y no, tampoco parecía que un demonio le haya metido eso a la mente.

Agitó su cabeza cerrando los ojos.

—¡NONONOno, debo estar v-v-volviendome loco..p-por el cansancio...!musitó con una risa nerviosa, acunando el piano en su pecho.

Lo miró ahora con ternura y empezó a pensar en nadie más que en su jefe. Deslizó sus dedos sobre las teclas lentamente y tocó suave el botón de encendido. La lucecita roja que prendió le hizo pensar en su propio corazón encendiéndose, pensando en todas las canciones de amor que le hacían notar el retumbar de su corazón.

—Nnnnnnhh- ay bueno, al deMONIO.Se levantó de su asiento con el entrecejo fruncido, erguido como un general a por su conquista.

Corrió lo más posible con sus pantuflas hasta abrir su puerta, tratando de seguir con la misma rapidez.. pero más discretamente y jalando la silla que había abandonado cerca.. hasta la cama de su jefe. Quien felizmente se encontraba roncando apacible y a espaldas de él.

El estómago del doctor se le llenó de mariposas, estrujando el piano en su pecho como a su retoño felpudo. La visión frente suya le recordaba a cuando-- bueno, sabía que era TERRIBLE siquiera alegrarse de cuando su jefe estaba inconsciente.. Pero lo hacía. Adoraba tenerlo en ese estado tan calmado, con su ronquido tan sereno y adorable como ronroneo de león.

Se sentó en la colcha a su lado y suspiró con la vista ahora al instrumento. ¿En qué rayos estaba pensando...?

Su mente estaba en blanco, las canciones que tenía en su mente se esfumaron, dejando una. Solo una.

Frunció el ceño en concentración, se llevó una mano a su rostro y enroscó uno de sus pequeños tentáculos en su dedo. "¿Por qué demonios no recuerdo ninguna otra partitura?."

En fin, no pudo detenerse ahora, pues su jefe parecía acurrucarse en su sitio. Sintió sus propias manos ir rápido al teclado como si de un instinto se tratara.

Con temor puso sus dedos encima de las teclas y, recordando su parte favorita de la tonada, empezó a tocar la única pieza que había quedado en su mente; "Greensleeves".

Esa, la primera tocada que había aprendido en su vida. Tan clásica, tan medieval, tan sencilla y suave.

Todo iba en armonía, hasta que una fuerza que desconocía apagó la poca iluminación que daba la maquinaria médica al lugar...haciendo que el doctor se equivoque...

...tocando un tritono y...

...haciendo que el demonio se mueva de la cama en un suspiro, acariciando torpemente el muslo del muchacho.

El muchacho exaltado se llevó ambas manos de frente a la boca, sintió su piel erizarse y toda su sangre ir a sus mejillas por milésima vez en el día, estrujando sus dedos para no emitir el gemido que se le iba a escapar.

Ni siquiera sabía cómo actuar, MENOS al siguiente instante qué las manos de su jefe empezaron a acariciarlo tan maravillosamente, sobando lentamente hasta llegar primero a su cadera, y culminando en su cintura.

Nada más pudo hacer que disfrutar tanto así que se sintió estupidizado, irguiendo su espalda con un deseo más que infernal.

Te ordeno que dejes esa tontería y te eches conmigo. la voz áspera le susurró tan adormilado que Flug supo que este hablaba en su sueño. Sin importarle absolutamente nada, echó el piano a su silla tan rápido como se acomodó junto a su jefe, tan veloz que ni siquiera supo cómo, pero ya Black Hat lo había arropado dentro y empezado a abrazar de la cintura.

Flug se quedó inmóvil, una mano tapando su boca y la otra acariciando su latente corazón, como si eso pudiese calmarlo. Sintió como lentamente las largas manos lo empezaron a acariciar en amplios círculos que pasaban por su vientre y cintura, se sintió tan bien que rogó a todos los dioses que no pare, y que toque dentro de su ropa...pero hizo algo aún mejor: Black Hat lo atrapó en un abrazo, ronroneando fuerte como un tigre a su oído, acariciando su maligno rostro en su cuello.

El afortunado subordinado se sintió tan hermoso, su jefe era tan suave y afectuoso, estaba totalmente vencido por el cariño que sentía y gimió suave, inevitablemente haciendo que su jefe bote una bajísima y bastante suave risa, tan suave como sus fuertes dedos masajeando su cadera ahora. Te tengo...

El susurro del ente maligno acarició su yugular tan deliciosamente que calentó su cuerpo entero en una. Y pues, no, no pudo resistir mover el tembloroso brazo que cubría su boca y aferrar su mano a la espalda ajena, suavemente empujando a su jefe más cerca. No le bastaba con la completa oscuridad del laboratorio, tenía que estrujar sus ojos para grabar en su memoria la tibia y suave risa de su jerarca abrazando su cuello entero, tocando su cuerpo tan provocativamente, regalando tanto afecto y bienestar en su corazón. Simplemente estaba en una nube de amor.

No quería arruinar el momento hablando, en serio que no, pero las palabras...dios, simplemente salieron cuando la calurosa, húmeda, y serpentina lengua de su jefe "probó" la tan delicada piel de su cuello como si fuese una paleta.

AYMAdreSantísima. gimió en un jadeo urgido, robándole otra risa suave a su jefe.

Tan precioso... susurró antes de plantar un beso largo y cálido a su yugular, la mano del doctor ahora apretando fuerte su bata en un gemido suave. Su corazón le latía tanto, nunca había recibido un beso y mucho menos allí, y ese beso se sintió tan bien que agradeció a todos los dioses estar en los brazos de un ser tan cariñoso como malévolo, quería que siguiera y que sus sorprendentemente suaves labios nunca parasen de besarlo, pero... ...mi príncipe.

Los ojos del menor se abrieron de golpe, calzando una tuerca con la otra. ¿Qué estaba haciendo?...era obvio que su jefe estaba teniendo un sueño húmedo con alguien más. Su corazón se le hubiese roto en ese instante, pero, joder, ¿cómo sentirse mal ahora que el amor de su vida empezó a besarle su cuello de nuevo?... Un beso, dos besos, tres, cuatro, cinco... dejó de contar... seguía, cada vez mejorando en sus besos, como si estuviese practicando para besarle la boca con un profesionalismo tan divino como sus poderes.

Flug estaba tontísimo de cariño, su cabeza le daba vueltas desde que empezó con esos besuqueos tan suaves, tan sonoros, llenos de dulces jadeos de placer departe de la infernal criatura, su temblor paró y ahora solo abrazaba a la cariñosa bestia con toda la dicha que sentía, sus mejillas estaban tan tibias como la lengua de su amado que lo lamía entre intervalos. No paraba de reír suave de la inmensa satisfacción y nerviosismo que le causaba, la felicidad le desbordaba, quería que ambos fuesen eternos y estuviesen así por siempre... bueno, almenos ya eran eternos los dos. Faltaba lo otro.

Eres irresistible...tu voz, tu piel... ¿sabes? frotó sus dedos contra la liga de sus joggers, deslizándose dentro de su camiseta para dicha del científico, haciendo que el muchacho emita un "Oh~" tan suave y travieso como las manos de su amado. ...me has dejado con las ganas de ti tantas veces que ya me cansé.

El muchacho suspiró apenado, lamentando, envidiando por un buen segundo a ese príncipe. Se mordió la lengua para no reclamar nada... solo quería disfrutar de las manos ajenas sobre su espalda, manos que lo abrazaron hasta chocar ambos pechos juntos. Amaba todo, lo amaba demasiado, amaba como su grave voz tarareaba en ronroneos la canción que le había tocado .

Se dejó y gimió en la traviesa caricia que le dio a su cintura, varios dedos tocándolo como si fuese piano, corriendo electricidad por toda su columna. Ya no pudo resistir los celos. S-señor... por favor..

El ente le respondió con una risa, empezando un beso con lengua en su cuello... finalizando con la travesura de provocarle aún más. ¿Hhmm?...

Flug se embobó de nuevo, riendo tan dulcemente como si le hubiese contado un chiste tonto. Trató de conectar las pocas neuronas que le funcionaban ahora. —M-mi nombre-jej, d-diime por mi ah-¡AHM!-- mmfh... gimió fuerte al sentir a su jefe levantar del elástico de sus joggers, ajustando su entrepierna por solo un segundo antes de soltarlo y reir malévola pero somnolientamente.

Esta bien, me puedes llamar tonto porque ni sé tu nombre.

Aspiró aliviado al pensar que eso significaba que no era nada serio, su jefe lo había dejado de besar y ahora solo ronroneaba mientras apretaba de su cintura como si le perteneciera. Habló para descartar su inseguridad antes de que las cosas se pusieran mucho más calientes. Y..y-yo...y ¿le gusto...señor?

Claro que me gustas, idiota.

No supo cómo describirlo, no es algo fácil de siquiera articular con la voz, menos es escribirlo en palabras.

Obviamente ignoró el "idiota" del final.

Hubiese sido maravilloso que ese sentimiento indescriptible que le causó fuese de amor, y que esas palabras fueran dirigidas a su persona. Pero supo que no lo eran, no eran para él.

Así que...en vez de mariposas en su pecho, fue la arremetida de una daga en el mismo lugar.






Igual, ehm... Black Hat empezó a dibujar circulitos en su espalda con un dedo, igual de tímidamente como susurró....¿estaría bien continuar besando tu cuello?, no sé, ¿morderte tal vez?. Es que la tengo dura como una roca pero no lo quiero hacer contigo, solo provocarte.





"¡¿VETE A CHINGAR A LA PUTA MADRE?!"



—¡¡BLACK HAT, YA SÁCATE!!. —le empujó los brazos fuera de su cadera con TODA la furia contenida de sus celos, y bajó su camiseta para cubrir todo lo que se había descubierto de su cuerpo.

Black Hat jadeó fuerte, con una sorpresa tan grande que Flug pudo jurar que su alma escapó por su endemoniada boca, el demonio se quedó inmóvil por unos buenos segundos. Hasta que empezó...

¡¡HOoooo, VAAAYA VAYA mi corazón, OH DE MI!!  "¡¿QUÉ DEMON---?!" Su jefe lo tomó con sus dos brazos, abrazándolo con fuerza y una sonrisa grande que el confundido doctor pudo percibir al este rozar por su mejilla, acariciando su cara de forma tan melosa como una vez el mismo lo hizo al cargarlo inconsciente.

TU VOZ ENFURECIDA ES COMO MIL SOLES, ¡MI PRÍNCIPE, POR FAVOR SIGUE! —Flug rodó los ojos, joooder, que era lo que faltaba.

Lo empujó con fuerza del pecho, haciendo que su jefe lo suelte con una risa tan traviesa y maléfica que le remató la paciencia.

Su corazón moría por estar con el embobado de su jefe, mas su cerebro le gritaba que no suelte su enojo, así que por primera vez en el día siguió a su cerebro y se salió de la cama con furia. ODIABA-- no, le ASQUEABA la idea de tener que ser el títere voodoo de su fantasía erótica con quIÉN condENADO PRÍNCIPE ER--

Eres PERFECTO-- —en la inmensa oscuridad, e incluso dándole la espalda a su jefe, Flug pudo imaginar más claro que el agua a Black Hat posar tan seductoramente como su voz al hablarle... Besando dos de sus dedos como un chef. —¡No se me ocurre nada más malvado que dejarme anhelando más.. DE TÍ~!


—¿SABES QUÉ? NO, ¡¡NO!! —Flug se volteó y si fuese un demonio como su jefe, estaría ahora dándole la espalda a 4 metros de llamas. Empezó a articular y gesticular como si la Datura Repulsa hubiese tomado posesión de su cuerpo. —ERES TAN DISTRAÍDO QUE ES RIDÍCULO, ERES INSUFRIBLE, EGOCÉNTRICO, MANO LARGA, AMARGADO, ¡NI PUEDES VER UN BOTÓN PARA ENCENDER UNA COSA TAN SIMPLE!, DETESTO QUE NO APRECIES TODO LO QUE HAGO POR TÍ, PUES ERES EL TONTO MÁS GRANDÍSIMO DE LA HISTORIA QUE QUE TU IMPERIO DEL MAL ENTRARÍA EN CAOS SI NO ME TUVIERAS Y --Y NO PUEDO-- NO PUEDO CREER QUE YO---






Quiero salir contigo.

—......



Flug sintió su mente nublarse por un buen segundo, sus cejas enfurecidas en el fruncimiento se alzaron con la suavidad de su cariño,

se enterneció tanto que lentamente sus párpados bajaron hasta la mitad de sus ojos, abrazando tan suave sus cristalinas pupilas...


Su voz,

esa voz,

nunca tan suave, cálida,

nunca tan sincera, tan tierna, como ahora...


Hasta que regresó a la cruel realidad; la propuesta no era para él.

Flug giró en su talón y marchó a su cuarto con la quijada al aire, frunciendo el entrecejo con un "¡JUM!".

No con ira hacia su jefe, no, ahora estaba molesto de no haberse confesado antes.

Mientras recorría el laboratorio hasta su cuarto, pudo escuchar las endemoniadas risas traviesas de su jefe, su suspirar, su besar a la almohada que le había prestado entre susurros tiernos que no podía entender.

Llegó y cerró la puerta con el estruendo de un rayo en espera de que su superior se de cuenta de su enojo, y se echó en su cama como el príncipe berrinchudo que era en el fondo.

Agarró su almohada, se cubrió el rostro con ella y gritó allí.. estrujandola con sus puños hasta cansarse.

Paró aliviado luego de unos buenos minutos de descarga y se acomodó angelicalmente, los pensamientos que volaron por su mente fueron de las cosas que le había confesado a su jefe en su furia, y se sintió orgulloso de haberlo dicho todo. Por suerte se quedó dormido enseguida, tranquilo y sosteniendo esa felicidad antes de pensar en el príncipe que tanto deseaba el demonio, y enojarse de nuevo.



Black Hat estaba enfurecido de sí mismo, agitado en ira mientras miraba la puerta en la que se había encerrado su SABANDIJA de hojalata. No podía creer que su PROPIA malvada mente lo haya traicionado así -- siquiera empezado a imaginar que su-- su subordinado podía tocar su-- "..¡oh, POR FAVOR!."

Estrujó en puños la almohada mientras le gritaba hasta agotar su garganta.

Paró aliviado luego de unos buenos minutos de descarga y se acomodó angeli-- bueno, endemoniadamente.

Se tapó hasta la cabeza como una oruga, dejando solo su sombrero descubierto y se dijo a sí mismo que no iba a pensar en su príncipe esta vez. Se dijo a sí mismo aquello, tantas veces, que inevitablemente el sentimiento de calidez en su corazón que le transmitía siquiera tenerlo en su mente, le superó como el sueño a un toro. Pudo jurar que estaba dormido, no, mas bien estaba seguro ahora.

Pues escuchó ese dulce tocar de piano, ese que lo hacía estar más seguro de que estaba en la cama de su reinado medieval. Lo emocionó tanto que recorrió por su espalda un agudo escalofrío, una electricidad que al parecer escapó de su cuerpo... e hizo a su príncipe tocar, un precioso tritono.

Lo llamó como el tocar de un timbre, y lo prendió como el encender de un motor.

El demonio no tuvo más remedio que lamerse los labios en goce de su plan, rodó su cuerpo y convenientemente su hermoso príncipe estaba allí sentado en la literalmente completa oscuridad. Oh, agradeció a Lucifer poder tener la mano justo en su muslo tapado en suave ropa que supuso era de dormir, lo acarició y se recordó a sí mismo que ambos, pues, ¡eran unos caballeros!, tenía que tener un poco de educación y clase, no podía atreverse a manosear su entrepierna así nomás sin primero preguntarle si lo deseaba así. Demonios, ni siquiera le había traído flores o invitado a salir oficialmente.

Lo quería tanto, ¡no quería asustarlo!, pero... joder, sus manos se movieron "por sí solos" y se deslizaron hasta la perfecta curvatura de su cintura. Tenía que--..

Te ordeno que dejes esa tontería y te eches conmigo.  Gracias a los dioses del Olimpo le obedeció rápido, lo arropó y abrazó de la cintura como a un tesoro que iba a robar.

Lo empezó a acariciar en círculos grandes, sus largas manos pasaron con facilidad por su vientre y cintura, lo tocaba encima de una ropa de dormir de un algodón tan delicado que sintió la calidez de su cuerpo. Deseaba tanto tocar dentro de su ropa, pero se mordió la comisura del labio en una sonrisa y se rogó aguantarse. Rodó su brazo para atraparlo y acariciar su rostro contra el cuello de su príncipe, inevitables ronroneos de placer se le escaparon de los colmillos.

Su rango menor olía tan bien, era tan intoxicante que ya lo quería probar de una vez. Negó con la cabeza en las caricias, ¡infiernos!. Y para colmo su precioso muchacho le gimió, haciendolo reir suave de lo lindo que se escuchaba. Presionó sus fuertes dedos con suavidad a su cadera. Te tengo...Le dijo, pensando que era una advertencia suficiente. Estaba esperando que el muchacho se espante, pero no lo hizo.

Más bien, suficiente le dio a entender cuando su mano lo tomó de la espalda y lo empujó más cerca de su cuerpo. Parpadeó sorprendido y se llevó la mano a la entrepierna para cuidar de no tenerla parada y rozarle. ¡Fiuu! Ahora su príncipe estaba a salvo, pues pudo escudarlo de la bestia.

Desde luego su otra mano lo siguió tocando, Lucifer, se rindió y se acarició solo un poco y algo en él le gritó que lo lamiera de una buena vez. Sacó su lengua y la presionó contra el delicioso cuello de su muchacho, haciendo que este escape un irresistible gemido.

AYMAdreSantísima. jadeó tan urgido como su miembro tapado por su mano y bata, robandole una risa. "Paciencia, que es realeza y lo vas a asustar." Pensó, lamiéndose el labio superior con orgullo de lo cometido. "No es cualquier muchacho, es especial, es..."

Tan precioso...susurró con tanto deseo en su garganta, aspiró el dulce aroma de su piel, intoxicándolo lo suficiente como para hacerle fruncir los labios y plantarle un beso largo a su yugular. Inframundos, ¡nunca había besado nada en su vida, y cómo disfrutó hacerlo ahora!, su príncipe gimió hermoso, sintió sus bellos dedos apretar contra su bata y sonrió. ...mi príncipe.

Sí, suyo. Lo besó en el cuello de nuevo, luego otra vez, muchas más, y con cada beso sentía que su cordura se le desvanecía, sentía que estaba en la dicha más grande de la vida, y lo estaba. Sabía tan bien que no quería parar de besarlo, lamiendolo unas veces en la zona besada, en las diez, quince...¿veinte veces...? Oh diablos, ¿qué importaba cuántas veces eran?. Se embriagó en su piel.

Eres irresistible...tu voz, tu piel... ¿sabes? —pasó sus dedos por la liga de sus pantalones, deslizándose dentro de la ropa que tapaba su vientre.. oh, la dicha de tocarlo al fin fue tan grande que casi se le escapa un gemido, y para colmarla su dulce realeza le dio un "Oh~" bastante provocativo... ...me has dejado con las ganas de ti tantas veces que ya me cansé.

La hermosa criatura que sostenía en sus brazos le suspiró, lo abrazó para acercarselo hasta chocar ambos pechos juntos y caminó con sus dedos por su espalda. Empezó después a viajar sus dedos hasta su cintura de forma tan suave como tocar un piano, se acarició el miembro como tranquilizándose.

S-señor... por favor..le susurró suave, haciéndolo reir antes de empezar a besarle el cuello de nuevo, pero esta vez con besos franceses.

¿Hhmm?...preguntó con su tibia lengua sobre él, sentía que escuchaba a un ángel reir y hablar. Le gustaba tanto...

—M-mi nombre-jej, d-diime por mi ah-¡AHM!-- mmfh... Black Hat se atrevió a jalarle del elástico de sus pantalones para apretar la prenda que lo encarcelaba contra su propia entrepierna. Apenas gimió lo soltó, riendo travieso de su malvada travesura.

Esta bien, me puedes llamar tonto porque ni sé tu nombre. Le confesó y apenado empezó a acariciar y apretar su cintura, su respiración y ronroneos entibiando el cuello de su cariño.

Y..y-yo...y ¿le gusto...señor?

—Claro que me gustas, idiota.respondió como si fuese lo más obvio del mundo, pero claro... Se mordió la lengua en la última palabra.

Vaya, bueno. La había cagado. Se sintió de lo más avergonzado ahora.

Imaginariamente se dió un golpe en la cabeza y pensó en lo tonto que había sido ni siquiera preguntarle su nombre antes. Se tragó su orgullo e intentó hacerse de fuerte y malvado, esperando que eso fuese suficiente.

—Igual, ehm...— decidió que lo más inteligente sería ahora susurrarle tímido, apenado empezó a dibujarle circulitos en su espalda con un dedo, le provocaba seguir así que se armó de valor.—...¿estaría bien continuar besando tu cuello?, no sé, ¿morderte tal vez?. Es que la tengo dura como una piedra, pero soy despiadado así que solo te voy a provocar y dejarte con las ganas.

"¿Dije algo tonto?...bueno, sí. Diablos."

....

¡¡BLACK HAT, YA SÁCATE!!.

Le empujó de los brazos para safarlo de su agarre, con tanta furia que lo sorprendió.

El rey le jadeó fuerte, ENCANTADO de la belleza de su dulce voz al enojarse. Se quedó inmóvil esperando que siguiera su angelical reproche, pero no le hizo más, así que empezó a decir lo primero que a su entontada mente se le ocurrió.

—¡¡HOoooo, VAAAYA VAYA mi corazón, OH DE MI!!lo atrapó con fuerza y le sonrió tan amplio y con todo el cariño del mundo, acariciando su cara como un felino. Tan suave, tan precioso, ¡tan MALVADO!...

—TU VOZ ENFURECIDA ES COMO MIL SOLES, ¡MI PRÍNCIPE, POR FAVOR SIGUE!SE MORÍA (si fuese posible) POR BESARLO, pero rápido su querido lo empujó con esas manos tan bellas. Sintió tanta furia de su parte que lo emocionó pensar en qué haría luego, rió travieso y maléfico en la dicha de ese pensamiento.

Eres PERFECTO-- —anunció orgulloso, encantado, con el corazón encendido. Recostó su codo sobre su colcha y se sostuvo de la barbilla, recostandose de forma seductora en la oscuridad. Se llevó dos dedos en señal de exquisitez y se las besó como un chef dando aprobación al jugoso manjar.¡No se me ocurre nada más malvado que dejarme anhelando más.. DE TÍ~!

—¿SABES QUÉ? NO, ¡¡NO!!.

Se llevó una mano a la entrepierna con una sonrisa lasciva y una ceja arriba, destapándose la parte de abajo de la bata. Arqueó una pierna sobre la colcha de la manera más seductora posible. Estaba listo para que su príncipe volviera allí y--

ERES TAN DISTRAÍDO QUE ES RIDÍCULO, ERES INSUFRIBLE, EGOCÉNTRICO, MANO LARGA, AMARGADO, ¡NI PUEDES VER UN BOTÓN PARA ENCENDER UNA COSA TAN SIMPLE!, DETESTO QUE NO APRECIES TODO LO QUE HAGO POR TÍ, PUES ERES EL TONTO MÁS GRANDÍSIMO DE LA HISTORIA QUE QUE TU IMPERIO DEL MAL ENTRARÍA EN CAOS SI NO ME TUVIERAS Y --Y NO PUEDO-- NO PUEDO CREER QUE YO---

.........OH....... por todos los dioses, y demonios del multiverso...

Era mucho MEJOR de lo que creía. Se le había sincerado y dicho todas sus despreciables cualidades con la voz más hermosa que jamas haya escuchado.

Con cada palabra que emitió el demonio sintió su sonrisa desaparecer, su quijada se le iba al piso en cámara lenta y ahora sus labios evidenciaban la misma sorpresa que sus ojos abiertos como platos. Claro que no pudo ver nada en la oscuridad... más que las preciosas, brillantes lunas en ojos de su cariño, eran suficiente para imaginarse la perfecta escena entera y suspirar. 

Enamorado.

Quiero salir contigo.

Le pidió como un ruego, y si no tuviese el ego tan grande hasta se le hubiese arrodillado en el suelo. Quería tomar su mano y besarle mucho ahora. Su caballero era tan insolente y sincero, nadie le había hablado de esa forma, y eso simplemente lo enloquecía.

Oh bueno, se estaba retirando ahora y eso todavía lo dejó queriendolo mucho más, asi que rió en su sitio de forma traviesa antes de acomodarse en su cama y empezar a provocarse el pene con la palma de su mano, así de simple.

Qué diablos, ¿se iba a masturbar sin importarle si lo escuchaba su príncipe o si volvía? pero por supuesto.

Sencillamente rodó su falo en sus dedos e instantáneamente sintió toda esa excitación contenida salir--bueno... apunto de salir. 


Suspiró de alivio y tomó su almohada para besarla como si de su príncipe se tratase, mientras su mano sobaba la largura de su endurecido miembro.

Te deseo tanto, te quiero, tu piel es tan suave...dijo ahogado, susurrando en la almohada con besos en cada pausa. Tras escuchar la puerta cerrar intentó bajar la velocidad de sus manos para no venirse en una, acariciando un poco más lento de arriba a abajo.

—...quiero tocarte y que tus manos me toquen.. Mmfh.. ¡mggh!.. gimió fuerte, no pudo evitar quitar la imagen de su príncipe masturbandolo mientras lo abrazaba en la cama y él le besaba el cuello, y sencillamente empezó a acelerar.

—...Oh...OHhho.. Vayaaa-aaH--¡AH!... tiró la almohada a un lado con una sonrisa tan puntiaguda como urgida, se sentía EXCESIVAmente bien. ¡Mucho mejor de lo que se sintió la última vez que se tocó!. Tomó su otra mano para ayudarse y jadeó duro, botando un gemido hondo en lo que se tocaba tan rápido en la gelatinosa humedad del venoso tentáculo que era su enorme miembro.

Arqueó su cuerpo con el sombrero presionado a la colcha, tapando sus ojos y solo dejando a la vista su sonrisa embobada, la lengua afuera mientras babeaba excesivamente al igual que jadeaba cual perro.

Se movía tan duro, tan rápido y tan desesperadamente que sonaba como húmedas embestidas, era... tal cual, un sonido tal vez parecido a como fuese si se estuviese follando a su príncipe ahora, y tan pronto como ese pensamiento vino, se..... vino.

Gimiendo ahogado de tanto jadear, de tanto gemir de placer y de tanto suplicar hace rato. 

Gimiendo...


el nombre de la persona que quería apenas se corrió en el éxtasis.



...Flug.

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