Capítulo 93
—Atsuko —suspira su padre, es irónico ver como los papeles se han revertido.
—Los dos, escuchen bien, los dos —habla severamente, y los señala—, pueden irse a la mierda.
—Sabes que nunca quisimos que esto pasara —susurra su madre y frunce los labios.
—Tú puedes irte más a la mierda que él —gruñe, claramente molesta, poniéndose de pie y señalándola—. Tú deberías estar acá también, deberías estar encerrada por maltrato infantil, por todas esas putas veces que me rompiste los huesos, me quebraste los dientes, me golpeaste hasta dejarme marcas, me empujaste de las escaleras y casi me rompes el cuello. ¿Qué haces al lado de ella, papá? ¡Nos detesta! ¡Me detesta! ¡Es una horrible persona, peor que cualquier villano en que pueda pensar! ¡Dejen de tener lástima por mí! Estoy aquí porque quiero, no me jodas.
—Atsuko…
—¡Deberían estar felices, de hecho! —su actitud cambia de inmediato— Les tengo excelentes noticias: ¡serán abuelos!
Ambos se sorprenden por montones, ella ríe una vez más y se coloca ambas manos en el abdomen.
—Son mellizos, parece —habla con burla—. ¿No es emocionante? ¡Si tengo suerte cada uno tendrá mis quirks! Uno con temperature y otro con el come-todo, ¿no sería lindo? Por favor, no piensen acercarse a ellos.
—No puedes estar embarazada, Atsuko —masculló Marise, claramente afligida por la noticia—, ¡no deberías estar tan emocionada por algo así! ¡Deberías abandonar esa idea de ser madre! ¡¡No puede ser lo tuyo!! ¿Qué futuro puede esperarles a esos niños? ¡No puedes ser tan egoísta!
—¡Ja, ja! Mira quién habla de egoísmo: la mujer que me usó para limpiar su apellido.
—Marise tiene razón, Atsuko. A esos niños no les puede esperar ningún futuro… “agradable.”
—Sí, al lado de Shōta definitivamente estarán bien. ¡Les espera un futuro próspero a su lado! Es tan emocionante. Me da igual críar un niño, verle crecer y esas mierdas, solo esperaba alguien a quien heredarle mi quirk de come-todo.
—¿Y qué tal si hereda el temperature? ¿O el erasure?
Atsuko observa cuidadosamente al guardia que les vigila.
—Usaré el come-todo para encargarme de ellos —habla muy bajito, y ríe de forma retorcida, macabra, aterradora…
A ambos adultos les recorre un escalofrío en la espalda.
—Así que mejor recen para que uno de ellos tenga parte del adn Fukugawa —ríe una vez más y se impulsa con sus manos hacia atrás, como para darse un aire dramático—. ¿Sabes? Si tú, papá, convertiste una condena de 46 años en solo 24, yo también puedo salir de aquí pronto. No apelaré hasta los 15 años… para que sea más dramático o algo así. Será un dolor de cabeza encontrar al idiota de Eraser luego de 15 años, pero ya veré cómo me las arreglo.
—Atsuko… Atsuko, no deberías hacer algo como eso —masculle Masaru—. Es verdad que esos niños pueden estar bien con Shōta, ¿pero qué pasara si se dan cuentan que están relacionados con una villana de tu calibre? Que ha robado, actuado con la Liga, deborado y asesinado más personas que Rei y yo juntos. No le des a esos niños la misma infancia y adolescencia que tú tuviste, ellos no tienen que pagar por nuestros pecados.
—Yo tampoco tenía que pagar por tus pecados.
Marise frunce los labios una vez más.
Atsuko exhala grandes cantidades de aire frío y coloca una mano en el cristal, que empieza a congelarse lentamente. Ambos mayores miran de reojo al guardia, que apenas se da cuenta de la situación. Su vida de pronto corre peligro, si a ella se le ocurre congelar todo y luego derretirlo definitivamente va a asesinarlos, la ven capaz.
—Deseenme suerte aquí dentro —ríe una última vez, alejando su mano y caminando lejos del vidrio para sentarse en el suelo, con la espalda apoyada en la pared y las piernas abrazadas al pecho—. ¿Quién sabe cuánto me tomará para volverme totalmente desquiciada?
—La visita ha terminado —sentencia el guardia, acercándose a ambos y alejándolos cuidadosamente—. Por favor, retírense.
Ambos miran unos momentos a su hija. Suspiran con pesadez y se retiran. Marise exhala grandes cantidades de aire frío una vez están fuera de las instalaciones.
—¿Qué haremos? —masculle ella— No podemos dejar a esos niños sufrir…
—Quizás realmente estén bien con Shōta, ¿sabes? Digo… no es un mal hombre. Lo que me preocupa es que Atsuko puedo influenciar en ellos de forma… negativa.
—¿Por qué dejamos que nuestra bella Atsuko se convirtiera en esto? —Marise se cubre el rostro con las manos y se aguanta las ganas de llorar— No era este nuestro plan de familia feliz. Ella tiene razón… todo esto es mi culpa… si hubiera sido mejor madre…
—Hey, ya no hay nada que podamos hacer. Lamentarnos no llevará a ningún lado. Al final no es solo culpa tuya, sino de toda la familia. Ya no hay nada que podamos hacer por ella, pero esos niños que espera tienen salvación, nos encargaremos que no terminen igual.
La mujer se limpia sus pocas lágrimas y asiente con determinación.
Borrón y cuenta nueva.
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