—Tú eres el traidor.

—Shshshsh —indica silencio una vez más—. Quizás tú seas la preferida de Tomura, pero yo soy el veterano aquí.

—Espera, si te tiene a ti, ¿por qué me necesitan a mí?

—Porque tú desvias la atención totalmente. Mantienes a Shōta ocupado, y a causa de tu historial la gente se mantiene sospechando de ti, dejándome libre el camino.

—¿Me estás diciendo que todo este tiempo solo fui usada? —gruño, mordiéndome el labio sin llegar a sangrarlo.

—No del todo. A pesar de estar bajo vigilancia, lograste informarles muchas cosas antes que yo pudiera, lo que es sorprendente.

—¿Qué puedo decirte? Soy terca. Pero, ¿para qué me trajiste aquí?

—Explícame cómo funciona —pide, señalando la laptop. Se siente raro oírlo hablar de esta forma, sin su típica exaltación y emoción.

No me gusta este Hizashi.

Pero, aunque no me guste, es seguro que Shigaraki le pidió hacer esto.

—Hubo problemas cuando intentaron acercarse —explica, sentándose en la cama e indicando que me siente junto a él—. Hound Dog estaba cerca, y no lograron hacerlo. Además, casi descubre él la laptop. Tuve que ir yo con un clon tuyo para obtenerla. Cuando termines de explicarme esto iré a entregarla.

—Suena bien para mí.

Le explico rápidamente sobre lo que me explicó La Brava. No es tan difícil, pero sí es genial. Es cuestión de escribir unos comandos, dar unos clicks y listo.

—Es lo suficientemente sencillo como para que incluso un idiota como Tomura lo entienda —río con burla. Hizashi ríe también.

—Es verdad —afirma—. ¿Quieres ir a dejarla conmigo? Seguro no les molesta que yo sea tu guardian por hoy.

—Joder, me encantaría —río una vez más, arrugando la nariz—. Vamos, por favor.

—Bien. Solo deja que me cambie, y te veo afuera.

—Bien.

Me pongo de pie y salgo de la habitación para dirigirme a la mía. Abro la puerta y me deslizo sin preocupación hasta mi edificio, subo rápidamente las escaleras mientras me quito los guantes. Abro la puerta de mi habitación, justo frente a la de Shōta. Rápidamente me quito las medias y el bozal, el short y la blusa son siempre lo más difíciles de quitar porque son ajustadas. Pero finalmente lo logro.

Me coloco una camiseta blanca y un pantalón negro. Y salgo corriendo escaleras abajo.

En la entrada me espera Hizashi, sin su traje de héroe, con el cabello al natural atado en una pequeña coleta descuidada. ¿Cómo hacen estos sujetos para tener el cabello tan genial? Es casi envidiable.

—¿Vamos a salir? —pregunto, señalando la salida.

—Claro —afirma, empezando caminar frente a mí sin importarle si le sigo.

—¿Sabes? Se siente bien tener a alguien que sepa lo que es actuar siempre como un idiota —río, viendo el atardecer sobre nosotros—. Además, es bueno saber que no debo actuar contigo nunca más.

—El sentimiento es mutuo —admite, sonriendo de lado.

Salimos de la Academia y caminamos tranquilamente hasta el escondite de la Liga. Va contando chistes o soltando comentarios de cualquier cosa, su compañia es agradable.

Realmente agradable.

🐾🐾🐾

—Hey, adivinen quién volvió —río, adentrándome al escondite.

—¡Ryō-chan! —exclama Toga y no duda saltar a abrazarme.

—¡Ryōsoku! —y claro que Twice hace lo mismo.

—Hey, ¿tanto me extrañaron? —río una vez más, cargándolos sobre mis fuertes brazos— ¡No teman! ¡Todo está bien ahora! ¿Por qué?

—¡Porque tú estás aquí! —completa Toga, riendo tontamente.

—¡Bien!

Y finalmente los dejo en el piso.

—¿Quién es tu amigo, Ryōsoku? —pregunta Twice, señalando a Hizashi.

—Present Mic —respondo, colocando un dedo en mis labios—. Un veterano en esto de la traición.

—Present Mic —repite Toga, observándole fijamente antes de sonreír—. ¡Genial!

—Oe, gigantona, ¿traes la laptop? —interrumpe Tomura.

—Aquí está —indica Hizashi, colocándola sobre la mesa—, ¿quieres que te explique ella o lo hago yo?

—Me da igual, con que me expliquen correctamente será suficiente.

—Que te explique él —indico—. Yo estaré jugando con Toga y Twice, ¿verdad?

—¡Sí! ¡Juguemos, Ryō-chan! Nee, veamos cuanto tiempo puedo pasar derretida antes de morir. ¡Twice, ayúdanos!

—¡De inmediato!

Estos sujetos están locos. Me encantan.

Estamos derritiendo el clon de Toga una y otra vez, devolviendo su estado natural una y otra vez, aumentando cinco segundos cada vez que lo hacemos. A ellos parece divertirles, y Toga se sorprende por los 7 minutos que puede pasar derretida sin morir.

El tiempo límite parece ser 7 minutos y cuarenta y cinco segundos. Ahora van 7 minutos y cincuenta segundos, al tocar el líquido para intentar devolverla a la normalidad se mantiene líquida.

—Bien, Toga, falleciste —río con cierta burla, congelando el líquido rojizo.

—¡Casi ocho minutos derretida! —festeja, aplaudiendo infantilmente, viendo como el hielo se evapora y se pierde en el aire— ¡Soy genial! ¿Verdad que sí? ¿Verdad que lo soy?

—No. Nada más eres muy pequeña —río, golpeando suavemente su nariz—. Mientras más pequeño el cuerpo, más tiempo puede pasar derretido. Por ejemplo, yo no creo poder pasar de los cuatro minutos. Sin embargo, no me atrevo a comprobarlo.

—¡Inténtalo! ¡Crearé un clon de ti ahora mismo! —exclama Twice.

—Atsuko, ya nos vamos —avisa Hizashi.

—Atsuko —repite Toga—. ¿Es ese tu nombre real? ¿“Atsuko”? ¿Como “hija gentil” “niña buena” “niña honesta”? ¡No tiene nada que ver contigo!

—Por eso no se supone que me llamen así —regaño, despeinando su rubio cabello—. Me voy, no me extrañen mucho. ¡Espero me llames cuando tengas algo planeado, Tomura-kun!

—No dudes que lo haré —habla con su típica indiferencia mientres Hizashi y yo nos retiramos.

—¡Regresa pronto, Ryō-chan! —ríe Toga, claramente burlona— ¡Pasarla contigo es divertido!

—Oh, tranquilos, muchachos. Nos veremos más pronto de lo que imaginan.