Capítulo 84
—¿Nos estás pidiendo luchar a tu lado? —repite Ryū, observando divertido a Shōta totalmente dormido.
—Todavía no sé realmente si lucharé, pero si lo hago voy a necesitar su ayuda. Estos muchachos son… realmente fuertes. ¡Además! Hay uno que tiene un quirk parecido al tuyo, Ryū: Kaminari Denki. Pero, a diferencia de ti, lanza electricidad indiscriminadamente.
La diferencia entre el quirk de Kaminari y el Ryū, es que mi amigo puede dirigir sus descargar a voluntad. Normalmente aciertan a menos que haya algo que desvíe la corriente, como un para-rayos. Es, básicamente, un generador de rayos, por lo que sus descargas también son más potentes que las de Kaminari, pudiendo asesinar a una persona con solo señalarle.
—¿Tienes idea lo estúpido que es lo que sugieres? —ríe Kurai, claramente sarcástico.
—Oh, la tengo, y por eso quiero que lo hagamos juntos.
—¡Por mí suena bien! —accede Ryū— Siempre hemos sido el trío imparable de Masatafu, ¿no? ¡Que sea así hasta la muerte! Además, si Ryōsoku se vuelve famosa, nos volveremos famosos junto a ella, ¿no suena bien?
—Lo dices como si fuera a negarme —ríe una vez más—. Claro que quiero unirme, hace mucho no tengo una pelea como Dios manda, ¿saben?
—¡Oh! Yo tampoco —ríe el otro—. Hace mucho no uso una descarga potente en nadie.
—Bueno, recuerda que son niños.
—Oh, no son niños —aseguro—. Son héroes. Han enfrentado peores personas que nosotros, ¿sabes? Midoriya pudo él solo fisurar mi hielo, y saben lo sorprendente que es que alguien haga eso, ¿no?
—Oh, claro que lo sabemos. No aflijas, Ryō, te vamos a ayudar. ¡Cuentas con todo nuestro apoyo!
—¡Genial! —río y aplaudo un poco— Vayan con Tomura, les daré la dirección, y le dicen que van de mi parte. Los aceptará de seguro.
—Bien, no te metas en problemas antes de tiempo, gigantona —ríe Kurai.
—Hey, me he podido contener muy bien hasta ahora —río, poniéndome de pie y sujetando a Shōta para ponerlo de pie antes de descongelarle su sistema activador reticular, que es el encargado del sueño. Al disminuir su temperatura lo suficiente la persona cae irremediablemente dormida, al congelarlos totalmente la persona no puede dormir—. Podré aguantar un poco más.
Shōta despierta de golpe.
—¿No crees que es genial, Shōta? —ríe Kurai, con cierto aire burlón.
—Totalmente —murmura él, seguramente intentando lidiar con el mareo que causa el repentino despertar.
—Bueno, fue una linda charla, muchachos, pero debemos irnos para llegar a la hora de la cena —me disculpo, sacudiendo mi mano de lado a lado—. Espero verlos pronto.
—Adiós, Ryō.
🐾🐾🐾
—¡Ryōsoku-san! —exclama Hatsume Mei interrumpiendo mi momento de paz y tranquilidad en el que observo el cielo y veo formas a las nubes— ¡Tengo sus guanteletes!
—Oh, mis guantes —recuerdo, poniéndome de pie y sacudiendo la grama de mi cabello.
Son prácticamente idénticos a los que siempre cargo, pero estos cubren todo mi brazo. Tienen contacto directo con mi piel, el guantelete en si es grueso, con el interior suave y el exterior fuerte, pero el resto, después de la muñeca, es ajustado como el látex, pero suave como el algodón. De esta forma al golpear algo con mi puño congelado el impacto no lastima mis dedos ni mis nudillos.
—Gracias, Hatsume-san —agradesco, quitándome mis guantes y colocándome los que ellas me ofrece. Los congelo y descongelo para vericicar que sirven correctamente—. Es perfecto, hiciste un buen trabajo —y le golpeo cariñosamente el hombro.
Me encargaré de probarlos pronto.
—Ryōsoku-san, quizás no debería meterme en esto, pero debería considerar empezar a decolorarse el cabello una vez más.
—¿Qué? Yo no- —claro ellos no lo saben— ¿Por qué lo dices?
—Cuando se sacudió el pelo pude verlas claramente. No creo que el castaño le quede mal.
—Ah, gracias —río, colocando una mano en mi nuca, sintiendo la cicatriz de quemadura que cubre mi cabello—. Lo consideraré.
—¡Buenop! ¡Me voy! ¡Tengo otros bebés que probar! ¡La veo después!
—Adiós. Suerte con ellos.
Espero a quedarme sola para cubrir mi boca e intentar contener mis lágrimas. Mi cabello… está creciendo. No crecía desde la última vez que mi madre lo decoloró, cuando tenía como 14 años. Y ahora, de pronto, vuelve a crecer, ¡es tan genial! ¡Estoy tan feliz! ¡Realmente feliz! ¡Pero no puedo permitirme llorar! ¡No!
—Ahora tengo otras cosas por que preocuparme —susurro, abriendo y cerrando mis manos para acostumbrarme a la sensación. Las congelo. Las derrito. La sensación es distinta a cuando lo hago en mi propia piel, se siente menos incómodo.
Me doy media vuelta y me retiro a paso tranquilo para digirme a la sala de profesores a presumir mi nuevo equipamento. Pero, antes de doblar la esquina, alguien sujeta mi hombro.
Me giro.
Es Mic.
Y en sus manos lleva la laptop. Mi cuerpo se tensa violentamente.
—Tú...
Él coloca un dedo sobre sus labios, indicando silencio. Me indica seguirle, y eso hago. Vamos juntos hasta su habitación, donde cierra la puerta con seguro.
—¿Qué piensas hacer? —murmuro con desconfianza, rezando a todos los dioses que conosco por que no me pida algún favor sexual. Mic no parece de esos, pero mi madre no parecía de las que maltrataban a sus hijos.
—Entonces no lo sabes —murmura, sonriendo de lado y quitándose las gafas.
—¿El qué?
—Tomura no te habló de mí.
—Disculpa, ¿qué?
—Atsuko, no eres la primera infiltrada en la U.A. Ese puesto lo tengo yo.
Y me quedo sin palabras.
...
Amo los Mic!Traidor AU. Son bellísimos <3
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro