—Hey, lamento no comunicarme antes —hablo, desde el celular Uraraka Ochako, el cual decomisé hace unas horas ya que lo usaba sin permiso alguno al momento de la clase. Se excusó diciendo que solo veía la hora, y era cierto, pero lo decomisé porque necesito comunicarme con Tomura y no puedo desde mi celular—, luego de todo esto apenas me dejan ir sola al baño, espero lo entiendas.

—¿Qué has conseguido, gigantona?

—Nada bueno, nada nuevo. Han reforzado la seguridad, hacen registros sorpresa a mi habitación, si quiero hacer llamadas telefónicas deben ser desde la oficina del director y supervisada por otro héroe, y si quiero salir debe ser con un permiso del director.

—Estás bastante jodida, eh.

—¿Te hace gracia, idiota?

—Quizás.

—Mira, me estoy aburriendo de estar aquí. Manda unos cuantos Nomus o algo, quiero pelear. Secuéstrame una vez más, haz algo, cualquier cosa, solo sácame de aquí.

—No puedo, gigantona. Si ocurre algún cambio es tu deber informarlo, llevarnos a los lugares que vayan ellos, darnos toda la información que obtengas, aunque paresca irrelevante. ¿Entiendes?

—Entendido, jefe —suspiro resignada. Miro de reojo al pasillo, viene alguien—. No, disculpe, Uraraka-san, le devolveré el celular a su hija hasta mañana y entonces podrá hablar con ella.

—Deberían darte un premio por tus dotes de actriz, Ryōsoku.

—Gracias por entender, Uraraka-san, espero hablar con usted otra vez. Adiós.

De inmediato corto la llamada. Nadie asomó por el pasillo. Me asomo lentamente y observo con curiosidad: nadie, vacío. ¿Habré alucinado? Que raro. He de estar paranoíca por todo lo que está sucediendo.

—Ugh, que molesto —suspiro, apoyando mi frente en la pared. No he dejado de pensar en lo observada que estoy desde que regresé del falso secuestro. Y es normal, apenas me dejan ir sola al baño, la sensación de persecución debe ser normal.

Suspiro con pesar y borro el registro de llamada. Empiezo a caminar tranquilamente por las instalaciones.

—Señorita Atsuko —llama All Might, con quien hace rato no hablo.

—¡Toshinori-san! —exclamo, realmente estoy feliz de verlo otra vez— ¿Está todo bien?

—Creo que soy yo el que debería preguntar eso —murmura, señalando mi aún vendado brazo por las mordidas de mi abuelo.

—Oh, no se preocupe por eso, ¡yo estoy bien! ¡Totalmente de maravilla! ¿Y usted?

—Supongo que no podría estar mejor —admite sonriendo y elevando su pulgar—. Pero, me refiero, ¿no la ha estado molestando la Liga? Después de todo, huyó. ¿Y qué hay de su padre y su abuelo? ¿Se encuentran bien?

—Por favor, no se preocupe tanto —intento tranquilizarlo y coloco una mano en su hombro—, están siendo correctamente protegidos, ¿sí? Además, si vuelvo a encontrarme con esos idiotas de la Liga no duraré en usar el 100% de mis poderes.

—Es usted realmente entusiasta de las peleas, ¿verdad?

—Paso deseando una verdadera pelea todos los días de mi vida.

Él guarda silencio unos momentos.

—¿Cuál es todo el alcance de sus poderes, señorita Atsuko?

—¿Alcance?

—Ya sabe, ¿qué puede hacer dando el 100% de usted?

—Bueno, hace mucho no doy el 100% de mí —admito—, pero la verdad es que puedo congelar todo el gimnasio Gamma sin demasiado esfuerzo. De hecho, soy capaz de derretir un edificio alto en pocos segundos. Pero, claro, aumentar la temperatura de un cuerpo es más peligroso que congelarlo, por eso que al derretirse va a arrazar todo a su paso.

—¿Usted… ya ha derretido a alguien?

—No —miento de inmediato—, creo que no lo haría a menos que la situación lo amerite. Ya sabe, en caso de peligro inminente y eso.

En caso de peligro inminente…

O en caso de simplemente sentirme amenazada. Pero la verdad es que me siento amenazada con cualquier cosa. Un paso en falso y no dudaré derretir a quien se me ponga enfrente.

Incluso si ese alguien es el Símbolo de la Paz.

—El calor es muy peligroso, Toshinori-san —sonrió de lado, sujetándole la nuca como si de un gesto cariñoso se tratara—. Es abrasador y abrumante, es insufrible, destrozador, arraza con todo a su paso. Poseo total control con el frío, pero el calor… ¡casi parece tener vida propia! Es aterrador.

Sudor frío recorre su frente. Me tiene miedo.

—Fue un gusto hablar con usted luego de tanto —río, cambiando de actitud y soltando su nuca—. Como sea, debo abandonarlo ahora. Tengo cosas que arreglar.

—Ah, ¿participará en el Festival Cultural?

Festival Cultural…

—¡Claro! ¡No dudo que será algo sorprendente! Como sea, me parece que el plazo de tiempo que les han dado es muy poco.

—Un mes me parece suficiente para hacer muchas cosas.

Un mes… ¿Y nadie me había hablado de esto? ¡Qué insultante! Hiere mis sensibles sentimientos. ¡Ah! ¡Duele tanto! ¡Son todos tan crueles conmigo!

—Bueno, con lo geniales que son nuestros estudiantes no dudo que harán de este el mejor festival del país. Después de todo, están listos para afrontar cualquier cosa, ¿no lo cree? —hablo con cierta burla en mí, tomando el celular y volviendo a marcar el número de Shigaraki.

—Claro que sí. Han estado seriamente estresados con todo lo sucedido, este festival les vendrá bien para relajarse un poco. Después de todo, siguen siendo solo niños, merecen un descanso.

Solo niños…

Mi dedo se detiene antes de digitar los dos últimos números.

Solo niños…

Cierro el celular y lo mantengo en mis manos unos momentos.

—¡Sí, es verdad! —exclamo, riendo para no llorar— ¡Demos lo mejor de nosotros para que este festival sea inolvidable, Toshinori-san! ¡Asegurémonos que todos se diviertan! ¿Sí?

—¡Sí!

La Liga puede pasar a segundo plano por ahora.