Capítulo 72
—Shōta, te juro que nada de lo que te dijo mi papá es verdad —hablo, con la voz quebradiza. Pero esta vez va en serio; si no logro defenderme correctamente vendrán todos encima de mí y, por muy genial que sean mis poderes, no podría escapar de todos ellos si me atacan a la vez—. Yo… yo nunca traicionaría a All Might, lo sabes, ¿no? ¡Es mi héroe favorito! Lo sabes, ¿no?
—Si es mentira lo que me dijo, ¿por qué estás tan nerviosa?
—¡Porque si le crees me meteré en problemas! ¡Tu palabra tiene más peso que la mía, Shōta! Entiéndelo. Si se te ocurre ir con Nezu y decirle lo que te dijo mi papá, me despedirán, y quizás incluso revoquen mi licencia como heroína. ¿Y qué haré si eso pasa? ¡Vivo por y para esto! ¡Mi abuelo me quiso comer! Y es claro que con mi padre no cuento, ¡no quiero volver a ser una sucia carterista! ¿Entiendes…? —tomo un fuerte respiro e intento mantener las lágrimas dentro de mí. Es lo más nerviosa que he estado— ¿Entiendes lo frustrante que es todo esto para mí? No quiero perder todo esto. ¡Ya pasé por demasiado para llegar hasta aquí para que una acusasión como esa me lo arrebate todo y-!
El cosquilleo en mis manos me obliga a detenerme. Las observo, totalmente congeladas.
—Mierda —la frustración me aorilla a llorar.
—Hey, está bien, te ayudaré —suspira, acercándose a mí y poniéndose de puntitas para tocar mi frente. El hielo, poco a poco, empieza a desaparecer—. Debería durar lo suficiente para que te calmes.
—Lo siento —murmuro, apoyándome en la pared y dejándome caer hasta quedar sentada en el piso—. Es solo que… tengo miedo; no entiendo por qué mi padre haría algo así… Creí que podríamos solucionar todo esto hablando un poco… y todo iba tan bien… y entonces mi abuelo me mordió y… —tomo un fuerte respiro y cubro mi rostro con tal que no me vea llorar. ¿Cuánto dura la sensación de vacío? ¿Se puede llenar con hielo?— Maldita sea, realmente soy repugnante.
¿Dónde mierda está el quirk de retroceder el tiempo cuando se necesita? Ahora quiero volver y dejar las cosas como estaban. Quiero a mi abuelo devuelta.
—¿Sabes qué? No levantaré cargos en su contra —hablo con decisión, secando mis lágrimas con mis manos.
—¿Qué?
—Es mi abuelo, Shōta. Y, si me disculpas, debo arreglar unas últimas cosas con mi papá.
—O-Oye, espera…
Y salgo corriendo de la academia.
🐾🐾🐾
Entro sin permiso a la casa de mi abuelo. Mi papá está en el comedor, comiendo pizza y bebiendo soda, viendo novelas románticas. Viste pijama, y apenas se gira cuando me escucha llegar.
—¿Qué? ¿Vienes a verme morir?
Ignorando su comentario, me aseguro que mis poderes ya funcionen correctamente. Rápidamente me acerco y toco su nuca con tal de deshacerme del hielo que seguramente se encontraba en la fase final de su avance.
Apenas reacciono, y caigo de rodillas detrás de él. Coloco mi rostro en el piso, y dejo las lágrimas fluir libremente.
—Lo siento tanto —sollozo fuertemente, acercando mi mano a él y tirando de su camiseta—. Por favor, discúlpame por todo lo que he hecho, por favor. Lo único que quiero ahora es… retroceder el tiempo, olvidar todo lo que hice mal. Lo siento tanto. Soy tan despreciable. Lo siento, perdónane, por favor. Perdóname, en nombre de mamá, de los abuelos… y de todas las personas a las que asesiné. Por favor, perdóname, te lo ruego.
Sujeta la mano que lo sujetaba y la aparta suavemente. Se da media vuelta y sujeta mi rostro para levantarlo.
—Luces horrible llorando —susurra, juntando su frente a la mía.
Río tristemente ante el comentario.
—Estás tan dañada, hija —susurra, acariciando mi cabello—, y es en parte mi culpa. Yo también te debo una disculpa.
—Pero yo he hecho cosas tan horribles…
—Yo también, Atsuko. Tu abuelo también. Seguro hasta Aizawa ha hecho cosas horribles. Lo importante no es la magnitud de tus acciones, sino lo arrepentida que estás al respecto. Y, si ahora realmente te arrepientes de corazón, no hay otra opción más que perdonarte.
Acerco mis manos a su nuca, pero no me atrevo a tocarlo.
—¿Puedo abrazarte? —susurro, casi apenada.
—Si no piensas congelarme o derretirme, sí.
Río suavecito antes de permitirme acercar mis manos a él. Lo sujeto fuertemente y lo abrazo, escondiendo mi rostro en el espacio entre su cuello y su hombro para permitirme sollozar.
—¿Dejarás la Liga?
—No… lo siento. Pero… pero… escucha —murmuro, alejándome de él y sujetándole las mejillas… o el espacio encima de sus colmillos, debajo de sus ojos—. Esto saldrá bien, ¿sí? Me encargaré de que todo… todo esto valga la pena. Y cuando gane, papá… cuando gane, nos dare la vida que merecemos. No tendrás que trabajar, y ya nadie te verá de menos… Y nos conseguiré una casa, ¡una gran casa! Y… y un televisor, ¡una pantalla plana, papá! De esas grandes, que parecen de cine —le sujeto las mano y le beso los nudillos—. Nos conseguiré la vida que merecemos, papá.
—Lo único que merecemos es ser felices, Atsuko.
—Y falta poco para eso, papá.
…
hello, solo quiero recordar que la inestabilidad de Ryōsoku influye directamente en la continuidad de la historia.
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