Capítulo 64
—Me siento tan sucia teniendo que colaborar con esos idiotas —gruño, elevando solo un poco la temperatura de mi abuelo—. ¡Los odio tanto! ¡Lo único que me motiva es poder derretirlos!
—Atsuko, quédate tranquila —pide mi padre, sujetándome el brazo—, no es necesario que lo hagas. Realmente… realmente podrías dejar atrás toda tu vida se crimen.
—Oh, claro —río bajito, poniéndome de pie y sujetando el yeso contra mi pecho—, ¡cómo es tan fácil! ¡Ja! Olvídalo, por Dios.
—No empiecen —suplica mi abuelo, tirando de mi camiseta—. Solo termina esta farsa y vete, no es necesario insistir en esto.
—Tienes razón —suspiro, volviendo a sentarme frente a él. Coloco un dedo en mis labios y escucho atentamente la respiración tranquila de Shōta—. ¿Sabes de los yakuzas, abuelo?
—Claro. Cuando yo era joven todavía abundaban bastante, pero ahora no he vuelto a oír de ellos… se han convertido quizás en una leyenda.
—El tipo este, Overhaul, quiere restaurar los yakuzas. Y para eso me necesitan… como infiltrada; realmente no quisiera, ese imbécil mató a Magne de una forma tan desagrable —muerdo mi uña, pero sin fuerza para no arrancarla—. Su quirk es de toque, si bajo un poco la guardia va a asesinarme… ¡es tan desagradable! Maldita sea. Incluso más que Shigaraki.
—¿Siquiera sabes su nombre?
—Claro que no. Y no me interesa.
—Así como te puedes volver infiltrada de los yakuzas, puedes serlo de los héroes. Dijiste que no te interesa trabajar con esos sujetos, ¿verdad? Puedes traicionarlos fácilmente.
—Demasiado fácilmente —aseguro—. Al momento que abra mi bocota empezarán a interrogarme con todo lo que tienen, y me cuesta lidiar con bombardeos como eso.
—¿Entonces?
—Actuaré por mi cuenta, claro. Lo más importante aquí es que no me volveré una de sus secuaces, y los destruiré desde adentro.
🐾🐾🐾
Observo atentamente a los tres jóvenes héroes frente a nosotros. Los tres grandes la U.A, incluso mejores que muchos los pros, los que, se dice, se volverán los mejores héroes de la década luego de graduarse. Me parecen tan desagrables, no los tolero.
Uno solo de ellos, Mirio Togata, ha derrotado a todos los alumnos del A1 en menos de dos minutos. Su quirk es ridículo, pero lo usa de una forma tan genial que no puedo quejarme. Los otros dos han de tener un manejo tan genial como el suyo, ¡pero no puede ser más genial que el mío! ¡Yo congelo las partículas del aire! ¡He congelado la electrificación de Denki, el ácido de Mina, las explosiones de Bakugō, y todo sin sufrir daño! ¡Puedo con este idiota! ¡Seguro que sí! ¡Que pelea más interesante la que se viene a c-!
—Atsuko, no —gruñe Shōta, deteniéndome con sus lazos.
—¡Pero has visto su quirk! ¡Quiero enfrentarlo! ¡Solo un poco!
—No. Ni tú te contendrás, ni él lo hará. Y nada de eso es bueno.
—¡Pero mi brazo está casi sanado!
—No seas tan irresponsable —regaña.
Dejo salir un suave suspiro y vuelvo a sentarme en la piedra donde me encontraba observándolos. Estos quirks son realmente geniales… ¡Quisiera verlo en verdadera acción! Y espero que para ello no falte mucho.
—¡Son geniales, muchachos! —exclamo falsamente, acercándome a ellos— ¡Ojalá también fuera su maestra de deportes! ¡La verdad es que son geniales! ¡De verdad!
—¡Es bueno recibir un halago así de una heroína como usted, Ryōsoku! —exclama Hado Najire, llena de emoción— ¡En verdad admiro su habilidad como rescatista!
—¡Gracias! Y, Amajiki-kun, ¡tu quirk es tan genial! He leído de ti, ¡me encanta!
—Gracias —susurra. Puede manifestar lo que coma, y yo puedo comerlo todo… ¿Habrá algún adulto con un quirk de ese estilo? Aunque quisiera meterme con este chico, luce demasiado tímido e inseguro al respecto de todo.
—¡Y tú, Togata-kun! La forma en la que usas tu quirk es tan genial, ¡me encanta tanto! ¡Ojala podamos enfrentarnos algún día! ¡Me encantaría pelear contigo para poder derrotarte y probar que…!
—Discúlpenla —interrumpe Shōta, sujetándome el hombro—, es una persona entusiasta a las peleas, ama meterse en problemas… Por eso se quebró el brazo.
—¡Ah! ¡Qué cruel! ¡Humillándome así frente a los tres mejores alumnos de la Academia!
—Vámonos, Ryōsoku.
—Pero…
—Vámonos.
Me muerdo el interior de la la mejilla.
—Está bien —suspiro, y ofresco mi mano sana a la única muchacha del grupo. Cuando ella la toma, le envío una brisa fría. No como otras personas, se estremece violentamente y aleja su mano antes que pueda recorrerle el cuerpo entero.
—¡Qué frío! —exclama, sujetándose la mano en un reflejo natural.
—¡Ah! ¡Lo siento! ¡Estoy teniendo ciertos problemas bajando la temperatura! —me excuso de inmediato y exhalo fuertemente para liberar aire frío. Esta vez lo hice por mi cuenta, por lo que es más frío que las veces que creí estarme congelando desde adentro— Lo lamento.
—Está bien, no fue la gran cosa.
Es la primera vez que alguien aleja su mano de esa forma. Incluso sus reflejos son sorprendente…
¡Realmente amaría enfrentarlos!
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