Visitas...

El director llamó al teléfono fijo de mi habitación para avisarme que tenía visitas. No dudo que sean Masaru y el abuelo pero, ¿tan pronto? ¡No llevo aquí ni una semana! Me parece demasiado desesperado.

Lastimosamente, para llegar debo pasar por el nivel uno... Y en el nivel uno están mis alumnos. Rayos.

Realmente no lo pensé al salir. Me coloqué mi pijama para estar más cómoda, ignorando totalmente los peligros que me abordarán. ¡Qué vergüenza! ¡Mis alumnos viéndone con pantalones de patitos! ¡Ah! Por si fuera poco, llevo una blusa sin mangas y con escote. ¡Qué vergüenza! ¡Debería pasar rápidamente antes q-!

—¡Ryōsoku-san! —exclama Tenya, acercándose a mí, logrando volverme el centro de atención. ¡Maldita sea este chico! ¡Siempre es él quien me llama!

—¿Sí, Tenya?

—¿Se dirige a algún lugar? ¿No quisiera acompañarnos unos momentos? Estamos jugando UNO.

—Gracias por la invitación, Tenya. Pero ahora mismo voy a las afueras del campus. Tengo visitas.

—¿Visitas? —repite Kirishima.

—Son mi papá y mi abuelo, no se preocupen. Lo digo en caso que sospecharan de algún villano mega poderoso y eso. Estaré bien, ¡y volveré enseguida para jugar UNO con ustedes!

—¡Bien!

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Lo que la maestra no sospechaba era que sus alumnos la seguirían de cerca con tal de poder contemplar su familia. Ya los habían visto, en la demostración del examen, pero querían conocer la relación que una mujer tan genial como ella llevaba con su padre, "¡seguro son muy unidos!" pensaron erróneamente.

—¿Qué hacen aquí? —gruñe ella, pasando una mano por su nuca— Te dije que no quería tenerte cerca nunca más.

—Atsuko, yo lo traje —aclara Kenta, sujetando el hombro de Masaru—. Ustedes dos necesitan arreglar sus problemas.

—No tuvieramos problemas si para empezar ÉL no lo hubiera provocado.

—Estoy de acuerdo con eso, pero reflexiona un poco: ¡somos tu única familia! Trata de escucharlo.

—Ya escuché demasiado de él. Hubiera sido mejor que te pudrieras en la cárcel.

—Atsuko, no digas eso, por favor—suplicó su padre, acercando una mano a su rostro.

Por un momento la invadieron los recuerdos. La forma en la que aquella mano se acercaba a su rostro le recordó a todas las veces que su madre se le acercaba de la misma forma cariñosa solo para seguidamente tomarle la nuca y derribarla bruscamente al suelo, o simplemente sujetarle el cabello con la fuerza suficiente para obligarla a inclinarse un poco. Fue un reflejo natural alejarlo de forma brusca, con un golpe que resonó en el campus vacío.

La mano de Masaru quedó al aire. No se permitió bajarla por la sorpresa que le provocó la acción. No supo el por qué reaccionó de aquella manera, por unos momentos piensa que es por la molestia que le causa a su hija, pero al ver la forma en que sus pupilas se contraen llenas de temor sabe que no es así...

—L-Lo siento... Lo siento tanto—susurra en un hilo de voz, cubriendo su boca con sus manos. Al no poder ver su permanente sonrisa y solo poder guiarse por su mirada puede notarse claramente que está aterrada—. Lo siento, no quería hacerlo —baja la mirada y se sujeta la nuca—. Por favor, no me golpees. Por favor... No volveré a hacerlo.

—Atsuko... —¿tanto daño había causado en ella Marise?

De cerca, los alumno observan la escena, pero no la entienden del todo. Izuku está apunto de revelarse ante las visitas, está dispuesto a acercarse y alejar a esos dos de su maestra, porque piensa que son malos.

—Espera, idiota —lo detiene Katsuki—. No sabes lo que está pasando allá afuera, ni el alcance de esos sujetos. Si realmente son la familia de Ryōsoku deben ser igual de poderosos que ella.

—Podría estar en problemas. ¿Qué tal si no son su familia?

—Entonces es todavía peor. Solo imagínate el poder que tienen para tenerla así.

—Si Ryōsoku-sensei está en problemas deberíamos llamar a Aizawa-sensei —sugiere Tsuyu.

  —Pero si no lo está solo crearemos alboroto —asegura Ochako.

Y mientras ellos discutían qué hacer, Masaru también lo hacía internamente. Pero, claro, él necesitaba tomar una decisión rápidamente.

—Hija, yo nunca haría eso —asegura, acercándose lentamente a ella para abrazarla. Todavía era más baja que él—. Sé que cometí muchos errores, el mayor fue dejarte con tu madre, pero... pero, escucha, cada día que pasé en prisión no dejé de pensar en ti, jamás. Y ahora, que estoy fuera, no dejo de hacerlo. No es bueno para ninguno de los dos esto...

Ella se muerde el labio hasta hacerlo sangrar. No piensa devolver el abrazo, mantiene su mano en su pecho, pensando ahí mismo que podría congelarle el corazón sin que nadie lo supiera, y descongelarlo de inmediato para no ser involucrada.

—No me jodas —gruñe finalmente, cerrando sus manos en puños y empujándolo con fuerza. A pesar de ser más baja, posee una fuerza mayor a la de cualquier otro come-todo, y ambos Fukugawa lo saben. Se limpia las lágrimas y la sangre—. Se los dije una y se los diré dos o cuantas veces sean necesarias —se dirige a su padre y le golpea el pecho con un solo dedo, resistiendo las ganas de congelarlo desde adentro hacia afuera—: no te acerques a mí NUNCA más, a menos que estés REALMENTE arrepentido y entiendas claramente las consecuencias de tus acciones. ¿Entendiste? Y tú, abuelo, siempre serás bienvenido, pero si vuelves a insistir en que solucione algo irreversible, me enojaré contigo también. Ahora, váyanse.

—Hija...

—Se los pido a las buenas, pero sepan que tengo la autorización de sacarlos aquí a golpes. Así que váyanse y no molesten más.

Ambos guardan silencio, pero al verla exhalar aire frío deciden retirarse a las buenas. Las lágrimas que salen de sus ojos se van congelando una a una, y al impactar el piso se rompen fácilmente.

—No tengo tiempo para esto —gruñe, dando media vuelta también y decidiendo regresar a su habitación.

Al pasar por entre las edificaciones para entrar a la sala común, mira de reojo a sus alumnos. Sin embargo, decide simplemente girar el rostro y retirarse con velocidad.