—Fuiste tú quien colocó esa carta en mi casillero, ¿no? —reflexiono repentinamente, viéndole directo a los ojos.

—¿Qué?

—¡Sí! ¡La carta de amor! Fuiste tú, ¿no? ¡Por eso estabas tan nervioso ese día!

—Vaya, no puedo creer que te haya tomado 14 años descubrirlo —habla con cierto sarcasmo.

Estamos en la enfermería. Él acostado, descansando en una camilla, y yo acostado a su lado para darle apoyo moral.

—¿Por qué no me lo dijiste entonces?

—Si te lo hubiera dicho, ¿hubieras aceptado mis sentimientos?

—No —respondo sin dudarlo. Pero de inmediato me arrepiento por lo brusco de mi respuesta—. Digo... quizás... Muy probablemente. No lo sé. Mi estabilidad mental era diferente... Definitivamente me hubiera gustado tener un novio a esa edad pero... sinceramente no tengo idea.

La respuesta real es “no”. A pesar de todo, nunca he sentido verdadero interés en ningún hombre -ni mujer-, mi única intención siempre ha sido casarme con otro come-todo con tal que mi quirk no se pierda.

—No te lo dije porque tenía miedo de que me rechazaras y que nuestra relación se volviera... incómoda. Me gustaba mucho ser tu amigo, no quería que terminara.

—¿Todavía... sientes lo mismo? —¡no puedo ayudarme! Soy demasiado curiosa.

—Atsuko...

—Solo dímelo.

—Han pasado 14 años... ya no es lo mismo. Además, ¿no se supone que estás buscando esposo con un quirk de come-todo?

Dice que ya no es lo mismo y sin embargo ya me ha besado dos veces. Tres sí contamos la de hace 14 años.

—Sí...se supondría... Pero mi abuelo se enojará si hago algo así.

Estornuda con fuerza. Le ofresco un pañuelo.

—¿Por qué crees que se enojará? —pregunta, limpiándose la nariz.

—No cree en los matrimonios por conveniencia... Sus padres se casaron por conveniencia y, bueno... no tuvo una infancia precisamente feliz. Él y mi abuela también fueron casados por conveniencia, pero ellos fueron un poco más felices... solo un poco más.

—¿Y tú esperas casarte por conveniencia?

—Sí... No me molestaría. Mi madre tenía planeado casarme con alguien de quirk parecido al temperature, y creo que me acostumbré a la idea.

—Hablando de. ¿Qué le pasó a tu madre? Mencionaste que había muerto, pero…

—La asesiné.

—¿Qué?

—El día de la graduación, luego que salí corriendo, fui directo a mi casa a restregarle a mi mamá que me había vuelto una heroína usando también el quirk de papá… Intenté hablar con ella tranquilamente, lo juro… pero entonces me sujetó del cuello y… e intentó quemarme. Entré en pánico… y la derretí.

Shōta me observó fijamente.

—Entiendo si piensas que soy una horrible persona y ahora quieres entregarme a la policía para nunca volver a verme.

—No… Es solo…  creo que es un detalle que hay que omitirle a tu futuro esposo.

—Sí —dejo escapar una risilla—, excelente idea.

🐾🐾🐾

—No vamos a ver una película de terror con Hizashi —se negó Shōta, mientras veíamos la cartelera de cine.

—¡Pero me gustan las películas de terror! —se lamentó Hizashi, con su eternamente fuerte voz.

—Bueno, a mí me gustan mis tímpanos. Además, el cine de por si es lo suficiente frío, no necesito a Atsuko congelando los asientos

—¿Qué tal una romántica? —sugirió Nemuri.

—No son de mi agrado —me negué, sacudiendo la cabeza—. ¿Cómo suena comedia?

—¿Es que olvidas que el poder de Hizashi es amplificar su voz?

—¿Y qué esperas que veamos? —se quejó mi única amiga— ¿Ver documentales aburridos?

—Tragedia, drama.

—¿Nos quieres ver llorar? —gruñó Hizashi.

—No estaría mal.

—Yo vuelvo a sugerir comedia. Puedo congelar los labios de Hizashi.

—Entonces podríamos ver una película de terror si Atsuko-chan me congela los labios.

—Supongo que…

—¡Hazlo, Atsuko-chan! ¡Hazlo ahora antes que se arrepienta!

Dejé escapar una pequeña risa y toqué suavemente los labios de Hizashi, congelándolos y volviendo imposible que se abrieran. Shōta suspiró con fuerza.

—Bien, supongo que ahora podremos ver nuestra película de terror.

🐾🐾🐾

—Atsuko-chan, siéntate al lado de Shōta-kun —indicó Nemuri—. Así tú compartirás las palomitas con él, y yo las compartiré con Hizashi-kun.

—Ok —accedí sin mayor complicación, ajena a los planes de mi eternamente pervertida compañera. No crea que su intención fuera directamente la que ahora pienso, sino que Hizashi no podía agarrar palomitas y así ella no debería compartir las suyas.

Nunca he sido fanática de las películas de terror, pero Hizashi había dejado ir un excelente discurso sobre como un héroe debe temer a nada y sobre lo vergonzoso que sería el no aceptar una ida al cine para ver algo de horror, en especial si iríamos en grupo.

La escena que se reproducía logró aumentar la tensión en la sala, y por lo miedosa que era me aferré de inmediato al brazo de Shōta, quien se extrañó un poco por eso. Cuando el deformado rostro del monstruo se mostró en escena dejé escapar un pequeño grito y escondí mi rostro en el hombro de Shōta.

—Está bien, Atsuko —intentó tranquilizar—. Ya pasó.

—Lo siento —susurré un poco apenada—. La verdad es que soy muy miedosa, por favor déjame estar así un poco más.

—Está bien.

En ese entonces no lo entendí, pero ahora es claro el por qué Hizashi y Nemuri se reían tanto…

—Ugh, ¿por qué era tan tonta? —me lamento conmigo misma, comiendo a solas en la cafetería sin importarme las miradas de los alumnos. Sé que me miran por la exagerada cantidad de comida que hay en la mesa para mí sola pero, Dios, no se puede esperar que coma poco midiendo casi dos metros y medio, mucho menos sabiendo que mi quirk es “come-todo”. Para compensar una dieta normal de come-todo, debo comer en exageradas cantidades.

Menos mal la comida de este lugar es buena.

—Realmente buena.