—¡Atsuko-chan! —exclama Hizashi, a quien le ha crecido el pelo y un pequeño bigote— ¡Que bueno es verte por acá!

Me abraza con fuerza, y yo devuelvo el abrazo con sumo cuidado. La última vez que abracé a alguien con apenas un poco de fuerza le fracuturé la espalda y los brazos.

—No te veo desde… ya sabes, la graduación.

—Sí, la graduación… Fue un día difícil. Pero, ¡hey! Aquí me tienes.

—¡Atsuko-chan! —exclama la traviesa Nemuri, entrando a la sala de maestros y lanzándose a mí, restregando su rostro contra mis pechos— ¡Eraserhead me dijo que estarías aquí! Y te vi por la ventana dando clases. Es maravilloso volverte a ver.

—Lo mismo digo, Nemuri.

Un hombre rubio y de negros y profundos ojos azules se adentra en la sala de maestros. Vestía ropa muy floja, se veía cansado, andaba en los huesos. ¿Acaso era un zombie?

¡Un zombie!

—Hi-Hizashi… ¿Quién es él?

—¡Es All Might!

—¡¿All Might?!

—¡Present Mic! —reclamó el hombre rubio.

—¿En serio eres All Might? —murmuro, soltando a Nemuri y acercándome a él. A pesar de todo, sigue siendo muy alto, no más que yo, pero sí más que los demás.

—Es una larga historia, señorita Atsuko. Le pediré, por favor, mantener la discreción. Solo los profesores conocen de mi condición, no es necesario albototar al público.

—¡Entonces Midoriya-kun si podrá vencerlo!

—¿Qué…?

—¡Midoriya-kun! ¡Es un muchacho muy fuerte! ¿Lo conoce? ¡Casi logró destrozar mi hielo! ¿No es genial?

—¡Ah! S-Sí, el joven Midoriya… es realmente fuerte. Muy fuerte.

—¡¿Verdad?! —sonrío con emoción— ¡Espero tener más tiempo para convivir con él!

—Seguro lo tendrá, señorita Atsuko.

—Por favor, dígame Ryōsoku. Después de todo, estamos entre héroes, ¿no?

🐾🐾🐾

—¡Shōta, luces horrible! —exclamo horrorizada, estaba moqueando, más pálido de lo normal, tosiendo con fuerza.

—Estoy de maravilla —asegura él—, no te preocupes.

—¿“No te preocupes”? ¡Me preocuparé! No puedes ir a dar clases así.

—Estoy de maravilla.

—Te llevaré a la enfermería. ¡A la enfermería!

—Atsuko, no.

—Nada de “no”, sí —reclamé, cargándolo sin problema alguno.

—Tengo clases que dar.

—Las daré yo.

—No puedes hacer eso.

—Rétame.

—No, en serio estoy bien. Déjame en paz.

—Descansar te hará bien.

—Pero-

—¡A descansar!

🐾🐾🐾

—¡Ryōsuko! —exclama Midoriya cuando me ve entrar al salón.

—¡Buenos días, muchachos!

—¿Qué hace aquí? —pregunta Tenya— Creí que era maestra de educación física.

—¡Lo soy! Pero… Eraserhead está un poco bastante enfermo. Entonces supuse que sería buena idea tomar su lugar mientras él descansa en la enfermería.

—¿Se pondrá bien? —habla Ochako-chan, claramente afligida.

—Sí, seguro que sí. Es solo un pequeño resfriado. Ahora, ¿qué es lo que normalmente hacen con S-… Eraserhead?

—No mucho —admite Deku—. Normalmente duerme.

Bien, entonces no hubiera hecho mucha diferencia dejarle venir.

🐾🐾🐾

—Shōta, ¿qué llevas en la mano? —pregunté con demasiada curiosidad, acercándome a mi buen amigo malhumorado.

—Una bobada —respondió con su típico desinterés, guardando el sobre blanco en su mochila.

—¿Ah? ¿“Bobada”? A ti todo te parece bobada. Muéstrame.

—Ya te he dicho que no, Atsuko. Deja de molestar.

—¡Ah! ¡Eres cruel, Shōta! Seguro es una carta de amor para una chica muy linda.

—No, no lo es. Deja de molestarme.

—Tan malhumorado como siempre.

—Y tú tan molesta como siempre.

Ahora que lo pienso, mi relación con Shōta se podía resumir fácilmente en yo acercándome, hablándole y/o preguntándole sobre cualquier “bobada” y luego en él regañándome por molestarle tanto. Aunque luego de un rato se disculpaba por ser tan tosco y me permitía terminar de hablar con total libertad.

Pasé la mañana entera revolcándome en mi pupitre por culpa de la curiosidad que me causaba saber que había guardado Shōta en su mochila, y como tocábamos en salones diferentes pues no pude hacerme ni una mínima idea de nada.

Pero cuando las clases finalmente terminaron logré salí corriendo a los casilleros para intentar encontrarme con Shōta… pero no estaba ahí. Incluso lo esperé de pie hasta que el pasillo quedó vacío, pero no apareció.

—Seguro se fue a encontrar con esa chica linda —murmuré, feliz por él, abriendo mi casillero para sacar mis zapatos. Pero al momento que hice esto, una carta se deslizó del interior hasta mis pies. La recogí y abrí de inmediato.

Tenía mi nombre, pero no decía quien la enviaba. En su contenido me explicaba que era un “admirador secreto”, que había estado enamorado de mí por largo tiempo, y que esperaba poder confesármelos cara a cara detrás de la escuela.

Estaba tan emocionada que accidentalmente hasta congelé la carta. Me coloqué rápido mis zapatos y salí corriendo para dirigirme a la parte trasera de la U.A.

Sorprendentemente, no había nadie.

—Claro… ¿por qué no me sorprende? —suspiré molesta, arrojando mi mochila al piso— ¿Quién iría a interesarse por mí? Soy fea…

Me dejé caer en el piso y abracé mis rodillas contra mi pecho. Realmente no esperaba ver a nadie enamorado de mí.

Oí pasos acercarse a mí. Al levantar la mirada me encontré con Shōta, quien me observaba fijamente. Se le veía colorado, agitado, nervioso.

—Atsuko —habló, desviando la mirada por unos momentos—. ¿Qué… qué haces aquí? Luces triste.

—Un imbécil decidió que sería buena idea engañarme diciéndome que estaba enamorado de mí. Pero, aquí me tienes, plantada.

—Quizás… quizás no era un imbécil. Solo estaba muy nervioso… quizás incluso ahora sigue nervioso, pensando que podría rechazarlo.

—No lo suavices, Shōta. Solo me lastimas más.

Él suspiró con fuerza.

—¿Por qué… por qué no olvidas a ese idiota? Mejor vamos a tomar unos helados… luego podríamos ir al arcade.

—Sí, suena bien —guardé silencio unos segundos—. Por cierto, ¿cómo te fue con tu chica linda?

—Bueno… resulta que es una chica más tonta de lo que pensé. Pero, ¿sabes? Eso solo me hace quererla más.

…

Bien, les doy derecho de matarme. La relación de estos dos se me salió de las manos.