Capítulo 19
—Te traje el desayuno, Atsuko —habló Shōta, entrando a mi habitación con bandeja en manos.
—No debiste hacerlo —sonreí tiernamente, mientras colocaba la comida frente a mí.
Pero mi sonrisa se desvaneció inmediatamente. No era comida. Habían trozos de madera cortada simulando huevos cocidos, cerámica en trozos intentando parecer arroz, y unos tubos de metal imitando el pescado.
—En serio, no debiste hacerlo —repetí, esta vez sin el tono de alegría—. ¿Qué es esto?
—Tu abuelo insistió en prepararte un desayuno “digno de come-todo”.
—No quiero nada de esto. Dile a mi abuelo que me prepare otra cosa.
—Lo intenté, dijo que no. Supongo que te deberás comer eso.
—Oh, rayos —reí con sorna, tomando mis palillos—, justo quería compartir mi desayuno de forma romántica como pasa en los animes, pero dudo mucho que puedas comer cerámica.
—Podemos intentar, supongo. Aunque seguramente terminaré en el hospital con la boca llena de heridas.
—Sí… creo que desayunaré sola.
—De cualquier forma traje comida… ¿Quieres intentar calentarla?
—Sería un placer.
🐾🐾🐾
Shōta me mira atentamente mientras desayuno ladrillos. Yo le miro atentamente mientras mastico sin dificultad alguna. Hace mucho no como objetos…
—Creí que detestabas comer objetos.
—Me registraste en el hospital con el quirk de come-todo, y hoy en la mañana solo me dieron a escoger entre ladrillos o cemento. Y, sinceramente, prefiero los ladrillos.
—¿Tienen algún sabor? ¿Es bueno?
—Sabe bien… Digo, prefiero mil veces la comida normal, pero esto está bastante bien.
—Ya veo… ¿Quieres que te consiga algo decente? ¿Un taiyaki?
—Te amaría si me consigues un taiyaki.
—Igual ya me amas —sonrie de lado, poniéndose de pie—. Te traeré tu taiyaki.
—Bien caliente.
—Claro.
—Gracias, Shōta. Te quiero.
—Pero si no te terminas esos ladrillos no hay postre.
—Oh, cállate —antes que te lo lance.
Finalmente se retira de la habitación. Unos minutos luego, le dieron unos golpecitos a la puerta.
—Adelante —permito el paso, es Midoriya-kun.
—Buenos días, Ryōsoku-san —saluda gentilmente. ¡Es tan lindo, gentil! El mundo no merece alguien tan bueno como él—. Usted está…
—Comiendo —señalo rápidamente, dando un último mordisco al ladrillo—. Así funcionamos nosotros los come-todo.
—En ese caso, buen provecho.
¡Maravilloso! ¡Asombroso! ¡Magnífico! ¡Espléndido! ¿Dónde debo firmar pada adoptarlo ahora mismo?
—Gracias. ¿Cómo están tus heridas?
—Sanan bien. ¿Qué hay de usted?
—De maravilla. Ya no hay riesgo de que se me salgan las tripas, y mañana mismo van a quitarme los puntos.
—¿Está bien que coma en este estado?
—Son ellos los que me dan comida, supongo que no debe ser malo.
—Sí… supongo.
Él permanece en silencio unos momentos.
—Midoriya-kun.
—¿Sí, Ryōsoku-san?
—Lo que ustedes hicieron contra Stain fue… maravilloso, asombroso. Pro héroes se han enfrentado a él y ninguno había podido vencerlo, pero ustedes… ustedes lo hicieron. Fue genial. Permíteme darte las gracias.
—No fue la gran cosa, Ryōsoku-san. Usted también ayudó mucho. De no haberlo congelado quizás nos hubiera lastimado también. Así que gracias.
—Créeme que no fue la gran cosa. De hecho, si hubiera recibido paga alguna la habría repartido entre nosotros cuatro.
—¿Es en serio? ¿Usted hubiera hecho eso?
—Sí, definitivamente lo hubiera hecho —quizás no de forma equitativa, pero algo iban a recibir.
—Espere, entonces… ¿no le pagarán?
—No… en su lugar decidí salvar la vida de mi abuelo.
—¿Qué?
—¿Sabes? En lugar de contarte, te lo presentaré. Ven conmigo.
—S-Sí…
Me coloqué de pie y caminé al lado del joven héroe hasta la habitación de mi abuelo. Toqué dos veces antes de entrar.
—Atsuko —sonríe mi viejo, dejando a un lado su plato vacío—. Y con compañia. ¿Quién es este joven?
—Midoriya Izuku, abuelo —sonrio también, sujetando los hombros del presente—, uno de los responsables de la captura de Stain.
—¡Ryōsoku-san! Usted no debería…
—Está bien, Midoriya-kun, a mi abuelo se le da bien la discreción.
—Permíteme agradecerte, Midoriya-kun —habla mi abuelo, pidiéndole acercarse con un gesto de la mano—. Salvaste a mi nieta, ella me contó la historia entera. Eres joven, pero te admira mucho, no deja de hablar de lo asombroso que es tu quirk. Gracias.
—N-No fue nada… señor…
—Fukugawa Kenta, muchacho.
—Fukugawa-san. Fue todo un placer.
—Lo mismo digo, Midoriya-kun.
—Midoriya-kun, mi abuelo fue malherido por Stain —narro, apoyándome en la puerta—. Ya sabes, está totalmente contra el derramamiento innecesario de sangre, y pensaba que toda la familia Fukugawa somos canibales. Entonces nos quería asesinar. De no haber sido por ti, Todori-kun e Iida-kun, nosotros hubiéramos muertos, el legado de los come-todo hubiera terminado.
—La familia Fukugawa estará eternamente agradecida contigo. Haremos cualquier cosa para devolverte este favor.
—N-No es necesario —asegura, moviendo sus manos frente a él—. Ryōsoku-san hizo más trabajo que nosotros tres… De no ser por ella ahora Iida-kun estaría muerto. No hay nada que pagar.
—Muchacho, veo que no has oído hablar de los Fukugawa. Somos gente muy terca, y no aceptamos un no por respuesta.
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