—Es un idiota —y lanzo una piedra desde la azotea—. Es un maldito idiota... ¿quién mierda se cree ese bastardo? Como lo odio.

—Hey, te veo alterada— comenta Shōta, colocándose a mi lado. ¿Qué mierda hace aquí? Los profesores normalmente no andan en las pasantías, esto parece broma—. ¿Qué sucede?

—Sería mejor preguntar qué NO sucede. Primero Tensei está mal, fatal; y ahora acabo de descubrir que el estúpido Asesino de Héroes Stain lastimó a mi abuelo y ahora está apunto de morirse...

—¿Qué?

—¡Mi abuelo va a morirse, Shōta! ¡Ese hijo de puta lo dejó tan malherido que para mañana en la mañana estará muerto! ¡Muerto, Shōta! Y... y lo único que tendré para recordarlo son estos dos estúpidos anillos de compromiso que seguramente jamás voy a usar y... y... ¡Mierda!

La ira y la frustración me ganan. Arrojo el par de anillos por el borde de la azotea.

—Oe —regaña Shōta, sujetándolos con sus vendas—. Si haces eso luego podrías arrepentirte...

—Mi abuelo era lo único que me quedaba... Mi mamá está muerta, mi papá está encarcelado, mis tíos no quieren verme... ¡Ahora estoy sola, Shōta! ¡Sola! Soy la última heredera del quirk come-todo... si no logro pasarlo a alguien... si no logro tener un hijo... mi quirk se perderá.

—Pues te estás atrasando mucho, Atsuko.

—Por favor no vuelvas a decirme Atsuko,... A partir de ahora seré Ryōsoku.  No más Fukugawa, no más Kishaba... solo Ryōsoku.

—Como gustes, Ryōsoku—me entrega ambos anillos y sonríe—. Y no te preocupes por esos anillos, yo te ayudaré a conseguir alguien con quien compartirlos.

—La única persona que se me cruza por la mente ahora mismo está en una cama, medio muerto.

—De cualquier forma no creo que seas la persona con la que Tensei hubiera querido compartir su vida... —murmura, sabiendo perfectamente que me refiero al malherido Ingenium.

—Él tampoco es el tipo de persona con el que me gustaría compartir mi vida... —admito, viendo las luces de la ciudad. Tensei fue solo un amor platónica y pasajero de instituto—, pero, sinceramente, es lo más parecido. 

🐾🐾🐾

—Tenya…

Mientras regreso a casa de mi ahora seguramente difunto abuelo veo al hermano menor de Tensei adentrarse a un callejón. ¿Habrá gente en problemas? Acaba de haber una explosión no muy lejos… Quizás necesite ayuda.

O quizás no, pero de cualquier forma lo sigo a un distancia prudente, dejando mis zapatos en la entrada del callejón para poder deslizarme en silencio justo detrás de él.

Y ahí está… Tenya, el hermano de Tensei, luciendo tan valiente como él, tan asombroso con su traje. Todos los Ingenium han sido héroes geniales, estoy segura que él no es la diferencia.

Pero, oh, sorpresa: lo es.

Gracias a la distancia que todavía guardo apenas puedo oír lo que Stain dice, pero escucho claramente las palabras iracundas de Tenya… Un Ingenium nunca haría eso, los Ingenium no buscan venganza, sino justicia, ¿es que Tensei no educó correctamente a este muchacho? La venganza no es digna de un héroe.

Menos mal yo no soy una…

—¡Sorpresa! —exclamo burlonamente luego de que mi congelado puño le diera en el rostro lo suficientemente fuerte para alejarlo del paralizado Tenya-kun.

—Ryō…soku-san —jadea el muchacho—. No deberías estar aquí… esta no es tu pelea.

—Oh, no tienes idea.

—¡No! ¡Esta es tu pelea! —exclama Stain riendo y lamiendo sus labios.

Mi golpe apenas parece haberle hecho daño.

—¡Eres justo a quien buscaba, Kishaba Atsuko! La última en la línea de los Fukugawa, la última poseedora del raro quirk come-todo.

—¡Así es, Stain! ¡Esa soy yo! ¡Y si quieres asesinar a este niño primero deberás asesinarme a mí!

—Será un gusto.

Corre a mí por un combate cuerpo a cuerpo. Congelo el piso, él salta para no resbalar. Sus dagas se dirigen a mi cuello, el cual congelo de inmediato; el filo impacta con fuerza, y se rompe.

—¡Ryōsoku-san, por favor, márchese! ¡Esta es una pelea que debo llevar a cabo yo solo!

—Habla lo que quieras, Iida-kun. Mientras no muevas tu culo del piso esta muerte será mía.

—¿Piensas asesinarme?

—Puedes apostarlo.

—¿Como piensas lograr eso?

Me lanza una cuchilla al rostro, coloco mi brazo derretido frente a mí y la cuchilla se derrite.

—Te dire como pienso lograrlo, Stain —hablo totalmente alterada, permitiendo a la emoción del momento apoderarse de mí. Abro mi boca y saco mi filosa lengua—. Voy a cortarte en pedacitos y te haré mi cena.

—¡Ryōsoku-san, por favor deténgase!

Stain sonríe y corre a mí una vez más. Su cuchilla se dirige a mi estómago, pero logro tomarlo entre manos y derretirlo, provocándome cortes en mis palmas. Veo la lengua del asesino querer acercarse, y ante esto me alejo.

—Mierda —gruño, congelado la sangre y las heridas.

—¡No deje que sus cuchillos la toque! Creo que fue así como logro paralizarme.

—Bien… Bien, puedo hacerlo.

Nuevamente corre a mí, esta vez intenta darme una patada directo al rostro. Abro mi boca y recibo el impacto ahí, en mis prácticamente indestructibles dientes. Lo muerdo con toda la fuerza que logro reunir… pero mi ojo ciego vuelve a traicionarme. Antes de clavar mis colmillos correctamente en su piel, ha  logrado herirme justo debajo de mi cicatriz, haciéndome sangrar. Tomo su cuchillo rápidamente y lo derrito, pero él acerca su lengua a mi mejilla y lame la sangre.

Caigo paralizada al piso.

—¡Tú…!

—¡Ahora te mataré, Atsuko! ¡Te mataré!

Siento el cuchillo rozar con mi cuello justo antes que Midoriya-kun aparezca de no sé dónde y logre apartarlo de un puñetazo.