Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPÍTULO 7

Emma. 

—Si no fuera un hombre decente, ahora mismo la inclinaría sobre su auto y me enterraría entre sus piernas tan jodidamente duro y rápido hasta que lo único que saliera de esa boca imprudente fueran gritos de placer suplicando más y más.

Aprieto las piernas debajo de mi escritorio para controlar la punzada que me golpea en el sexo. Lo que menos quiero es calentarme a la mitad de mi jornada laboral, pero siento una curiosidad extraña por lo que dijo.

Dos preguntas me rondan la mente, la primera es, ¿Hasta dónde es capaz de llegar con y por una mujer? Y la segunda. Trago saliva con fuerza, ¿Podría hacerme todo lo que me dijo?

¡Ya basta! Me regaño mentalmente sintiendo la humedad que aparece en mis bragas y detengo el rumbo de mis pensamientos de inmediato.

Si el hombre no fuera un maldito y sexy engreído, tal vez consideraría el hecho de que me atrae sexualmente, pero después de anoche, al ver la forma en la que se comportó muchas cosas pasan por mi cabeza y siempre termino apretando las piernas.

Tampoco soy hipócrita, si he tenido calentones de este tipo semanas antes y más provocados por mí misma que por alguna otra razón, pero me he mantenido lejos de personas reales que quieran provocarlos, hasta ahora con Alexander Roe.

Saco esos pensamientos de mi cabeza y sigo trabajando tranquila, o lo más tranquila que puedo estar después de mi conversación de esta mañana con Cora. No quiero darle más vueltas al asunto, sé que es ridículo hacerlo, pero no puedo evitarlo.

Anoche sentí algo que hace tiempo no sentía. Deseo. Ha pasado un tiempo desde la última vez que estuve con alguien real y no solo mi vibrador y ahora viene él y desata mi libido, simplemente genial.

Ni siquiera voy a negar que el hombre es guapo, tendría que ser ciega para no darme cuenta de todos sus atributos y que lo he visto más de una vez, pero hay una enorme diferencia entre saber que él es atractivo y que me atraiga y no lo hace, al menos no conscientemente.

Aun no sé lo que pasa por mi cabeza, pero debo mantenerme serena antes de hacer una tontería como las que mi cabeza ha planeado desde anoche, algo como un encuentro de una noche. ¿Joder de verdad pensé eso? Definitivamente lo hice, pero culpo a las pastillas anticonceptivas que me alteran las hormonas de vez en cuando.

Porque mi parte racional ni siquiera pensaría en eso por muy ebria que estuviera, además no pienso quemarme otra vez con un hombre como él, incluso un encuentro de una sola noche podría ser letal para mí.

Por favor, el hombre es jodidamente ardiente, a saber, a cuantas mujeres se ha tirado ya. Seguramente le gusta el sexo sin compromisos por eso no se le conocen relaciones públicas o tal vez tiene una mujer oculta en algún lado, con hijos y toda la cosa.

Deja de divagar Emma. Lo que haga ese hombre con su vida privada no es de mi incumbencia, me dejó claro que no le importo y está bien, mientras su empresa siga en pie y mi sueldo esté puntualmente eso es lo único que debe importarme.

Tomo los papeles que mi jefe me dio para sus publicistas y salgo de mi oficina para llevárselos.

Paso por los pasillos color azul oscuro perdida en mis pensamientos y para mi mala suerte me topo con el mismo hombre que mojo mis bragas con solo estar en mis pensamientos y cuerpo ardiente que se posa frente a mi como la peor de las tentaciones.

Es como si el destino se estuviera burlando de mí después de oír mi miserable plática motivacional. No quiero recordar lo que pasó anoche y mucho menos verlo, pero aquí está, justo frente a mis narices, perfectamente impecable.

Esta mañana usa un traje azul oscuro echo a medida como los demás, sus gemelos de oro brillan tenuemente con la luz y su cabello castaño está firmemente acomodado hacia atrás. ¿Por qué diablos tiene que lucir impecable e imponente como siempre?

Con solo verlo mi cuerpo se tensa momentáneamente y vuelvo a recibir esa punzada en el sexo, ya estaba caliente en mi oficina y ahora soy todo humedad entre las piernas. Su voz ronca se repite en mi mente una y otra vez.

No seas cobarde Emma, no puedes evitar verlo. Es verdad, es ridículo, voy a verlo todos los días mientras siga aquí y debo demostrarle que no provocó nada anoche.

Esas palabras me las repito una y otra vez mientras me armo de valor y sigo caminando como si verlo no me hubiera afectado en absoluto. Vamos por el lado contrario y aunque no quiera voy a topármelo de frente.

Levanta la cabeza de repente y esos pozos verdes me miran fijamente desde el otro lado del pasillo, pero solo por un segundo porque rápidamente aparta la mirada y se concentra en la persona que viene a su lado.

Estaba tan perdida en él que ni siquiera noté a la pelirroja de nombre desconocido. Camina a su lado con una mirada de superioridad en su cara. Su falda de tubo apretada se remarca en la cintura que contornea demasiado frente a él.

Mientras avanzo ella me mira cautelosamente y sus ojos me recorren de arriba debajo de forma crítica. Conozco a la gente como ella y quiere que haga lo mismo, pero no voy a caer en su provocación. Lo que menos necesito es meterme en problemas de mujeres, así que opto por la vía más sensata.

—Buenos días— digo educadamente y paso a su lado con la espalda derecha y la cabeza en alto.

Ninguno de los dos responde. Mis ojos quedan por unos segundos a la altura de los Alexander y aparto la cabeza molesta. No soy adivina, pero si la pelirroja pudiera me pulverizaría ahí mismo.

Seguramente la trajo para darse un atracón con ella y pensándolo bien ¿A mi qué diablos me importa lo que hagan o no? Esto me pasa por escuchar a Cora en las mañanas y por tener calentones con hombres imaginarios.

¿De verdad dije que ese hombre despreciable me parecía atractivo? Pues ahora lo retiro, es un maldito maleducado. Me voy por el otro lado tratando de no pensar en nada ni en nadie, ya me fastidiaron el buen humor que traia.

—Emma— dice alguien a mi espalda y cuando me giro veo a Bennett venir.

—Bennett— le regalo una sonrisa amable y él también me sonríe.

Su ropa es ligera como siempre con sus vaqueros negros y una camisa de un tono más claro. Su cabello está en ondas desordenadas hacia un lado como si hubiera pasado sus dedos varias veces por él.

—Hola ¿Cómo estás está mañana? — se inclina y besa mi mejilla como la última vez.

—Exhausta, pero necesito trabajar para comer, es la ley de la vida. — me encojo de hombros haciéndolo sonreír.

—Siempre puedo invitarte a comer.

—No lo creo casanova— lo miro con una ceja alzada, pero la expresión que trae me hace reír, de hecho, cerca de él siempre me siento en confianza, aunque lo conozca muy poco.

—Al menos tenía que intentarlo. Entonces ¿Te gustaron las flores?

Es verdad, ¡Las flores! Estuve tan ocupada últimamente que olvidé darle las gracias. —Dios, lo olvidé. Son hermosas y me encantaron, muchas gracias— su sonrisa se hace más grande. — Veo que eres muy astuto cuando se trata de convencer una mujer— inclino la cabeza a un lado.

—¿Eso significa que finalmente vas a aceptar mi cena de disculpa?

—No precisamente— sus cejas se alzan y comienzo a idear un plan en mi cabeza.

El hombre me agrada y hasta cierto punto me gusta, así que ¿Por qué no darle una oportunidad para conocerlo mejor?

—Mi mejor amiga acaba de llegar a Londres y como no conoce mucho la ciudad el sábado por la noche planeamos salir por unas copas a un bar o tal vez ir a bailar por ahí. ¿Por qué no te unes a nosotras? Estoy segura que le gustara conocer gente nueva.

Pone su mano en su barbilla como si se lo estuviera pensando. —Una noche de copas suena interesante.

—La verdad es que con el poco tiempo que llevo viviendo aquí tampoco conozco bares suficientes para hacerla de su guía.

—En ese caso estaré encantado de acompañarlas. — acepta con una sonrisa.

Me muerdo la mejilla por dentro. —Perfecto, un guía guapo atraerá muchas miradas.

—Puedo ser su guía guapo y enseñarles un buen bar en la ciudad. ¿Hay algún problema si pasó por ti? — me guiña un ojo. —Quiero decir, 'por ustedes— añade rápidamente.

—Creo que, si te digo que no vas a seguir insistiendo así que, está bien— sus ojos se iluminan de pronto.

—Bien, voy a pasar por tu oficina más tarde para que me des tu dirección ¿De acuerdo?

El hombre me agradada demasiado. —Si— le sonrío tímidamente. —Ahora tengo que dejar esto con los publicistas o mi jefe va a echar mi trasero fuera de esta empresa.

—Entonces corre antes de que sea demasiado tarde— dice en tono dramático.

Le sigo la corriente y me voy con una sonrisa en mi rostro.

. . .

Estaciono mi Mazada por el pequeño estacionamiento del gimnasio. Aun no me gusta pasar por esta zona solitaria Downing Street, pero espero acostúmbrame con el tiempo.

Nathan me regala una sonrisa amable en cuanto entro y paso por todo el lugar hasta unos pequeños casilleros. El gimnasio está bastante lleno hoy, hay hombres y mujeres de diferentes edades entrando y saliendo por todos lados.

Me siento en confianza de no ser la única aquí y me acerco a la cintilla para quemar unas cuantas calorías. Me pongo audífonos inalámbricos y con el volumen de mi musica a tope me pierdo en mis pensamientos mientras corro.

Un hombre rubio en el sillón de las pesas me mira desde donde está. Lo miro unos segundos y aparto la mirada.

Hoy tuvimos una junta con el área de diseños para los espectaculares de publicidad y tuve la oportunidad de conectar con Bennett, un poco más, aunque fuera solo de manera laboral, me convencí que llevarlo al sábado de chicas fue una buena idea.

Parece un tipo divertido y eso es justo lo que necesito en este momento. La buena compañía nunca está de más y menos si es un tipo galante como él.

Paso poco más de una hora en el lugar haciendo diferentes cosas y cuando ya mis músculos no pueden resistir más entrenamiento, los estiro y me preparo para regresar a casa.

Ya quiero ver que preparó Cora para la cena. ¡Maldición Emma! Me regaña mi subconsciente y me siento culpable. Acabo de matarme corriendo y ya estoy pensando en la deliciosa comida.

Le doy una sonrisa de despedida a Nathan que me devuelve y salgo a la calle. El estacionamiento no está demasiado lejos solo a unos metros al lado del gimnasio, lo que está bien para mí. Mis piernas se sienten como gelatina después de tanto correr.

Antes de llegar levanto la mirada y veo al mismo grupo de hombres del otro día, tienen botellas de cerveza a su alrededor y alguno que otro fuman un porro. Sigo caminando y ni siquiera los miro mientras camino directo al estacionamiento.

—¡Hey linda! — grita uno de ellos. —¿Quieres una cerveza?

Lo ignoro y aumento la velocidad de mis pasos. —¡No huyas cielo! — grita otro y los demás me silban.

Entro en mi Mazda y salgo a la calle justo donde ellos están. Una idea me viene de repente y es muy tentadora para desecharla. Avanzo en dirección a ellos y aprieto el acelerador.

El auto avanza a toda velocidad y sus caras ebrias pierden el color. Uno de ellos incluso se echa hacia atrás esperando el impacto, pero antes de llegar a ellos aprieto el freno y el auto se detiene inmediatamente.

Nos miramos a través del parabrisas y les sonrío, después muevo la palanca, giro el volante y salgo a la avenida principal sin olvidar la cara de susto de esos tipos.

Eso solo fue una pequeña lección para ellos. No pienso soportarlos y recibir algún tipo de acoso cada vez que venga por este lugar.

—¡Estoy en casa Cora! — suelto mi bolsa gimnasio sobre el piso.

El olor a las varitas aromáticas de canela que tanto le gustan a mi mejor amiga llenan todo el lugar. Ya sabía que le iba ser imposible quedarse aquí unos días sin poner su toque personal, pero me encanta tenerla en casa, ojalá se quedara más tiempo.

Me acerco a la nevera y saco una botella de agua fría, me la bebo hasta la última gota soltando un suspiro satisfecho.

—Al fin llegas, pensé que ya no vivías en esta casa, te has ido casi durante todo el día— dice Cora apareciendo en la cocina descalza.

¿Pero qué demonios? Escupo el agua que tengo en la boca al suelo manchando mi camiseta y me ahogo con la poca que queda en mi garganta. Comienzo a toser muy fuerte y ella se acerca a darme unas palmaditas en la espalda.

Cuando finalmente logro calmarme me acerco a ella y la estudio con el ceño fruncido. —¿Qué estás usando exactamente Cora?

—¿De qué hablas? — abre la nevera y saca una botella de agua también —¿Es ilegal vestirse en Londres? Porque si es así, no tengo ningún inconveniente.

—Que graciosa— señalo la blusa —¿Qué es eso?

—Ah, te refieres a esto— se la mira como si fuera la cosa más normal de mundo. —Trajeron una caja ayer de una paquetería de la oficina donde trabajas y como supuse que no quieres nada del sucio Alexander Roe decidí quedármela. — se encoge de hombros —Pensé que ibas a devolvérsela.

—Lo hice, dos veces y las dos veces apareció mágicamente en mi lugar otra vez— le desabrocho el primer botón. —No debiste ponértela, voy a regresársela, así tenga que aventársela en la cara esta vez.

—No lo creo sexy— se aleja de mi para que no pueda quitársela —Esta pequeña bebe de marca me queda perfecta. De todas formas, si se la regresas va a volver a aparecer, una y otra vez hasta que hagan un círculo vicioso. Deja que me la quede.

Pone cara arrugada como si hablara de verdad, pero no cuela conmigo, la conozco perfectamente. —Odias ese tipo de ropa para oficina, nunca te la pondrías enserio— la miro con una ceja levantada.

—Es cierto, pero puedo darle una oportunidad— se la mira no muy convencida.

—Lo que quieres es que me la quede— me cruzo de brazos. Alza las cejas pareciendo indignada, pero no se lo creo ni por un segundo.

—Está bien me atrapaste—se rinde —Pero primero déjame convencerte con mis razones para que lo hagas. ¿Por qué crees que el hombre te la dio?

—No lo sé, ni me importa. No la quiero.

—¿Puedes dejar de ser tan cabezota por un momento? — ¿Yo cabezota? — Es el primer recuerdo que tiene contigo, el recuerdo de tus preciosas nenas saltando a la vista y cautivándolo— señala mi pecho. —Te lo regresa una y otra vez porque no quiere que lo olvides.

—No voy escuchar esto, ya tuve suficiente con lo que me dijiste en la mañana— salgo de la cocina.

Necesito un baño largo y caliente para no pensar en empresarios que aman seducir con su boca sucia.

—Lo que no quieres escuchar la verdad.

—Lo que quiero es comer y tomar un buen baño. — replico.

En ese momento el timbre suena y me salva de Cora por unos momentos. Abro la puerta y me encuentro con un hombre de gorra roja, uniformado igual que el mismo que me trajo la caja. Ay no, tengo un mal presentimiento de esto.

—¿Emma Brown? — pregunta.

—Soy yo.

—Firme aquí, por favor. — me entrega una hoja y después de hacerlo me entrega un pequeño ramo de flores de colores exactamente como el que recibí en mi oficina.

Mi expresión cambia por completo y me inclino para olerlas. El delicioso aroma me invade las fosas nasales en un segundo. Creo saber quién las envió y me encantan.

Cierro la puerta y Cora se pone frente a mí con una ceja levantada. —¿Son del señor Roe?

—No— saco la tarjeta.

"Dale la bienvenida a tu amiga de mi parte con estas flores. Las veré el sábado por la noche"

-Bennett

Sonrío. Este hombre tiene la habilidad de alegrar mi día siempre y cada vez lo veo. —Son de Bennett y son para ti— se las entrego.

—¿Para mí? — las huele varias veces. —Son lindas, pero ¿Quién es ese tal Bennett?

—¿Recuerdas que te conté del chico que casi me atropella fuera del ascensor? — asiente —Es él. Quería cenar conmigo para disculparse, pero en lugar de aceptar lo invité a nuestra noche de copas.

—¿Llevas poco tiempo en esa empresa y ya tienes un admirador interesado? ¡Dime tu secreto!

—Él no es mi admirador. De toda la gente que trabaja ahí, Aparte de mi jefe, Alicia y él han sido las únicas personas amables que he conocido. — me recargo sobre el mueble. —Desde que mi jefe anuncio que mi propuesta era la elegida para el proyecto Birmingham, sus publicistas me han dejado claro que me detestan.

—Egoístas.

—A eso añádele los juegos de Alexander Roe. — me cruzo de brazos—Bennett me agrada demasiado. Él no encaja en el molde de Hilton &Roe, es un espíritu libre. Estoy segura que cuando lo conozcas te va a encantar.

Se encoge de hombros. —Ya veremos. Por el momento tiene un punto a su favor por las flores y por tratarte bien. Está claro que quiere ganar terreno contigo y sabe que soy la clave de eso.

Suspiro. —No todo el mundo es igual Cora. Él solo está siendo amable y aunque no fuera así, sabes que no tiene ninguna oportunidad conmigo. Al menos no por ahora, solo quiero concentrarme en mi trabajo, pero tal vez podamos ser amigos.

Asiente cabizbaja sabe lo que quise decir con todo eso y hay una persona culpable por la que no considere una relación en estos momentos y es Seth. —Lo sé sexy, ve a tomar ese baño que tanto quieres, yo te sirvo la cena.

Acepto que me mime un poco solo por hoy. —Está bien, yo siempre obedezco a mi rubia favorita.

—Las rubias dominaremos el mundo un día.

—Me parece perfecto, yo te apoyo — camino a mi habitación —Pero quítate esa blusa. — le recuerdo.

—Lo voy a hacer con una condición— la miro sobre mi hombro. —Úsala una sola vez en la oficina y después se la avientas a la cara si quieres. Solo una vez Emma y prometo hacerte una pintura tuya para que la coloques en este lugar.

Está tratando de sobornarme, sabe que amo sus pinturas y una mia suena como algo loco, nunca la he visto pintarme, pero no voy a ceder a lo que pide.

—¡Eso nunca! — le grito y cierro la puerta.

. . .

Entre trabajo interno, mi cinta semanal con la Dra. Kriss y una soñolienta Cora por las mañanas, el sábado por la noche de la siguiente semana llega más rápido de lo que pensé y aprovecho para tomar un baño de burbujas antes de prepararme para salir.

No suelo tomar muchos baños como estos, pero siempre que quiero relajarme al máximo aprovecho cada oportunidad. La vida en las ciudades grandes suele ser estresante y más aun trabajando en Hilton &Roe, solo tuve pocos respiros en la cantidad de trabajo que hice.

Cora mantuvo la blusa perfectamente escondida de mí y no pude regresarla otra vez, y tal vez haya estado ocultándome de Alexander Roe por cuestiones no laborales, aunque un par de veces estuve a punto de topármelo de nuevo.

Pero distraerme es justo lo que necesito, bailar un poco, soltar el estrés y volveré como nueva al trabajo el lunes por la mañana.

Tomo todo el tiempo que quiero en la tina de baño y al salir me coloco un vestido dorado que compré hace poco, aunque es un poco restrictivo me ajusta a la perfección en las caderas y me encanta.

Justo cuando me pongo pintalabios de un rojo intenso por segunda vez alguien llama a la puerta. Me aliso el vestido que me llega hasta la mitad de los muslos y voy a la salida.

Abro y un Bennett en ropa un tono más formal me recibe con una sonrisa. Quién diría que el chico luce espectacular con pantalones de vestir, incluso, así como está tiene un toque fresco como siempre.

—Hola, espero no haber llegado demasiado tarde.

—Hola— le devuelvo la sonrisa y me hago aun lado y lo dejo pasar. —Cora no tardará en salir, no tendrás que esperar mucho.

Frunce el ceño casi divertido y asiente. —Me gusta darle a las mujeres el tiempo que se merecen.

—Ese es un punto a tu favor.

—Debo empezar con el pie derecho si voy a salir en primera noche con dos mujeres hermosas.

—Eres algo a lo que llaman, bendito entre las mujeres— recito.

—Tal vez lo soy— bromea —Por cierto, hoy te vez espectacular. — se acerca a mí —¿Puedo? — No sé a lo que se refiere, pero antes de que pueda averiguarlo me toma de la mano y me hace dar una vuelta. —Lo dicho, espectacular. Espero no te avergüences de mí y mi estilo poco agraciado.

—Nunca lo haría, lo prometo.

Se ríe en voz baja. —Oí que la próxima semana Christopher y sus publicistas van viajar a Birmingham para dejar listos los detalles de la inauguración de los nuevos hoteles y visitar la locación de los eventos.

—Sí, mi jefe es muy perfeccionista, no quiere que nada se le escape, pero solo iremos pocos de su equipo y su secretaria.

—Christopher siempre ha sido así. La clave está en no dejarlo sin sus dos tazas de café por las mañanas— habla de él con tanta naturalidad que me sorprende —Pero no le digas que yo te dije, es un secreto que solo Alicia, su secretaria, debe saber.

—Gracias por la información, lo tomaré en cuenta. — le guiño un ojo.

Hablar de esto, curiosamente me recordó que Alicia no quiso venir con nosotras esta noche. Cuando vio a Bennett en mi oficina se excusó rápidamente para irse y me dijo que ya tenía planes. De verdad me hubiera gustado que conociera a Cora.

—Entonces, mientras esperamos a tu amiga háblame de ti. ¿Qué es lo que debo saber de Emma Brown antes de salir por la ciudad con ella?

—No lo sé, quizá que de pequeña me asustaban los inodoros— me encojo de hombros y suelta una risa demasiado fuerte, es bueno saber que al menos puedo hacerlo reír, voy por buen camino.

—¿Siempre tienes que tomarme el pelo? — pregunta ladeando la cabeza divertido, pero antes que pueda responderle Cora aparece por el pasillo a nuestra espalda.

—Ya estoy lista sexy.

Su cabello rubio cae delicadamente en hondas por sus hombros y sus tacones la hacen ver más alta de lo que es y resaltan sus piernas.

Lleva un vestido rojo encendido, como solo ella sabe usarlo, luciendo todas sus curvas, un escote prominente y su buen gusto en la ropa. La risa de Bennett se desvanece poco a poco mientras la mira.

Me adelanto a presentarlos colocándome entre ambos. —Cora él es Bennett. Bennett, Cora.

Mi amiga hace un recorrido rápido por él muy detenidamente y le extiende la mano. —Encantada.

Él tarda unos segundos en tomarla, pero finalmente lo hace. —Es un placer. — responde en un tono de voz más bajo del que tiene. De repente se gira hacia mí. —Bueno damas, déjenme ser su guía esta noche.

Llegamos a un lugar llamado The Cavern club, me sorprendo cuando entramos y es un lugar de ambiente en toda la regla. Luces de colores rebotan por todos lados y la musica hace eco entre los cuerpos de las personas que se agitan al pasar.

El olor a alcohol está en el aire, pero también el de un olor a dulce como de algún tipo de coctel, el hombre de la entrada nos deja pasar sin hacer fila y eso es obra de Bennett.

Hay varias personas bailando en la pista y me entran unas increíbles ganas de unirme a ellos. Estoy feliz de haber venido, sabía que Bennett no es de esos tipos pretenciosos que les gustaban los lugares pomposos con musica Jazz de fondo.

Me gusta la musica Jazz, pero paso de los hombres de traje pomposos y mujeres con tacones altos y risas falsas como los del restaurante de la otra noche. Parecía como si todos tuvieran modales bien calculados y entrenados, cenar ahí fue casi una tortura.

Pasamos de largo, directamente a una mesa vacía de color negro en el fondo y una mujer de cabello rosa se acerca para tomar nuestras bebidas. Pido un coctel con un poco de licor y ellos hacen lo propio a sus gustos.

—Y bien, ¿Qué les parece el lugar? — pregunta Bennett una vez que la mujer se va.

—Me gusta— alzo la voz para que me escuche por encima de la musica.

—Tiene estilo— dice Cora no muy optimista siendo como siempre que conoce a un extraño, aunque puedo ver que le gusta el lugar. —¿Vienes aquí a menudo?

—De vez en cuando, me gusta venir a relajarme un poco. — sonríe de lado y veo a Cora bajar la vista a su boca.

La chica de la barra regresa con nuestras bebidas en tiempo record y no las entrega amablemente.

Por un rato bastante largo hablamos de cosas triviales como lo poco que conozco la ciudad desde que llegué, pero él no me inoportuna preguntándome por Trafford como otra persona y claro que me refiero a Alexander Roe, pero estoy aquí para no pensar en él.

Me concentro en Bennett y en lo que dice. Nos cuenta cómo conoció el diseño desde que era joven hasta volverlo su pasión. Cora le habla sobre que ella es pintora y él parece realmente intrigado.

Después de un rato de entrar en calor y en ambiente pedimos nuestra primera ronda de tragos de tequila y el ambiente se va haciendo más divertido.

—Toma el vaso con una mano— lo reto y es un mago para hacerlo con mis reglas.

—Ahora es mi turno— Cora lo imita y unas gotas caen por su barbilla cuando falla, pero no importa porque solo nos divertimos intentándolo.

Bennett resulta ser más agradable de lo que pensé, siempre bromeando y siendo totalmente despreocupado, algo de mi estilo y ahora estoy más convencida que quiero conocerlo más.

Cuando me fui de Trafford no dejé muchos amigos precisamente, pero si muchas cosas de mi vida. Cosas que espero encontrar aquí y entre ello es buenos amigos, Bennett definitivamente está en la lista. Aun me desilusiona que Alicia no haya venido, pero tampoco podía arruinar sus planes.

Comienzo a sentir calor en mi cuerpo por los tragos. De repente la musica cambia y el DJ sube el volumen. Mi cuerpo se agita y me muero por bailar.

—¡Me encanta esta canción! — me levanto sin poder resistirlo más. —¿Vamos a la pista?

—Te acompaño en cuanto terminé mi bebida sexy. — dice Cora moviendo su cabeza al ritmo de la música.

—Creo que también terminaré mi bebida antes de sacarle brillo a esa pista. —Bennett me guiña un ojo.

—Bien, pero no pidan otra ronda sin mí. — sonríe y niega con la cabeza.

Muevo la cabeza al ritmo de la musica y me dejo llevar hasta que la chica de la canción comienza a cantar y yo canto con ella. Voy hasta la pista y me acomodo el vestido más arriba de los muslos para poder moverme mejor.

Muevo las caderas de a la par del bit y siento mi cabello agitarse de un lado a otro. Solo tengo veinticuatro años, pero a veces me siento más vieja de lo que soy. Bailar siempre me regresa a la vida y me recuerda lo afortunada que soy de seguir aquí.

Después del último infierno no muchos lograrían hacerlo, pero yo lo hice.

Mi cuerpo sigue agitándose y de repente entre el ajetreo de la gente me topo con alguien. Abro los ojos y me encuentro con unos ojos verdes mirándome fijamente.

¡Mierda!

No puede ser.

Me alejo de él con el ceño fruncido. No viste alguno de sus clásicos trajes a medida, esta noche viste un pantalón negro de vestir y la camisa del mismo color que lleva está abierta unos botones por el frente dejando ver un poco de vello de su pecho.

Como él hombre está en buenas condiciones la tela se aprieta en sus brazos y su pecho y marca sus músculos. Trago saliva con fuerza.

— Hola señorita Brown — sonríe de lado la tentación hecha persona.  


¡Hola sexys! 

Ese final... el próximo capítulo puede dejarlos en combustión. 

Gracias por estar aquí y no olviden votar si les gusta la historia. 

-Karla. 



Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro