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CAPÍTULO 44 (FINAL)

Alexander

—Será mejor estar más prevenidos desde ahora por si nos siguen, vamos a ser acorralados durante varios días. Conozco las jugarretas de Logan y ahora con Alesha de su lado tiene más información sobre mis movimientos. — levanto la M4 para que la vea Ethan.

Debí prever que estaba envolviéndola para llevarla de su lado desde que regresó a Londres, pero Alesha no es una ingenua, es muy intuitiva y desde el inicio debió saber del plan de seducción de Logan y prefirió quedarse de su lado a pesar de todas las consecuencias que vienen con eso.

En especial sobre su padre, Caterva Smith, sabrá que su hija se unió al hombre que lo marcó hace años como esclavo de la mafia inglesa.

—La señorita Smith tenía planeado el derrumbe de su hotel desde hace mucho señor, las implantaciones del detonador toman tiempo en colocarse y si revisamos los planos podemos encontrar los lugares exactos donde las colocaron— endereza la espalda, es un hombre rudo, no se ve cansado ni un poco. .

—Lo sé— aprieto la mandíbula —Tanto como si se unió a Logan a último momento, la revisión que me mostro hace unas semanas no fue la que presentó al equipo de construcción y la gente que estuvo a su alrededor en la cuartada va a pagar las consecuencias.

Sin esa llamada anónima, los daños habrían sido mayores. Aun me acojona todo lo que sucedió en el hospital, con todos los sobrevivientes que no quedo ni una sola ceniza de vida ahí.

—Ya tengo en la mira a varios sospechosos, entre ellos el director del proyecto de arquitectura. Hace un mes alquiló una casa de descanso en suiza y lo vi en el lugar del accidente mientras la policía hacia las revisiones.

—Investiga la dirección de la casa y manda a gente a investigar, pero que no hagan un solo movimiento que llame la atención. Seremos muy silenciosos y si encontramos huellas de humano...

—Entonces atacamos— termina por mí.

—No lo olviden— me toco las sienes para dejar claro el punto. —Viajaré solo con unos cuantos hombres para no llamar de los medios. —Hasta que no se haya solucionado nada, nadie puede salir desarmado de aquí.

—Como ordene señor, además tengo datos que estamos siendo vigilados por los Kray de Logan desde hace varias horas, el hacker será escoltado hasta su casa para evitar un descenso inoportuno— asiento mientras se reacomoda el arma en la espalda, la identidad de ese hombre prefiero tenerla en secreto mientras me sea útil. —Debe estarse preguntando por qué no ha ido a cargar contra él.

—Déjalo que crea que estoy vulnerable y que se acerque más— compartimos una mirada silenciosa. —¿Te deshiciste del calvo?

—Claro, no servía para más solo tenía contacto con un hombre que es el mismo de las cámaras de seguridad del edificio y ese es realmente el hombre al que está buscando desde hace tiempo señor.

—Seth.

Asiente. —Seth Wells, ese es su nombre, Matt lo estuvo investigando y su historial no es relevante, es un pobre miserable sin dinero y aunque hay una buena parte borrada conseguimos la información que buscaba. Es ex convicto del penal central de Trafford. — lo escucho atentamente —En cuanto salió el historial de condena fue borrado, socialmente no pueden asociarlo como un ex criminal.

—Interesante, de los dos tipos que me hablaste, el tal Jaden fue acusado por Emma de acoso y la corte fallo a su favor y Seth tiene el historial borrado. Ambos salen con las manos limpias y sin cargos en su contra.

—Un patrocinador— lo descubre por el mismo y le doy el crédito —Alguien de más poder que los estúpidos miserables.

—Alguien capaz de pagar lo suficiente para ir en contra de una mujer que fue acosada. — el calor en mis venas comienza. —Vámonos. No estarán asechando durante varios días, pero no saben que tenemos el detonador con nosotros. — dejo el arma sobre la mesa y me acerco de nuevo al objeto de metal. —¿Lo reconoces? — lo miro sobre mi espalda instándolo a que se acerque. —¿Alguna vez viste algo así en el ejército?

—Es un modelo reciente a los que vi antes, pero la combinación sigue siendo la misma— lo gira y me muestra una serie de códigos cerca de la punta —Por el tamaño y la composición, fácilmente pudo detonar dos bombas al mismo tiempo, la del hospital y la de mi hotel. Si los agentes que mencionó Matt encuentran el modelo del detonador al que pertenece el control que se quedaron van guiarse hasta usted.

—Ya estoy en el ojo público, si sale a la luz esa noticia van a vincularme con ellos.

Me paso la mano por la cabeza y siento el cansancio de las horas que llevo sin dormir, el peso de todo. El enfrentamiento, las magulladuras me duelen y la ducha rápida no sirvió de nada. Bajo la cabeza apretando los parpados con tanta fuerza como me es posible.

—Estoy cansado— admito al hombre a quién más confianza le tengo.

No dice nada, se queda en silencio como sabe que debe hacerlo. He vivido toda mi vida tratando de huir de mi pasado, cerrando agujeros que puedan llamar la atención. Caminando por una delgada línea que va más allá de lo que demuestro frente a las cámaras.

Veo a Bennett entrar al subterráneo y la cólera me invade de inmediato. —¿Qué pasa con el tal Luke? Te dije que lo buscaras, que sirva de algo que estés aquí jodiendo.

Se cruza de brazos y Ethan decide salir antes que nosotros del subterráneo. —Busqué a ese imbécil en su maldito apartamento y no está ¿Qué diablos quieres que haga? ¿Qué me convierta en su jodida niñera y lo siga a todos lados?

Saco las llaves de mi Aston Martin y salgo del subterráneo con él siguiéndome los pasos. —Hazlo que quieras, pero desaparece de mi vista. No tolero verte.

—No creas que quiero estar aquí por gusto, estás yendo como un jodido acosador detrás de Emma, si se fue, fue su decisión— se me planta al frente, el hijo de puta tiene la misma estatura que yo y sabe aprovecharse de eso —Le tengo cariño, ella es buena y noble, por eso déjala ir de una puta vez.

—Y una mierda— gruño. No se fue y lo sé.

Me golpea en el pecho para hacerme retroceder. —¿Por qué te empeñas tanto con ella? No tienes nada que ofrecerle más que tirártela hasta que regreses con Alesha como siempre lo haces y ella es tan noble que terminará con el corazón roto. — me detengo de inmediato con lo último que dice y lo nota. —Eres un maldito hijo de puta igual que yo, pero hasta tú sabes que se merece más que eso.

Tomo de nuevo la m4 y avanzo lentamente hacia él, mirándolo directamente a los ojos.

—Para ser un Roe te hace falta más inteligencia y los cojones que a mí me sobran— cuando ella me llamó oí a un hombre gritarle y juro por mi vida que voy a castrar a ese maldito. —Y te tengo nuevas noticias, Alesha se unió a Logan— cargo la m4 —Así que felicidades, no fuiste el único traidor de la noche.

Lo dejo de pie a la entrada del subterráneo. Ethan está a la salida con las manos detrás de la espalda. —Encuentra al tal Luke, no debe estar muy lejos de aquí, no es posible que todo el mundo esté desapareciendo.

—Está a las afueras de la ciudad, los hombres que vigilaban el antiguo apartamento de la señorita Gray me lo informaron.

—¿Qué hace ahí?

—Perdió contacto con ellas al inicio de la noche y fue ahí con la esperanza de encontrarlas igual que nosotros, les dije a los hombres que se mantengan al margen y lo dejen hacer su propia investigación.

Esa es otra señal de que no se fueron por voluntad propia. —Hiciste bien— Asiente y me sigue.

Los autos están afilados en el estacionamiento y las dobles camionetas ya están preparadas. Matt está subiendo al hacker a una de ellas, lo van a escoltar hasta su casa y crearan una cortina de humo para los Kray que vigilan.

Las puertas dobles de acero se abren y Amelia mi asistente baja del ascensor. Ha estado aquí desde que regresé de Brent, aunque aislada en mi oficina para que no interfiera en lo que no le concierne y siempre vigilada por uno de mis hombres.

—Señor, hay reporteros por todos lados fuera del edificio, y también fuera de la empresa, según me informaron, el New times, West B, incluso el Daily Star piden una audiencia privada con usted o con cualquier representante de Hilton &Roe. — sigo caminando y la tengo a mi lado sin dejar de hablar. —Las cámaras no se han movido un solo segundo desde que se dio a conocer la noticia del accidente. — me informa.

No es algo que me sorprenda, ya lo veía venir, la noticia ya corrió por todos lados y no voy a detenerla. Tengo algo más en mente, por eso no pienso moverme.

—El señor Jones espera arriba, vienen con él tres publicistas más, es una reunión de emergencia, también se han citado a los ejecutivos principales y a sus socios mayoritarios.

Ethan y yo compartimos una mirada rápida. Si de algo estoy seguro es que comparte mi mentalidad estable y se mantiene al margen.

—Has que se vaya todo el mundo, pierden su tiempo aquí, deja todo en manos de Christopher Jones y su hijo.

Su cara de sorpresa es una casi hace que su piel apiñonada se ponga roja. —Señor no podemos hacer eso, la gente pide un comunicado oficial, además su director de finanzas acordó con el señor Jones que de la conferencia de prensa antes que la bolsa de valores se desplome. — ni siquiera toma aire, está muy agitada —Si sale a dar una entrevista corta, desplazará a los medios al menos hasta mañana por la mañana, eso es lo que el señor Jones me acaba de informar.

Me giro hacia ella encarándola. —No te pedí que me informarás de nada. Es una orden.

Cierra la boca de inmediato y asiente. —Sí señor Roe— baja la cabeza.

Ethan no la deja seguir caminando cerca de mí. Entro del lado del copiloto y Ethan al volante.

En cuanto el motor arranca pongo la radio y la noticia tiene mi nombre. La cadena hotelera Hilton &Roe acaba de sufrir el más escandaloso accidente en uno de sus nuevos hoteles ecológicos presentado este año, en la ciudad de Brent, donde la estructura completa colapso en un radio de 30 metros de largo.

Apoyo la cabeza en el respaldo mientras la carretera se abre frente a nosotros. Hasta el momento las autoridades de Brent han mantenido la información de heridos confidencial. ¿Será que el saldo de víctimas es igual al del incendio del hospital central de la ciudad o peor?

Brent se ha convertido en la ciudad del caos en las últimas horas y veremos las medidas que las autoridades principales toman en el proceso. Nos informan que se vio al servicio de seguridad MI5 llegar a la ciudad, pero no tenemos reportes de que hacen ahí.

Manténganse en sintonía con nosotros para estar informados porque hoy hay una cosa segura y es que el agujero negro de la desgracia acaba de abrirse en la cadena hotelera Hilton &Roe y en su fundador. El señor Alexander Roe.

Ethan pisa el acelerador cuando paso mi mano por mi rostro. No sé por qué mierda me siento así. Como un puto radiador. Las venas me queman y el cuerpo me hormiguea, el solo repetir en mi mente los gritos que le dieron a Emma hace que el calor aumente.

Pienso tantas cosas y todas me hacen apretar la mandíbula. No soy estúpido para remarcar el número del que me llamó. Es desconocido y tal vez logró llamarme a escondidas. No sé en qué diablos se metió. Ni por qué se fue.

Pero sé que está en problemas, la oí sollozar, tal vez las asaltaron, o lo que sea que ella y la rubia esté haciendo. Quizá fui su última opción o pudo haber sido también el cabrón que la acosaba y que esa comisaria es muy estúpida para haber dudado de ella. —Porque mierda no me hablaste de ese jodido imbécil.

—Logan comenzó a atacarnos con más frecuencia, por eso puse a Matt a cargo, no hace mucho me dio la información necesaria y con lo que sucedió con el ruso con el que su hermano se involucró...

—Eso no es una excusa. — lo cortó —Te di la orden de estar a cargo de ella. De toda la gente que te dejo controlar, elegiste al más idiota para investigar.

Un maldito acosador detrás de ella y nadie más lo sabía. Ya mandé a hacer la investigación pertinente y quién sea el que dio por cerrado el caso en la comisaría va a darme la maldita cara por ser un perro infeliz corrupto.

—¿Qué pasa con el historial borrado que tiene Seth?

—Le di mis contactos a Matt y solo encontramos un cargo— gira a la derecha —Violación, salió a los meses de estar encerrado en el penal de Trafford y después el historial fue limpiado muy a fondo. Ni siquiera hay evidencia de su última audiencia.

—Ese patrocinador misterioso se toma muchas consideraciones con los hijos de perra, uno es acosador y el otro violador. — miro por el retrovisor. A unos metros de nosotros vienen dos camionetas negras a una distancia pertinente.

—No es muy inteligente, tenemos su nombre y toda su información.

—Sawyer Taylor— repito pensando en el nombre que me dio con anterioridad.

Me viene de repente un tirón en la nuca y me quedo en silencio. El dolor de cabeza me está acojonando, hace dos días apareció de nuevo. Me froto las sienes. Hay un pensamiento escondido en mi cabeza y sigue burlándose de mí.

—¿Dónde? — pregunta Ethan en el aparato que trae en el oído. —Entendido, manténganse alejados para despistarlos— pisa el acelerador —Dos camionetas de Kray nos están siguiendo señor. — me informa sin apartar los ojos de la carretera.

—Sigue a la misma velocidad.

—Si tomamos la carretera norte vamos a perderlos más rápido.

—No vamos a huir, vamos a darles la cara. — muevo los hombros que tengo tensos y pasos los callos que se formaron en mis manos por el enfrentamiento en la vieja construcción por el arma. —Cuando llegues a la intersección te detienes, ya me tocaron los cojones, diles que se carguen a todos.

Ethan coloca las intermitentes y los autos detrás de nosotros pasan de largo. Veo el reflejo de los autos verde, salgo azotando la puerta y prendo fuego de inmediato. Me cargo a plomo al primer todo terreno y voy por el siguiente.

El puto aire de la primera hora de la mañana me quema la cara, pero sigo avanzando hasta ellos con Ethan siguiéndome la espalda.

No tardamos en quitárnoslos de encima y en menos de lo que deberíamos estamos entrando a la primera intersección de Trafford. La zona por dónde vamos es una calle común, más de la clase baja.

El auto se detiene en el High Street el edificio es viejo, pero se ve mejor que el que lugar donde vive Emma. Una camioneta de lujo se va del lugar mientras aparcamos a media calle. Hay autos en la acera y transitan por todos lados.

Comienzan a silbar como desesperados. Me planto por el primero que es el clásico hombre de oficina con corbata barata. Le planto el arma en el frente y se pone pálido el cabrón.

—¿Algún problema? — niega con la cabeza rozando su frente con la punta del arma. —Eso pensé cabrón— le quito el arma y los demás conductores dejan de hacer alboroto. —Cierra la maldita calle— le ordeno a Matt y me pongo los lentes negros para entrar, la luz ya es demasiado aquí.

No me ando con rodeos cuando entro. No hay recepcionista y si hubiera tampoco me habría importado. Voy por las escaleras hasta el primer piso forzando las puertas a abrirse, algunas son viejas y que solo hace falta una simple patada. Los que me siguen revisan cada lugar conmigo.

La mayoría de los que viven aquí son gente joven y tampoco se ven como pobres miserables, son clase media. El edifico no tiene más de cuatro pisos y más de un departamento está deshabitado.

—No hay nada señor—me informan y salgo entrando a la siguiente puerta. El lugar es una porquería. Es grande, pero está lleno de polvo y hay rastros de que alguien estuvo aquí.

Comenzamos a revisar paso a la primera habitación donde hay varias cajas, abro todas y solo tiene porquerías y baratijas dentro, también llenas de polvo. Piso el cartón y paso a la siguiente habitación.

Esta vacía y tiene un periódico en el suelo y solo una pequeña ventana tapada con una sábana. Me pongo de canclillas en el suelo y levanto algo que me llama la atención. Huelo el trozo de papel arrugado.

Miro a una esquina del lugar y veo el rastro de sangre seca en la otra esquina.

—Vacío señor— dice Matt —También revisamos la última puerta, solo viven dos universitarios.

Me quedo, así como estoy y siento el calor aparecer por mis venas. Salgo de ahí guardándome el símbolo de la hermandad en la bolsa del abrigo junto al arete de Emma que traigo desde anoche y entro al último apartamento.

El universitario está desnudo y se está cubriendo las pelotas con un bóxer que recoge del suelo. Tomo asiento en el primer sofá que veo y lo miro fijamente.

—Un hombre rubio y uno castaño, un violador y un acosador, de la misma altura que este hijo de puta— señalo a Matt y lo mira —Venimos a buscarlos.

—Yo no sé nada, no me maten por favor— tiene los labios blancos, pero veo el fajo de dinero que hay en la improvisada mesa de comedor.

Comienzo a atar cabos y veo más de una cosa que levanta mi curiosidad en el apartamento. —Ethan te puso a investigar— saco el trozo de papel de la bolsa y me lo llevo a la nariz para aspirar ese olor de nuevo. —Así que dime Matt ¿Quién impuso el cargo de violación contra Seth Wells?

Matt se tensa, pero levanta la barbilla. Me levanto poco a poco con la mano en el arma y quito el seguro de las balas.

—La señorita Emma Brown.

En cuanto pronuncia su nombre cargo contra él la primer bala. Su pierna se dobla y se cae al suelo jadeando como un perro, disparo la siguiente y luego otra más. El suelo se llena de sangre, pero aún no he terminado.

━━━━━━━━◇◇━━━━━━━━

Emma.

Escucho la voz de Sawyer fuera de la habitación después que se va, también escucho la de Seth. Mi antiguo apartamento no es tan grande, las paredes son estrechas y eso Seth lo sabe porque solo escucho murmullos.

También escucho la voz del hombre de sombrero que ahora sé que trabaja el que se llama mi padre, pero para mí nunca lo será. Estoy muy en silencio para escuchar algo de lo que dicen, pero no consigo mucha información más que unas pocas palabras. Algo sobre mercancía y entregas y dos pagos fuera de Trafford.

Los murmullos se detienen y de pronto se convierten en gritos enojados de Sawyer hacia Jaden. El hombre del sombrero lo interrumpe y vuelve a gritar.

—¡¿Cuánto?! — Me llevo al pecho la única pierna que puedo mover y me abrazo sola en silencio.

No lloro más, solo miro un punto fijo en la pared. Estoy muy sedienta y cansada.

Cuando Sawyer deja de insultar, escucho varios pasos venir por el corredor y me arrastro hacia Cora. Espero hasta que la puerta se abre y el primero en entrar es Seth, detrás de él viene Jaden con una mirada similar a la suya.

—Toma todo y súbelo al auto. La muy maldita hizo una llamada con el celular del vigilante mientras yo estaba trabajando— dice Seth enojado y me agarro al cuerpo de Cora.

—Hay que largarnos de aquí en cuanto antes— responde Jaden y ya no veo por ningún lado al hombre del sombrero que me metió la golpiza. —¿A quién le hablaste zorra? ¿A la policía? — lo dice en tono de burla. —Qué bueno que tu papi aún tiene dinero en su bolsillo, aunque es un maldito tacaño, la miseria que nos está pagando por ti no es suficiente.

—Ya cierra la boca imbécil— Seth se planta frente a mí y me toma de los brazos suavemente para levantarme, pero me mantengo firme en no soltar a Cora. No voy a irme sin ella.

—Suéltala— me ordena y sacudo la cabeza.

—No me voy sin ella.

—No me voy sin ella— repite Jaden en tono agudo. —Levántala de una buena vez cabrón, llamó a la policía y todavía la tratas con cuidado. — se jala las solapas de la camisa blanca —Vaya zorra. — agarra un puñado de mi cabello. —¿Todavía te crees muy valiente? Cuando te estés atragantando con mi polla veras que tan valiente eres.

Soporto el dolor y lo miro con amargura. —El número que está registrado no es de la policía, pero aun así no podemos seguir con la fiesta aquí. — Seth lo quita de mí y reacomoda mi cabello con cuidado.

Se agacha y aunque lo odio como a nada en este mundo, lo miro fijamente por primera vez desde que me trajo. Sus ojos se quedan fijos en los míos y reconozco ese algo que pasa por su cara.

Sé exactamente el efecto que tiene la mirada que le estoy dando, es un efecto que incluso he visto también en Alexander.

—Cora va conmigo— dejo que mi mirada haga su trabajo y así consigo manipularlo.

—Toma el cuerpo de la rubia y súbela al auto— acepta

—¿Qué mierda? — Jaden frunce el ceño.

Sigo mirando a Seth y su mano vuelve a reacomodar mi cabello. —Ya me oíste, además no vamos a dejar el estúpido desastre que hiciste aquí idiota— se gira hacia él cortando el contacto. —Sawyer no quiere más escándalos y si sigues jodiéndola no voy a darte la parte del pago que me dejó.

Jaden maldice por lo bajo y comienza a levantar a Cora. Yo me mantengo inmóvil en mi lugar cuando Seth vuelve a levantarme y esta vez lo dejo hacer. —Nos iremos a un mejor lugar y portarás bien con nuestros invitados. ¿Verdad conejito?

Suavemente asiento.

. . .

El transcurso es silencioso para mí, pero largo, incluso pudieron haber sido horas. Creo que dormité o me desvanecí. No lo sé.

La luz del sol ya salió, pero perdí la noción del tiempo en la habitación oscura. Nadie mira, nadie auxilia, tampoco es como si tuviera fuerzas para pedirlo, veo a Jaden dejarle, dinero a varias personas del edificio y me repugna que se vendan tan fácilmente.

No sé a dónde me llevan y tampoco memorizo el camino porque me colocan una especie de capucha en la cabeza y no veo nada durante todo el trayecto.

Cuando me suben por las escaleras sé que estamos en un lugar grande, huele como a madera y limpió. Cuando me quitan la capucha veo a mi alrededor lo poco que me dejan ver. Seth camina muy rápido.

Otro par de mujeres igual de jóvenes que yo se pasean a lo lejos y luego entran por una de las puertas, pero no puedo decir si fue mi imaginación o realmente las vi aquí.

Hay una placa dorada bastante grande como del tamaño de una pantalla en una de las paredes que tiene el número treinta y siete, escrito.

Nos trajeron a este nuevo lugar, es una casa grande y de apariencia lujosa, pero si es la casa de algún rico no hay sirvientes por ningún lado. ¿Qué mierda es este lugar? Las paredes son amarillas y hay muchos muebles. El diseño me recuerda a los lugares de diversión que salen en las películas y aunque mi respiración se agita, me mantengo en silencio.

El escalofrió que me recorre es el más vil sentimiento que he tenido en mi vida cuando Jaden abre una puerta de madera blanca de lo que parece ser una habitación, pero no veo mucho ya que está a oscuras.

Dejan a Cora en una esquina como si fuera un trapo viejo y a mi Seth me deja con más cuidado en el suelo, pero no quita el dolor en mi espalda y mucho menos de los golpes que me han dejado.

Su mano sube a mi mejilla mientras sus me clava la mirada. El tacto me da escalofríos y me asquea al mismo tiempo, aquí dentro huele a lavanda como si recién hubiera sido acondicionada la habitación para mí. Todo el cuerpo me duele, pero parece que no le importa.

—Que piel tan suave.

—Estoy sucia— susurro en un intento para que me suelte.

—Aun así, sigues siendo tan hermosa— un sabor amargo se instala en mi boca y se ríe de mi expresión horrorizada. Su mano toma la mía y la guía hacia abajo. No dejo de mirarlo ni, aunque me obliga a acariciar el bulto que se levanta por encima de su ropa.

Lo maldigo en mi mente, maldigo a Sawyer Taylor y también a Jaden. Posa su labio en mis manos y se detiene después de jadear con la boca abierta.

—Sigues haciéndolo bien, pero todavía no podemos iniciar sin que lleguen nuestros invitados de lujo. ¿Te gusta el lugar? — pregunta con una sonrisa.

La insinuación que trae en sus gestos me asusta y miro de nuevo a mi alrededor con la cabeza temblorosa.

—Ya te llevaré a dar un paseo por la casa más tarde conejito— me acaricia el brazo y ya no lo soporto más.

Me zafo de su agarre de un tirón y aunque su sonrisa se desvanece, no vuelve a tocarme. Se levanta y se va sin mirarme de nuevo.

Me quito la sensación de su tacto con las manos y vuelvo a tocarme el vientre controlando la repulsión que siento. Como puedo voy gateando otra vez donde Cora, quedo acostada a su lado como cuando éramos adolescentes, sus ojos están cerrados como si fuera la bella durmiente.

Reacomodo su cabello rubio deshaciendo los nudos con mis dedos suavemente. Debe verse hermosa como siempre.

Hago una mueca por el dolor en mi pierna y me sorbo la nariz antes de reacomodarle otro mechón de cabello. Ella es muy hermosa, tiene una belleza fuera de este mundo y este mundo no está listo para verla brillar.

—Recuerdas cuando dijiste que estabas enamorada de Bennett— susurro en voz muy baja, aunque no hay nadie aquí dentro. —No te lo dije, pero no fuiste la única en caer por un Roe— sonrío tristemente. —Lo sé, es tonto que después de todo este tiempo haya caído por alguien más, pero amo a Alexander Roe.

Esta es la primera vez que lo admito en voz alta, pero es cierto, muy cierto. No pensé que nunca más en la vida terminaría enamorándome de alguien, siempre supe que mi corazón seguía activo para alguien más, solo que tomaría tiempo para hacerlo, quizá años, pero no fue así.

—Hubiera sido una locura que lo supieran. ¿Te imaginas nuestros nombres en las revistas de escándalos, de esas que leíamos siempre en casa los fines de semana?

Las lágrimas caen silenciosamente y tardo unos minutos en continuar sin romperme con cada palabra.

—Dylan nos riñó por tener tan desordenado su lugar de trabajo en la casa donde vivían y entones nosotras estábamos tan enfadadas que robamos durante dos semanas todos sus bocetos confidenciales y los cambiamos por revistas de moda para que cuando lo abriera en el trabajo todos sus colegas lo vieran, al pobre casi se queda clavo del enojo. — respiro hondo y sollozo en silencio.

Gran parte de mi vida gira entorno a los recuerdos que tengo con Cora y se acaban de intensificar con lo que sucede, cierro los ojos y otro nuevo recuerdo viene.

No estoy en posición de pedir nada y me cansé de suplicar, pero solo quiero una cosa y no es algo grande.

Solo deseo que yo tampoco salga con vida de aquí porque no veo una vida sin Cora y tampoco quiero una vida sin ella.

Me acurruco a su lado y caigo en cuenta del bulto que sobresale de la bolsa delantera de sus pantalones deportivos. Lo saco y veo que es el pequeño trozo de papel que robó de la casa de Alesha. Es el símbolo de las líneas entrecruzadas.

Pequeños destellos de recuerdos me vienen a la cabeza como si hubiera uno donde viera el mismo símbolo. Frunzo el ceño y me incorporo de inmediato limpiándome las mejillas húmedas con el dorso de la mano.

Los bocetos de Dylan tenían algo similar a esto.

—¿Hola? — dice una cabeza asomándose por la puerta que de repente se convierte en el cuerpo completo de una mujer con una sonrisa.

Su mano rodea la pared y enciende la luz que no sabía que había en la habitación y casi me deja ciega. Ahora que veo a la perfección, el lugar es grande. Está completamente amueblado como la estancia por donde pasamos antes, pero se nota la ausencia de alguien durmiendo aquí.

Aunque hay una pequeña cama perfectamente ordenada nos tiraron en el suelo como basura. Dejo de ver la habitación y me concentro en la mujer. La miro de arriba hacia abajo y me fijo en el bolso que trae en la mano, también hay una especie de pequeña maleta que trae arrastrando detrás de ella.

—¿Pero reina qué haces en el suelo? —dice la mujer con cierta ironía mientras entra.

Su vestido de destellos dorados es demasiado para un día normal, parece como si la hubieran sacado de una discoteca de los sesentas.

Ese maquillaje es muy cargado y el perfume que trae es de un olor a vainilla tan intenso que hace que el estómago se me revuelva en un segundo. Con cuidado subo la mano a mi boca y controlo las arcadas que me dan.

Ese olor es tan desagradable a mis fosas nasales. No estoy siendo clasista, ni mimada, pero todo en ella es demasiado. Gracias al cielo las arcadas pasan pronto, aunque no podría vomitar mucho, no he comido nada desde anoche y tampoco pienso hacerlo.

Ni siquiera siento hambre, pero si quisiera un poco de agua para refrescar mi garganta, aunque sea solo un trago.

—Mira esa cara— se inclina sobre mí y niega con la cabeza claramente en desacuerdo y el brillante de sus aretes brilla bajo la luz. —Te quieren al natural, pero voy a tener que ponerte capas y capas de maquillaje para cubrir eso. — me toma de la barbilla y me toca el pómulo que me duele.

Tiene las uñas largas y decoradas y ahora que veo su maquillaje y su apariencia, esta mujer me parece sospechosa. Me zafo bruscamente casi golpeándola con su propia mano y se echa para atrás.

—¡Oye! Más cuidado reina— se levanta enojada. —Este cuerpo no se toca y mucho menos se golpea. — se señala así misma —Que estés hecha mierda no quiere decir que me vas a dejar igual.

Me arrastro hasta que me topo con el borde de la cama y me apoyo en el con una mueca. La mujer camina en los tacones largos que trae que fácilmente podrían romperle los tobillos y arrastra la pequeña maleta hacia ella frente a un tocador intacto.

Toma un pequeño banco del mismo color del tocador que se ve pesado y se las acomoda para hacerse un lugar de trabajo. Sube todo lo que trae sobre el tocador y la veo sacar todo tipo de cosas, como maquillaje, una caja pequeña que sueña como con pequeños objetos dentro y otra caja más grande como de calzado.

—Bien, todo listo para prepararte, pero primero lo que el de ojos claros quiere, es un mandón el idiota— habla con sarcasmo mirándome a través del reflejo del espejo, pero no entiendo a lo que se refiere.

Sale un momento de la habitación y cuando vuelve a entrar trae una pequeña charola plateada con un tazón similar al que me trajo Seth en mi apartamento.

—Se supone que tengo que alimentarte por órdenes de tu vendedor, aunque no me pagarán extra por esto.

Mi vendedor.

Se acerca con intenciones claras y la dejo hacer, pero cuando va por la cuchara me remuevo y logro tirarle la charola haciendo un desastre en el piso. La sopa se extiende y mira el líquido pegajoso en el suelo.

—¿Quién coño eres? — pregunto con la voz ronca mirándola fijamente.

—Magnifico— alza las cejas perfectamente remarcadas —No voy a limpiar esta asquerosidad, que te quede claro.

—Como si a alguien le importara esta mierda.

Me clava los ojos negros con curiosidad. —Es milagro saber que hablas y también tienes unas manos largas— patea lejos la charola de y se va de nuevo al tocador.

Saca un estuche grande de color rosa y cuando lo abre hay varios tubos pequeños, base de maquillaje, labiales. —Siempre me traen a las maleducadas— se pasa una brocha por las mejillas y se reacomoda el busto.

Repaso todo el lugar y otra vez caigo en cuenta de los lujos y la decoración. La mujer y la forma en la que habla es el extra que me dice que clase de lugar es este. Oh Dios.

—Veamos, tu tez es pálida, pero con el vestido rojo resaltará y sobre todo apretara tus pechos — habla sola —Creo que un ahumado de ojos con sombras negras te vendrá perfecto, aunque no sea de mi gusto.

—Pregunté quién coño eres. — hago el intento y ella se levanta como si no hubiera hablado y camina hasta mí.

Trae en su mano el vestido rojo que estaba en Trafford que no sé cómo consiguió.

—Tendrás que levantarte, quiero ponerte frente al espejo, así es cómodo para las dos mientras te arreglo, de una ducha ni hablamos, ya vi las mañas que traes y no voy a cargar contigo. — me mira de arriba hacia abajo, sus ojos negros casi no muestran emociones.

—¿Para qué quieres arreglarme?

Frunce el ceño como confundida y me mira fijamente. —Porque es mi trabajo y para eso me pagan— ladea la cabeza con el vestido todavía en sus manos —Eres muy bonita para estar aquí ¿Cómo te llamas?

—Emma Brown— respondo con un hilo de voz.

—Hasta tu nombre es lindo y suena de alta gama, es una lástima que terminaras aquí— se gira hacia su maletín y se sobresalta cuando ve a Cora, suelta varias palabrotas, pero rápidamente se compone.

La rodea y sigue con lo que estaba haciendo como si no hubiera un muerto en el suelo.

—¿Qué te envolvió en esto? — pregunta mirándome por el espejo —Muchas caen aquí porque son adictas al sexo, pero con la pinta que traes no lo parece. — se ríe —¿Tenías alguna deuda o te gusta el dinero fácil? Los clientes ricos pagan bien evidentemente, pero son los que peor tratan a las chicas en turno.

—¿Qué clientes ricos?

—Los que pagan la noche por tu cuerpo no han mostrado fotos tuyas, pero con la descripción fue suficiente para que ya tengas clientes esta noche.

Debe ver el terror en mis ojos porque ladea la cabeza con curiosidad. —¿No lo sabías? — niego débilmente.

Me mira en silencio como esperando algo. —Otra forzada— me mira de arriba hacia abajo y yo proceso todo lo que me dijo, las arcadas vuelven otra vez. —¿No vas a hacerlo?

Carraspeo. —¿Hacer qué?

—Pedirme ayuda, las mujeres como tú siempre lo hacen.

—¿Para qué? Viste a mi amiga en el suelo desde que entraste —señalo el cuerpo de Cora —Y no has hecho nada, ¿Por qué habría de esperar que me ayudes? Sería suplicar en vano y gastar las fuerzas que no tengo.

Parpadea y otra vez me barre con la mirada en silencio. Se acerca a mí y cuando comienza a quitarme la blusa deportiva la parte pegada a las heridas que me hizo Seth me quema la piel.

—¡No! — forcejeo con ella para que no levante más de la blusa.

—No llevaras esa sucia playera afuera de ninguna manera, nuestros clientes son muy exigentes y no van a pagar por una vagabunda sucia. —Me sujeta la muñeca donde las marcas y aprieta con fuerza —Haya sido de cualquier modo, ya estás dentro de esto y yo nunca he entregado mercancía sucia y fea.

—¡Yo no soy ninguna mercancía! — le grito a la cara.

—Eso dicen todas reina, pero lo son, le pagaron muy bien al tu vendedor— comienza a forcejear conmigo otra vez y consigue levantar el borde de mi camiseta.

Me trago el grito de dolor mientras el ardor se extiende por la zona y sin pensarlo la muerdo en el brazo.

Se separa de inmediato y se sujeta el brazo con la mano donde se abre una pequeña herida. —¡¿Qué demonios está mal contigo?! ¡Auch! —comienza a quejarse como si la hubiera apuñalado, aunque las dos sabemos que mi pobre y débil herida no la hirió como hubiera querido que lo hiciera.

Grita muy fuerte, armando un escándalo muy grande. La puerta se abre y temo por mi vida cuando Seth entra con otra ropa limpia, trae camisa blanca y deduzco que es la parte baja de un traje de noche.

Se duchó, incluso su cabello todavía está goteando. De inmediato intercala su mirada entre la mujer y yo.

— ¿Qué carajo pasa? — le pregunta a la mujer de los tacones.

—No se deja poner el vestido, no me deja ni moverla, hasta me mordió, dijiste que era mansa, pero no tiene nada de mansa, es una maldita salvaje. — levanta las manos.

—¿Y controlarla no es tu trabajo? A eso te dedicas.

—No sin que me paguen primero y tú no me has dado nada de lo que acordamos en Londres— lo mira desafiante. —Te dije que tú y tu amigo podían quedarse en la casa si me pagabas la mitad por adelantado.

—Jaden te va a traer tu pago más tarde, primero has tu trabajo— la jalonea. —Dame el maldito vestido.

Le arroja el vestido como se lo pidió. Seth lo atrapa en el aire y me tenso cuando camina hacia mí. —¡No! Duele Seth — comienzo a forcejear otra vez tratando que sus manos no lleguen a mi espalda, pero él es más fuerte que yo y me levanta la blusa de la espalda de un solo tirón separando de la sangre seca.

El dolor es intenso.

Cierro los ojos y me transporto a una escena imaginaria en mi cabeza mientras Seth saca mi sujetador a tirones y me coloca el vestido rojo. El ardor me deja inmóvil, pero no se detiene hasta que mete mi cabeza por el hueco del cuello, vistiéndome.

Imagino que los últimos dos años de mi vida no han existido, me quedo en mis sueños de ser publicista, con Cora a mi lado.

Oigo la voz de Seth y me repudia tanto que aprieto los parpados con más fuerza que antes, no abriré los ojos de nuevo hasta que haya pasado el infierno porque cuando los abra lo único que veré serán los ojos de Cora o los de mi madre, o unos ojos verdes que siempre fueron suficiente para calmar la tormenta que había en mi vida.

—Sabes ¿Cuál es el nuevo negocio de tu padre y donde soy el socio mayoritario? — no voy a verlo, no voy a verlo. —Putas para los ricos— susurra en mi oído y sube los tirantes del vestido. —Cuando me encerraste, en prisión conocí a gente interesante y sabía que a Sawyer siempre le ha gustado el dinero fácil, el trato era que yo te complaciera unas noches para que recordaras nuestro amor, lo que no sabe es que vas vender más si entras al negocio familiar.

Ya nada me sorprende, ya nada me lastima, me rendí y aunque Seth sigue hablando yo estoy en otro lugar con la gente que quiero. Estoy sobre la hierba en un brazo cálido.

—¿Puedo preguntarte algo?

Se tarda en responder. —Si.

—Si pudieras tener cualquier cosa en el mundo ¿Qué elegirías?

—Tengo todo lo que quiero— responde tajante y asiento sin replicar, me suelto de sus hombros y su mirada sube.

—No lo preguntaste, pero yo elegiría vivir en una isla comiendo tostadas de crema batida y dormir con el ruido de las olas. — me rio suavemente —Absurdo ¿No? A veces los mortales queremos cosas que no podemos tener a excepción de los millonarios.

Seth termina de colocarme el vestido rojo ayudado por la mujer.

Estoy por quitarme de encima, pero habla deteniéndome. —Cuando era niño...— se detiene y frunce el ceño. —Cuando era niño quería lo mismo que tu— su confesión hace que mi boca caiga abierta.

—¿No ha comido nada de lo que le trajiste?

—Por favor, si la muy estúpida no me dejó ni acercarme. — bufa ella — Me tiró la comida cuando se la acerqué y no soy tu esclava para limpiar nada.

—Cierra ya la boca, tu voz me molesta, haz tu trabajo que ya es tarde.

—Tiene toda la cara mugrienta y si así se puso por el vestido imagínate como se pondrá en la ducha.

Le lanza un trapo que no veo de dónde saca. —Límpiala, los hombres están por llegar y un tal Caterva también, todos están hablando de ese, dicen que paga bien por las mujeres. ¿Lo conoces?

—¿Y tú como sabes de Caterva? — la mujer me toma la cara y pasa el trapo rasposo por mi mejilla.

—El tipo que conocí en prisión tiene sus contactos, seguro logro atrapar a un pez gordo. ¿Lo conoces o no?

—Metete en tus propios asuntos— lo encara —Solo viniste a vender, la casa treintaisiete es mucha cosa para ti y tu pequeño negocio.

—No me subestimes cielo— le toca la barbilla —Pronto puedo ser socio.

—Eso significaría más paga para mí— le dice ella con coquetería.

—Ya lo veremos, si haces bien tu trabajo con ella y la dejas como nueva, te voy a considerar.

—Se necesitaría ser bruja para dejarla como nueva, pero voy a intentarlo— le sonríe y Seth sale por la puerta satisfecho.

La miro mal, pero sigue con su trabajo quitándome la suciedad de la cara. Cuando termina me levanta con poca delicadeza y me sienta en el banco frente al tocador. —Tu pierna es un asco, pero un poco de hielo puede ayudar.

Me gira como una muñeca y veo mi propio reflejo en el espejo.

La mujer que veo tiene la mirada vacía y... muerta.

—Un peinado suelto para que tus pechos resalten— dice y comienza su trabajo.

Las palpitaciones comienzan, las marcas de mis muñecas parecen arden en mi piel mientras veo mi reflejo. Esto es una casa de prostitutas y Seth acaba de venderme.

Miro el espejo mientras la mujer mueve la brocha sobre mi mejilla dejando color rosado. —¿Te gusta ese? — pregunta, pero no le respondo. —Es el que más queda con tu tono de piel.

Hay infiernos peores que la muerte.

—Es una suerte que el vestido cubra buena parte de tu espalda, la tienes hecha mierda, pero no les importa a los hombres— me rocía perfume que huele tan repugnante como el que tiene ella.

Mi estómago se revuelve, pero esta vez no hay arcadas. Tengo los labios agrietados y blancos, me muero de sed. No le importa, a nadie le importa. Cubre todas las anomalías con un labial rojo muy intenso.

Hay infierno a los que debes rendirte.

Ya ni siquiera puedo llorar, no sé qué pasó con mi cuerpo, es como si estuviera congelado, como si mi alma se hubiera ido en este momento, incluso siento escalofríos recorrerme desde la punta de mis pies hasta la coronilla de la cabeza.

Lo único que puedo hacer es mirarme en el espejo, mirar mi imagen descompuesta y golpeada que ella cubre perfectamente, que disfraza con todos esos accesorios. Me coloca un par de aretes largos plateados que brillan con la luz.

Me quita los tenis y de la última caja que metió saca unos tacones igual de altos como los de ella con pequeños cristales por todos lados. Encajan a la perfección. Aprieta los broches y deja mis pies otra vez sobre el suelo.

—¿Dónde está la nueva quiero verla? — pregunta una voz masculina por la puerta, pero no veo quién es y tampoco me importa.

—Pasa entonces— responde la mujer —Ya está lista.

Siento como una mirada se pasea por mi cuerpo y deduzco que es la de él.

—¿Cómo se va a presentar?

—No tiene muchos atributos así de magullada como está, pero mira lo bien que le queda el vestido y los tacones. ¿Qué te parece reina? Su cara es como de mujer cara y si le enseñamos modales que vayan de acuerdo al personaje a los ricos les va a gustar el juego.

—Reina— repite el hombre. —Que sea así, me gusta.

—Es un hecho, ya oíste linda, olvídate de tu nombre que ya tienes uno nuevo — no respondo —Ya está lista para hoy, pero trae una pierna herida y no caminará en esos tacones sin caerse.

Huelo perfume masculino a mi espalda, pero no parpadeo un solo segundo. Me sigo mirando a los ojos.

—No me importa, no va a usar los pies si no lo que trae debajo del vestido. — dejo de mirar el espejo y veo el cuerpo de Cora inmóvil —Llévala a la sala de las visitas para que la vayan viendo con la demás mercancía, necesita más compradores, solo tiene tres esta noche y por lo que pague por ella es mejor que se ponga a trabajar de una buena vez.

—Pero ¿cómo voy a llevarla a la sala de visitas si no puede caminar?

—Ese es tu maldito problema— oigo la puerta cerrándose y ella suelta algo que suena a maldiciones, pero en un idioma que no conozco.

Me arden los ojos por lagrimas no derramadas. La mujer me levanta, pero no copero y nos tambaleamos hasta que casi caemos al suelo.

—Esto no va a funcionar— mira a su alrededor mordiéndose el labio. —Voy a buscar a tu vendedor para que mueva tu maldito trasero.

No le respondo solo miro a Cora e incluso cuando ella sale de la habitación sigo congelada, no tiene caso que me mueva, que suplique, que ruegue, se lo que pasará cuando me saquen de esta habitación.

Cierro los ojos y regreso a Trafford muchos años atrás con mi madre. Recuerdo su olor, su sonrisa, su cabello.

Abro los ojos cuando la puerta se abre y Jaden entra por ella, lleva también una camisa blanca como Seth, se ve limpio y presentable. —Uff— silba y me recorre con la mirada —Siempre le dije a Seth que eras la mejor puta de todas, con ese cuerpo que te cargas.

Me aluda con palabras sucias que bloqueo en mi mente al igual que sus asquerosas miradas, lo veo acercarse con claras intenciones cuando se deshace del botón de su pantalón.

La mujer que me arregló entra de nuevo en la habitación y aunque ve lo que Jaden planea hacer no dice nada, solo me mira. —Hazlo rápido y no le arruines el maquillaje— le dice a Jaden.

—Voy a ser rápido— le asegura él dictando mi sentencia. —Dile a Seth que venga, él también va a querer probarla.

La mujer no les responde solo se va por donde vino. Miro los ojos del Jaden.

¿Cómo te llamas?

Emma Brown.

Es un placer Emma Brown, soy Kate, una Brown también.

Risas.

Jaden quita los tirantes del vestido y cierro los ojos. —Voy a darme el atracón que tanto he querido zorra antes que todos los viejos verdes que hay haya fuera— comienzo a temblar. —Voy a ser el primero que prueba a la Reina. ¿Te gusta tu nuevo nombre?

Emma Brown.

Es un placer Emma Brown, soy Kate, una Brown también.

Sigo reproduciendo la risa de mi madre en mi cabeza mientras el aire de la habitación golpea mis piernas, de un tirón las abre jadeando como poseso.

Hay peores infiernos que la muerte, eso lo sé desde hace mucho y hay personas que están destinadas a sufrirlos. El silencio no cambia el infierno, el silencio no comienza solo. El silencio tampoco es un último grito del dolor para soportar tu infierno.

Aprieto los parpados con fuerza y de repente... grito hasta desgarrarme la garganta.

El grito de toda la rabia que siento en mi interior, de mi dolor, de mi desgracia.

De la muerte de Cora.

La lagrimas se bajan por mis mejillas descontroladamente y aprieto mis manos en puños clavando mis uñas en las palmas de mis manos sin abrir los ojos. Este es un grito que me ensordece los oídos e incluso hace que Jaden me abofetee, pero no me detengo.

Y entonces a la par de mi grito escucho el primer disparo que me sobresalta y hace que mi ritmo cardiaco se acelere.

Ahogo un jadeo asustado. Nunca en mi vida había escuchado disparos. Me llevo las manos a los oídos mientras resuenan por las cuatro paredes.

—Mierda— Jaden me suelta y sigue maldiciendo mientras se oyen gritos fuera y retumba los cristales de las ventanas que hay. Como puedo me hago un ovillo mientras el horror comienza en ese maldito lugar.

—Dios— me tapo la boca oyendo gritos que se oyen a fuera.

Jaden está sudando por la frente y se está poniendo pálido. —¿Qué carajo está pasando?

La puerta se abre y un hombre de traje mete a la fuerza a dos mujeres vestidas igual que la que me maquilló entra casi corriendo. —Entren rápido coño— las zarandea y veo otro hombre corriendo por el pasillo de afuera.

—¡El lobo está aquí! Muévete imbécil, deja a las zorras de lado — azota la puerta.

Las mujeres hablan el mismo idioma que la otra y cuando nos ven murmuran algo que no entiendo. Una de ellas se quita los tacones y mira hacia la puerta con miedo antes de alejarse de ahí.

Estoy temblando, realmente se está levantando un infierno aquí. Jaden mira a las mujeres, pero ellas no le prestan atención porque están viendo el cuerpo de Cora en el suelo. Hace un gesto de desagrado y se pegan a la pared lo más que pueden.

Los disparos se intensifican y comienzan a ser más fuertes. Se están acercando. Al menos tendré una muerte rápida y menos jodida. Mis muñecas tiemblan, pero cierro los ojos abrazándome a mí misma y cuando llegue el momento.

Las maldiciones comienzan a fuera y los pasos viene más rápido que antes.

La puerta se abre de una patada azotándose contra la pared y sobresaltándome. Mis ojos se abren de golpe por el horror y lo primero que veo es el metal del arma grande que carga. Las mujeres se hacen un ovillo en la esquina volteando la cara.

Me preparo para lo peor. Miro de nuevo el arma, los disparos siguen a fuera reventándome los oídos, veo su abrigo y luego... los ojos de Alexander.

Sus ojos recorren la habitación por completo y entonces repara en mí. Maldición, estoy alucinando, señal de que estoy al borde de la muerte.

Su mirada baja rápidamente por mí y por acto reflejo cubro mi cuerpo semidesnudo con las manos. Veo algo pasar por sus ojos y me quedo sin respiración porque lo que veo me asusta más de lo que me asustan los disparos.

Voltea y se lo que verá.

A Jaden.

Jaden se hace hacia atrás con el rostro blanco. —¿Qué carajo crees que haces? — hasta su voz suena temblorosa.

Alexander no le responde, solo levanta el arma que tiene en la mano. Todo sucede tan rápido que me paralizo por completo.

Desde ahí donde está le dispara directamente en el miembro a Jaden. Grito de horror y me cubro la boca con manos temblorosas cuando la sangre comienza a salir. Los gritos de las otras mujeres no callan el siguiente disparo que va al mismo lugar.

El suelo se mancha de sangre y Jaden jadea miserablemente, pero Alexander no se detiene y vuelve a darle otra vez y otra más mientras camina hacia él. Veo el cuerpo de Ethan entrar a la habitación con la ropa sucia y con un arma en mano.

Dios mio.

—Di... Dios— susurro entre mi mano sobre mi boca.

Alexander se pone frente a él y le apunta directamente en la cabeza. Me tapo los oídos cuando sale el disparo y cierro los ojos de golpe cuando suelta una serie de disparo que hacen que el cuerpo muerto de Jaden se mueva sobre el suelo.

Me sobresalto cada vez suena un disparo hasta que se detiene.

Escucho sus pasos venir hacia mí. Segundos después lo siento frente a mí. Aunque mi mente me dice que no es real, mi cuerpo sabe que lo es.

El olor a sangre no oculta el olor mentolado de su ropa y la electricidad que me recorre. Abro los ojos lentamente encontrando unos ojos verdes. Su cara se está arrugada, hay una expresión que desconozco. Es más fiera, más fría.

—Lastimaron a Cora— susurro con la voz rota.

Su mandíbula se aprieta más y la vista se me vuelve borrosa cuando mete las manos por debajo de la cama y me levanta con cuidado hacia él. Frunce el ceño mientras reacomoda los tirantes del vestido y me cubre con decencia. Ethan se mueve hacia el cuerpo de ella mientras las otras mujeres no dejan de sollozar agudamente.

Me agarro a sus hombros soportando el dolor de mi espalda y me quita de un tirón los malditos tacones. La sangre que trae en la ropa se me pega en el brazo que apoyo en su pecho mientras Camina conmigo en brazos y se gira hacia Ethan.

—Tiene el pulso muy débil, pero está viva— le dice haciendo que mi corazón de un brinco y la levanta cargándola sobre su hombro.

Viva. Está viva. Los ojos me pican por dentro y mi mente repite esas palabras una y otra vez.

Salimos de la habitación donde hay cuatro hombres más parecen cubrirnos porque en cuanto ven a Alexander se mueven a su alrededor. —No la miren — les ordena con voz baja y los otros hombres mantienen la vista fija al frente.

Hago una mueca de dolor y Alexander se detiene para reacomodarme con cuidado. Lo miro fijamente y me agarro a las solapas de su abrigo para moverme más arriba. El dolor en mi pecho y la contusión interna en mi cabeza no me dejan procesar todo lo que pasa. Todo el horror que acabo de ver.

Mato a Jaden.

Pasamos por la estancia por la que me trajeron cuando llegamos y el sonido de los cristales rotos resuena cuando los pisan al pasar. Hay sonidos de disparos todavía, pero suenan más lejos, como fuera de la casa.

En el aire hay un olor nauseabundo y... no quiero saber lo que es ni mirar esos bultos en el suelo. Comienzo a temblar y escondo mi cabeza en el cuello de Alexander. Me estoy agarrando con más fuerza a su abrigo, pero no quiero soltarlo.

Siento que pronto despertaré y nada de lo que he visto es real, que todo es una alucinación de mi cabeza. Poso mis labios en su piel para sentir el calor y confirmar que es real.

—Tengo a mi mujer, nos largamos de aquí. — el bulto de su garganta se mueve cuando habla. La voz ronca calma el temblor de todo mi cuerpo.

—Los pioneros se fueron.

—Caza a los perros y tráeme al mediano para meterlo a la jaula.

No entiendo lo que dicen, pero tampoco hago el intento de descifrarlo. Cierro los ojos cuando el aire frio golpea mi piel al salir y me abraza más hacia él.

El corazón me da un vuelco, el alma que tengo destrozada hace acto de presencia y ni siquiera los disparos que oímos a lo lejos hacen que se detenga.

Huelo el cuero de los asientos de una de sus camionetas y también escucho el ruido de las llantas chirriantes cuando más camionetas se acercan. Abro los ojos y veo a otro hombre que no es Matt abrirnos la puerta.

—Muévete— le espeta —Nadie la toca.

Las lágrimas caen silenciosamente por mis mejillas más por el dolor interno que el físico. Me mete dentro con él y veo a Ethan llevarse a Cora a otra de las camionetas.

La puerta se cierra y nos deja solos dentro. Miro los ojos verdes detallando que es real y apagando el horror de lo que lo vi hacer. No aparta la mirada de la mia ni un solo segundo.

Solo lo llame una vez y no tenía esperanza de verlo, solo sabía que si iba a morir al menos quería escucharlo una última vez. Pero está aquí, sacándome del infierno, aunque los dos somos igual de pecadores.

—Me encontraste— digo con voz rasposa.

No me responde solo me mira fijamente. Alguien se pone al volante y antes que la camioneta se ponga en marcha el motor ruge. El pecho de Alexander se levanta alzando mi cabeza y me agarro a él con mucha fuerza.

Cierro los ojos mientras pego mi nariz a su cuello. Lo escucho contener la respiración y su agarre se aprieta con demasiado cuidado.

—Siempre te voy a encontrar— susurra en voz muy baja mientras la camioneta se pone en marcha. 


¡Hola sexys!

Llegamos al final del primer libro de Tentación y solo puedo darles las gracias por todo el apoyo y el amor que le han dado a la historia, a mis personajes y a mi. 

Hay algo que llaman "el destino" y aunque no sé si exista, puedo decir que éste ha sido uno de los mejores viajes de mi vida porque finalmente pude ser yo misma y descubrir que no está mal ser diferente y que todos podemos hacer lo que nos apasiona. 

Si el destino existe entonces podremos comprobar que no solo los amos tres millones, si no que los amo más de lo que el destino pueda contar. 

-Karla Roe Brown. 

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